Ficool

Chapter 6 - Una lucha sin final

Luego del largo viaje, los wyvern aterrizaron

en un lugar a las afueras del reino.

—¿Una casa? —preguntó Kenji, sorprendido.

—Sí. Esta es mi casa, y también será el lugar donde vivirás por ahora —respondió Elise.

—Las consecuencias de lo sucedido tendrán

secuelas negativas sobre ti, especialmente en cuanto a cómo te verán las personas del reino de ahora en adelante.

 

—Por eso, lo mejor es que vivas aquí. Además,

como tu tutora, tengo la obligación de tenerte cerca para mantenerte vigilado.

—Por favor, trata de no darme problemas.

Crrrreeaak

—Por favor, pasa. Te mostraré el lugar.

—Vaya… es un lugar enorme.

—Lo es. Aunque no la ocupo la mayor parte del

tiempo, mi trabajo como capitana en la orden no me permite disfrutar de muchos momentos libres —mencionó Elise mientras subían las escaleras al segundo piso.

—Este es el segundo piso. Aquí se encuentran

las habitaciones. Esta de acá será la que ocuparás durante tu estadía. Espero que sea de tu agrado.

—Señorita Elise… De verdad, no tengo cómo

agradecerle todo lo que está haciendo por mí. Y aunque entiendo que mi situación nos pone tanto a usted como a mí en una postura difícil, prometo

serle de utilidad… Dicho eso, me gustaría que iniciemos ya nuestra conversación.

—Hay mucho de lo que debo hablarle.

—Creo que estoy de acuerdo —asintió Elise—.

Acompáñame. Hablaremos de ello en el salón principal.

Aunque los tres ingresaron al salón principal,

los únicos que tomaron asiento fueron Kenji y Elise. Por respeto a los rangos, Sofía permaneció de pie a la espalda de su capitana.

 

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Un silencio incómodo cubrió la habitación por

unos segundos.

—Ah, si es un problema que Sofía esté presente

en esta conversación, no hay inconveniente. Podemos tratarlo tú y yo a solas —mencionó Elise, mirando a Sofía.

—¡No!... Para nada es un problema. De hecho, me

gustaría que ella esté presente. Les debo mucho a ambas, después de todo.

—De acuerdo.

—Antes de comenzar, quiero aclarar que mi

intención nunca ha sido hacerle daño a este reino o a sus habitantes. Todo lo que ha sucedido han sido eventos demasiado desafortunados para mí… y para mi causa. La verdadera razón de por qué terminé en este lugar.

—Sé que lo que voy a decir a continuación puede

sonar poco creíble, pero… la verdad es que yo no pertenezco a este mundo ni a esta realidad.

—¿A qué te refieres? —preguntó Elise, con el

ceño ligeramente fruncido.

—La razón por la que terminé en el lugar que

ustedes llaman “zona prohibida” fue porque atravesé un portal en mi mundo que me trajo hasta aquí. Terminar en esa zona fue solo una mala casualidad.

—¿Cuál fue la razón por la que atravesaste

dicho portal?

—Encontrar a mi familia —respondió Kenji,

bajando la mirada.

—…..

—En mi mundo, mi padre es un reconocido

científico, todo gracias a sus logros en la ciencia moderna. Siempre fue muy bueno en lo que hacía. Sin embargo, todo cambió con la muerte de mi madre.

—Después del asesinato de mi madre, él se dedicó por completo a buscar la forma de regresarla a la vida. Puso todo su conocimiento en ello, y terminó por crear el medio que le permitiría llevar a cabo su plan.

—Una máquina del tiempo.

—O eso es lo que parecía ser… Cuando la

atravesé, terminé en este lugar.

—¿Qué te asegura que este lugar no forma parte

del pasado de tu mundo? —preguntó Elise.

—En mi mundo, la existencia de la magia es solo

un mito. Los poderes que ustedes usan, y los que de repente aparecieron en mí, son cosas que solo se oyen en historias de fantasía. Monstruos, reinos, caballeros… todo esto es simplemente increíble para mí.

—Sé que puede sonar a mentira, pero es lo que

es. Tengo razones para estar aquí. Encontrar a mi padre es una de ellas. Sé que debe de estar en algún lugar.

—¿Una? ¿Hay más?

—Sí… Cuando atravesé el portal, no estaba solo.

Alguien más lo cruzó conmigo.

—¿La chica?

—Sí… Ella fue secuestrada por el monstruo

humanoide que nos atacó. Ni siquiera sé si sigue con vida… Sin embargo, necesito encontrarla. Quiero creer que aún vive. Necesito que lo esté. Ella es alguien muy importante para mí.

—Aunque no sé a qué me voy a enfrentar en el

intento.

—Todo lo que hay en este lugar es completamente

nuevo para mí —agregó Kenji.

—Igual, entenderé si no creen en lo que les

digo.

—Te equivocas.

—¿Eh?

—La verdad es que sí creemos en ti.

—Por esa razón fue que decidimos ayudarte

anteriormente.

Decirle que le creo porque también pude ver sus

recuerdos de alguna forma puede parecer extraño… El solo hecho de que eso haya

sucedido ya es todo un misterio, pensó Elise para sí misma.

—Señorita Elise… ¿puedo… puedo preguntarle

algo? —preguntó Kenji con voz temblorosa.

—Adelante, hazlo.

—Es sobre… los monstruos. Y la cosa que me

atacó al llegar a este mundo. Como dije antes, en mi mundo este tipo de criaturas solo existen en los libros de fantasía… pero no… no se siente real

para mí todo esto. No aún.

—Si has elegido salvar a la chica y encontrar a

tu padre, es hora de que esto se sienta real. Escucha.

—Nuestra lucha contra el territorio oscuro no

es nueva. Se remonta a siglos atrás, demasiados para contarlos en una sola noche. La Orden Oscura no es solo un grupo de monstruos o guerreros peligrosos sedientos de poder… son una plaga. Una corrupción que busca retorcer el mundo hasta que solo queden sombras y desesperación.

—¿Pero por qué? ¿Qué es lo que buscan?

—El poder absoluto. El fin de la luz, del orden

natural. Creen que en el caos y en la oscuridad reside la verdadera fuerza. Están liderados por… algo. Una entidad cuya maldad es tan antigua como Aetherion mismo.

—En los textos antiguos, se le llama “Emperador

demonio Azazel”, aunque dudo que tenga una forma definida o un poder que podamos comprender del todo.

—¿Y la historia? ¿Cómo es que todo empezó?

—preguntó Kenji, con atención creciente.

Al escuchar la pregunta, Elise se puso de pie y

caminó hacia la ventana del salón, contemplando la vista mientras comenzaba a relatar.

 

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—Hubo una era de paz, Kenji. Una era dorada,

donde la luz del sol y de la luna brillaban con fuerza. Las artes florecían y los reinos prosperaban. Se creía que la oscuridad no era más que un cuento para asustar a los niños.

—Pero fuimos necios. Nuestro egoísmo provocó

que el poder se corrompiera y cayera en manos equivocadas. Poco a poco, comenzaron a reunir más poder, y con ello, seguidores fieles llenos de codicia y maldad. Seres que solo querían ver el mundo arder.

—Sus primeros pasos fueron sutiles: mentes que

enloquecían, sombras que se movían donde no debían, muerte. Para cuando el mundo despertó a la amenaza… ya era demasiado tarde.

—¿Y la orden de cazadores y caballeros nació

entonces?

—No exactamente. En ese entonces, las fuerzas

aún estaban unidas. Los guardianes elementales, enviados por los dioses del sol y la luna, fueron los encargados de restaurar el orden y proteger a las razas vivientes de la oscuridad.

—Con su llegada, las cosas parecían volver a la

normalidad. Las naciones comenzaron a levantarse nuevamente, y parecía que

teníamos una nueva oportunidad.

—Gracias a ellos, las razas lograron aprender

el uso de la energía elemental: un poder que se alimenta de los elementos naturales de Aetherion. Aire, tierra, agua, luz, electricidad… y fuego.

—Junto a los guardianes, juramos proteger la

luz y capear la tormenta oscura, sin importar el costo.

—Lastimosamente, ya era demasiado tarde. El

nacimiento de Azazel ya era una realidad, y con él, la muerte y el dolor se convirtieron en el pan de cada día durante una guerra que duró décadas… y aún no ha terminado.

—Y los monstruos… ellos vienen del territorio

oscuro, ¿verdad?

—Sí. Son su creación, sus sirvientes corrompidos. La raza oscura manipula la vida, la retuerce en formas antinaturales para que sirvan a sus propósitos.

—Tú ya los viste. Los que te atacaron son

llamados “sabuesos carroñeros”: criaturas que huelen la sangre y atacan solo en la oscuridad. Se aprovechan de las presas débiles, moribundas… Aquellos que no pueden defenderse terminan devorados sin dejar rastro.

—Sin embargo, son débiles.

—¿Qué me dices del humanoide? Él era… poderoso. No puedo describir el miedo que sentí cuando se acercó. Yo creí que moriría. De hecho, así fue… Es gracias a este poder que aún sigo con vida —mencionó Kenji, observando sus propias manos con tensión.

—Ellos… De ellos hay poca información hasta

ahora. De hecho, hasta el momento tú eres la segunda persona que logra interactuar con uno de ellos.

—La primera… no sobrevivió para contar los

detalles.

 

—El simple hecho de que tengan energía oscura e

inteligencia los convierte en seres extremadamente peligrosos. Por no decir que

son la peor amenaza a la que podríamos enfrentarnos.

—Solo imaginar que existen fuerzas aún más

peligrosas detrás de ellos, moviendo los hilos… hace que nuestra situación sea aún más complicada.

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