Pov tercera persona
Durante años, la vida de Daniel había sido una rutina sin sobresaltos. Se levantaba temprano, trabajaba largas horas en el taller mecánico y volvía a casa tan cansado que apenas tenía fuerzas para cenar. No se quejaba ya que con eso podía ayudar a su madre
estaba acostumbrado a vivir así. Su único desahogo eran los animes, los fanfics y las conversaciones con Marcos, su amigo de la infancia, con quien solía reunirse para tomar algo después del trabajo
Un día, en una tarde cualquiera, Daniel compró un billete de lotería por impulso. Ni siquiera lo pensó mucho. Lo metió en su billetera y se olvidó del asunto.
Una semana después, mientras almorzaba, vio los resultados en su teléfono y casi se atragantó con la comida
-increíble he ganado dijo en su mente.. bueno aunque no es una fortuna tan grande, pero esto me puede cambiar la vida
Llamó a Marcos de inmediato..
—Oye, ¿me acompañas a reclamar el premio? —preguntó emocionado
—Claro, hermano —respondió Marcos con una risa ligera—. Para eso estamos...
Daniel no notó el silencio que se formó después en la voz de su amigo, tampoco noto su mirada. Fueron juntos a la oficina de la lotería, conversando como siempre… aunque Marcos apenas hablaba.
Al salir, Daniel sostenía el sobre con todos los documentos y la confirmación del premio. Estaba tan emocionado que no vio el camión que venía por la avenida. Marcos sí lo vio. Y aun así, dio un paso detrás de él, acercándose demasiado.
—Oye, ¿y qué vas a hacer ahora con todo eso? —preguntó Marcos con un tono que sonaba falso, casi nervioso...
—No sé… quizá ponga algo para ser mi propio jefe, para descansar de vez en cuando —respondió Daniel riéndose, sin sospechar nada.
No alcanzó a girarse cuando sintió un empujón brusco en la espalda. El mundo se movió demasiado rápido. Un frenazo, un golpe que le arrancó el aire, el pavimento raspándole los brazos mientras rodaba. El sobre salió volando. La gente gritó, quedando tirado en el suelo.
Daniel apenas podía pensar. El dolor le golpeaba como un martillo en los huesos. La sangre le corría por el cuello, mientras miraba a su alrededor intentando encontrar a Marcos.
—¿Por qué…? —susurró, con la voz rota.
Con esfuerzo giró la cabeza, pero su amigo ya no estaba.
—No entiendo… —escupió sangre—. Mi… amigo… me empujó…
Su vista parpadeó. el sonido de los pasos de la gente a su alrededor se escuchaban como si fuera su propio latido, cada vez, latía menos
—Esto es una mierda… —balbuceó—. No pensé que moriría así… Ni siquiera tuve novia, todo porque no era ni gracioso ni guapo… Ojalá… hubiera sido más atractivo…
Entonces escuchó algo raro.
Una voz robótica retumbó en su cabeza:
"Confirmado. Creando cuerpo atractivo según recuerdos del usuario."
—¿Qué…? ¿Estoy delirando?..
Intentó reír, pero le dolió más su cuerpo.
—Ojalá hubiera sido bueno en algo…
"Confirmado. Desarrollo de talentos."
"Procesando…"
Daniel cerró los ojos, agotado.
—Ya no importa… Debí haber hecho caso a los consejos de mi padre… ese viejo sí que era un sabio…
Hubo un sonido metálico, como engranajes ajustándose:
"Confirmado. Habilidad: Sabio." clic, clac
"Habilidad evolucionada: Gran Sabio."
Daniel dejó escapar una exhalación lenta.
—Parece… que ya estoy en las últimas… incluso escucho voces… dijo eso último cerrando por completo sus ojos
Todo se apagó.
....................
En un bosque frondoso, una joven corría desesperada entre los árboles. Llevaba un vestido desgarrado y sostenía con fuerza a un bebé envuelto en trapos. Sus pasos eran torpes intentando esquivar los obstáculos. Jadeaba.
—Por favor… —murmuraba entre sollozos—. Solo un poco más…
Detrás de ella se escuchaban voces toscas:
—¡Por ahí corrió!
—esa mujer no pudo haber ido lejos.
La chica apretó al bebé contra su pecho y trató de correr más rápido, pero una piedra la hizo tropezar. Cayó de rodillas, protegiendo al bebé con su cuerpo. Un dolor agudo le atravesó la pierna.
—Ah… —gimió.
Intentó levantarse, pero su pierna no respondía bien. Miró alrededor, respirando agitadamente, y tomó una decisión que le rompió el alma. Encontró un árbol hueco, amplio y oscuro.
—No te preocupes, mi bebé… —susurró, acariciando su mejilla—. No dejaré que te hagan daño. Tú vas a vivir… aunque yo no lo logre…
Lo acomodó dentro del hueco, envolviendo mejor. Le dio un último beso en la frente. Su sonrisa estaba llena de amor… y tristeza.
—Perdóname… —dijo con su voz calida
Se alejó cojeando, atrayendo la atención hacia sí. Los bandidos pasaron cerca del árbol sin notar al bebé y siguieron el rastro de la joven.
—¡Ahí está!
—¡No la dejen escapar!
Luego, silencio.
Pov del MC
¿Qué… qué es esta sensación?
¿Acaso… me salvé?
Abrí lentamente los ojos. Todo se movía de forma brusca, como si me balancearan de un lado a otro. Sentía el calor de alguien sosteniéndome con fuerza. Miré hacia arriba y vi el rostro de una chica. Piel pálida. Cabello rubio que le caía sobre la cara. Ojos azules llenos de miedo…
¿Una… chica?
Intenté mover mis manos y solo vi unos bracitos diminutos, gorditos. Estaba envuelto en una tela. Mi corazón dio un salto.
No puede ser… ¿Esto es…? ¿Reencarnación?
Justo como en esas novelas y mangas que leía…
Pero no pude pensar mucho. La chica me abrazó más fuerte y sentí cómo caía con todo su peso. Escuché un estruendo, un grito suyo y luego el crack de algo que no supe si era una rama… o su pierna.
Ella dijo algo, pero no entendí. Sonaba a un idioma extraño, aunque su tono era cálido, casi con un tono que me hizo recordar a mi madre.
Luego me levantó con cuidado y me colocó en un espacio oscuro. Un árbol hueco. Me miró sonriendo cálidamente pero a la vez con tristeza
solo la observé, intenté decir algo pero solo salió un balbuceo de bebé...
Ella sin dudar más se fue cojeando con gran esfuerzo. Yo solo escuché sus pasos alejarse… y luego los pasos de otros hombres corriendo detrás de ella.
Luego ya no se escuchó nada más, que el sonido del viento moviendo las hojas de los árboles, y algunos sonidos de animales
Me quedé procesando, todo lo que había pasado, entonces he reencarnado, pero dónde y lo más importante que hago ahora, estoy completamente solo susurro...
Pasaron minutos y algunas horas, de tanto pensar sobre que hacer, se quedó dormido...