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Chapter 15 - Capítulo 15 - La Cena de los Desconfiados: El Primer Paso en un Nuevo Hogar

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...

Con Rick de regreso con su familia, el rubio se dirigió con paso tranquilo hacia donde Hershel y los suyos cenaban. La escena era casi pastoral: una familia compartiendo una comida bajo las estrellas, aparentemente ajena a los peligros que acechaban más allá de los límites de su propiedad. La ingenuidad de la situación le provocó al shinobi una negación casi imperceptible de cabeza, seguida de una sonrisa leve y condescendiente.

Hershel, un hombre de edad avanzada cuyo escaso cabello había blanqueado por completo, pero que conservaba una resistencia envidiable para alguien de sus años, estaba inmerso en la cena familiar cuando percibió la presencia del forastero. Lo observó durante unos segundos antes de excusarse ante su esposa, hijas, su amigo Otis y el joven Jimmy.

"Disculpen un momento, ya vuelvo", dijo con una voz que delataba el cansancio acumulado de una vida de trabajo, pero también una firmeza inquebrantable.

Los comensales asintieron, reanudando sus conversaciones y risas, todos excepto la más joven, Beth, cuya mirada se clavó en el recién llegado con indisimulada curiosidad, la punta de su cuchara suspendida cerca de los labios. Sintió la mirada reprobatoria de su hermana mayor, Maggie, rodó los ojos con disimulo y volvió a concentrarse en su plato, aunque no pudo evitar seguir lanzando miradas furtivas al misterioso rubio.

Hershel, ajeno al tira y afloja silencioso entre sus hijas, caminó con parsimonia y cuidado hacia el visitante, quien le dirigió una sonrisa amable pero impenetrable. Después de unos pasos, se encontraron frente a frente, midiéndose en un silencio cargado de expectativa, hasta que el rubio extendió su mano en un gesto de paz.

"Hola, soy Naruto Uzumaki... Mucho gusto", se presentó, su voz serena.

"Hershel Greene", respondió el anciano, estrechando la mano con una firmeza que hablaba de años de labor en la tierra. El apretón fue breve pero significativo: una sacudida hacia abajo y luego hacia arriba, un saludo de hombre de campo.

"Hablé con Rick y me dijo que usted es el dueño de esta linda granja, ¿no?", inquirió el rubio, optando por un halago sincero pero estratégico, recordando la advertencia de Rick sobre el carácter del patriarca.

Hershel se cruzó de brazos, su mirada se volvió evaluadora, escrutando al joven frente a él." Así es. ¿Por qué lo pregunta?"

"Mire, no sé si lo sabe... pero yo llegué con Sofía, la niña que el grupo de Rick... o Shane, no estoy seguro... había perdido. Y me gustaría quedarme un tiempo. Por eso vine a hablar con usted, Hershel".

El anciano desvió la mirada hacia su familia, que disfrutaba de la cena a una distancia segura, y luego la clavó de nuevo en el rubio. Se humedeció los labios antes de hablar, eligiendo sus palabras con cuidado.

"Sí, he oído algo sobre usted... Gracias por traer de vuelta a la niña. Puede que no sea de mi sangre, pero es bueno que haya regresado sana y salva", un silencio momentáneo se apoderó de la noche, ambos hombres alzaron la vista hacia la luna llena que iluminaba la granja. Hershel mantenía los brazos cruzados, su expresión era melancólica, reflexiva. Naruto esperaba pacientemente, las manos hundidas en los bolsillos de su chaqueta.

"Sabes... Naruto, ¿verdad?", comenzó Hershel, su voz más baja. "Quiero mucho a mi familia. La amo y estoy dispuesto a todo para mantenerla a salvo. Si Rick y su grupo están aquí, es porque uno de los nuestros hirió a su hijo... Se lo debemos. Lo último que quiero es poner en peligro a los míos por permitir que entren extraños en nuestra granja... ¿Entiendes lo que quiero decir? Si te dejo quedarte... es porque pareces ser una buena persona... Espero no equivocarme con tigo y que seas tan buen hombre como aparentas, ¿de acuerdo?

Naruto asintió, comprendiendo perfectamente la postura del patriarca. No tenía intención de causar problemas; comportarse era lo mínimo que podía hacer a cambio de refugio. Notó cómo la mandíbula de Hershel, inicialmente tensa, se relajó al ver su acquiescencia inmediata. El anciano le dio una palmada en el espalda, una sonrisa genuina asomando por primera vez.

"Bien, espero no equivocarme... Oh, y espero que nos ayudes con la granja. Solo somos Otis y yo para los trabajos pesados... Está Jimmy, pero ese todavía no cuenta", comentó con un deje de humor seco.

El rubio no pudo evitar una risa contenida. El pobre Jimmy claramente no estaba a la altura de las expectativas de Hershel.

"Vamos, te presentaré a mi familia", anunció Hershel, girando y haciendo una seña para que lo siguiera.

"¿Y en qué consiste el trabajo", preguntó Naruto, caminando a su lado.

"Mmm... Hay una sección de la cerca en la zona norte que se rompió. Pensaba repararla mañana y, aprovechando, cambiar toda esa parte por una nueva, poner postes nuevos también... Hay que revisar los pozos de agua, ayudar a las chicas con el ordeño... Las vacas no son un problema, al menos no la mayoría del tiempo, pero siempre es bueno tener ayuda extra... ¿Sabes qué? Mejor dejemos los detalles para más tarde –concluyó, barriendo la pregunta con un gesto de la mano.

"De acuerdo", asintió el rubio, encogiéndose de hombros con naturalidad.

...

"¡Annette, trae más comida! ¡El chico se va a unir a nosotros!", la voz de Hershel cortó el murmullo de la cena, atrayendo todas las miradas hacia el rubio que ahora estaba a su lado. Hershel dio unas palmaditas paternales en el hombro del rubio antes de dirigirse a su esposa con cariño.

"Veré si hay más", respondió Annette, su segunda esposa, dejando su plato a un lado y dirigiéndose hacia la casa con premura.

El rubio, que solo esperaba una presentación formal, se sintió ligeramente abrumado por la invitación repentina a la cena. Abrió la boca para decirle a la señora que no era necesario, que podía continuar con su comida en paz, pero Hershel se le adelantó.

–Vamos, siéntate –indicó el anciano, tomando una silla vacía y deslizándola bajo la mesa. Señaló el asiento con un gesto definitivo.

Ante la insistencia, y recordando una de las primeras leyes de la supervivencia—nunca rechazar comida buena y gratis—, Naruto aceptó con una sonrisa cordial y se sentó. Para su sorpresa (y ligero desconcierto), quedó junto a Beth, la hija menor, quien inmediatamente le dedicó una sonrisa radiante.

"Como ya sabes, mi esposa Annette, mis dos hijas Maggie y Beth, y finalmente, Otis y Jimmy –Hershel presentó a cada uno con un movimiento de cabeza. Cada uno saludo al ser nombrado. Beth, la joven a su lado, murmuró un "Hola" acompañado de una sonrisa tímida mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja en un gesto claramente coqueto. Luego, imperceptiblemente, acercó su silla hasta que su hombro rozó el del rubio.

El rubio, maestro en el arte de la evasión tanto física como social, optó por la estrategia más diplomática: fingir absoluta ignorancia. Por su bien y, sobre todo, por el de Hershel, quien observaba la interacción con una ceja levemente arqueada y una expresión que prometía una futura conversación con su escopeta si algo más pasaba, era lo más prudente.

Jimmy, el joven que al parecer cortejaba a Beth desde hacía tiempo, parecía desconcertado y un poco molesto. Los demás comensales, aunque notaron la dinámica, optaron por no involucrarse.

Afortunadamente, la tensión se disipó cuando Annette regresó con un plato humeante en una mano y un vaso de fresco de limón en la otra.

"Está un poco caliente, ten cuidado de no quemarte", advirtió con amabilidad, colocando frente a Naruto un generoso plato de arroz con carne de res y un vaso lleno de fresco. Luego retomó su asiento junto a Hershel, quien suspiró internamente, replanteándose si invitar al apuesto y misterioso forastero había sido tan buena idea después de todo. Ya tenía suficiente con un mocoso persiguiendo a una de sus hijas (Beth) y con la otra habiendo encontrado novio. Que la más joven (Beth) mostrara interés en alguien nuevo era el colmo. Pero se limitó a respirar hondo, ahuyentando el impulso de ir por su escopeta, y continuó comiendo.

Mientras tanto, Naruto observó la comida frente a él y una oleada de nostalgia lo embargó. Era la primera vez en mucho tiempo que veía un plato así en este mundo. La comida en las Naciones Elementales estaba inspirada en diversas cocinas asiáticas, y le había costado acostumbrarse a esos sabores cuando por fin tuvo acceso a comidas decentes. Además, el mundo de Naruto se desarrollaba en una era tecnológicamente antigua donde las especias y condimentos no eran tan refinados. Por eso, cada bocado que tomó lo saboreó con profunda apreciación. No se decepcionó; estaba deliciosa.

La noche transcurrió con el rubio disfrutando de la comida, respondiendo preguntas con evasivas calculada, fingiendo no notar los avances de Beth (¿cómo explicar que podía esquivar balas sin sonar como un lunático?)—no por princeso, sino por pura pereza ante el drama predecible—y, lo más importante, disfrutando de una cena en compañía sin tener que preocuparse, por una noche, de la amenaza de albinos interdimensionales o hordas de no-muertos.

La paz, por efímera que fuera, era un lujo que sabía valorar.

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