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“Historia Corta de Halloween: La Sorpresa del Lago – Parte Uno.”

Abel_Antonetty
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Synopsis
Lo que comienza como una inocente reunión junto al lago se convierte en una pesadilla que ninguno de ellos olvidará jamás. Billy, un chico callado y de buen corazón, perdidamente enamorado de su amiga Emma, se une a otros cinco para pasar un día soleado en el viejo lago a las afueras del pueblo. Pero detrás de las risas se oculta una broma cruel, una que busca humillarlo para siempre. Cuando la broma se sale de control, la sangre tiñe el agua y algo antinatural se agita bajo la superficie. Los gritos de Billy resuenan entre los árboles mientras es arrastrado fuera del lago — destrozado, quebrado, pero de algún modo aún con vida. Ahora, mientras su destino pende de un hilo, la culpa ata al grupo en un silencio sepulcral. Juran no volver a hablar jamás de lo ocurrido aquel día. Sin embargo, las sombras junto al lago parecen susurrar lo contrario… y no todo lo que se perdió bajo el agua decidió quedarse allí. Una historia inquietante de traición, culpa y la delgada línea entre la vida y lo que viene después — *La Sorpresa del Lago* marca el comienzo de una escalofriante nueva leyenda de Halloween.
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Chapter 1 - Cuento de Halloween: La Sorpresa del Lago

publicado : oct,31,2025 

Se suponía que sería un día divertido: seis amigos yendo al viejo lago al borde del pueblo, llevando risas, bocadillos y un plan secreto para Billy.

—¡Vamos, Billy! ¡Vamos al lago! —gritó Emma con una voz alegre y burlona.

Emma… la chica que tenía el corazón de Billy. Para ella, él era solo un amigo, alguien amable y fácil de querer. Pero para Billy, ella lo era todo. Cada sonrisa, cada mirada, cada palabra suya significaba más de lo que ella jamás sabría.

Mientras el grupo avanzaba por el camino de tierra desgastado, los dos que iban al final intercambiaron una rápida mirada. Uno levantó la mano e hizo una señal sutil hacia los tres que iban adelante. El mensaje era claro: todo estaba listo.

—¡Hey, Emma! —gritó Sam de repente—. Ven un segundo, tengo que mostrarte algo.

—¡Está bien, Sam! ¡Ya voy! —respondió ella antes de volverse hacia Billy—. ¡Sigue tú adelante, Billy! ¡Te alcanzo enseguida!

Billy asintió, ocultando la pequeña punzada que sintió en el pecho.

—Está bien, Emma… está bien.

Corrió hacia el lago, con una mezcla de emoción y nervios mientras el agua empezaba a brillar frente a él.

Un instante después — un chapuzón.

Emma se giró, sobresaltada. Billy estaba en el agua, riendo al principio… y luego gritando.

—¡Aaaaah! ¡Algo me está mordiendo! ¡Aaaaah, ayúdenme!

—¡Sam! ¡Ayúdalo! —gritó Emma, su voz llena de pánico.

Sam se quedó inmóvil, con los ojos muy abiertos, mientras los otros tres corrían hacia adelante. Uno de ellos, Danny, sostenía una caña de pescar.

—¿Qué está pasando? —gritó.

—¡Billy necesita ayuda! —chilló Emma—. ¡Por favor, Danny, haz algo!

Danny la miró —culpa brillando en sus ojos—. Dudó por un momento, luego tragó saliva.

—S-sí… sí, lo tengo.

Lanzó el anzuelo hacia Billy. El metal se enganchó —no en su camiseta, sino profundamente en su pecho—. Los gritos de Billy resonaron por todo el lago mientras Danny empezaba a enrollar la línea. La sangre se mezclaba con el agua oscura, y bajo las ondas algo se movía… aletas afiladas y ojos hambrientos.

El cuerpo de Billy se agitaba con violencia mientras Danny tiraba con fuerza, el hilo de pescar rechinando bajo la tensión. Cuando finalmente lo arrastraron hasta la orilla embarrada, todos se quedaron paralizados de horror.

Las piernas de Billy estaban destrozadas —heridas desgarradas y sangrantes donde faltaban pedazos de carne—. El agua a su alrededor brillaba de un rojo oscuro. Bajo la superficie, destellos plateados se movían velozmente, cortando el agua como cuchillas.

—¿Q-qué fue eso? —balbuceó Sam, retrocediendo.

Emma cayó de rodillas junto a Billy, sus manos temblando mientras intentaba detener la sangre.

—¡Billy! ¡Quédate conmigo, por favor! —gritó. Su voz se quebró mientras miraba el agua. El movimiento bajo la superficie no se detenía —solo se hacía más frenético.

Entonces los vio —pequeñas formas feroces con dientes afilados que brillaban a la luz.

—¿Pirañas…? —susurró incrédula—. ¿Por qué hay pirañas en este lago?

El rostro de Danny se puso pálido. Le temblaban tanto las manos que la caña se le resbaló.

—N-no tengo la menor idea —balbuceó.

Los demás permanecieron inmóviles, con los ojos muy abiertos, la culpa extendiéndose por sus rostros como una sombra. Nadie se atrevió a hablar. Nadie se atrevió a moverse.

Emma los miró, con el miedo y la furia ardiendo en su mirada.

—Se suponía que esto era una broma, ¿verdad? ¿Una maldita broma? ¿Quién hizo esto?

Nadie respondió. Sam bajó la mirada. Danny tragó saliva. Los otros miraron fijamente hacia los árboles. No hubo palabras, solo el sonido de la respiración entrecortada de Billy y las suaves ondas del lago que casi lo había reclamado.

Mientras las sirenas se escuchaban a lo lejos, Emma sostuvo la mano de Billy y susurró:

—Quédate despierto… por favor, quédate conmigo.

Los ojos de Billy parpadearon, sus labios temblaron intentando hablar… pero no salió ninguna palabra.

Cuando llegó la ambulancia, su cuerpo estaba pálido e inmóvil, aunque su corazón aún latía débilmente. Se lo llevaron en la oscuridad de la noche.

Su destino sigue siendo incierto.

En los días que siguieron, el grupo juró no volver a hablar de lo que realmente ocurrió en el lago —de quién planeó la broma o quién sabía lo que se escondía bajo el agua.

Pero una verdad permaneció, pesada y fría:

la ignorancia no te hace inocente.

Solo te ata a la culpa que se niega a hundirse.