Ficool

Chapter 26 - Alianza

En el presente:

Mis ojos todavía permanecían cerrados cuando recuperé el conocimiento. Lo primero que se agudizó fue mi sentido auditivo. El sonido de una llama quemando madera inundó mis orejas, el crepitar del fuego generaba un ambiente algo relajante. A lo lejos, si se prestaba atención se producía un "plop" repetidas veces, era el resueno de las gotas de agua cayendo en la roca. Por último, un eco profundo era percibido, era como un murmullo hueco dirigido a mis tímpanos.

Abrí mis párpados para encontrarme con una negrura inconmensurable en el techo. Mis pupilas bien abiertas no encontraban nada de luz, como si mis glóbulos oculares todavía se encontraran tapados por mis pestañas. Pequeñas sombras eran proyectadas debido a la luz de una hoguera, fue así como me di cuenta de mi ubicación: una cueva.

Giré mi cabeza para sentir un dolor punzante en mi cuello y pecho, mi cuerpo se hallaba vendado con gasas improvisadas. Poco a poco el sentido del tacto fue regresando a mí, el escozor se volvió más potente cada segundo, especialmente en la área de mis costillas. Todavía no estaba totalmente recuperado de la pelea con los dos bandidos.

Logré verla, la fogata soltando aquel has naranja y amarillo, con tonos rojizos cada cierto tiempo. Al lado de esta había una figura que no podía reconocer del todo, apreté el ceño para concentrar mi mirada en aquella silueta que solo mostraba su espalda mientras estaba sentado en el duro guijarro del suelo.

En cuestión de segundos capté quién era: el muchacho por el que casi pierdo la vida. Debo decir que esa acción que realicé fue muy imprudente, tuve demasiada suerte de sobrevivir tal acontecimiento. De cierta forma debo agradecerle al chico, sin él no estaría aquí. 

-¡Tch! -pensé para mis adentros-.

No era la primera vez que algo así pasaba, ya van dos veces que alguien más débil que yo me salvaba la vida.

-¿Ya despertaste? -soltó el mozo repentinamente-.

No respondí, dejé que el silencio fuera llenado por los ruidos de aquel ambiente de la caverna. 

-Estuviste inconsciente por dos días seguido. Debes de tener sed. Ven, aquí te tengo algo de agua.

Si es cierto el periodo de tiempo que estuve fuera de mí mismo, eso quiere decir que este muchacho me cargó a un lugar seguro y estuvo sobreviviendo por su cuenta, obteniendo comida y bebida en todo este lapso.

-¿Cómo fue que sobrevivimos? -cuestioné rápidamente-.

-Acabé con el último maleante cortándole la garganta y seguidamente te traje a este sitio-.

-No me refiero a eso, ¿cómo hiciste para sobrevivir en la espesura del bosque? Existen muchos animales salvajes que hubiesen acabado con nosotros al instante. Más encima precisaste de conseguir provisiones para tu abastecimiento.

El joven se me quedó observando un momento. Parecía estar realizando cálculos en su cabeza. Tal vez estaba buscando las mejores palabras para describir la situación, o tal vez estaba ocultando algo.

-Cuando era más joven me enseñaron lo básico de la supervivencia; y con respecto a los animales salvajes, supongo que tuvimos suerte al no encontrarnos a ninguno.

El chico me se acercó con un cuenco hecho de piedra repleto de agua pura. Ver ese líquido vital hizo mi boca salivar, tenía muchísima sed. Sin demorarme nada, tomé aquel cuenco y me lo bebí con determinación.

-Mi nombre es Yatara, ¿cuál es tu nombre? -mencionó el joven mientras me satisfacía de agua-.

Terminé de tragar el agua antes de responder indiferentemente:

-Yo soy Caius.

Un silencio extraño se formó después de decir mi nombre. Nos miramos a los ojos intensamente como en un concurso de mirada. En el fondo ninguno sabía si confiar en el otro al 100%. Claro, ambos nos habíamos salvado la vida, pero no nos conocíamos para nada. Fue un encuentro algo extraño y violento si uno se pone a pensar.

La quietud del momento empezó a incomodarme, mi estómago sentía nauseas y nervios. Gracias a Dios Yatara rompió la serenidad con sus palabras:

-Tengo algo muy importante que decirte.

Esta vocalización cayó como un balde de agua fría a mi cabeza. ¿Qué era lo que deseaba contarme? ¿Qué oración fundamental saldría de su boca? Inconscientemente me tensé y procedí a prestar mucha atención a lo que deseaba decir; sus ojos fruncidos, su boca inmóvil, su mirada determinada, todo apuntaba a una expresión seria apunto de comentar algo que cambiaría al mundo entero.

El muchacho tomó una bocanada de aire y respiró hondo.

En un movimiento instantáneo envolvió sus brazos alrededor mío abrazándome y pegando su cabeza contra mi pecho.

-¡Tenía mucho miedo! ¡Muchas gracias por salvarmeeee! -empezó a llorar desquiciadamente mientras rozaba su cara contra mis pectorales-.

Las lágrimas de este chico comenzaron a mancharme mis vendajes blancos, mi rostro cambió de una sobriedad extrema a un disgusto exagerado.

-¿¡Pero qué!? ¡Suéltame, imbécil! ¡No me toques maldito desagradable! -me defendí inmediatamente ante lo repentino de la situación-.

Yo que pensaba que estaba a punto de decir algo significativo, en cambio solo empezó a chillar y lamentarse de esta forma.

-¡BUAAAAH! ¡BUAAAHHH! -gimoteó lamentablemente mientras seguía restregándose contra mí-.

-¡Ya para, cabrón! ¡De nada por salvarte! ¡Ahora aléjate de mí! -exclamé desesperado moviéndome como podía para zafarme de su agarre-.

Mi puño derecho se tensó en aquel momento, lo cargué con todo hacia abajo. Un cocorrón cayó sobre la cabeza dura de Yatara que lo impactó contra el suelo.

-¡Buff! ¡Buff! -suspiré agitado y sin energías por el intercambio recién realizado-.

¡Que niño más raro!

-¡Sniff! ¡Sniff! ¡Sniff! -lloriqueó el chico todavía en el suelo con cara de cachorro derrotado-. ¿Por qué me pegas de esa forma? ¡Eres un ogro agresivo!

Una vena apareció en mi frente en aquel momento. Sentía la furia creándose en mi cuerpo, este niño se estaba buscando otro cocotazo en su cráneo.

-¡¿Qué me dijiste, niñato?! -vociferé con rabia levantando mi palma para pegarle otra vez-.

Yatara se cubrió su calavera con ambos brazos con miedo. Él esperaba el impacto con una expresión aterrorizada. Yo observé al chico temblando y nervioso por mi voz y mi brazo en el aire antes de bajar mi extremidad lentamente, esto ya lo había vivido antes con Lucian...

-¡Tch! -me tranquilicé-.

No valía la pena ponerme tan ansioso por esta situación tan patética.

-Te doy las gracias por cuidarme, muchacho. Pero tengo cosas más importantes que hacer en este momento.

Yatara dejó de taparse en ese momento y su careto demostró aún más nerviosismo.

-¡NO, POR FAVOOOOR! ¡DÉJAME IR CONTIGOOOO! -me rogó de manera espantosa-.

Se arrastró en el suelo como gusano y se agarró con ambas extremidades a mi pierna derecha. Un choque eléctrico apareció en la parte baja de mi espalda y subió por mi columna vertebral por el asco.

-¡Maldito! ¡Déjame en paz! -proclamé intimidantemente mientras agitaba mi pierna para quitármelo de encima, pero el muy parásito no se soltaba por nada del mundo-.

-¡SI ME DEJAS NO SOBREVIVIRÉÉÉÉÉÉÉ! -siguió lloriqueando con lagrimones recorriendo sus mejillas-.

-¡Cómo si me importara, imbécil! ¡Suéltame de una vez!

-¡NOOOO! ¡YO TE COCINARÉ Y CARGARÉ TUS COSAS, PERO LLÉVAME CONTIGO POR FAVOR! -clamó desesperado por ser mi mula de carga-. ¡YA NO TENGO UN SITIO AL QUE IR, ASÍ QUE PROTÉGEMEEEEE!

Seguimos forzando un poco más antes de que ambos cayésemos agotados al suelo por el cansancio.

-¡Buff! ¡Buff! ¡Buff! -ambos bufamos en la dura roca agitados por tal cardio-.

-¡Está bien! ¡Tú ganas, puedes venir conmigo! 

Toda la fatiga que Yatara parecía tener desapareció en aquel momento. Se reincorporó y se puso de pie antes de pronunciar:

-¡YAAAAAAY!

-¡Pero no me estorbes! ¡Solo te llevaré hasta el siguiente pueblo y después partiremos caminos! -le advertí rápidamente-.

-¡SÍ, CAPITÁN! -respondió como soldado-.

Este tipo de debilidad y lloriqueos, lo he visto antes. Este niño es igual a Lucian...

-¡Tch! ¡¿Por qué demonios no puedo sacarlo de mi cabeza?! -pensé para mis adentros-.

Y así una pequeña alianza fue formada: yo, Caius, un chico fuerte y poderoso que viajaba por el mundo con una brillante armadura de hierro, y Yatara, un llorica imbécil y decepcionante que serviría para cargarme las maletas.

¡¿Qué podría salir mal?!

More Chapters