Ficool

Chapter 2 - Capítulo 4 y 5: El Club de Tecnología y el Primer Obstáculo

Dos días después, Ren se paró en la entrada de la sala del Club de Tecnología. Había estado en su habitación, ignorando las misiones de productividad del sistema, para concentrarse en una sola cosa: un prototipo. La idea de un mundo plano y un puñado de bloques lo mantuvo despierto, su mente trabajando en líneas de código, el sistema optimizando cada algoritmo en tiempo real. Lo que normalmente tomaría semanas a un equipo completo, él lo había logrado en un par de días.

El aire de la habitación olía a soldadura y a circuitos sobrecalentados. La sala era un caos creativo, con placas base esparcidas sobre las mesas, cables desordenados que colgaban de los estantes, y computadoras con múltiples monitores que mostraban complejos códigos y modelos 3D. No era un club, era un taller.

En el centro de todo, un chico de cabello negro y mirada intensa, Haruto Kirigaya, estaba inclinado sobre una placa de circuito, con una soldadora en la mano. Su atención estaba completamente en la tarea. Era el tipo de persona que vivía por y para la tecnología.

Ren se acercó a él, ignorando a los otros miembros que lo miraban con curiosidad. La voz robótica del sistema zumbó en su mente. [Análisis de sujeto: Haruto Kirigaya. Potencial de riesgo: Alto. Nivel de autoridad: Presidente del Club de Tecnología. Sugerencia: Abordar con prueba de concepto tangible.]

—Kirigaya-san, soy Yū Ishigami del consejo estudiantil —dijo Ren, su voz monótona y desinteresada.

Haruto levantó la vista. Sus ojos, enrojecidos por el brillo de la pantalla, evaluaron a Ren con desdén. —Estoy ocupado. A menos que tengas un problema con la instalación del sistema de sonido del auditorio, no tengo tiempo para papeleos.

Ren sacó una laptop de su mochila y la colocó sobre la mesa. La encendió y abrió una simple aplicación. —No vengo por papeleos. Vengo a proponerle un proyecto para la exhibición de su club en el festival cultural.

La mención del festival hizo que la atención de Haruto se clavara en él, pero su expresión no cambió.

—Estamos haciendo un sistema de votación digital —continuó Ren, presentando el plan con la misma frialdad que usaría para ordenar una pizza. —Es un proyecto simple. Pero tengo una idea mejor. Una que podría revolucionar la exhibición de su club.

Haruto se cruzó de brazos. —El club tiene sus propios proyectos. No tenemos tiempo para las "ideas" del consejo estudiantil.

Ren se limitó a señalar la pantalla de la laptop. En ella, un mundo simple y plano se extendía hasta el horizonte. Un avatar, un modelo de cubo, se movía. Al hacer clic, los cubos se destruían. Al hacer clic de nuevo, se creaban. El juego era crudo, casi sin color, pero funcionaba.

Haruto se acercó, su escepticismo inicial se transformó en una mezcla de curiosidad e intriga. Nadie en la escuela había hablado de algo así.

—Es... imposible —dijo Haruto, pero su voz ya no sonaba tan segura. —¿Un mundo abierto? En dos días? ¿Cómo...?

Ren se inclinó hacia adelante. —La mayoría de los proyectos fallan por un mal "código fuente". El mío ya está optimizado. Todo lo que necesitamos es un equipo que comprenda su potencial. Sé que su club es el único con la capacidad para entender esto. El juego se llamará Minecraft.

La mención del nombre hizo que el cerebro de Haruto trabajara a toda marcha. Sus ojos pasaron de la pantalla a los de Ren, buscando una señal de que estaba mintiendo. Pero Ren no mostró emoción alguna, solo pura lógica. En ese momento, Haruto supo que estaba ante un programador de verdad Haruto se inclinó sobre la pantalla, sus ojos intensos examinando el prototipo. Los otros miembros del club, intrigados por el silencio inusual de su presidente, se acercaron. Vieron el mundo plano y el avatar que se movía, y susurros de confusión se extendieron.

—¿Qué es esto, Kirigaya-san? ¿Es algún tipo de juego retro? —preguntó una chica con gafas, con una expresión de perplejidad.

Haruto la ignoró. Sus dedos se movieron sobre el teclado de la laptop, probando las mecánicas. El avatar se movía con una fluidez que contradecía la simplicidad de los gráficos. Al hacer clic en un cubo de tierra, este desaparecía. Y al volver a hacer clic, aparecía uno nuevo. El concepto era tan simple que era genial.

[Análisis de la situación: Presentación exitosa del prototipo. Nivel de interés: Alto. Potencial de riesgo: Bajo. Sugerencia: Mantener la objetividad. Evitar la emoción innecesaria. Presentar los beneficios.]

—Este es un mundo digital —dijo Ren, su voz monótona rompiendo el silencio. —Un lienzo en blanco. Con el equipo de su club, podemos agregar más bloques, más biomas. Podemos añadir un sistema de creación. Para el festival, sería una demostración. Un espacio donde los estudiantes pueden construir lo que quieran y competir por la mejor creación.

Haruto levantó la vista. La duda en sus ojos se había desvanecido, reemplazada por la chispa de un programador que había encontrado un desafío digno de su tiempo. Miró a Ren, a la figura con su flequillo que cubría la mitad de su rostro. No lo conocía. No sabía quién era el genio detrás de esa apariencia desinteresada.

—¿Y por qué me lo traes a mí? —dijo Haruto, su voz era un desafío.

—Porque el Club de Tecnología es el único lugar en esta escuela con la capacidad para entender el potencial de esto —respondió Ren, sin una pizca de arrogancia, solo con hechos. —Con su apoyo, el proyecto se volvería una exhibición del club. La aprobación de la administración escolar sería un simple trámite.

Haruto se rio. Una risa corta y sin humor. —No eres como los otros. No pides permiso. Das órdenes.

—Solo le estoy ofreciendo una oportunidad —dijo Ren.

Los otros miembros del club se miraron entre sí. La mayoría no entendía el código, pero sí entendían la pasión en la voz de su presidente. Haruto se frotó la barbilla, pensando.

—Necesitaremos un presupuesto, y acceso a los laboratorios de cómputo después de clase —dijo. Su voz era un eco de su escepticismo inicial, pero sus ojos brillaban con la emoción del desafío. —Y, si esto va a ser una exhibición del club, yo seré el líder del proyecto.

Ren asintió. [Negociación de términos. Aprobado. El objetivo principal de visibilidad se mantiene. Acceso a recursos de alto nivel. Progreso de la misión del Sistema: 10%.]

—Trato hecho —dijo Ren. Y con esas dos palabras, el primer paso de su plan maestro estaba en marcha.

Capítulo 5: Código, Errores y Miradas Curiosas

El tiempo en la Academia Shuchiin corría al ritmo frenético de los preparativos del Festival Cultural, pero para Ren, se sentía como un ciclo de CPU optimizado. Dos meses era un plazo ajustado, pero con el Sistema y el Club de Tecnología a su disposición, era más que suficiente. Haruto Kirigaya, a pesar de su orgullo, había cedido al pragmatismo de Ren, asegurando los recursos y el espacio que necesitaban: el laboratorio de computación del club se convirtió en su cuartel general.

Las primeras dos semanas fueron un torbellino de actividad. Ren, con una eficiencia casi inhumana, descompuso el desarrollo de "Minecraft" en módulos de código, asignando tareas con la precisión de un algoritmo. Los miembros del club, al principio escépticos, se encontraron arrastrados por el innegable genio de Ishigami. Había un pequeño equipo de diseño trabajando en los modelos de bloques, otro en la interfaz de usuario, y un tercero, liderado por Haruto, en la infraestructura del servidor que soportaría el mundo digital.

Mientras el zumbido de los ventiladores de las computadoras llenaba el aire, Ren se movía entre los monitores, su mirada fija en las líneas de código que fluían. No hablaba mucho, pero cuando lo hacía, sus palabras eran exactas, una "depuración" verbal que resolvía problemas en segundos. Los otros lo observaban con una mezcla de admiración y recelo. Sabían que Ishigami no era el mismo chico taciturno del consejo. Había una intensidad en él que no podían comprender.

Una tarde, un grito de frustración resonó en el laboratorio. Era el equipo de modelado 3D.

—¡No puede ser! —exclamó una chica de cabello corto, con los ojos pegados a su pantalla—. ¡El bloque de agua sigue sin renderizarse correctamente! ¡Se ve como una textura rota!

Ren se acercó. La voz del Sistema zumbó en su mente. [Alerta: Error crítico en el módulo de renderizado de elementos líquidos. Diagnóstico: Incompatibilidad de sombreado con la API gráfica. Solución sugerida: Reescribir el subprograma de flujo de texturas. Tiempo estimado: 3 minutos.]

—Es un problema con el shader de transparencia —dijo Ren, su voz monótona pero con un tono de absoluta certeza. Tomó el teclado de la chica, sus dedos volando sobre las teclas con una velocidad que la dejó boquiabierta. Líneas de código nuevas y complejas aparecieron en la pantalla, reescribiendo secciones enteras del programa.

En menos de dos minutos, el problema estaba resuelto. El bloque de agua ahora brillaba con una transparencia perfecta, reflejando el entorno. Los miembros del equipo se quedaron en silencio, sus mandíbulas en el suelo. Haruto, que había estado observando desde su estación, soltó una risa seca.

—Ishigami... eres un monstruo —dijo, pero había un respeto genuino en su voz.

Ren solo asintió, indiferente a los elogios. [Misión de Productividad: Corrección de error crítico completada. Optimización del rendimiento del equipo. Progreso de la misión del Sistema: 15%.] Su mente ya estaba analizando el siguiente cuello de botella.

Mientras tanto, en la oficina del consejo estudiantil, el ambiente era una mezcla de caos y anticipación por el Festival Cultural. Kaguya Shinomiya estaba revisando los presupuestos con su habitual mirada penetrante, Miyuki Shirogane organizaba los eventos, y Chika Fujiwara intentaba coordinar las actividades de los clubes con una energía desbordante. Sin embargo, algo les había llamado la atención.

—¿Ishigami-kun? —preguntó Chika, sus ojos de detective brillando—. Últimamente ha estado muy ocupado en el Club de Tecnología. ¿Saben qué está haciendo allí?

Kaguya y Miyuki intercambiaron una mirada. La presencia de Yū Ishigami en el Club de Tecnología era inusual. El Ishigami que conocían era el alma oscura del consejo, un ermitaño que prefería las sombras a la luz.

—Me dijeron que está ayudando con un proyecto para el festival —respondió Miyuki, con el ceño fruncido. Había escuchado rumores, pero nada concreto.

—Pero, ¿qué tipo de proyecto? —insistió Kaguya, su mente analítica ya estaba trabajando—. Ishigami-kun no es conocido por su iniciativa, especialmente en algo tan... público.

Chika de repente se iluminó. —¡Quizás está haciendo algo con el sistema de votación digital que prometió! ¡Pero si es eso, por qué está en el Club de Tecnología y no aquí con nosotros!

Miyuki suspiró. —Sea lo que sea, Ishigami parece tener un gran interés en ello. No creo que debamos preocuparnos.

Kaguya, sin embargo, tenía una expresión pensativa. El comportamiento de Ishigami era una variable inesperada en sus planes para el festival. Algo no encajaba. La oscura aura de Ishigami había cambiado, y aunque nadie podía decir exactamente cómo, se sentía una nueva energía a su alrededor. Una energía que prometía algo grande.

More Chapters