Ficool

A GREAT LEAP

Krolik
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Synopsis
*Takumi Hoshino no era especial. No tenía poderes. No era un elegido. Solo un chico lo suficientemente idiota como para esparcir cenizas en Aokigahara, el bosque maldito. Ahora, infectado por el Jaki de un Ghost, se convierte en dos cosas: carnada para monstruos... y el nuevo juguete de Kohaku, el exorcista más poderoso (y psicópata) de la AOE.* *Atrapado entre una organización que desprecia a los malditos como él y Ghosts que quieren devorarlo, Takumi aprenderá una verdad cruel: en este mundo, solo los locos sobreviven. ¿Podrá mantenerse humano... o se convertirá en otro monstruo más?* **Un shonen oscuro donde:** - **No hay héroes**... solo supervivientes - **El humor negro** es la mejor defensa - **Nadie está a salvo**... ni siquiera de sí mismos *"Bienvenido al infierno, Takumi. Aquí la muerte es el premio de consolación." - Kohaku*
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Chapter 1 - CAPÍTULO 1 - inicio del fin

El mundo se ha diversificado de gran manera desde la aparición de los exorcistas, seres con habilidades sobrehumanas que se enfrentan a criaturas llamadas *Ghost*.

Una casa estaba en llamas. Los vecinos no hacían más que observar cómo el lugar se consumía. Una criatura con alas envueltas en fuego sobrevolaba la ciudad, devorando a varias personas en su camino.

Un hombre con una sonrisa peculiar apareció entre la multitud. Al instante lo reconocieron. Los periodistas corrieron hacia él, lanzándole preguntas sin parar.

Él los apartó con calma.

—No estorben, a menos que quieran que haga mal mi trabajo… Excepto tú, belleza —señaló a una de las mujeres presentes—. Tú puedes hablarme cuando quieras.

Así comenzó la batalla entre aquel hombre desconocido y la gran ave ígnea.

Sin dificultad, el sujeto dominó a la bestia. Entre estallidos de poder y golpes contundentes, ni una sola herida adornaba su cuerpo. Incluso el fuego que lo rodeaba no quemaba su ropa.

—¿A dónde crees que vas? —dijo con tono juguetón, antes de tomar las patas del *Ghost* y hacerlo girar múltiples veces, apagando sus llamas hasta matarlo.

El ave cayó desplumada. Parecía un pollo asado. Todos comenzaron a gritar y a levantar los brazos en apoyo.

—¡Kohaku! ¡Kohaku! ¡Kohaku!

La ovación era ensordecedora.

—Ja, ja, ja, no se excedan, me harán sonrojar~~. Bueno, ¿quién quiere pollo asado? —dijo mientras arrancaba una de las piernas de la criatura con total naturalidad.

Su rostro permanecía oculto bajo vendas, pero su carisma atraía a todos como abejas a la miel.

Dejó todo atrás y se marchó.

Llegó a la *Association of Exorcists*, donde lo recibieron entre elogios.

—Buen trabajo, Kohaku.

—Te luciste.

—No exageren, solo hice lo que debía hacer.

Se dirigió a la sala de reuniones y tomó su asiento habitual. Comenzó una nueva sesión para analizar a futuros talentos.

Kohaku, sin embargo, bostezaba cada cinco minutos. Su actitud desesperaba a los presentes, pero nadie se atrevía a decir nada.

#### **◈**

Mientras tanto, en un pequeño departamento, sonaba el televisor con las noticias:

*"Y lo han hecho de nuevo. Los exorcistas han acabado con los Ghost, trayendo paz a la ciudadanía. Desde su aparición, han combatido con valentía a estas criaturas, siendo considerados héroes del mundo…"*

El televisor fue apagado.

—¡Abuelo…!

—Deja de ver ese tipo de cosas. Son jovencitos sin padres que se preocupen por ellos. Mejor ven a comer.

—Ya lo sé, abuelo. No es necesario que me lo repitas…

—Entonces come deprisa. Llegarás tarde, y Ren te está esperando abajo.

El joven miró el reloj de pared. Faltaban apenas diez minutos para entrar a clases. Rápidamente tomó el café… y se quemó la lengua.

—¡Me voy! —gritó mientras bajaba las escaleras.

—¡Cuídate, Takumi!

Abajo, su amigo Ren lo esperaba con los brazos cruzados.

—¡Llegas tarde! —dijo dándole pequeños golpes en el brazo.

—Disculpa. Vámonos ya.

—Ja, ja, ja. Como siempre, tarde.

Caminaron juntos. En el trayecto, Ren lo abrazó por los hombros con su entusiasmo habitual.

—Mira, es la nueva noticia sobre los exorcistas.

—Pareces un niño pequeño…

—¡No digas eso! Es impresionante. Sus habilidades son magníficas. ¡Ya lo decidí! Seré un exorcista. La paga es buena, los niños te admiran y las mujeres te aman.

—Por Dios… no tienes remedio —dijo Takumi, entre risas suaves.

Aunque le parecía infantil, Ren era su mejor amigo desde niños. Fue el único que lo apoyó cuando sus padres murieron por culpa de un *Ghost*.

Al llegar al instituto, tomaron asiento. Las clases habrían sido aburridas, si Ren no hubiera sacado el celular para ver más noticias.

—¿Más videos?

—Me encantan sus batallas —susurró con emoción.

Takumi negó con la cabeza, pero igual se inclinó para mirar la pantalla.

*"Ser un exorcista, ¿eh? Sería impresionante… pero no es para chicos miedosos como yo."*

Pasaron la tarde como siempre, contándose chistes y compartiendo sus *bentos*.

—¿De nuevo comida instantánea? —preguntó Ren con tono burlón.

—Es lo único que pude agarrar. Además, son muy ricos.

Ambos rieron.

—Cierto, vamos a la *AOE*.

—¿Por qué?

—Quiero hacer la prueba para ser exorcista. A ver si me contratan.

Takumi sabía que era una mala idea, pero aceptó acompañarlo.

Esa tarde, se dirigieron al centro de Tokio, al edificio de selección de talentos.

—Espera aquí.

—Bien…

Takumi se quedó afuera, esperando. Sabía que Ren saldría decepcionado, pero estaría ahí para apoyarlo.

Ya era de noche, y Ren no salía. Justo cuando iba a entrar a buscarlo, su teléfono sonó. Era la vecina que cuidaba de su abuelo.

—Takumi… ven enseguida —su tono era desesperado.

De fondo se escuchaban sirenas. Un escalofrío lo recorrió.

—Voy en camino —respondió con voz tensa y salió corriendo, ignorando a Ren, que gritaba detrás:

—¡Takumi!

Corrió con todas sus fuerzas hasta llegar a su casa. Un grupo de personas lo rodeaba. Su vecina lo esperaba con rostro pálido.

—Takumi… —su voz temblaba—. Tu abuelo… murió hace unas horas.

—¿Qué…? —murmuró. Esa misma mañana había hablado con él.

—Lo lamento mucho… cuando llegué, ya era tarde. Estaba en el suelo y no respiraba… Perdón —dijo, al borde del llanto.

—No se culpe…

Takumi acompañó la ambulancia. No podía pensar con claridad.

*"Abuelo…"*

El cuerpo se veía tranquilo. El hombre que lo crió se había ido. Y él estaba solo.

Antes de la cremación, encontró una nota entre las pertenencias de su abuelo. Decía una sola palabra:

***"Aokigahara"***

No entendía el mensaje, pero algo dentro de él le exigía cumplir esa última voluntad.

La nota estaba sucia de tierra. Olía a humedad y óxido. Inquietante… familiar.

Tras recoger las cenizas, solo pensaba en ese lugar: el bosque donde murieron sus padres.

Con el corazón herido, se dirigió a *Aokigahara*. Prometió no volver, pero debía hacerlo.

Cada paso le traía recuerdos de su familia. El miedo lo paralizaba, pero debía continuar.

No por él, sino por su abuelo.

El hombre que lo cuidó, que se desveló cuando tenía fiebre, que fue padre y madre. Que nunca lo dejó solo.

Ren lo llamó. No respondió.

Sabía que esto debía hacerlo solo.

Respiró profundo, y dio el primer paso dentro del bosque.

*Aokigahara* seguía igual. Las hojas crujían con el viento, creando sombras pesadas. El olor a raíces podridas era más fuerte de lo que recordaba.

Y aun así… no se detuvo.