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¿Soy que? Sobrecarga

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Synopsis
un estudiante de universidad fue transportado al mundo de Steven universe, un mundo de gemas las cuales el ahora Steven tiene que evitar una conquista total y la destrucción de su mundo.
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Chapter 1 - Capitulo 1: Interferencia

Mi nombre es Justin. Soy estudiante de medicina en la universidad, una carrera tan demandante como gratificante. Las noches en vela se han vuelto parte de mi rutina; a veces me siento exhausto, pero me repito que el sacrificio forja carácter. Que cada desvelo, cada página repasada a la madrugada, es un paso más hacia el futuro que quiero construir.

Recuerdo aquella tarde en particular. Estaba revisando mis apuntes cuando escuché una voz suave detrás de mí.

Hola me saludó una chica de sonrisa radiante. Era Sofía.

Ella y yo siempre hemos sido cercanos. Podría decir que hay algo especial entre nosotros, aunque, en el fondo, no me atrevo a imaginar un futuro juntos. Tal vez porque la vida ya me ha enseñado lo frágiles que son los lazos...

Soy hijo único. Mis padres murieron hace tres años, y desde entonces la soledad se volvió una compañera silenciosa. Trabajo para pagar mis estudios, para costear la comida de cada día. A veces siento el peso del mundo sobre mis hombros, pero no puedo detenerme. Si me rindo, todo lo que he hecho hasta ahora perdería sentido.

Oye, deberíamos ir a almorzar. Eso de estar día y noche metido en tus libros no puede ser sano me dijo Sofía con una sonrisita traviesa.

No pude evitar devolverle la sonrisa.

Claro, ¿vamos ahora?

Por supuesto , respondió ella, levantándose de su asiento.

Caminamos juntos hacia la salida del edificio de la universidad. Mientras bajábamos las escaleras, Sofía señaló con entusiasmo hacia la calle.

Mira, van a construir unos departamentos.

Alcé la vista y observé los enormes cimientos que ya se levantaban hacia el cielo.

Es cierto... se ven bastante altos. ¿Serán seguros? pregunté con un dejo de duda.

Parece que sí, contestó ella encogiéndose de hombros. Luego cambió el tema de inmediato, como solía hacerlo. Pero dejando eso de lado, ¡mira! Esa cafetería... siempre la misma.

Solté una risa nerviosa, llevándome una mano a la nuca.

Sí, la de siempre, murmuré, con una gota de sudor imaginaria en la frente.

Vamos, Justin dijo ella mirándome con ternura. Dale más ánimos a tu vida. Te veo siempre tan serio... deberías ser como ese Steven Universe.

Me sorprendió la comparación, pero antes de que pudiera responder, Sofía me miró con unos ojos grandes y brillantes.

¿Esa serie...? Sí, es mi favorita. La la miraste por mi, cierto?.

Por un instante sentí que el corazón me daba un vuelco.

Claro, Sofi... la verdad es que sí me gustó, le respondí mientras caminábamos hacia la cafetería. Piensa en ello: un niño en un mundo que prácticamente parece una zona posapocalíptica.

¿Ah?, parpadeó sorprendida, inclinando la cabeza. Nunca lo había visto de esa manera.

Sonreí, disfrutando de su curiosidad.

Bueno, es que Steven no es cualquier niño. Es una gema, y nada menos que mitad diamante. Algo increíblemente poderoso, aunque todavía no logra controlar sus habilidades por completo. Imagínalo: un diamante en bruto, con un potencial enorme que ni siquiera él comprende todavía.

Sofía se llevó una mano al pecho y abrió los ojos con asombro.

Es verdad... ¡un diamante! Qué nivelazo. Y por ser mitad diamante, su potencial debe ser inmenso.

Exacto, dije, satisfecho con su reacción.

Al llegar a la barra, pedimos nuestros cafés. Mientras esperábamos, la conversación continuó fluyendo de manera ligera, como si el tiempo dejara de existir. Charlábamos sobre series, estudios y sueños, perdiéndonos entre palabras y sonrisas.

Al final, salimos de la cafetería aún conversando, con la sensación de que aquel momento, tan sencillo y cotidiano, se quedaría grabado en la memoria de ambos.

Vamos, Just, dijo Sofía con alegría. Mañana también vamos a salir, ¿no?

Claro, respondí con una sonrisa que parecía prometer un día tranquilo.

Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Mientras caminábamos cerca de los departamentos recién construidos, algo insólito ocurrió. Un muro enorme, parte de la estructura todavía inestable, comenzó a desprenderse. Nadie a nuestro alrededor lo notó hasta que fue demasiado tarde.

Por pura casualidad alcé la vista... y sentí un shock recorrerme el cuerpo. Un muro gigantesco estaba a punto de desplomarse, cayendo directo sobre Sofía, quien caminaba despreocupada, ignorante del peligro.

No pensé. Algo tomó control de mí en ese instante.

¡Sofi!, grité mientras la empujaba con todas mis fuerzas.

Ella cayó al suelo, confundida, girando la cabeza hacia mí con los ojos abiertos de par en par.

¿Justin...?

Pero ya era demasiado tarde. El estruendo del colapso resonó como un trueno. Un bloque enorme, pesado y despiadado, cayó frente a ella. El impacto fue brutal, levantando polvo y silencio.

Cuando el aire se aclaró, Sofía vio el muro cubierto de sangre... a tan solo unos centímetros de distancia. Su respiración se entrecortó al comprender la realidad: aquel sacrificio había sido de Justin. Su amigo... ¿o quizá su amor?.

Justin abrió los ojos, pero no había luz... solo oscuridad. Un vacío inmenso lo rodeaba, silencioso, como si el tiempo mismo se hubiera detenido.

¿Qué... pasó? murmuró en la soledad de sus pensamientos.

De pronto, los recuerdos comenzaron a arremolinarse en su mente: su infancia, los desvelos estudiando medicina, las risas con Sofía, y aquel último instante... el muro desplomándose.

La salvé... ¿verdad? Espero haberla salvado... susurró, como si alguien pudiera escucharlo en aquel lugar vacío.

El tiempo transcurrió de manera extraña. ¿Segundos? ¿Minutos? ¿Horas? Tal vez años. En la penumbra infinita no había forma de medirlo. Solo estaba él y sus pensamientos, como prisionero de sí mismo.

Una y otra vez revivió cada detalle de su vida. Estudió sus propios pasos, se observó desde una perspectiva distinta, como un espectador ajeno de su propia existencia. Al principio dolía, luego se volvió rutina. Después de la centésima repetición —¿o era la milésima?— perdió la cuenta.

Vaya... qué vida tan aburrida tuve dijo finalmente, riendo con un dejo de resignación.

La oscuridad lo abrazaba, infinita y paciente.

¿Será que alguien vendrá a sacarme de aquí? ¿O acaso estoy condenado a quedarme eternamente, solo con mis recuerdos?

El eco de su propia voz se desvaneció, y en ese silencio, Justin comenzó a preguntarse si lo peor no era la muerte... sino estar atrapado consigo mismo.

En medio de la oscuridad, una voz surgió de la nada y, con solo pronunciarla, llenó el vacío de una serenidad imposible.

Hola, Steven dijo la voz, cálida y serena.

¿Steven? pregunté, desorientado, sintiendo cómo mi corazón se estremecía por la confusión.

Sí, Steven repitió la voz, esta vez con una sonrisa que pude percibir aunque no viera rostro alguno.

Me incorporé, o al menos eso creí hacer; no había nadie a la vista y mi cuerpo seguía sintiéndose extraño, como si cada músculo llevara el peso del tiempo detenido.

¿Quién eres? pregunté en voz baja, mirando a todas partes sin encontrar respuesta.

Quién soy no importa contestó la voz con suavidad. Solo quiero preguntarte algo: ¿aceptas tener el nombre de Steven?

El nombre cayó en mi pecho como una piedra. ¿El nombre? ¿Cambiar mi identidad en esta oscuridad?

De repente, una figura apareció frente a mí. Era una chica cuya silueta me resultaba dolorosamente familiar: cabello negro y liso que caía sobre sus hombros, una presencia que rozaba la memoria. No llegué a ver su rostro con claridad; era como si la luz rehuyera definirlo.

Por un instante el silencio volvió a reinar. Luego, con manos temblorosas, rompí ese silencio.

¿Sofi? murmuré, la esperanza y el asombro luchando por abrirse paso.

La figura no respondió con palabras; extendió la mano hacia mí. Era un gesto simple, una invitación. Sentí, con sorpresa y torpeza, que mi mano correspondía: se movió apenas, rígida por el tiempo inmóvil, pero reaccionó. Un pequeño movimiento que, sin embargo, sentí como un milagro.

¿Aceptas el nombre de Steven? repitió la figura. Si aceptas, seguirás un legado lleno de aventuras.

La idea de adoptar otro nombre me atravesó con extraña nostalgia. ¿Si me cambio de nombre me convertiré en otra persona? ¿Me perderé en una identidad prestada hasta que mi historia se disuelva? Las sombras de la incertidumbre me rondaron la mente.

Pero la mano que sostenía la mía parecía cálida y real, y en ella había una promesa que hablaba más fuerte que cualquier miedo. Cerré los ojos un instante, respiré profundamente y, en un acto que fue menos razonamiento y más entrega, apreté su mano.

Está bien dije en voz baja. Acepto ser Steven.

La figura sonrió, y por primera vez la oscuridad perdió parte de su fiera soledad. Una corriente ajena a mi entendimiento pareció atravesarme, como si el nombre fuera llave y puerta al mismo tiempo. Mientras la voz se desvanecía, una certeza o tal vez una duda hermosa se instaló en mí: algo nuevo comenzaba, y con ello, una aventura que ya no sería solo mía.

La entidad se inclinó ligeramente hacia mí. Por fin pude "mirar" su rostro... aunque en realidad no había tal cosa. No tenía facciones, ni ojos, ni labios, y sin embargo, aquella figura irradiaba una calidez imposible de describir, como si la ausencia misma de rostro fuese lo que transmitía paz.

Bienvenido al mundo de la ficción dijo la figura con voz firme y amable, justo en el instante en que comencé a desvanecerme frente a ella.

Me quedé inmóvil, incapaz de reaccionar. La última imagen que percibí fue aquella silueta observándome con una serenidad inquietante.

Este tardó más de lo habitual murmuró la entidad, pensativa, mientras se llevaba las manos a la espalda y comenzaba a caminar en aquel vacío eterno. Me sorprende que no haya intentado crear su propio mundo dentro de su mente. Ja... una risa ligera, casi burlona, resonó en la oscuridad.

La figura se detuvo un momento, como si pensara en voz alta.

Espero que esta segunda oportunidad te llegue al alma.

Y con esas palabras, la entidad desapareció, como humo que se diluye en el viento. El lugar oscuro que había atrapado a Justin se desintegró con ella. Nada existió ahí, ni existirá jamás.

El vacío se cerró, y nuestro protagonista se desvaneció junto con él, arrastrado hacia un destino desconocido.

.

fin capitulo 1.