—Levántate… no te rindas… debes dominar el instinto —le pidió Max a Gouten, observando cómo su primo se desplomaba en el suelo, llevándose una mano al estómago.
—Ya no puedo, Max… es casi mediodía… se me está juntando el desayuno con el almuerzo… —murmuró Gouten, mientras su estómago rugía con fuerza.
—No exageres… podemos sobrevivir seis semanas sin comer. No vas a morir por saltarte una comida.
—Tú, jugando a ser un sabelotodo… —se quejó Gouten, mirándolo desde el suelo con fastidio—. Apuesto a que no se te hizo fácil dominar el instinto, ¿eh?
—Tienes razón… A diferencia de ti, a mí me tocó dominar el instinto a los ocho años. Tardé cuatro meses en lograrlo… y durante ese tiempo recibí las peores palizas de mi vida. Fue mi primer gran logro, y gracias a eso me consagré como un guerrero de clase media.
Gouten guardó silencio ante la confesión de su primo.
—¿Tan complicado es? —preguntó con la voz un poco más apagada.
—Los guerreros de clase baja nunca logran controlar ese poder —respondió Max con firmeza—. Muchos optan por cortarse la cola, para no tener que lidiar con la forma de Gouron durante las noches…
―tu no te centres en las jerarquías, el sistema militar de Terra no esta para Juzgarte… solo concéntrate en ti y en el beneficio que te traerá en combate… porque yo confió en que Gorgo no será la única amenaza que nos tocará enfrentar…
―Max… ― suelta Gouten, poniéndose de pie, sin soltar su estómago. ― ¿Cómo funcionaba el sistema de jerarquías?...
―por la fuerza con al que nacemos… y el dominio del instinto define por completo nuestro Status. Si dominas el instinto en los primeros 2 meses, clase alta, si tardaste mas de 6 meses, clase media, y si ya tardaste mas o te cortaste la cola, clase baja… pero eso aquí no importa…
― ¡sí importa!, ¡yo dominare el instinto en menos de 2 semanas y me definiré como guerrero senkayne de clase alta!¡y tu plebeyo te arrodillaras ante mí! ―
Antes de que pudiera terminar de hablar, Max le dio un leve empujón con el pie, apenas una patada suave, como quien despierta a un amigo con tacto.
—deja de fanfarronear —dijo, avanzando un paso—. Está bien que te pongas metas… pero no busques compararte con nadie. Ni conmigo, ni con Oliver, ni con Hanabi.
—¡Hanabi recién está empezando! —resopló Gouten mientras se incorporaba, retorciéndose por el dolor en su estómago—. Nunca podrá superarme… ni a mí, ni a Oliver…
Max frunció el ceño al oírlo. Observó en silencio cómo su primo se esforzaba por mantenerse de pie. Luego soltó un largo suspiro.
—Suficiente por hoy. Ve a desayunar… y únete al entrenamiento con Baldur.
—¿Eh? ¿Ya?
—Vete.
—Bueno… —bufó Gouten, dándose media vuelta. Caminó hacia la casa principal arrastrando los pies, sin perder su aire desafiante.
…
Oliver seguía de pie, inmóvil, pensando en lo que le había dicho Baldur.
"Crear algo propio…"
Pero su mente estaba en blanco. ¿Cómo imaginar una técnica que no existiera? Todo lo que sabía, lo había aprendido de otros. Nada era suyo. Todo era la experiencia de Baldur
Alzó la mano, y manifestó una pequeña esfera de ki. Era del tamaño de una pelota de béisbol. En ese instante, algo se encendió en su interior.
Recordó una escena en la televisión: Yu Darvish, el mejor lanzador de 2010, realizando una bola recta perfecta. Aquella jugada lo había dejado fascinado. El lanzador giraba el cuerpo con fuerza, su muñeca quebraba al final, y la bola volaba como una bala invisible.
Casi sin pensarlo, Oliver miró un árbol cercano.
Alzó el pie, tomó envión, giró la cadera con impulso y lanzó la esfera de energía como si fuera una bola de béisbol. Justo antes de soltarla, sus dos últimos dedos acariciaron el borde de la esfera, dándole un giro lateral.
La esfera voló recta, pero girando con fuerza, como un taladro.
El impacto fue limpio. Un agujero redondo atravesó tres árboles alineados, dejando una línea perfecta en medio del bosque.
Oliver bajó el brazo lentamente, sin decir una palabra. Observó los agujeros en los árboles, asombrado.
― ¡SANTA MADRE! ―gritó de golpe, retrocediendo un paso.
― ¡No! ¡Fue sin querer! ¡Yo no quería hacer eso!
Se acercó, mirando los círculos perfectos tallados en los troncos. El ki no había explotado. No había humo, ni quemaduras. Solo un trayecto limpio, preciso… quirúrgico.
―Pero… solo fue una esfera normal… —murmuró, confundido—. ¿Cómo rayos hice eso?
¿No debería haber explotado al impactar?
Se quedó mirando su propia mano, como si la acabara de conocer.
―ay… ¿Cómo se llamaba ese lanzamiento?... ― murmura pensativo ― Max dijo que el lanzamiento de 4 costuras era el más común… ¿¡porque rayos hable de baseball con él!?...
―un lanzamiento de 4 costuras…― repite analítico, solo para ver al árbol perforado. ― si eso le hizo a un árbol… no quiero imaginarme lo que le hará a una persona… no debería usarla nunca…
—Aunque… si logré eso lanzando como un slider de béisbol… ¿cómo sería con otros tiros...? —pensó en voz baja, mirando otra vez los árboles perforados.
Se detuvo. Negó con la cabeza, arrepentido.
—No, mejor no… —susurró, troteando hacia donde estaban Baldur, Hanabi y Gouten, quien comía pan con mermelada.
—¿Dónde estabas? —preguntó Gouten con la boca llena.
—Practicando… —contestó Oliver, desviando su mirada hacia Hanabi.
Se quedó helado. Entre las manos de la chica flotaba una pequeña esfera de energía, vibrante y estable.
—No… —negó internamente—. ¡¿En su primer día ya manifestó su ki?! ¡Yo tardé una semana! ¿Qué maldito problema tengo yo con mi fuerza?
Sus labios se apretaron con fuerza. No podía dejar que sus pensamientos escaparan en forma de palabras. Soltó un suspiro, y giro la cabeza apenado.
― ¡lo logre abuelo! ― clama contenta Hanabi, siendo felicitada por Baldur, quien estaba bastante sorprendido al respecto.
―debo… admitir que todo esto fue muy rápido… fueron solo 4 horas… ― murmura Baldur, completamente descolocado ― creo que podemos pasar al próximo plan de entrenamiento luego del almuerzo…
Baldur camino rumbo a la casa, pasando junto a Oliver, sin evitar pasar su mano por el cabello del niño, despeinado y provocándole una pequeña risa.
Los 3 vieron como el maestro se alejaba rumbo a su casa. «¿que aprendiste?» le pregunta Gouten a Oliver con curiosidad.
―yo nada… el maestro Baldur me dijo que no me enseñaría nada si no estabas presente… ―
―oh… bueno… suerte para mí, ¿no?
―supongo… ¿Cómo te fue?...
―ningún avance por ahora…
― ¿ustedes ya saben hacer lo que yo hice?... ― les interrumpe Hanabi con curiosidad.
Gouten le responde levantando la mano y manifestando una pequeña esfera de energía, mas estable y perfecta que la manifestada por Hanabi.
—¡Wow! ¡Qué genial! —clamó Hanabi emocionada, y juntó las manos con entusiasmo.
—Aprendió a manifestar su ki bastante rápido, ¿no? —comentó Gouten, disolviendo su esfera—. Bueno… hablo por ti. Yo ya tenía el control de forma natural…
—Yo tardé una semana… y solo lo conseguí al pelear contra Gorgo —respondió Oliver, rascándose la cabeza y mirando sorprendido a su hermana—. No me la creo…
Entre las manos de Hanabi flotaba una esfera de ki perfectamente estable, redonda y brillante como una luna diminuta.
—¡No puede ser! —se exaltó Gouten, acercándose con los ojos abiertos. En ese momento, la esfera se le escapó a Hanabi, salió disparada hacia Oliver, quien por reflejo la desvió con un manotazo… directo a la cara de Gouten.
La explosión alcanzó a ambos chicos. Una nube de polvo los cubrió por completo.
Hanabi se quedó callada un segundo… y luego estalló en carcajadas.
—¡Jajajaja! ¡Sus caras! —se dobló de risa, sin poder contenerse.
Gouten giro lentamente para ver a Oliver con una expresión seria, quien se encogió entre hombros pidiendo perdón. «solo vayamos a almorzar» sugiere incomodo, empezando a caminar rumbo a casa.
Ambos comienzan a caminar, dejando a Hanabi atrás con sus carcajadas.
―va a ser frustrante entrenar todos los días en ayuno… pero… ― confiesa Gouten mientras camina detrás de Oliver, sus palabras hacen que su primo haga una pausa, esperando que Gouten se ponga a su par, y juntos caminar.
―pero ¿qué?...
―se me olvido lo que iba a decir…
― ¿de qué trata el entrenamiento…? ― le pregunta Oliver.
―trata de meditar y concentrarse en el hambre para encontrar una esfera roja metida en mi mente… si, suena estúpido… ― Menciona Gouten, estirando su pantalón para dejar salir su cola, procediendo a estirarla ― debo preguntarle a Max como hace para guardarla bajo el pantalón… se me acalambra mucho de la forma en que yo lo hago…
― ¡Gouten guarda eso! ― le grita Oliver entrando en pánico al verlo y mirando atrás. Notando a Hanabi desde lo lejos, completamente quieta debido a la sorpresa.
Oliver y Gouten se miraron de reojo al notar que Hanabi estaba completamente quieta, sin decir una palabra. Lentamente, Gouten escondió su cola y comenzó a caminar como si nada hubiera pasado. Oliver le siguió la corriente, ambos acelerando el paso.
—Me va a matar, me va a matar, me va a matar... —murmuraba Gouten, empapado en sudor.
—¿Quién te va a matar? —preguntó Oliver, igual de sudoroso, caminando a su lado.
—¡Max me va a matar! —gritó aterrado—. ¡Me dijo que Hanabi no debía verla!
—¡Si nuestros diálogos fueran parte de una novela, se sacarían de contexto! ¡Habla bien!
—¡Hanabi no debía ver la cola de Senkayne! ¡Solo me duró dos días el secreto! ― clama agarrándose la cabeza.
—¿Qué pensará…?
—No lo sé… pero espero que no le cuente a nadie.
—En ese caso, debemos convencerla de que no diga nada.
—Estoy de acuerdo —respondió Gouten.
Ambos se detuvieron y giraron lentamente hacia Hanabi, que seguía paralizada por el asombro ante la extraña revelación.