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Chapter 12 - Capítulo 12 - El Juicio de Sofía: Entre la Piedad y la Supervivencia

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...

Bueno... ¿Qué se puede decir?... Ese tipo, Randall o Rodolfo, le hizo recordar cosas de casi hace dos décadas.

El rubio no interrumpió la historia de fondo del hombre y la escuchó con gran detalle. Mientras tanto, los otros tres miembros de su grupo yacían enterrados, uno ya sin vida y los otros tres aún conscientes, presenciando todo.

Inicialmente, su intención había sido ordenarle a Sophia que los ejecutara como una prueba—cruel—, pero necesaria. Ella necesitaba aprender a no dudar en el momento crucial, a ser capaz de rebanar gargantas si la situación lo exigía. Había despertado a los cuatro (el otro ya había muerto tiempo atrás) precisamente para que fueran testigos de su destino, como bien hubiera dicho el difunto Neji. Tipos como estos no merecían una muerte silenciosa.

Pero de la nada, el hombre comenzó a narrar su "lore". Al principio, el rubio ni siquiera pensó en escucharlo, pero si algo había aprendido en el pasado era a prestar atención a las historias de fondo. Si no, terminaría como un idiota, buscando pistas que ya se habían explicado en la narrativa de un personaje. Con eso en mente, se sentó con Sofía a un lado. Los otros tres enterrados intentaron protestar, pero una mirada gélida del rubio y la determinación repentina de Sofía los silenciaron.

Al principio, el relato transcurría sin mayores incidentes, hasta que el hombre comenzó a detallar cómo había traicionado a su primer grupo. Eso hizo que la pequeña Sofía sintiera unas ganas aún más feroces de degollarlo. Su rostro lo decía todo. En la mente de la niña, aunque Rodolfo no había participado directamente en la violación de su clon, ya era culpable por su complicidad, por observar tanta injusticia y no hacer nada. Esa urgencia por matarlo se multiplicó al escuchar cómo traicionaba a las personas que lo habían acogido, incluyendo a niños menores que ella, torturados debido a su cobardía. Por muy forzado que estuviera, para Sofía, él debió haber sido fuerte como el otro, el que se mantuvo firme hasta el final... como un verdadero superviviente, un héroe golpeado y humillado injustamente pero que no delató a los suyos.

A diferencia de Rodolfo, que era un cobarde en mayúsculas, alguien que no merecía ni siquiera la vida que tenía.

Aunque la mano que sostenía el kunai temblaba, Sofía lo mantuvo apretado contra su pecho. Sus instintos le decían que esta no sería la última vez que se encontraría con personas así. Con esa determinación, que por poco se le escapa, firmó el kunai con más fuerza. En el fondo, sabía lo que su compañero esperaba de ella, y estaba decidida a cumplir esas expectativas lo mejor que pudiera.

O al menos, eso fue lo que el rubio logró interpretar al tratar de leer sus emociones. No era telepático, pero a diferencia de su contraparte original—un idiota empedernido que ni siquiera usaba clones de sombra de manera óptima cuando era Hokage—, él sí había aprendido de su sensei Kakashi el arte de descifrar los pensamientos del enemigo a través de su rostro. O, al menos, lo intentaba. La mayoría de los ninjas estaban entrenados para ocultar sus emociones, pero con objetivos más débiles, este truco solía funcionar.

Suspirando, el rubio se levantó del suelo e hizo una seña a Sofía para que hiciera lo mismo. Ella, obediente, se puso de pie. Luego, él caminó hacia e bastardо que le había "disparado" y se inclinó cerca de su cabeza, esbozando una sonrisa fría.

"¿Sabes?... Al igual que tú, yo también tuve que sobrevivir en un mundo duro. Le quité la vida a varias personas... pero siempre evité lastimar a inocentes. Algunos no tuvieron tanta suerte como otros, pero aún así intenté darles una muerte rápida, no cruel. Y no te juzgo por querer vivir. Este planeta se fue a la mierda y todos están tratando de ver un día más. Pero el fin no justifica los medios, y el hecho de que te hayas unido a escoria como esta... te hace culpable de todo"

Durante todo el discurso, le habló directamente a Randall, quien agachó la cabeza—lo único que podía mover—y comenzó a sollozar, pidiendo perdón entre lágrimas.

"Pero tú mismo lo dijiste: solo viste y no hiciste nada. Por eso te daré una oportunidad, pero antes que nada... ¡Sofía, ven aquí!"

"¿Sí?", Sofía se acercó, inquisitiva.

"Lo voy a sacar. Necesito un poco de su sangre para algo"

Con una secuencia rápida de sellos, el rubio hizo que la tierra alrededor de Randall se volviera fangosa. Se irguió, se acercó a él y lo extrajo del suelo agarrándolo por el cuello, dejando al hombre semi-libre pero a su merced. Los otros tres enterrados miraron horrorizados. Sofía, por su parte, parecía haberse acostumbrado un poco más y no mostró una reacción abierta.

"Muy bien. Ahora clávale el kunai en la pierna. Necesito que sangre"

Sofía se acercó al hombre. Por un instante, dudó, pero luego, con una determinación repentina, hundió el kunai en el muslo de Randall con toda su fuerza. La hoja se enterró profundamente, empapando su ropa de sangre; solo el mango quedó afuera. Randall, sostenido por el rubio, se retorció y gritó, suplicando que le quitaran el arma. El sudor bañaba su rostro y casi se desmaya por el dolor.

"Cálmate, hombre. Es solo una herida... Ya se curará más tarde", dijo el rubio con desdén.

El pobre Rodolfo apoyó su rostro en el suelo y comenzó a golpear la tierra con los puños, impotente al ser suelto. El rubio observó con cierta gracia; se notaba a la leguas que el tipo nunca había recibido una herida grave. Era como un niño bonito en un picnic, a diferencia de los otros, cuyas caras y cuerpos estaban surcados de cicatrices.

"Amigo, si no puedes aguantar esto, entonces no sé qué haces aquí"

Chasqueó la lengua y luego tocó la sangre que manaba de la pierna de Randall. Untó sus dedos en el líquido cálido y comenzó a dibujar un intrincado patrón de Fūinjutsu en la frente del hombre. Todos observaron con curiosidad mórbida. En poco más de un minuto, había terminado de trazar un sello bomba directamente sobre su piel. Normalmente, se usaba papel para tal fin, pero el rubio nunca fue de gastar recursos innecesarios. Había aprovechado el talento innato de los Uzumaki para el Fuinjutsu, aprendiendo mucho a partir de las notas de su madre, Kushina, que encontró en la casa familiar tras un permiso especial de Tsunade.

Se sorprendió en su momento de que las "viejas momias" del consejo no hubieran saqueado la casa, pero al llegar, encontró una barrera protectora que solo él podía traspasar. Entonces entendió: lo habían intentado, pero no pudieron entrar. Lamentablemente, no mucho después tuvo que dejar la casa para entrenar con Jiraiya, pero se llevó consigo todo el conocimiento en un pergamino para estudiar en el camino. El Sabio Pervertido también lo ayudó a descifrar lo más complejo.

Podía ver en el rostro de Rodolfo que no tenía idea de lo que estaba pasando. Era comprensible. Una vez terminado el sello, el rubio agarró a Randall por el cuello y lo alzó como si fuera un cachorro. Luego, saltó ágilmente hasta la cima de los muros de tierra que había creado y miró hacia abajo. Una horda de zombis se agolpaba alrededor, intentando en vano derribar las paredes.

Luego, miró a Randall, cuya confusión era palpable, y sonrió.

"¿Recuerdas la oportunidad que te mencioné? Bueno, más que una oportunidad mía, será una que tú te darás al sobrevivir"

Sin más, lanzó a Rodolfo más allá de los muros, lo suficientemente lejos de la horda para que tuviera chance de correr. Randall solo sintió el vacío y el impacto contra el suelo. Al comprender horrorizado a qué se refería el rubio, se levantó cojeando y salió huyendo como pudo. Todavía había luz solar, y aunque intentó ser sigiloso, su fuga atrajo inmediatamente la atención de los no muertos, que comenzaron a perseguirlo como gatos tras un ratón.

El rubio observó, impresionado. "Poder correr, o al menos intentarlo, con la pierna en ese estado es admirable. Ciertamente, sus ganas de vivir son fuertes", susurró para sí.

Regresó con los demás tras ver a Rodolfo desaparecer entre los árboles. Su mirada se posó en los tres restantes. Sofía esperaba detrás de las cabezas "decapitadas", y estos ahora miraban los muros a su alrededor, dándose cuenta por fin de su encierro. Su curiosidad se esfumó al ver al rubio regresar sin Randall suplicando piedad. Sus rostros se ensombrecieron; parecía que ya sabían qué les tocaba.

Y así era.

"Bien, Sofía... continuemos"

'OYE... ¿EN SERIO VAS A PONER A LA NIÑA A MATAR PERSONAS? ¿NO SERÁ DEMASIADO PARA ELLA? LA VOZ DE KURAMA RESONÓ EN SU MENTE.

'¿Eh? ¿Kurama?... Y eso, ¿preocupándote por alguien?'

'NO SEAS IDIOTA. ¿QUIÉN DIJO QUE ME PREOCUPO POR LA NIÑA? LO DECÍA PORQUE NO ES NORMAL EN TI PONER A OTROS EN TAL SITUACIÓN. ME PARECIÓ EXTRAÑO Y ME DIO CURIOSIDAD VER QUÉ PASABA'

'No es extraño si lo miras bien. Y si antes no lo hice, fue porque no tuve la necesidad de poner a alguien a matar a otros'

'YA VEO... BUENO, ESTARÉ MIRANDO DESDE AQUÍ...'

...

La breve conversación mental terminó, y el rubio se acercó a Sofía.

"Bien, Sofía, llegó el momento... Solo no lo pienses demasiado. Acuérdate de sus caras enfermas cuando violaban a mi clon. Piensa que el mundo será mejor sin ellos y que no hay necesidad de sentirse mal por su muerte, ¿ok?"

Aunque ya se lo había dicho antes, en los árboles, se lo repitió ahora que el factor Rodolfo había sido eliminado.

"¡Espera, hombre! ¡¿De qué están hablando?!", uno de los enterrados, sintiendo un escalofrío mortal, no pudo evitar gritar.

"Nada de importancia. O quizá sí, un poco para ustedes", respondió el rubio con un deje de burla en su voz. Esto solo alteró más a los tres, que solo podían rogar por un milagro.

Sophia miró el kunai en su mano y luego dirigió su mirada a las tres cabezas que emergían de la tierra. Se acercó a ellos con pasos lentos pero decididos.

"Ustedes... este mundo estará mejor sin ustedes".

Tomando una gran bocanada de aire, Sofía levantó el brazo que empuñaba el kunai y lo apuntó justo arriba de la cabeza del tipo que había tomado primero a su réplica. Bajo la mirada expectante del rubio, la observación del Zorro de Nueve Colas desde dentro de su prisionero, y las miradas aterrorizadas de los otros dos, Sofía bajó el kunai con firmeza, la punta hacia abajo.

La fuerza no fue suficiente para atravesar el cráneo por completo; en cambio, la punta se clavó pero se deslizó lateralmente, abriendo un surco sanguinolento y dejando al descubierto material cerebral. La sangre salpicó el rostro y la ropa de Sofía, que se quedó helada. Acababa de matar a una persona, y aunque se repetía que era por una buena razón, no pudo evitar sentirse mal. Un mareo la invadió, con ganas de vomitar. La sangre le heló las venas, y la que manchaba su piel no ayudaba. Sin más, cayó de rodillas y permaneció un rato con la cabeza gacha.

N/A: ¿Alguna vez intentaste clavar algo con punta y solo la punta entró, pero se resbaló hacia un lado, dejando una raya? Pues eso es lo que quiero aquí.

'JA... MIRA... SE ROMPIÓ', se burló Kurama.

'Ya lo veremos en unos momentos, Kurama. Aunque no lo parezca, esta niña me dio más vibes de determinación que el propio Sasuke de niño', replicó el rubio mentalmente.

'¿EN SERIO? UMM... JA... SI TÚ LO DICES, TE CREERÉ POR AHORA'

"¡PERO QUÉ MIERDA! ¡QUÉ HICISTE, MOCOSA!", gritaron los otros dos enterrados, aterrorizados al ver a su compañero morir por las manos de esa niña... no, de ese monstruo, a sus ojos. Los niños que habían conocido nunca harían algo así; solo temblarían esperando un rescate. Pero esta niña no tembló; le había destrozado la cabeza a su compañero.

"¡Espera un momento! ¡Espera, rubio!... Hablemos, ¿quieres?... ¡Déjanos ir y hacemos como si esto nunca pasó! ¡Prometemos que no nos acercaremos a ustedes nunca más!", uno de ellos empezó a negociar desesperadamente, y el otro asintió con la cabeza con furia.

El rubio soltó una risa cortante y señaló a la niña en el suelo. "No depende de mí... sino de ella, Sofía".

Al escuchar su nombre, Sofía alzó la mirada. Tomó el kunai que se le había caído y, con respiraciones profundas y entrecortadas, se movió hacia el siguiente hombre en silencio. El siguiente en la fila empezó a sudar copiosamente e intentó suplicar, pero fue en vano. Sofía, habiendo aprendido del intento anterior, sostuvo el kunai con más firmeza y lo hundió con toda su fuerza. Esta vez, la hoja se clavó hasta la mitad en el cráneo. Las náuseas casi regresaron, pero contuvo la respiración y se calmó. Con pasos firmes, se movió al último. Esta vez, el kunai penetró por completo, con considerable esfuerzo, pero lo logró.

Sofía respiró hondo y cayó sentada sobre su trasero, contemplando los tres cuerpos que ya no se movían. Sintió una mano en su hombro y, al volver la mirada, vio a su amigo rubio mirándola con orgullo en cuclillas. También sintió otra mirada orgullosa sobre ella, pero no vio a nadie más a su alrededor, así que lo atribuyó a su imaginación y suspiró.

'¿Ves, zorro? ¡Te lo dije!'

'¡NO BROMEES, IDIOTA! ¡TAMBIÉN SENTÍ QUE ESTABAS DUDANDO!... PERO TENÍAS RAZÓN. ELLA ES MEJOR QUE AQUEL DEPRIMIDO EN SU ÉPOCA, AUNQUE DUDO QUE ALCANCE SU NIVEL AHORA... NO DESPUÉS DE QUE MI PADRE LES HAYA DADO MÁS PODER A LOS DOS... PERO ME SIENTO UN POCO ORGULLOSO DE ELLA. ES COMO UN ZORRITO ABANDONADO APRENDIENDO A GATEAR'

'¿Un zorrito? Umm, a mí me parece más un gatito... Pero nunca dije que quería que alcanzara mi nivel o el de Sasuke. Sería genial, pero primero hay que arreglar su situación con el chakra. Sin eso, solo podrá aprender a pelear con puños y armas, y se quedará en un nivel apenas superior al de los humanos de este mundo'

Cuando terminaron su conversación mental y el rubio se paró, Sophia también había terminado de pensar.

Entonces, el rubio le habló.

"Je, estoy orgulloso de ti, Sofía. Mantenerse cuerda después de lo que hiciste es una gran hazaña... Ahora tenemos que salir de aquí y buscar un lugar decente para dormir, no en el suelo".

Extendió su mano hacia la niña. Ella, usando las últimas fuerzas de sus piernas, se puso de pie con su ayuda. Sofía se detuvo y miró el escenario a su alrededor: el olor a sangre comenzaba a impregnar el aire, y las salpicaduras en su rostro le resultaban incómodas por su intensidad. Todo el perímetro estaba rodeado de zombis, atraídos por el ruido de los disparos y los gritos. Por ello, los dos tuvieron que escapar por los árboles. Mientras era cargada, Sofía, exhausta, se quedó dormida.

...

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