Ficool

Entre los muertos

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Synopsis
Un mundo jodido y una persona tambien jodida son una combinación perfecta para el desastre u algo mas. Nota: no hay nota
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Chapter 1 - Prologo: ¿Que Putas Paso?

"¡Diablos, amigo! ¿En serio crees que quiero beber hasta perder la conciencia en uno de mis pocos días libres?"

"¡Vamos, viejo! Será algo tranquilo. Además, tengo que trabajar mañana, y tú lo necesitas, lo sabes bien."

"Bueno, un buen trago realmente me vendría bien."

"Esa es la actitud. Las putas van por mi cuenta hoy."

"No se supone que era algo tranquilo, ¿Óscar?"

"Tranquilízate, ni siquiera saldremos de tu casa."

"Eso espero." Aún se sentía inseguro de su decisión, pero en el fondo, sabía que necesitaba beber algo para aliviar el estrés que había acumulado. Su trabajo era una mierda, pero el dinero que ganaba era mucho mayor que su odio por trabajar. Además, si no tuviera que pagar facturas y mantener sus "gastos innecesarios", no tendría que hacerlo.

¿Qué podría salir mal?

Nunca debió haber pronunciado esas palabras, y mucho menos haber salido a beber con la persona menos cuerda del mundo, la que desconoce a todos sus límites con una botella en la mano.

El desperto en una maldita celda

La sensación al despertar no era nada buena. Su cuerpo le reclamaba con un dolor punzante, mientras que su cabeza parecía a punto de reventar en cualquier momento. Su garganta y su estómago no se quedaban atrás. El estómago le ardía y la garganta le picaba, en lo que sin duda era la peor resaca que jamás había tenido.

Con un esfuerzo titánico, intentó abrir los ojos, sintiendo cómo tardaban en acostumbrarse a la luz del día que se filtraba.

"Puta madre." Cuando por fin pudo ver con claridad, se dio cuenta de que estaba en una maldita celda.

"No otra vez."

"¡Tranquilo mi culo, Óscar!", regañó mentalmente a su amigo, mientras trataba de recordar cómo había llegado allí. Lo último que tenía en sus recuerdos, antes de que todo se fuera al carajo, era comer alitas con su mejor amigo, ver a unas putas bailar, y recibir sexo oral detrás de un basurero. No podía estar más jodido, y lo peor es que no recordaba cómo demonios había terminado en ese lugar.

Miró fuera de su celda y vio a unos oficiales que lo observaban y luego se echaban a reír. En ese momento, sintió que la situación se volvía aún más extraña. No sabía si esa reacción era buena o mala, pero definitivamente era mejor que recibir miradas de muerte de la policía. Sin embargo, estaba seguro de algo: la había cagado y en grande la noche anterior. Hizo algo lo suficientemente estúpido como para que la policía se burlara de él en cuanto lo vio, pero al menos no lo habían despertado a golpes.

Las siguientes horas en esa celda fueron una mezcla de miedo, vergüenza y la resaca más terrible de su vida.

"Eres libre, chico. Vinieron por ti." Cuando un oficial se acercó para sacarlo, solo pudo sentir una inmensa gratitud por la persona que había pagado su fianza.

"Muchas gracias. ¿Puedo hacerle una pregunta?", inquirió con respeto al oficial, con la esperanza de saber cómo había terminado allí.

"Adelante, pero date prisa. Mi hora de comer es en unos minutos." El oficial, impaciente pero dispuesto a responder, le respondió.

"¿Qué hice para estar preso?" La pregunta hizo que el oficial lo mirara con una expresión que parecía decir: "¿Es en serio?".

"¿En serio no recuerdas por qué te encerraron?"

"Bueno, no preguntaría si lo supiera."

La respuesta provocó que el oficial lo mirara a los ojos por un instante, sin apartar la vista. Ese momento incómodo se vio interrumpido por una estruendosa risa. El oficial se sujetó el estómago y cayó de rodillas, sin parar de reír hasta que recuperó la compostura. El solo podía mirarlo, sin saber qué pensar de esa reacción.

"¡Oh, vamos, chico! Realmente no sé cómo alguien puede olvidar algo como lo que hiciste."

"¿Tan mal estuve?"

"¡Diablos, mocoso, tienes unas bolas enormes y nada de cerebro, jajajajaja!"

Después de las risas y las burlas del oficial, que no paraba de tomarle el pelo y tratarlo como a un niño estúpido, se sintió molesto. Sí, se había embriagado y no recordaba una mierda, pero estaba seguro de que era mayor que ese policía. Tal vez era su rostro; su madre siempre le había dicho que había heredado de ella la cualidad de parecer mucho más joven de lo que era.

Al final, el oficial lo llevó con la persona que pagó su fianza, y la persona que vio no era quien esperaba. Él esperaba ver la cara de su amigo Óscar para sacarle los dientes por haberle metido en ese lío. Desafortunadamente, no era él.

Era su padre.

Un padre que no debería estar ahí

No había nada raro en el hecho de que un padre te saque de la cárcel después de perderte una noche entera como un alcohólico empedernido. El problema era que su padre estaba muerto.

No supo cómo reaccionar ante el hombre que tenía frente a él. ¿Seguía ebrio? ¿O tal vez no había despertado y estaba en un coma a causa de un accidente de coche mientras conducía borracho? Una bofetada y el dolor en su mejilla lo sacaron de sus cavilaciones. Los gritos e insultos de su padre le revolvieron el estómago, aunque todo lo que había comido y bebido la noche anterior también le estaba pasando factura.

Una vez en el auto, junto a su padre, solo veía el parabrisas. Tenía sentimientos encontrados al ver a su padre "muerto" y la resaca lo estaba matando. Debería decir algo para romper el silencio, pero ¿cómo se supone que hablas con tu padre muerto después de no recordar lo que hiciste anoche? Sonaba como el título de una mala película de bajo presupuesto.

"¿Cómo está mamá?" La pregunta hizo que su padre lo mirara con una cara que claramente decía: "¿Vas a preguntar eso, maldito alcohólico?".

"Muerta como siempre, idiota." La respuesta solo hizo que volviera a mirar el parabrisas. ¿Cómo podía su madre estar muerta y su padre vivo? ¿Acaso el alcohol le había derretido el cerebro? Antes de despertar, se suponía que el muerto era él, no su madre. Sentía que todo esto era una pesadilla demasiado lúcida, creada por su cerebro para que dejara de beber.

"¿Cómo demonios terminas arrestado en otro jodido estado en una noche, eh?" La pregunta de su padre lo sacó de su trance.

"No lo sé."

"¿No sabes cómo llegaste, o eres estúpido?"

"En este momento, creo que ambas."

"¿En serio no recuerdas una mierda, verdad?" Solo asintió, reconociendo que ni siquiera sabía cómo diablos había terminado arrestado.

Su padre lo miró por unos momentos con total seriedad antes de empezar a reír como un maníaco. Su carcajada fue tan grande que tuvo que sujetarse el estómago, mientras las lágrimas le salían de los ojos de tanto reír. Esa escena, que de alguna forma ya había presenciado antes, le dio un escalofrío. No solo porque la persona que se reía como un loco era su padre muerto, sino por la extraña sensación de déjà vu.

Cuando su padre dejó de reír, le dijo: "No jodas, ¿en serio no recuerdas nada?".

Solo asintió, y su padre soltó otra carcajada.

"¿Ni siquiera por qué te arrestaron?"

"La verdad, me gustaría saberlo. El policía solo se rio cuando se lo pregunté."

"Jajajaja, yo también lo habría hecho." Su padre arrancó el auto y comenzó a conducir, mientras le explicaba lo que había hecho la noche anterior.

"Bueno, esa parte es realmente hilarante. Al parecer, tú, mi querido y estúpido hijo, eres un romántico cuando estás ebrio."

"¿Cómo ser romántico te mete en la cárcel?" Su padre solo rió como un niño sin quitar la vista de la carretera, antes de continuar explicando.

"Bueno, para empezar, te metiste en uno de esos lugares donde te dan masajes con final feliz. Ya sabes, donde esas asiáticas sexys te levantan el ánimo." El asintió mientras su padre continuaba narrando. "Una de ellas era bailarina y tenía turno más tarde, así que le pediste un privado antes de que se fuera."

"Ella aceptó y te cautivó tanto que le pediste que se casara contigo. Ni siquiera esperaste su respuesta, la cargaste y la metiste en un taxi en busca de una capilla. Luego, decidiste que necesitaban un pastel de bodas y te metiste a una tienda a robar uno." El suspiró, sintiendo lo ridículo que sonaba todo lo que escuchaba.

"Lo más gracioso es que ni siquiera forzaste la entrada. La dejaron abierta, tú entraste y te llevaste el pastel, dejando una nota que decía que volverías a pagarlo." Se escondió el rostro entre las manos, tratando de mitigar la vergüenza que empezaba a sentir.

"Y lo mejor es que volviste cuando abrieron la tienda para pagar el pastel. Eso sí que es material para salir en la televisión, y también prueba que eres un idiota." Definitivamente, cada palabra solo hacía que su conciencia lo carcomiera, y se prometió a sí mismo que dejaría de beber.

Sentía que había perdido una parte de su dignidad y ni siquiera recordaba nada de lo que hizo. Lo peor era que lo único que quería era beber un poco y echar un buen polvo, pero no lo había disfrutado en absoluto. La resaca era insoportable. El movimiento del auto en la carretera no ayudaba, y sentía que su estómago tenía vida propia y seguía la fiesta sin él.

Se puso el cinturón de seguridad en un intento de calmar el mareo. Su padre seguía burlándose de él e insultándolo, pero era mejor que ver el rostro de decepción y vergüenza de su madre. Al menos él no lo conocía.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un brusco giro del auto, sintiendo cómo todo daba vueltas. Literalmente. No supo qué lo provocó, pero cuando reaccionó, la física y la gravedad hicieron su trabajo, haciendo que el auto girara violentamente. Abrazándose a sí mismo, sintió cómo el vehículo se salía de la carretera.