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Chapter 29 - capitulo 29

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Capítulo 29 – 11 de octubre de 2012

El reloj marcaba las 7:35 a.m. cuando Luka bajó las escaleras de la residencia, ya vestido con el uniforme de entrenamiento. El comedor estaba animado, con varios jugadores discutiendo sobre el entrenamiento del día anterior. Otros simplemente compartían risas o scrollaban en sus móviles entre bocados de tostadas con tomate o cereales.

Luka se sirvió un café con leche y se sentó en su rincón habitual, donde Mario y Álvaro ya lo esperaban.

—Hoy va a tocar táctica, fijo —dijo Mario, con un tono entre resignado y burlón—. Ayer vi al míster hablando con Ramis largo y tendido mientras tú rematabas ese balón al palo.

Álvaro asintió, soplando su taza de té.

—Nos van a machacar con el 4-2-3-1, ya verás. Todo el entrenamiento va a ser para preparar el partido del sábado.

Luka apenas respondió con un gesto de cabeza. Su atención estaba dividida entre la conversación y su propio análisis mental. La noche anterior, había revisado clips de partidos del equipo rival, el Alcobendas CF. No eran un equipo particularmente técnico, pero sí duros, muy físicos, y solían buscar el error del rival más que construir juego.

Ya en el campo 8 de Valdebebas, el cielo estaba encapotado y el aire más húmedo que de costumbre. Ramis reunió al equipo y comenzó a explicar la estructura del entrenamiento. La pizarra táctica ocupaba el centro, con fichas magnéticas representando los movimientos.

—Vamos a repasar la salida desde atrás. Laterales altos, pivotes con movilidad constante. Y vosotros, los de arriba —miró especialmente a Luka, Álvaro y el mediapunta titular—: movilidad, cambios de perfil, arrastrar marcas. Nada de quedarse parados esperando el balón al pie. ¿Entendido?

—¡Sí, míster! —respondieron al unísono.

Durante la primera parte del entrenamiento, trabajaron secuencias de salida de balón y presión alta. Luka tuvo que retroceder varias veces para asociarse con el pivote, girar sobre su zurda y lanzar diagonales al espacio. Ramis lo corregía con frases secas pero constructivas.

—¡Luka, no corras al bulto! Mira primero el movimiento del lateral antes de perfilarte. Si él se clava, tú atacas por dentro.

A medida que el entrenamiento avanzaba, las órdenes se volvieron más específicas. Se ensayaron jugadas a balón parado: córners cerrados al primer palo, faltas desde los costados buscando la espalda de la defensa. Luka participó como rematador en algunos ejercicios y como pasador en otros. La zurda empezaba a afinarse más con cada sesión.

Hacia el final, realizaron un ensayo táctico completo en media cancha. El equipo A —presuntamente el titular— enfrentaba al B. Luka fue ubicado en la izquierda del A, con libertad para moverse por dentro y desbordar. En una jugada, recibió en diagonal, encaró al lateral y centró raso al área. Álvaro llegó desde atrás y marcó con un toque de zurda.

—¡Golazo, hostia! —gritó alguien desde el banquillo.

El entrenador detuvo el juego, caminó unos pasos y habló con voz neutra, casi pensativa.

—Eso es lo que quiero ver. No es velocidad, es lectura. Buen pase, Luka.

Al terminar la práctica, el grupo se sentó unos minutos sobre el césped mientras estiraban. Ramis aprovechó para dar una última charla.

—Sábado jugamos en casa, 11:30. Viene gente a veros. No solo familiares. Gente del club. Scouts. Vosotros veréis cómo queréis que os recuerden.

Aunque la mención a "familiares" no le afectaba —porque no tenía a nadie que fuese a verle—, Luka sintió que esa última frase le hablaba directamente. Él no tenía apellido influyente, ni padrinos. Solo piernas, cabeza... y algo más que ningún otro tenía: el sistema.

Al regresar a la residencia, se duchó, comió junto a los demás y se permitió una pequeña siesta. Al despertar, abrió el portátil y consultó las redes. En Twitter, varios compañeros compartían imágenes de los entrenamientos. Luka aún no subía nada, pero había empezado a pensar en qué tipo de contenido mostrar. Entrenamientos individuales, jugadas, quizá algunos clips editados.

Pasó luego a Instagram. Una publicación de Sara Carbonero le apareció en el feed. No era la primera vez que la veía —desde Croacia la había visto en coberturas de torneos importantes—, pero había algo distinto en verla ahora desde Madrid. Casi como si sus caminos se hubiesen acercado. La publicación era de una entrevista reciente en Valdebebas, con su estilo sobrio y mirada serena. Comentarios y likes se contaban por miles. Luka no le dio "me gusta", pero se detuvo unos segundos, observando.

La tarde pasó sin sobresaltos. Algunos chicos se juntaron para jugar a la consola, otros miraban vídeos en YouTube o hablaban por videollamada. Luka bajó a la sala común con su portátil y auriculares. Vio un partido viejo del Madrid de Mourinho y tomó notas mentales sobre movimientos de Cristiano Ronaldo por la banda izquierda. Aún lo consideraba su mayor referencia.

Antes de dormir, se recostó mirando el techo. Tenía esa sensación tensa en el estómago, típica de la previa a los partidos importantes. Aunque el del sábado fuera "solo" de liga regular, sabía que sería clave. El primer once oficial. La primera prueba.

Y Luka Vuković no iba a fallar.

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