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Chapter 26 - capitulo 26

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Capítulo 26 — 8 de octubre de 2012

El día había amanecido con un cielo azul despejado sobre Valdebebas. Desde la ventana del pequeño apartamento que me habían asignado en la residencia juvenil del Real Madrid, podía ver cómo el sol se colaba entre las ramas de unos pocos árboles repartidos por el complejo, iluminando la perfección arquitectónica de las instalaciones. A pesar de que aún era temprano, ya se percibía movimiento: técnicos cargando material, chicos bajando a desayunar, y empleados de mantenimiento caminando con eficiencia por los pasillos.

Me vestí con el chándal oficial del club, blanco con detalles en azul oscuro, y bajé al comedor. Algunos chicos me saludaron con un gesto de cabeza, aún medio dormidos. Aleix Febas me sonrió desde su mesa, con un tazón de cereales en la mano.

—¡Eh, Luka! ¿Listo para hoy? —preguntó en español con un acento catalán marcado.

—Siempre estoy listo —respondí, ya con un acento más neutral, aunque aún no del todo madrileño.

El ambiente era distendido, pero el partido de la tarde estaba en la mente de todos. No era más que un amistoso interno, un entrenamiento con intensidad simulando competición, pero para muchos de nosotros —especialmente para mí—, era una primera oportunidad de mostrarse ante los ojos atentos del cuerpo técnico.

11:00 AM — Entrenamiento Táctico en el Campo 7

El campo 7 de la Ciudad Real Madrid, una de las joyas del complejo, nos recibió con su césped recién cortado y líneas perfectamente marcadas. El entrenador del Juvenil B, Luis Miguel Ramis, ya estaba allí, rodeado de ayudantes y con una libreta en mano.

—¡Venga, chavales, moved el culo! Hoy quiero veros enchufados —gritó con energía—. El partidillo de esta tarde no es solo para probar sistemas: también sirve para ver quién se gana minutos.

Durante la sesión táctica, trabajamos transiciones rápidas y presión alta. Me tocó jugar en un 4-3-3 como interior derecho. A mi izquierda, Aleix Febas dirigía el ritmo del mediocampo, mientras Marcos Llorente se encargaba de cortar balones y distribuir con precisión. Rápidamente noté que su inteligencia táctica era superior a la media.

Al principio, no hablé demasiado. Observaba. Medía mis movimientos, mis espacios, los gestos del cuerpo técnico. Pero poco a poco, fui sintiéndome más suelto. Una intercepción bien medida, un pase filtrado que acabó en remate... pequeños destellos que no pasaban desapercibidos.

14:00 PM — Comida y descanso

Después del entrenamiento, volvimos a la residencia para comer. Esta vez me senté con Fran Rodríguez, un lateral derecho muy simpático con acento andaluz.

—Tú juegas callao pero cabrón, ¿eh? —dijo con media sonrisa—. Como que sabes lo que va a pasar antes de que pase.

Me encogí de hombros, sonriendo de lado.

—A veces hay que hablar menos y correr más.

Nos reímos. Esa comida, aunque informal, marcó mi primer momento real de camaradería. Me sentí menos extranjero, más uno de ellos.

17:30 PM — Partido Amistoso Interno

Los dos equipos estaban definidos. Yo iba de titular con peto azul. El rival, con petos amarillos, estaba encabezado por jugadores que llevaban ya uno o dos años en la cantera. Algunos se conocían de memoria, y eso les daba ventaja. Pero yo estaba decidido a compensar con concentración y lectura de juego.

Durante los primeros minutos, toqué pocos balones. Me mantuve entre líneas, flotando. Pero en cuanto Llorente recuperó y me filtró un pase entre dos, supe que era mi momento. Control orientado, recorte corto hacia dentro, y asistencia a Febas, que entraba de segunda línea. Gol. Celebración discreta, pero con una mirada rápida hacia el cuerpo técnico. Me estaban observando. Sabía que los informes iban a llegar a oídos importantes.

El partido terminó 3-2 a nuestro favor. Yo sumé una asistencia y provoqué una falta cerca del área que casi acaba en gol. Al final del partido, el entrenador nos reunió en el centro del campo.

—Bien, chavales. Buena intensidad, aunque aún nos queda mucho por pulir. Luka —me miró directamente—, buen partido. Sigue así.

Asentí, sin más, pero por dentro noté una chispa de satisfacción.

21:00 PM — Tarde Distendida

De vuelta en la residencia, después de cenar, me puse a ver la televisión en el salón común. Un partido de Champions del año anterior repetido, con comentarios de un joven narrador de Canal+. Algunos compañeros hablaban sobre chicas, otros estaban en sus móviles revisando redes. El acceso a internet era libre, aunque con cierto control del club.

Me conecté, sin decir nada, y empecé a explorar vídeos recientes. Algunos sobre entrenamientos, otros sobre entrevistas con jugadores del primer equipo. Había también clips de televisión española. Una presentadora morena, con sonrisa radiante, hablaba sobre el Real Madrid. Lara Álvarez, decía el rótulo. Apunté el nombre mentalmente, curioso.

—¿Qué haces, tío? —me preguntó un chaval de primer año, sentándose a mi lado.

—Nada, solo viendo cosas del club.

—Buena idea. Esto es el Madrid. Hay que empaparse —contestó, y seguimos viendo juntos sin decir mucho más.

23:00 PM — En la Habitación

Solo en mi cuarto, abrí el panel del sistema. Las estadísticas se mantenían estables, pero noté que había una nueva notificación.

«Afinidad con compañeros del equipo: +5%»

«Condición física general: +1»

Pequeños avances, pero constantes. Tal como me había prometido a mí mismo.

Cerré el panel y me tumbé. Madrid ya no se sentía ajena. Y aunque aún no había empezado oficialmente la temporada, el camino ya estaba en marcha.

Mañana sería un nuevo día. Y yo pensaba aprovecharlo al máximo.

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