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Chapter 60 - Una noche larga

En la oscuridad de la noche, la tensión era palpable en la ciudad fortaleza de E-Rantel, donde el ejército real se preparaba para marchar a la guerra al día siguiente. Muchos de los soldados, más bien granjeros reclutados forzosamente y armados para la guerra por órdenes de la corona, tenían experiencia en confrontaciones anteriores y, en ese sentido podrían ser llamados veteranos por sobrevivir a los enfrentamientos de años anteriores, pero la mayoría de ellos, que conocían el conflicto y sus pormenores, se habían dado cuenta de lo diferente que sería la batalla esta vez y con esa constatación un extraño presentimiento se empezó a gestar dentro de los más suspicaces. 

Kamar Rynle, uno de los soldados que se había destacado en la guerra de cinco años atrás logrando conseguir un rango relativamente alto dentro del ejército, por casualidad había escuchado a un noble, el Conde Culbelk, quejándose de la falta de noticias del ejército que el príncipe Barbro había dirigido a la aldea Carne. Sabiendo que inmiscuirse en esos temas podría resultar mortal para él, Kamar ignoró la conversación y se alejó del lugar, lamentablemente era una de las personas mejor informadas entre los plebeyos del campamento y poseía una mente aguda, templada por años de participar en las guerras con el imperio y sobrevivir e incluso obtener suficientes logros para ganarse un puesto permanente en las fuerzas del reino, por lo que quisiera o no su mente comenzó a analizar toda la información que tenía y los resultados de su introspección no fueron agradables.

Él sabía, como la mayoría de los soldados, que un tercero estaba participando en la guerra ese año con deseos de conquistar y apoderarse de territorios del reino, pero a diferencia de los soldados comunes Kamar era consciente de que este tercero, de hecho, ya se había apoderado de una aldea y sus territorios aledaños incluso si oficialmente seguía perteneciendo a Re-Estize: la aldea Carne.

Ese fue el motivo verdadero por el que el propio príncipe heredero fue enviado con un ejército de 5.000 hombres, aunque la misión oficial que le encomendaron fue reunir información sobre Ainz Ooal Gown, el misterioso lanzador mágico que una vez salvó la aldea de una incursión de caballeros extranjeros y que en esta guerra figuraba como la tercera parte del conflicto.

Pero, pensándolo bien, ¿quién necesita un ejército tan grande para una misión tan sencilla? Por supuesto todo eran solo sus conjeturas basadas en la información que, de una u otra forma, había obtenido, pero como simple plebeyo no importaba que tan alto se elevara entre los rangos militares siempre estaría por debajo de los nobles y, por lo tanto, nunca conocería el panorama general completo. 

- Lo que vaya a pasar, pasará. Solo debo asegurarme de mantenerme con vida hasta el final – se dijo a sí mismo para tratar de deshacerse del sentimiento ominoso que lo recorría cada vez que pensaba en la batalla que se avecinaba.

El ambiente sombrío y tenso no se limitaba a E-Rantel, en todo el reino familiares y amigos de los soldados reclutados para esta campaña rezaban a los dioses para que sus conocidos pudieran regresar a casa sanos y salvos, pero la inquietud e incertidumbre de la guerra no les permitía la calma que esperaban, sino que aumentaba sus preocupaciones. 

(***) 

En una de las habitaciones más seguras del palacio de Valencia, la alcoba de la princesa dorada Renner, un vació tan negro como la noche misma apareció repentinamente esa noche, se trataba del efecto visible del hechizo de transporte de más alto nivel [Puerta]. Usar ese, o cualquier otro hechizo de transporte, para entrar en la alcoba de la princesa era suficiente motivo para alertar a los guardias que vigilaban los pasillos del castillo o, al menos, huir de un posible atacante, pero Renner, ya acostumbrada al método de viaje de los enviados del rey hechicero, no se sorprendió en absoluto por el portal ominoso que apareció de la nada. 

Del portal salió una figura solitaria. Un hombre alto, vestido con un traje elegante, aunque sencillo para los estándares de la nobleza, de piel oscura y cabello negro bien peinado con sus ojos ocultos tras unas gafas redondas; en general daba la apariencia de un caballero culto y educado, no diferente a cualquier noble humano, por supuesto eso era si se ignoraba la cola plateada recubierta de placas de metal que nacía de su espalda y en cuyo extremo había seis picos afilados. 

- Sea bienvenido, señor Demiurgo.

En el momento en que el hombre apareció la princesa Renner, que hasta entonces estaba leyendo en un sillón frente a una pequeña mesa para tomar el té, se levantó de su asiento y realizó una pequeña reverencia de reconocimiento, pero a diferencia de reuniones anteriores no cayó sobre una rodilla para demostrar sumisión o lealtad. Esta diferencia, obviamente, fue notada por el hombre, Demiurgo, quien dejó salir su sed de sangre hacia la princesa.

- Sabes muy bien que no tolero las faltas de respeto – dijo el hombre, no, demonio, en un tono amenazante.

- Vamos, vamos jovencito. No hay necesidad de estar tan tensos – de repente se escuchó una voz envejecida y de la nada una sed de sangre muchas veces más grande que la exudada por Demiurgo llenó la habitación. - Permítanme presentarme, mi nombre es Diov Zagan, patriarca del clan de demonios Zagan y recién nombrado ministro de diplomacia y asuntos exteriores de la Isla Soberana de Elion.

Desde el balcón apareció una tercera persona, aunque ese término se usaba con mucha libertad en este caso. Se trataba de un hombre alto y fornido usando una túnica roja que dejaba la mitad de su pecho al descubierto y una capa oscura por encima, su cabeza era la de un toro negro con ojos amarillos brillantes y en su espalda dos enormes alas como de águila descansaban. A medida que se acercaba a la luz su figura intimidante iba cambiando, todavía era igual de alto e imponente pero su rostro cambió transformándose en uno similar al de un humano de cincuenta y tantos años excepto por los cuernos bovinos que permanecían en su cabeza y las grandes alas que no se movieron en ningún momento. La sed de sangre se retiró casi tan rápido como apareció, pero el efecto perduró mucho más tiempo. 

Demiurgo estaba confundido. Sabía de qué trataba la reunión de esa noche, era una negociación entre él, representando a la gloriosa Nazarick, y el representante de la Isla Soberana de Elion, que en realidad era un reino nacido en Yggdrasil antes del cambio de mundo y que al parecer estaba gobernado por alguien a quien Lord Ainz llama su amigo, el objetivo era decidir si Renner, quien al parecer había sido muy valorada por ambas partes, se quedaría como agente de Nazarick o en su lugar dedicaría su lealtad a Elion. 

Si bien Demiurgo nunca dudaría de las palabras del ser supremo, le costaba creer que existiera alguien, fuera de los 41 seres supremos, con las cualificaciones suficientes para ser llamado de tal manera por su señor por lo tanto, en su mente, seguía considerando a Elion inferior a Nazarick en todos los sentidos.

Fue por esa equivocada sensación de superioridad que al llegar a las negociaciones y ver que Renner no demostraba sumisión ante él, sino que mantenía una postura respetuosa pero neutral entró en colera por lo que el percibió como un insulto, pero no contaba con que la otra parte ya estuviera presente y reaccionara de la forma en que lo hizo.

Por su parte el enviado de Elion no estaba tan calmado como aparentaba. Era muy consciente de la diferencia entre Demiurgo y él, después de todo Demiurgo era un guardián de Nazarick, que según le explicó la reina Morgan antes de partir a esta misión, eran los equivalentes a las sombras de Elion: los máximos defensores de sus respectivos dominios, cada uno de nivel 100.

Teniendo en cuenta que, en toda la isla, aparte de los monarcas mismos solo las seis sombras habían llegado al nivel 100, era de esperar que existiera una diferencia fundamental en fuerza entre ambos, pero habiéndose preparado para eso desde el principio Diov sabía que no debía demostrar debilidad en ninguna circunstancia por lo que, con un poco de esfuerzo, incluso logró imponer su presencia por sobre la de Demiurgo ganando así la primera ronda del enfrentamiento silencioso entre ambas partes.

Los gobernantes de ambas facciones podían ser amigos, pero en ese lugar Demiurgo y Diov representaban cada uno el honor de sus respectivos señores y no tenían intención de dar ni un solo paso atrás en lo que percibían como una competencia por la supremacía del nuevo mundo.

- Vaya, parece que me ofusqué un poco – Demiurgo, dándose cuenta de que tal vez el enviado de Elion no era tan inferior como había asumido en un principio, decidió adoptar otro enfoque y obtener toda la información posible para prepararse mucho mejor la próxima vez. - Mi nombre es Demiurgo, guardián del 7mo piso de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.

- A todos nos ha pasado, es algo que se aprende a controlar con la experiencia - comentó tranquilamente Diov asestando un golpe más a su contrincante al llamarlo inexperto.

La ventaja de Diov no estaba en su experiencia realmente pues, al igual que Demiurgo, su experiencia se limitaba a lo ocurrido desde que llegó a Nazar y, de hecho, esta era su primera misión "diplomática" oficial por lo que incluso podría tener menos experiencia que su contraparte, sin embargo, igual que Demiurgo, tenía tras de sí el inmenso poder de la tradición de su personaje.

Como cabeza del clan Zagan, basado en el demonio original del mismo nombre, el ingenio, la diplomacia y la astucia eran parte fundamental de su ser lo que lo convertía en un político innato incluso entre seres tan adeptos a las intrigas como los demonios. Si bien la inteligencia de Demiurgo no era algo que Diov pudiera esperar igualar, esa misma inteligencia podría resultar su mayor limitante en las interacciones políticas más sutiles dónde Diov se sentía como pez en el agua.

Era bien sabido ya que Elion funcionaba con un sistema de castas conformado por clanes similar, pero no igual, a la monarquía absoluta que era común en las naciones humanas. Con seis Clanes Antiguos que eran equivalentes a la alta nobleza en estatus, y múltiples clanes menores que representaban a quienes, según la tradición de la isla, se unieron al reino posteriormente; estos clanes menores habían sido colocados en puestos importantes dentro de la organización del reino de acuerdo con sus fortalezas percibidas con la intención de que actuaran como ejemplos para los miembros de sus razas que no pertenecían a ningún clan. 

En todo Elion existe al menos un clan por cada especie que habita la isla (aunque algunas tienen hasta cuatro clanes representativos) pero al mismo tiempo hay muchísimas personas, de distintas razas, que no pertenecen a ninguno y son simples civiles desde el punto de vista político. Durante la época del juego los clanes eran quienes ostentaban todo el poder político en la isla ya que era posible escribir una tradición y darle a X clan la capacidad para lograr Y objetivo, mientras que los civiles existían principalmente para "llenar los números", por eso el patriarca de Zagan, creado como el estereotipo de político demoniaco, fue nombrado ministro de diplomacia y asuntos exteriores. Sin embargo, desde la llegada a Nazar los reyes dragón han implementado un sistema más meritocrático en el que, con base en las contribuciones personales y el historial de cada súbdito, todos los habitantes de la isla pueden aplicar para cualquier cargo sin importar si son civiles o miembros de un clan, pero deben demostrar tener las cualificaciones suficientes para el puesto. 

Por supuesto el cambio real hasta el momento ha sido poco considerando que no hace mucho llegaron a este mundo, pero ya era posible ver los resultados en algunos funcionarios recientemente nombrados como parte del equipo de asesores de las sombras, quienes demostraron su capacidad de mantenerse al lado de los líderes de la isla y apoyarlos en sus tareas. El nombramiento de funcionarios se había vuelto un asunto serio recientemente debido a la reorganización del sistema de gobierno propuesto por los reyes dragón que consistía en darles mayor poder y autoridad a quienes demostraron ser competentes, incluso el nombramiento de Diov se debió a que era el más idóneo entre tres opciones y a su desempeño como parte del equipo negociador de Bahoom que logró establecer un acuerdo lucrativo con la Rolland Merchant Company en su primera visita a Elion.

Cambios como estos serían imposibles en cualquier reino humano debido a las corrientes políticas subyacentes, pero en Elion el poder siempre fue de los monarcas y el resto eran simples representantes de sus deseos y estaban felices con ello. Así, aunque Diov sabía que no podría vencer a Demiurgo en una batalla, también estaba seguro de que Demiurgo no podía contrarrestarlo en un debate, lo que creó un tenso equilibrio en lo que originalmente solo debía ser una negociación de reclutamiento. 

Demiurgo fue el primero en hablar, explicando como él mismo había descubierto la verdad sobre la princesa Renner, que durante toda la reunión se mantuvo en segundo plano a pesar de ser el objeto de la discusión, y como desde entonces había estado utilizando las habilidades de Renner para apoyar el plan de Lord Ainz. Por esos motivos Demiurgo consideraba que Renner, una herramienta relativamente útil, ya pertenecía a Nazarick y le parecía un completo descaro el intento de robarla por parte de Elion. 

Diov por su parte aceptó que, de hecho, el descubrimiento de Renner y su formación temprana como agente externo se debían a Demiurgo y Nazarick, pero aseguró que el potencial de la princesa se desperdiciaría terriblemente trabajando para la tumba donde era bien sabido que no se tenía en alta estima a los humanos o, mejor dicho, a nadie que no hubiera nacido en ella. Mientras tanto Elion le ofrecía a Renner la oportunidad de desarrollar todo su potencial sin ser constantemente desplazada por sus superiores. 

- Parece que no podremos ponernos de acuerdo solo con palabras, joven Demiurgo - comentó Diov después de un ida y vuelta entre ambos por más de una hora. - En ese caso estoy dispuesto a entregar una compensación por el reclutamiento de un talento originalmente descubierto por ustedes.

El demonio sacó de su inventario un bastón de 173cm hecho de huesos que terminaba en una garra esquelética sosteniendo una joya negra, cientos de runas estaban inscritas por toda la longitud del personal y en conjunto parecían diseñadas para darle al bastón una extraña sensación de intimidación. Todos los presentes en la sala identificaron el arma como un artículo de excelente calidad y no era para menos, después de todo ese bastón fue inscrito en runas por el mismísimo Magnus Al Acser, originalmente como arma principal para Lady Elizabeth, pero al final ella obtuvo otro personal y este nunca fue empuñado por ningún mago.

Lord Magnus le había dado el bastón para que fuera usado en la negociación si no había más opciones. Conocía a Momonga muy bien y sabía que no tenía un bastón nigromántico al nivel de sus propios poderes más allá del arma del gremio, que no estaba alineado a la nigromancia propiamente, también sabía que las armas inscritas por él mismo siempre habían sido bienes muy valorados en el juego incluso cuando nunca soltó al mercado nada por encima del rango legado y ese bastón en específico era de rango leyenda lo que lo convertía en la primera arma de ese rango creada por uno de los reyes dragón que saldría del control de la isla, algo que el coleccionista interno de Ainz no podría dejar pasar.

A pesar de ser presentado como de rango leyenda eso era principalmente por su especialización excesiva en nigromancia hasta el punto de que cualquier hechizo de otra escuela mágica (incluso los de nivel 1) lanzado con el bastón tendría un costo de MP incluso mayor a si se lanzara sin ningún enfoque, algo absurdo para cualquier lanzador mágico, pero en manos de un nigromante puro como Elizabeth o Ainz, el arma era perfectamente pasable por una de rango divino-bajo.

Al terminar de explicar las características del bastón incluso Demiurgo se quedó sin palabras por un momento pensando en cuál era su mejor curso de acción. Sabía que el bastón sería un obsequio digno de su señor, pero no le sentaba bien tener que renunciar a algo, incluso si se tratara de una mera herramienta externa, en todo caso ese insolente demonio debería dar el bastón como tributo a su maestro, pero desgraciadamente las cosas no saldrían como él quería.

- Parece que viniste preparado, anciano Zagan - comentó Demiurgo torciendo un poco la boca. - Me comunicaré con mi señor para tomar una decisión.

- La preparación es lo más básico en una negociación entre dos potencias, después de todo es necesario saber qué se puede obtener de la otra parte y cómo obtenerlo - respondió el anciano con una sonrisa burlona que Demiurgo vio perfectamente, pero se obligó a ignorarlo.

Por mucho que odiara esa situación en la que quedó como alguien inexperto que necesitaba la guía de su amo Demiurgo tuvo que reconocer la habilidad de su contraparte para obligarlo a caer en tal situación y, a pesar de su odio interno por el demonio llamado Diov Zagan, se prometió no olvidar lo ocurrido esa noche para mejorar y en el futuro devolver aquella humillación.

Diov, por su parte, estaba más que contento con el aparente éxito de su primera misión diplomática oficial, pero también entendía cómo funcionaba la mente de un demonio, especialmente uno tan poderoso como el que tenía frente a él por lo que estaba plenamente consciente de que lo más probable fuera que acabase de ganar un enemigo así que su mejor opción era terminar su trabajo actual y nombrar a otra persona como embajador para Nazarick evitando así un posible segundo encuentro con Demiurgo y limitando severamente las posibilidades de un enfrentamiento entre Elion y Nazarick.

Después de algunos minutos en los que Demiurgo se alejó tanto de Diov como de la princesa Renner y estableció una barrera mágica para evitar que su conversación fuera escuchada, el archi-diablo regresó a la mesa de reunión con una sonrisa siniestra como si su anterior mal humor nunca hubiera existido.

- Lord Ainz, en su infinita magnanimidad, ha decidido aceptar su compensación y permitir que Renner vaya a Elion. Sin embargo... 

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Wenaaaassss

¿Qué tal el capítulo?

Supongo que esta sería la primera reunión "oficial" entre un representante de Nazarick y uno de Elion ya que no considero que la reunión de Marck con Momonga durante la invasión del imperio a la tumba sea válida ¿qué les pareció?

Demiurgo es el tipo de persona que detestaría sentir que perdió en una negociación con una potencia extranjera incluso cuando no hubo pérdida real por lo que incluso si considera a Renner poco más que una herramienta medianamente útil no está dispuesto a renunciar a su autoridad sobre ella. En ese orden de ideas ¿alguien puede adivinar lo que iba a decir al final? ¿Condiciones? ¿Advertencias? ¿Amenazas? Tengo curiosidad por saber lo que opinan.

Si les gusta la historia dejen una reseña y piedras de poder.

Dejen sus opiniones en los comentarios.

Nos vemos!!!!

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