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Chapter 7 - Capítulo 7 - Fe Y Tierra. El Shinobi Pálido: La Curiosidad de una Niña

Este fanfiction se actualiza primero en Wattpad —> 2-3 capítulos por semana —> En Wattpad, está hasta el capítulo 36 —> Al principio puede resultar extraño, pero a medida que avanzan los capítulos, la calidad mejora significativamente. Por ejemplo, el capítulo más reciente: 36 —> Fanfiction en español en ambas plataformas —> Enlace de Wattpad si quieres ir en la sipnosis.

...

"Protégenos de toda maldad.... ¿Amén?.... Amén.... ¡Muy bien!.... tú y yo ya estamos bien", murmuró el rubio, completando su peculiar plegaria antes de darle una patada decisiva al zombi que aún estaba en la tarima, asegurándose de que cayera lejos del área sagrada.

Luego descendió del púlpito y encontró a Sofía sentada en uno de los bancos traseros, manteniendo una distancia prudente de los cadáveres de caminantes que yacían inmóviles.

"¿Ya terminaste?... Pensé que eras fuerte...", comentó ella, con una mezcla de curiosidad y una chispa de audacia que antes no tenía.

"Eh, ¿por qué la pregunta?... Y eso de 'pensé que eras fuerte', niña... Te estás volviendo un poco habladora, ¿no crees?... Ayer temblabas como perro bajo la lluvia", respondió él, mientras comenzaba a palpar metódicamente los cuerpos de los zombis en busca de provisiones útiles. Nunca se sabía si podían llevar algo de valor.

"No es que... yo creía que las personas fuertes, como en las fantasías, no dependían de nadie... como los dioses", explicó Sofía, titubeante.

'¿Parezco una caricatura para ti?', pensó él, aunque no lo dijo en voz alta. En lugar de ello, optó por una respuesta más reflexiva.

"Todo el mundo necesita algo en lo que creer... No sabes lo mierda que puede ser el mundo debido a tu edad... Pero aquellos que viven en la miseria, o incluso los fuertes, necesitan aferrarse a algo para seguir adelante. Creer... ya sea en un dios, en la ciencia... cualquier cosa que te prometa que habrá algo mejor al final del camino. Ya sea el descanso eterno que ofrece la ciencia o una vida eterna pacífica prometida por la mayoría de las religiones".

'Incluso yo quería ir al Mundo Puro después de morir...', añadió mentalmente, ya fuera por vejez o porque algún albino lo matara. El resultado final era el mismo.

N/A: [Para los que no sepan, el Mundo Puro es el paraíso en la Tierra Shinobi. ¿Existe? Claro que sí. Su existencia queda demostrada por el Edo Tensei: la Invocación del *Mundo Impuro*, un jutsu que se basa en traer de vuelta el alma de una persona desde el *Mundo Puro*. Cualquier alma que se encuentre allí puede ser invocada.]

[O con el padre de Kakashi y Rin.]

[Cada uno estaba esperando en el limbo, entre el mundo terrenal y el Mundo Puro. Rin esperaba para llevarse a Obito-kun, y Sakumo, que tenía un asunto pendiente con Kakashi, y cuando lo resolvió, se fue en paz.]

[No sé si cualquiera puede entrar sin importar lo malvado que haya sido, pero si Obito pudo entrar y Madara fue invocado...]

[¡READY, LET'S GO!]

"¡De igual manera!... ¡Ven y ayúdame con estos tipos!... ¡Les sacaremos la ropa!... ¡Tú las necesitas!... ¡Así que ven y coopera!", ordenó, cambiando abruptamente de tema.

Sofía arrugó el rostro con visible disgusto, pero se acercó lentamente. Extendió la mano y, con la punta de los dedos, agarró la esquina de la blusa de una de las mujeres fallecidas que estaba sentada en un banco.

"Bleaa... ¿Tengo que ponerme esto?... ¿No está sucio?... Además, hace un rato estabas orando a Dios y ahora planeas desnudar a sus creyentes...", protestó, con un tono de reproche.

"Estamos en escasez. Dios lo entenderá... Ya que si quieres andar manchada de sangre y con la ropa casi destrozada, entonces es problema tuyo, no mío", replicó él con pragmatismo.

Sofía dudó, pero finalmente comenzó a desvestir a la mujer con cuidado, limitándose a tomar la ropa exterior-una blusa holgada y pantalones-, dejándole al menos la dignidad de la ropa interior. La blusa, o lo que fuera, era grande y flexible, le llegaría probablemente por debajo de las caderas. Aunque tenía algunas manchas de sangre, era indudablemente mejor que su atuendo actual, que estaba a punto de desintegrarse.

"¿Y dónde me cambio? No voy a ir a otro lugar sola", dijo, mirando a su alrededor con aprensión.

".... Je, ¿Miedo?", se rio él un poco, antes de que sus manos comenzaran a ejecutar una secuencia de sellos conocida.

"¡Doton!... Chikyū no shihō no kabe!"

Cuatro muros de tierra surgieron del suelo con un retumbar sordo, formando un cuadrado perfecto con una pequeña abertura a un lado que hacía las veces de puerta.

"Vamos, entra ahí", indicó.

Sofía quedó con la boca abierta, examinando las paredes que parecían haber brotado de la nada. Las tocó con la punta de los dedos, como para asegurarse de que fueran reales, y luego entró, aún sin salir de su asombro.

Mientras ella se cambiaba, él mantuvo la vigilancia, su mente divagando hacia preocupaciones más prácticas.

"Sofía", llamó a través de la pared.

"Umm", respondió su voz apagada.

"¿Has visto algún animal infectado, como les pasa a las personas?"

".....No... ¿Por qué?"

"A los animales les afecta más duro ese tipo de virus... Los perros y cualquier cosa con dientes puntiagudos y cuatro patas siempre son una patada en la parte baja".

Los perros negros o los jupones-likers pequeños-de Resident Evil eran un buen ejemplo. Solo había visto las películas, pero aquellos malditos eran horribles: con esa lengua larga y viscosa, cubiertos de sangre y saltando por todas partes. Junto con los humanos "pokevolucionados", esos tipos grandes que corrían y eran deformes, como el de la segunda película, si no recordaba mal-aunque ese había sido un experimento, otros ya eran feos de fábrica.

No era que les tuviera miedo; podía lidiar con ellos fácilmente. El problema era para los demás.

"¿Eres japonés?", la voz de Sofía lo sacó de sus pensamientos.

"¿Cómo?"

"¿Que si eres japonés?... Te escuché hablando como ellos cuando hiciste el... ¿jutsu?", preguntó la niña desde dentro del cubículo.

"Sí lo soy... ¿Por qué?"

"..... No lo pareces... Tu cabello es rubio, tus ojos... el color es tan celeste que podría ver mi propio reflejo sin problemas si me acerco lo suficiente... Y tus ojos... no están tan rasgados hacia los lados, tu piel es blanca con un pequeño tono amarillo apenas perceptible... Y si no me lo dijeras, no me daría cuenta de que lo eres".

Salió del pequeño cuarto improvisado, ya vestida con la ropa que habían encontrado, y comenzó a enumerar cada característica con los dedos.

Bueno... si él se viera y no lo supiera, tampoco se daría cuenta. El Continente Elemental tenía ciertas culturas similares, y el idioma era el mismo que el japonés, cada uno con un acento diferente dependiendo de la aldea, pero al final era el mismo idioma y cultura con algunas diferencias-como los chinos, japoneses y coreanos: no sabías cuál era hasta que los escuchabas hablar.

El asunto era que, aunque el idioma y la cultura eran casi idénticos a los de Japón, la apariencia física no. Todos parecían personas de Norteamérica, Europa y América en general, y cualquier otra etnia que no fuera la japonesa. Todos los animes eran así, o al menos para él lo era. En Naruto, nadie parecía realmente japonés, salvo por algún detalle menor.

".... Aunque no me lo creas, sí lo soy", afirmó, con un leve encogimiento de hombros.

"..... Ok.....", aceptó ella, aunque no pareció del todo convencida.

...

Registraron la iglesia un rato más, pero no encontraron nada de valor. El lugar parecía haber sido saqueado previamente.

"Vámonos... aquí no hay nada", declaró él finalmente.

Sofía lo siguió hasta la salida, y juntos reanudaron la búsqueda, siguiendo las huellas de su grupo que se perdían en el camino polvoriento.

...

N/A: [Espero que les haya gustado. ¡Seguimos adelante!]

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