Ficool

Chapter 3 - Caminos separados

—Lo siento, Nao… —murmuró para sí mismo.

—¡¡¡MUEREEEE!!! —rugió la criatura mientras

empuñaba su arma con sed asesina.

—…

—¡Aún no es tiempo de morir!.

En ese preciso instante, una voz resonó con

fuerza en la mente de Kenji. Una oleada de energía recorrió su cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Sin saber cómo, una descarga de poder lo impulsó a esquivar el ataque de forma instintiva.

—¡¿Qué?! —exclamó la criatura, atónita—. ¿Qué

fue eso? ¿¡Cómo es que aún sigue con vida!?.

—¿Fuego…? ¡Maldito humano! ¡Dime! ¿Qué fue lo

que hiciste?.

—Yo… yo no lo sé…

—¿Cómo es posible…? Hasta hace un momento, este humano solo temblaba de miedo… y ahora resulta que emana energía elemental…

—¿Quién demonios es este bastardo…? —gruñó con furia creciente.

Por su parte, Kenji no comprendía qué estaba

ocurriendo. ¿De dónde había salido esa voz? ¿Por qué se sentía así? Sin embargo, había algo claro para él: ahora tenía una oportunidad de salvar a Naomi.

—No importa qué haya cambiado en ti… Este lugar

será la tumba de ambos.

Sin perder tiempo, la criatura se lanzó nuevamente al ataque.

¡BRUUUUUUMM!

El golpe fue tan violento que hizo temblar el

suelo, pero Kenji logró esquivarlo una vez más.

—Uff… —suspiró con alivio.

Aprovechando el polvo en el ambiente, Kenji se

acercó al cuerpo de Naomi. Esta era su única oportunidad

 

—Nao no despierta… y lo único que puedo hacer

es huir. No hay otra forma…

Se apresuró a desatarla.

—¿Crees que pueden escapar de mí?.

 

No había tiempo. Tenía que actuar. Una vez

liberada, Kenji la alzó en brazos y comenzó a correr lo más lejos posible… aunque algo le decía que no sería suficiente.

—¡Ja, ja, ja, ja!

—Insolentes humanos… Creen que pueden

subestimarnos… Pero su raza débil está condenada. La era de los humanos ha terminado. Serán testigos de la agonía de morir… como ratas abandonadas.

 

—No lo lograremos, Nao… —murmuró Kenji mientras corría entre los árboles.

—Dominio oscuro: ¡Cacería Sangrienta!

 

—¡¡¡MUERAN!!!

Un hacha envuelta en energía oscura fue lanzada

a gran velocidad.

¡FIIIIUUUSSS!

—¡Uaaagh!

A pesar de la distancia recorrida, el hacha impactó directamente en la espalda de Kenji. Su cuerpo, junto al de Naomi, cayó al suelo.

—Lograste correr bastante… humano —dijo la

criatura, recuperando su arma del cuerpo de Kenji.

—Ugh… Cough… cough…

 

—Mírate. Al borde de la muerte. Incapaz de hacer nada. Presenciarás la muerte de quien intentaste salvar.

—¡No…! ¿Por qué…? —pensó Kenji, mientras su

sangre empapaba la tierra.

La criatura levantó a Naomi por el cuello.

—¡Espera! ¡No lo hagas! ¡Te lo suplico!

El ser giró lentamente su cabeza hacia él.

—¿Acaso me estás dando órdenes? Ustedes no son más que basura… No pienso dejarles vivir.

Y sin más, atravesó el pecho de Naomi con su

brazo, a sangre fría.

—¡¡¡AAAAAAAHHH!!! —gritó Kenji, quebrado por el dolor.

—Creí que ver el sufrimiento humano sería más

divertido… Pero esto es todo lo que ofrecen. Patéticos…

El monstruo se acercó para dar el golpe final.

—¡¡¡TE MATARÉ, BASTARDO!!! ¡¡JURO QUE TE

MATAREEE!!

—Ja, ja, ja… humano insolente. Muere de una

vez.

Cuando estaba por rematarlo, algo lo detuvo.

 

> ¡Lucien!

—¿Qué quieres, Gorlok? —gruñó, molesto por la interrupción.

> Basta de juegos. Vuelve de inmediato. Estás perdiendo el tiempo.

—Solo déjame terminar lo que tengo pendiente.

>¡Obedece, Lucien! ¡Vuelve ahora mismo!

—Tch…

>Lleva el cuerpo de la humana. Sabes que no puedes regresar con las manos vacías.

—Lo haré… pero si vuelves a darme órdenes… ¡te

mataré!

Tras cortar la comunicación, Lucien tomó el cuerpo de Naomi sobre su hombro. Kenji, usando sus últimas fuerzas, extendió el brazo hacia ella.

—¡Naomiiii…! —exclamó con su último aliento.

 

—Hasta nunca, humano.

 

Lucien desapareció en la oscuridad con Naomi.

Kenji, solo, siguió desangrándose.

—Gaaasp… —jadeó con sangre en los labios.

—Todo se vuelve oscuro… ¿Es así como moriré…?

—Mis padres… Naomi… No logré protegerlos… Si

tan solo tuviera otra oportunidad…

Su conciencia se desvanecía… cuando una luz

apareció.

 

—¿Una luz…? ¿Qué está pasando…?

 

—¿¡Fuego!?

Una figura misteriosa, encerrada en algún lugar

lejano, apareció. Su poder curó la herida mortal de Kenji.

—Te encontré… —murmuró, sonriendo.

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Hiiiigh… cough, cough…

Kenji abrió los ojos con dificultad. Su cuerpo

temblaba levemente al recuperar la conciencia.

—¿Q-qué fue lo que pasó…? —pensó, aún aturdido—. Aunque me siento agotado… no hay dolor. Mis heridas… ¿desaparecieron?

Recordó la voz. Aquella luz. Algo, o alguien,

lo había salvado.

—¿De quién era esa voz…? ¿Y este lugar…? ¿Aún

seguimos en la Tierra?

Nada tenía sentido. Todo era confuso, irreal…

como si estuviera atrapado en un sueño sin salida. Pero en medio de ese caos, una idea brilló con fuerza en su mente.

—¡Debo recuperar a Naomi!

Aún sin saber cómo o por qué, Kenji decidió

moverse. Lo primero era salir de ese bosque. Algo en su interior le decía que no debía permanecer más tiempo allí. Sin embargo, la amenaza estaba lejos de haber desaparecido.

Pum… pum…

—¿Eh?

Cuando intentó dar un paso, sus piernas fallaron. Su cuerpo colapsó de rodillas.

—¡No… puede ser! —gimió—. ¡Mis piernas!

 

La fatiga, la pérdida de sangre, y el esfuerzo por escapar… su cuerpo estaba al límite.

—¡Maldición! Esto no puede estar pasando ahora…

—¡Vamos… piernas… levántense! —gritó con

desesperación.

Pero era inútil. Sus fuerzas lo habían abandonado.

Grrrrrrr…

El gruñido gutural de varias criaturas cercanas

lo hizo estremecer.

—Mierda… estoy rodeado…

Tres bestias similares a lobos emergieron de

entre los árboles, sus ojos brillaban con hambre asesina.

—Tengo que moverme… ¡ya!

Con un grito de pura voluntad, intentó ponerse

de pie una vez más.

 

—¡¡¡AAAAAHHHH!!!

Los monstruos se lanzaron al ataque, directo

hacia su cabeza. Las fauces abiertas. El fin era inminente…

 

¡FIIIOOOOOSHHH!

En un abrir y cerrar de ojos, uno de los lobos fue degollado por un corte limpio. Los otros dos cayeron casi al mismo tiempo, sus cuerpos desplomándose sin emitir un solo sonido.

Kenji no lo podía creer.

—¿Qué… qué fue eso?

Los movimientos habían sido tan veloces que sus

ojos apenas captaron un destello. Era como si un rayo hubiera descendido del cielo.

Una figura se acercó a él lentamente, limpiando

la sangre de su hoja con elegancia.

—Hmmm…

Kenji abrió los ojos con asombro.

—¿Una mujer…?

Su mirada era intensa, de un amarillo brillante

que parecía brillar en la oscuridad. Su largo cabello negro estaba recogido en una coleta alta, y su presencia… imponente. Era una guerrera, sin duda. Su sola existencia parecía desafiar la lógica.

 

—No sé qué habría pasado si no me ayudabas…

—dijo Kenji, aún sin aliento.

La mujer no respondió.

—Así que te agradez…

—Eh…

 

Sin previo aviso, ella apuntó su espada directamente a su rostro.

—¿Quién eres… y qué haces en este lugar?

—preguntó con severidad.

—¡Yo…!

—¡Cálmate, Sofía! —interrumpió una nueva voz.

Una segunda mujer apareció desde el bosque,

acercándose con paso firme.

 

—Él no puede defenderse. No tienes por qué

amenazarlo.

 

—Pero, sensei…

 

¡PAM!

—¡Auuch!

—Te he dicho que no me llames “sensei”. Guarda

tu espada. Es una orden.

 

Kenji observaba todo desde el suelo, sin poder

moverse. Esta nueva mujer tenía una presencia aún más fuerte. Su altura, su largo cabello verde oscuro, sus ojos como esmeraldas… parecía sacada de un videojuego de fantasía. Todo en ella gritaba “autoridad”.

—¿Te encuentras bien? —preguntó, extendiéndole la mano.

—Sí… aunque mis piernas no me responden. Por

eso estoy así…

—Ya veo.

—Mi nombre es Elíse, y ella es Sofía. Somos

parte de la Orden de Cazadores Oscuros, al servicio del Reino del Sol.

—¿Reino… del Sol…? —repitió Kenji en su mente,

perplejo.

—Este lugar es extremadamente peligroso. Está prohibido para los civiles. ¿Puedes decirnos tu nombre y qué haces aquí?

Su voz era firme, pero gentil. Aun así, había

algo en ella que lo obligaba a responder con total sinceridad.

—Me llamo Kenji… y yo…

Pum… pum…

—¡Aaahhgg! —gritó, retorciéndose de dolor.

—¡Oye! ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—No… otra vez… no puedo soportarlo… —pensó, mientras todo se volvía borroso.

—¡Oye, oyeee!

—…

—¿Está… muerto? —preguntó Sofía, algo desconcertada.

—No. Solo perdió el conocimiento —respondió Elíse—. Debió estar resistiendo hasta ahora.

Miró su cuerpo con atención. Algo no cuadraba.

—Su ropa está destrozada… pero no hay heridas graves. ¿Cómo es posible?.

—Primero debo verificar si posee energía elemental. Eso podría darnos pistas…

Elíse extendió su mano sobre el pecho de Kenji.

—Activar Zona de energía Elemental.

Una luz envolvió el área por un instante.

—No puede ser…

Elíse retrocedió, sorprendida.

—Sensei… digo, capitana. Creo que deberíamos

irnos. Nuestra misión de reconocimiento no puede esperar, y este lugar no estará tranquilo por mucho tiempo. Siento presencias cercanas…

—…

—¿Capitana?

—Cancelamos la misión. Volveremos al Reino

inmediatamente. Informa a los demás.

—¿¡Qué!? ¿Cancelar la misión? ¡Llevamos meses

planeándola!

 

—Este chico… posee una energía elemental

anormal.

—¿A qué te refieres con “anormal”?

—Su núcleo… está emitiendo…

—¡Energía elemental de fuego!

—¿¡QUÉ!?

—Este chico posee el elemento tabú.

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