Ficool

NARUTO: CYBER-SHINOBI

Leirbag_Anegatrac
28
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 28 chs / week.
--
NOT RATINGS
1.5k
Views
Synopsis
Yong, un genin eterno en la aldea de la hoja luego de estar muriendo... despierta un sistema que le da mejoras cibernéticas por cumplir misiones como ninja. CYBER - SHINOBI
VIEW MORE

Chapter 1 - CAPÍTULO 1 – CYBER-SHINOBI

La lluvia caía con furia sobre el bosque del País del Fuego, como si el cielo mismo llorara por los muertos sin nombre que el mundo ninja dejaba atrás. Cada gota retumbaba en las hojas, en los charcos, en la tierra ensangrentada. Un estruendo gris y constante, indiferente al dolor humano.

Bajo un tronco caído, oculto entre ramas partidas y barro espeso, yacía el cuerpo maltratado de un joven shinobi.

Yong.

Genin de la Aldea Oculta de la Hoja. Sin clan. Sin historia. Sin futuro.

Su respiración era un silbido quebrado, su pecho se elevaba con dificultad. Tenía el brazo izquierdo colgando en un ángulo imposible, sus costillas rotas como ramas secas, y su pierna derecha torcida por una caída que habría matado a cualquiera. La sangre se mezclaba con el lodo, en un cuadro grotesco de derrota.

Y todo por una simple misión de mensajería. Una misión de rango D, la más baja. Entregar un informe, volver antes del anochecer. Nada que justificara una emboscada. Nada que justificara estar muriendo en medio de un bosque hostil.

—¿Así... muere un ninja? —susurró, con amargura en la voz.

Su vista se nublaba. Sus pensamientos se deshilaban. El dolor era tan intenso que ya no dolía. Solo quedaba la conciencia de la derrota. La conciencia del olvido.

Desde niño lo habían señalado.

"Basura."

"Inútil."

"Sin nombre, sin talento."

Nació fuera de los grandes linajes. No era Uchiha, ni Hyūga, ni siquiera Nara. En la Academia apenas aprendió a moldear chakra, y se graduó gracias a la compasión de un maestro que ya no recordaba su rostro. En ocho años como shinobi, no logró ascender ni una sola vez. Ningún ascenso, ninguna distinción. Solo misiones de baja categoría, repitiéndose como un ciclo humillante.

Era un genin eterno. Una sombra irrelevante entre gigantes.

Y ahora, incluso la muerte parecía desinteresada en llevárselo.

La oscuridad comenzaba a cerrar el telón sobre sus ojos, cuando algo inesperado ocurrió.

Tiiiiin...

Un zumbido metálico, agudo, alienígena. Un eco en su cráneo, imposible de ignorar. Su corazón se detuvo un instante, no por miedo, sino por lo desconocido.

Entonces lo vio.

Una interfaz flotante, translúcida pero nítida, apareció frente a sus ojos. De un azul eléctrico, mostraba símbolos que se reconfiguraban en tiempo real. Letras. Datos. Códigos.

[SISTEMA CYBER-SHINOBI INICIANDO...]

[ESCANEANDO: USUARIO AL BORDE DE LA MUERTE]

[PROTOCOLO DE EMERGENCIA ACTIVADO]

[INSTALANDO: NANOMALLAS RECONSTRUCTORAS BÁSICAS]

[ESTADO: ESTABILIZADO TEMPORALMENTE]

El cuerpo de Yong se estremeció. No por el frío. No por el miedo.

Por algo más.

Sintió cómo una sustancia desconocida, como fuego helado, recorría sus venas. Una invasión sin dolor. Precisa. Fría. Casi clínica.

Jadeó, y se incorporó lentamente. Su brazo seguía colgando, pero ya no sangraba. Su pecho aún dolía, pero podía respirar. Lo suficiente para no morir. No estaba curado. Pero estaba vivo.

Y no por su voluntad.

[¡BIENVENIDO, YONG!]

[HAS DESPERTADO EL SISTEMA CYBER-SHINOBI]

[UNA INTERFAZ DE MEJORA CIBERNÉTICA PARA SHINOBIS SIN POTENCIAL]

[NUEVA MISIÓN: COMPLETAR 5 MISIONES DE RANGO D]

[RECOMPENSA: ACELERADOR SINÁPTICO CAT VII GENERACIÓN]

—¿Qué... qué es esto? —murmuró, con la voz rasposa.

La pantalla flotaba frente a él como un espíritu tecnológico en un mundo de tinta y chakra. No había emoción en sus líneas. Solo eficiencia. Frialdad. Un mecanismo despiadado en un entorno arcaico.

Yong miró sus manos, temblorosas, cubiertas de sangre seca. Luego rió. Una risa hueca, rota. Ni siquiera sabía si estaba loco.

—Esto... esto es una maldita locura.

Pero no era un genjutsu. No era un sueño. Lo sentía. Una parte de él ya no era del todo humana.

Había nacido sin doujutsus, sin técnicas de linaje. Sin herencia. Sin destino.

Pero ahora, por algún milagro o maldición, tenía esto.

Un sistema.

Un secreto que debía guardar. Una anomalía que podía significar su extinción… o su evolución.

Al amanecer del día siguiente, Yong regresó a Konoha tambaleándose. Su caminar era inestable, pero constante. Nadie esperaba verlo. Nadie lo había buscado.

Los Chūnin de la puerta fruncieron el ceño al verlo.

—¿Ese no es el genin que no volvió ayer? —susurró uno.

—Suerte de insecto. Ni una sola herida grave... parece que hasta los inútiles tienen su día.

Yong no respondió. Solo bajó la cabeza y siguió caminando, con los puños cerrados, apretando los dientes.

Cada palabra de desprecio se le clavaba en el alma.

Pero ahora tenía un propósito.

Iba a subir. Lentamente, como un virus dentro del sistema. Misión tras misión. Mejora tras mejora. Sin que nadie lo notara. Sin llamar la atención de los grandes nombres.

Ya no era basura.

Era un experimento viviente. Una herramienta de venganza y redención.

Y si el sistema era real... si las mejoras seguían llegando...

Sería más fuerte que cualquiera. Más que los clanes. Más que los Sannin. Más que los mismísimos legendarios.

Y cuando ese día llegara…

Nadie se atrevería a llamarlo inútil otra vez.