Ficool

Chapter 8 - Capítulo 8: El Secuestro de Sylvie.

"¡Al fin algunas buenas noticias en este infierno!"

"Así que el Rey Tirano decidió dejar de dormir".

"¡Obliterante acaba de recuperar un arma estratégica!"

"Por los dioses y sus hijos, ¡no quiero tener que empalar gente otra vez!"

"No sé si esto es bueno o malo para el reino, lo que sí es seguro es que ganaremos".

El bullicio no parecia que se detendría, algunos estaban genuinamente felices, otros expresaron miedo a lo que vendría, resignación, alivio, pánico y muchas otras que variaban su complejidad.

No es para menos.

El Rey de Obliterante siempre había sido una figura misteriosa para la mayoría de los caballeros, aquellos que conocían su rostro fueron contados con los dedos de una mano, mientras que solo una persona se encargaba de ejecutar sus órdenes y convivir con el, otros debían hablar desde detrás de telas gruesas para no verlo.

Su crueldad con sus enemigos era bien conocida, nunca al nivel de su antecesor, no por eso el terror que infundia en sus opositores era menor.

Si eres amigable, no corres peligro, si eres servicial, te acogera, si eres familia, te cuidara, pero cuando le declaran la guerra, toda gentileza desaparece, solo hace falta una orden y el derramamiento de sangre que seguirá quedará grabado en los libros de historia.

Los únicos que no temian a su rey pertenecían al pueblo, gente que desconoce su reputación. Otros como la milicia y cualquiera con una influencia destacable aprendieron a temerle a través de sus actos.

El Rey no actuó personalmente, nunca lo hizo, no fue necesario.

El año de su ascenso al trono fue marcado por carne, sangre y muerte por toda la región, sin importar su raza, etnia o religión, fueron asesinados, mutilados o empalados.

No hubo piedad con los enemigos.

Rey Tirano, Cruel Dictador, Gobernante de la Muerte y Acechador del Inframundo son solo algunos de los apodos más conocidos que se le dieron.

Cada uno de los presentes tembló levemente, no por miedo, no por alegría, era algo más, algo...oscuro.

Un sentimiento compartido recorrió el lugar, de repente todos entraron en máxima alerta, una sensación tan espeluznante que hizo caer un silencio sepulcral.

Ninguno de los presentes apartó las manos de sus armas, dirigiendo su atención al epicentro de tal sensación espeluznante e indescriptible.

Simón se mantuvo sereno en todo momento, la única pista de que el era responsable fue el fino resplandor negro que cubría su cuerpo, haciendo de su existencia aún más temible de lo que ya era.

"Ahora que se calmaron, el rey pidió explícitamente que cada uno de los aquí presentes escribiera un informe detallado sobre sus puntos de vista individuales sobre el conflicto, esto llegará directamente a sus manos y se perdonaran las faltas siempre que puedan plasmar el conflicto correctamente". Deslizó un papel para que todos los vieran, apartandose de la mesa. "Me encargaré de dibujar el mapa, la reunión de hoy se concluye, tienen dos horas para terminar sus informes antes de volver a sus posiciones asignadas".

Ninguno se movió, si algo sabían como caballeros bajo el mando directo del rey, era que siempre hizo las cosas a través de esa persona, está vez, dicha persona estaba combatiendo en el frente justo ahora, lo que significaba que el rey personalmente había enviado el mensaje.

¿Que probabilidades había?

Fue completamente sorprendente.

"¿El rey se esta moviendo?"

Nadie supo quién hizo la pregunta que todos tenían en mente en voz alta, solo esperaron la respuesta con impaciencia.

Ante la pregunta, Tasta se mantuvo al margen, con Simón enfrentándose a sus compañeros de armas. 

"No, creara estrategias en base a lo que vamos a enviarle en los informes, su estado de salud no es bueno, según los informes, esta consciente, pero sigue en cama, aún demasiado débil para moverse o hablar demasiado". 

Su respuesta trajo alivio a ciertas personas, así como también preocupo a otras.

"El cuerpo de nuestro gobernante fue consumido por esa cama, permanecer atado a ella, que triste".

A pesar de que las palabras fueron dichas con tristeza, más de uno captó la burla oculta en sus palabras.

"Voy a pasar por alto sus palabras, Sir Wallen Tadeus, solo por esta vez, así que cuide lo que dice". 

El hombre se encogió de hombros sin preocuparse por la amenaza.

"Terminaremos los asuntos actuales en una fecha posterior, están despedidos".

Entendiendo el mensaje, uno por uno fueron dejando la carpa, cada uno con pensamientos diferentes.

Pronto no quedo nadie en la carpa, dejando solos a Simón y Tasta.

"¿Por qué no les dijiste que escribieran las cosas que no sucedían?"

La pregunta del Hechicero no fue una sorpresa, Simón simplemente suspiro. 

"Porque ese es mi trabajo, ahora vete, necesito terminar aquí antes de partir al combate en curso".

Luego de responder a la curiosidad de su compañero, el comandante lo alejó mientras se sentaba.

Tasta cerro los ojos, reflexionando, antes de girarse y caminar, soltando un par de palabras antes de irse.

"Solo para que lo sepas, aún pienso que fue mala idea dejar a ese hombre entrar al combate sólo con su escuadrón".

Simón, ahora solo, exhaló un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, por una vez en meses pudo disfrutar de un momento de soledad.

 ...

-No es bueno, nada bueno.

Me tire a la cama mientras mis pensamientos vagaban.

Pensé que sería divertido, en cambio esa diversión se convirtió en frustración.

"No quería que pasara esto, solo...es una realidad para el pueblo".

La voz de Sylvie sonó más pequeña de lo que recordaba haberla oído, sin dudas preocupada por todo el asunto.

Sentandome en la cama para poder verla, no me di cuenta de cuando surgió la sonrisa en mi cara hasta que hablé.

"No es tu culpa, es mía, algo que debo solucionar". 

Luego de todo el desastre con los caballeros no tenía ganas de seguir haciendo turismo, por que, ¿que pasa si no despertaba?

Esa pelea me hizo darme cuenta de algo, estaba en un sueño tan complejo que bien podría...no ser un sueño.

La idea rondaba mi mente, al principio no le dí importancia, hasta que ya no pude engañarme para no pensar en ella.

Mi mejor suposición es que ahora mismo podría estar en coma experimentando este sueño como consecuencia, pensarlo no me hizo sentir mejor.

Entonces decidí volver al castillo junto a Sylvie con la puesta de sol.

Ónix tuvo que quedarse para dar explicaciones y supervisar los procesos que siguieron a la pelea, así que solo fuimos nosotros.

Afuera ya anochece, puedo ver la luna a través del vidrio sobre mi cabeza.

"Aun así, despertar solo para ver cómo su pueblo está así, es triste solo de pensarlo". 

Me acerque a ella, que reposaba sobre la silla del escritorio con una mirada compasiva.

Le di un golpecito con el dedo en la frente, lo que hizo que soltará un lindo quejido mientras se sujetaba el lugar de impacto.

"También es tu pueblo ahora, no lo olvides, Sylvie de Obliterante". 

Su rostro pasó de la sorpresa debido al dolor repentino a un mareo causado por mis palabras.

Claro, no es como si pasar de tener nada a ser reina no pudiera afectarla, de hecho, me sorprende más que no lo asimilara hasta ahora.

Sonreí aún más que antes, levantando la mano para tomar uno de los mechones de su cabello con mis dedos.

Lo que terminó conmigo atravesando el aire.

Mis ojos se abrieron con sorpresa.

Sylvie ya no estaba frente a mi, literalmente desapareció, desvanecida frente a mis ojos como si nunca hubiera estado allí en primer lugar.

"Tanta cursilería me enferma".

Lleno de una intención desconocida, la voz era macabra, filtrando miedo y rencor que se instalo en mis huesos.

Siguiendo la voz, arriba, mis ojos vieron a una entidad formada por alguna clase de cosa, como una extraña mezcla entre humo y agua que brillaba morada, una capucha pareció cubrir su "cabeza", siendo su única prenda.

Lo que me hizo hervir de ira, sin embargo, fue lo que tenía en el.

Dentro de esa cosa que apareció de repente estaba Sylvie, completamente desmayada y flotando en la profundidad de la criatura.

"¡Suéltala, ahora!"

Me sorprendí a mi mismo, ¿estoy preocupado? ¿La noción de que esto podría no ser un sueño lo hizo? Preocuparme por un sueño, ridículo, no, no lo era, no si no era un sueño.

La criatura no se molestó en reaccionar, un brillo siniestro escapando de su capucha.

"Así que sientes afecto genuino por esta mujer, Rey de Obliterante, ya veo, cambiaste en todo este tiempo, ¡entonces ahora que tienes algo importante te lo quitaré como tú hiciste con todas esas familias!"

Esa criatura grito sobre mi, su calma desapareció en sus gritos agónicos, volando más haya de la pared con rapidez, atravesando todo como un fantasma.

Un segundo después, sus acciones se registraron en mi cerebro.

Salí disparado de la habitación, azotando las pesadas puertas tan fuerte en mi salida que parecieron salirse de sus bisagras.

Ví a la criatura alejarse, perdiéndose en una estructura que iba al piso de abajo.

"¡Alto ahí hijo de puta!"

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