La luna iluminaba tenuemente el patio trasero del pequeño departamento de Naruto.El niño rubio había conseguido una espada de madera vieja, olvidada en la academia, y la llevaba ahora entre sus manos.
—¿Esto servirá? —preguntó, mirando la madera astillada.
La voz grave de Gall Farion resonó en su mente como un trueno contenido:—La espada no hace al guerrero. Incluso un simple palo puede convertirse en un arma letal si tu espíritu lo respalda. Recuerda esto, Naruto: la espada es extensión de tu voluntad.
Naruto apretó el mango con fuerza.—¡Entonces voy a hacerlo!
Gall guardó silencio por un momento, observando al niño con esa mirada invisible que solo él podía sentir. Luego, habló con solemnidad:—Empezaremos por lo más básico. Estilo de la Espada Principiante: el Primer Corte. No es más que un golpe vertical, sencillo y directo… pero si lo ejecutas mal, será inútil. Escucha: fuerza desde los pies, cintura firme, brazos como extensiones del cuerpo. Respira y… corta.
Naruto intentó imitar el movimiento.El golpe fue torpe, lento, y terminó con él tambaleándose hacia adelante.
Kurama soltó una carcajada dentro de la prisión sellada.—¡Patético! Con eso no cortarías ni un trozo de pan.
—¡Cállate, zorro! —gritó Naruto, volviendo a levantar la espada.
Gall no se inmutó.—Otra vez. Una y otra vez, hasta que tu cuerpo lo recuerde por instinto.
Y así, comenzó.Naruto levantaba y bajaba la espada de madera, una y otra vez, sudando, cayendo, levantándose.Las manos le temblaban, los brazos le dolían, pero su mirada nunca perdió brillo.
Horas después, exhausto, cayó de rodillas.—¡No puedo más…!
Gall habló con voz firme, pero no cruel:—¿Ya quieres rendirte? ¿Ese es el espíritu del que me hablaste? El mundo nunca aceptará a los débiles, Naruto. Si no soportas el dolor, jamás blandirás una espada verdadera.
El niño apretó los dientes. Recordó las miradas de odio, las burlas, el rechazo…Se levantó de nuevo, tambaleante, con lágrimas en los ojos.
—¡No me rendiré! ¡Voy a seguir hasta que mis brazos no puedan moverse!
La espada descendió otra vez.Un golpe.Dos.Diez.Cien.
Gall Farion guardó silencio, pero en lo profundo de su espíritu sonrió.Ese niño… tenía el fuego que él había esperado.
Al amanecer, Naruto cayó rendido en el suelo, la espada de madera todavía en sus manos.Gall habló por última vez antes de dejarlo dormir.—Bien hecho, muchacho. Este es el comienzo de tu sendero. Con tiempo, tu corte será capaz de atravesar montañas. Nunca olvides este día: el día en que Naruto Uzumaki blandió su primera espada.
El viento matutino acarició el patio.Un niño dormía, agotado, con una sonrisa en el rostro.Su viaje apenas había comenzado.