Después de salir de la tienda de varitas, respiró aliviado.
Luego, la profesora Hooch condujo a León a la tienda de túnicas de Madam Malkin.
León observo entre las túnicas los uniformes de segunda mano, estaban demasiado descoloridos y los que quedaban eran demasiado grandes, así que apretando el bolsillo decidió invertir su dinero propio a parte de la asignación de la escuela, ya que la profesora ya le había dicho que esta asignación los estudiantes la devolverían cuando terminaran Hogwarts.
Por indicaciones de Madam Malkin se subió al taburete para que lo midiera, para su nuevo uniforme.
Después de esperar uno minutos, recibió su uniforme por parte de Madam Malkin, saliendo de la tienda fueron a comprar los libros de la lista de la escuela, así que fueron librería Flourish y Blotts donde ya había decidido comprar libros usados, pero lastimosamente no había libros de Lockhart de segunda mano.
Ambos se alejaron paseando por la sinuosa calle adoquinada, y de vez en cuando se oían gritos en las tiendas. Las monedas tintineaban alegremente en los bolsillos de León, pidiendo a gritos ser gastadas.
Sin embargo, después de recorrer algunas tiendas de magia, probablemente conociendo los precios del mundo mágico, León sintió una especie de frialdad interior. Comparado con lo que quería comprar, estos galeones de oro que llevaba en el bolsillo no eran suficientes.
¡Parece que tengo que encontrar una manera de ganar dinero! pensó León
Luego, bajo la dirección de la profesora Hooch, León compró un caldero de peltre necesario en la lista de la escuela, una buena balanza para pesar los ingredientes de las pociones y un telescopio plegable de latón. En la botica, compraron ingredientes básicos para pociones en la clase de Pociones de primer año. Además, compraron plumas de ave, tinta y papel pergamino para anotar.
Al pasar por la Casa de Fieras Mágica, ninguno de los dos entró. León no tenía espacio y cuidar de un animal requería dinero por ahora necesitaba aumentarlo no reducirlo.
Cuando ya terminaron de realizar las compras de Hogwarts, la profesora lo acompaño al orfanato, usando de nuevo el autobús noctambulo.
Ya en la puerta del orfanato la profesora se despide de León, pero él decide detenerla.
--profesora he visto que el apellido es importante en el mundo mágico dice León
--la profesora lo mira sorprendida, pero no quiere explicarle que el mundo mágico está en una era feudal, donde el apellido de uno identifica la clase de un mago, sin son ricos o pobres, si son sangre, pura, mestizos, muggles porque eso solo empeorara la vista de los demás sobre Hogwarts.
--Creo que también adoptare un apellido, como crecí en el orfanato de Wool, creo que utilizare esto como mi apellido León Wool, podría indicarle a la escuela esta petición mía, profesora.
--Claro Sr. Wool, no habrá ningún problema responde la profesora Hooch, ya que no tenía que explicarle a León más de lo debido.
--pero león recuerda, el mundo mágico debe de quedar en un secreto, no debes contárselo a nadie, entiendes León, es un secreto establecido por el estatuto mágico dijo seriamente la profesora Hooch
--claro profesora, no le diré a nadie responde León.
La profesora camino hacia un callejón, para después desaparecer.
Mientras tanto en el cuarto de León.
Lo que haces es magia, existe un mundo mágico, eso es increíble hermano grito una emocionada Anya
--puedes darme tu varita dijo Anya mientras extendía su mano
--León sin dudar se la dio, y vio cómo su hermana la agitaba, pero no producía nada y empezó a recitar lo que parecían hechizos.
Hocus pocus en calabaza
Hocus pocus en un caballo
Luz
Ábrete sésamo
León no sabía que decir porque ya se había imaginado que Anya no posee ningún poder mágico.
Anya se giró y miro a León entregándole su varita.
-hermano tal parece que no posee poderes mágicos, entonces tú serás mi padrino mágico, y cumplirás todos mis deseos verdad dijo Anya con la expresión más adorable que tenia
-claro que sí, eres mi hermana, y concederé tus deseos respondió León.
León devoraba los libros mágicos, preparándose para Hogwarts, ya que el primero de setiembre estaba cerca.
En cuanto a la magia no la pudo practicar con su varita porque la profesora Hooch le advirtió que estaba prohibido realizarla fuera de la escuela, y además tenía el rastro sobre él, pero él vio una falla en ese rastro, ya que cuando entreno su magia de hielo, no le llego ninguna advertencia.
Así que solo practico su magia de hielo y entreno su físico, mientras las semanas pasaban hasta que llego el día de partida.
1ro de setiembre.
León desde el taxi se despedía de Anya y de la Sra. Sarah, que también lo despedían desde la entrada.
Horas despues había llegado a la estación de King's Cross en un día lluvioso. Con su pequeña maleta en mano y una mezcla de nervios y curiosidad, avanzó por toda la estación del tren, buscando el famoso andén 9 3/4. Sin embargo, no lograba encontrarlo. Preguntar a los demás parecía inútil; sabía que esa entrada era secreta, solo accesible para quienes tenían magia en su interior.
Decidió entonces explorar los andenes 9 y 10, observando con atención cada rincón. Mientras caminaba entre ellos, vio a una familia despidiéndose de una niña con cabello castaño y enmarañado. La niña parecía triste pero decidida. Ella caminó entre los andenes, y de repente, atravesó una especie de barrera invisible que parecía ondular en el aire.
León la observó con asombro. La familia se alejó lentamente, dejando atrás a la niña que desapareció tras esa barrera mágica. En ese momento, León entendió: esa era la entrada secreta al mundo mágico, el famoso andén 9 3/4.
Con el corazón latiendo con fuerza, se acercó cautelosamente y tocó la barrera. Sintió un cosquilleo recorrer su mano y supo que allí estaba su oportunidad de entrar en un mundo lleno de magia y aventuras. Solo tenía que dar un paso adelante.
Al cruzar la barrera invisible, León Wool sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La vista que se extendía ante él era impresionante: un vasto andén lleno de estudiantes y sus familias, todos despidiéndose con alegría y nerviosismo. Los trenes estaban llenos de humo y el sonido de las ruedas sobre los rieles resonaba en sus oídos. Los niños corrían entre los vagones, algunos con maletas en mano, otros abrazando a sus seres queridos.
León miró a su alrededor y decidió que era momento de subir al tren. Guardó cuidadosamente sus pocas pertenencias en su mochila y se dirigió hacia uno de los vagones. Mientras avanzaba, notó que muchas cabinas estaban ocupadas por otros estudiantes, pero no le importó; buscaba un lugar donde sentarse y comenzar su nueva aventura.
Al encontrar una cabina vacía decidió entrar y mientras se acomodaba, escuchó un suave golpe en la puerta. La abrió y encontró a una chica con cabello rubio y ojos verdes que le sonrió amablemente.
—Hola —dijo ella tocando la puerta—. Me llamo Astoria Greengrass.
Yo soy León Wool.
León le devolvió la sonrisa, algo nervioso pero emocionado por conocer a alguien más en ese mundo mágico.
—Mucho gusto, Astoria —respondió—. Soy nuevo aquí también. No sé mucho todavía, pero tengo muchas ganas de aprender.
Astoria asintió con entusiasmo.
—No te preocupes, todos estamos empezando. ¡Va a ser una aventura increíble! Vamos a encontrar un lugar para sentarnos juntos.
Mientras tanto, el tren comenzó a moverse lentamente, dejando atrás la estación de King's Cross y adentrándose en un mundo lleno de misterios y magia. León sintió que su corazón latía con fuerza; estaba listo para lo que fuera que le esperara en Hogwarts.