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Chapter 109 - Futuro Desolado

El silencio en la bóveda era total, un contraste brutal con el grito de agonía de Kro'dan, el monstruo del lodo, que se desvanecía en la oficina exterior. Volkhov, Aiko y Amber Lee se quedaron mirando el pedestal de piedra en el centro, donde descansaba el objeto envuelto en seda negra.

Amber se acercó con lentitud, sus ojos ámbar fijos en la reliquia. La frialdad táctica que había mantenido se desmoronó, dando paso a una emoción profunda y contenida. La venganza, por un momento, se sintió trivial frente a la culminación de la búsqueda de su linaje.

Extendió la mano y, con delicadeza, desdobló la seda.

Lo que reveló no era un arma de guerra ni una criatura biológica. Era una simple piedra negra, pulida por el tiempo, del tamaño de la palma de una mano. No brillaba ni emitía un aura visible, pero su sola presencia parecía absorber la luz y el sonido de la pequeña bóveda, dejando el ambiente extrañamente pesado y denso.

—El Artefacto de la Plaga —murmuró Amber, sus dedos rozando la superficie lisa y fría de la piedra. La sostuvo con la reverencia que se le otorga a un ídolo ancestral.

Aiko y Volkhov la observaron, cautelosos. El cuerpo regenerado de Volkhov ya no mostraba rastro de la brutal decapitación, pero la camisa rasgada y el silencio alrededor del tema seguían siendo una presencia inquietante.

—¿Eso es todo? —preguntó Aiko, la guerrera de la fuerza, esperando algo más grandioso, quizá una daga o un cetro.

Amber asintió, volviendo a su expresión de fría determinación. —Esto es el núcleo de lo que mi familia protegió. No es un arma para el combate físico, Aiko. Su poder no es la fuerza bruta, sino la certeza.

Levantó la piedra, girándola lentamente. —Esta piedra, imbuida con la esencia de nuestro linaje, es la llave para crear la toxina biológica más letal jamás concebida: la toxina Jaxx. Puede anular cualquier habilidad, cualquier fuerza, cualquier poder. Puede detener la regeneración, anular el fuego, detener la velocidad... puede matar a la persona más fuerte del mundo.

Volkhov, el estratega regenerativo, se tensó. —Anular la regeneración…

—Sí —confirmó Amber, mirándolo directamente—. Pero tiene una limitación clave, lo que la hace un arma de último recurso y no de guerra. El veneno que creo solo funciona si golpea un órgano vital. Específicamente, el corazón. Es la única forma de garantizar que la toxina Jaxx atraviese las barreras de poder y anule la habilidad. Es un arma de precisión quirúrgica, no de destrucción masiva.

Amber envolvió cuidadosamente la piedra en la seda y la guardó en un compartimento seguro de su maletín. Su misión de venganza había sido completada, el instrumento de justicia ahora en su poder.

—Gracias por su ayuda. Cumplí mi parte del trato. Ahora, Arkadi está en su hotel, y ustedes pueden irse a reportar su fracaso. Yo tengo una nueva vida que construir.

Aiko dio un paso al frente. Su expresión era seria, sin rastro de burla o amenaza. —No. Nuestro trato no termina aquí. Amber Lee, deberías unirte a nosotros.

Amber se rió, un sonido seco y corto. —Aiko, si crees que me uniré a un par de… ¿qué son ustedes? ¿Cazadores de anomalías? —se interrumpió—. Olvídalo.

—Somos más que eso —insistió Aiko—. Escúchame. Tu venganza está lograda, pero tu vida aquí se ha acabado. Mataste a los líderes de una de las organizaciones más poderosas de Hong Kong. Te van a buscar. Van a venir por ti y, lo que es peor, vendrán por esta piedra.

Aiko señaló el maletín de Amber. —El Artefacto de la Plaga, o como lo llames, es demasiado poderoso para que lo cargues sola. Lo más probable es que sea el objeto que tu familia protegía y por el que murieron. Estás sola en Hong Kong, una dotada con una habilidad de primera generación y una piedra codiciada.

La guerrera hizo una pausa, sus ojos fijos en Amber. —Nuestro líder, Ryuusei, es uno de los seres más poderosos y protectores que existen. Él es el único que puede garantizar que esta piedra esté segura. Si te unes a nosotros, no solo te daremos protección, sino que él cuidará ese artefacto familiar como si fuera suyo.

Al escuchar el nombre de su líder, la expresión de Amber se transformó en un shock absoluto. El asombro fue tan profundo que sus labios se movieron sin producir sonido.

—¿Ryuusei? —dijo Amber, con una voz apenas audible—. ¿Ryuusei? ¿El que se enfrentó a Aurion hace unos meses?

Aiko y Volkhov intercambiaron una mirada. El nombre de Aurion era sinónimo del Héroe más fuerte de todo el mundo. Que Amber lo conociera, y que lo vinculara a Ryuusei, demostraba que su linaje estaba mucho más involucrado de lo que habían pensado.

—El mismo —confirmó Volkhov, su tono volviendo a ser el de un negociador—. Ryuusei es la única persona viva capaz de protegerte de la magnitud de los enemigos que vas a generar.

Amber se quedó pensativa, sopesando el miedo a la soledad y la persecución contra el horror de unirse a un grupo desconocido. Finalmente, el pragmatismo se impuso al miedo. La Serpiente había completado su venganza, pero ahora necesitaba un refugio.

—De acuerdo —dijo Amber, su voz recuperando la frialdad—. Acepto unirme a su... grupo. Pero no trabajo gratis. Mi servicio es valioso. ¿Me pagarán por mis habilidades?

Aiko dudó por un instante, su rostro revelando una leve confusión ante la idea de un salario en medio de una cacería interdimensional.

—Eh… bueno, sí. Creo que sí. Supongo que sí. Te pagaríamos un salario, o al menos un estipendio generoso. Nuestro líder valora mucho las habilidades y la lealtad —respondió Aiko, improvisando con una sonrisa incómoda.

Volkhov, con un suspiro audible, sacó de su bolsillo un pequeño estuche metálico. Dentro había una piedra negra irregular, de textura rugosa, y un par de pequeños aretes de plata con grabados cuneiformes.

—Bienvenida al equipo, Amber Lee —dijo Volkhov, extendiendo la piedra negra hacia ella—. Para garantizar tu supervivencia y acelerar tu recuperación, debes ingerir esto. Es una piedra Regeneración Acelerada. No solo anula los efectos secundarios de tus propias toxinas, sino que te otorga una regeneración a nivel celular. Lenta, pero efectiva. Si te disparan, te recuperas. Si el veneno te mata, vuelves. Tómalo como una bonificación de bienvenida.

Amber miró la piedra con incredulidad y asco. —¡¿Me tengo que tragar una roca?!

—Sí. Volkhov tuvo que someterse a una cirugía para que se la implantaran cerca del corazón, un proceso bastante desagradable, te lo aseguro —dijo Aiko, sonriendo a medias.

Volkhov rodó los ojos, fastidiado por la revelación de su pasado. —No entres en detalles, Aiko.

Aiko se encogió de hombros, divertida. —La verdad es importante.

—La parte buena, Amber —continuó Volkhov, ignorando a Aiko—, es que con tu dominio biológico, solo tienes que ingerirla. Tu cuerpo la asimilará. Y toma estos Aretes de Babel. Son transductores de lenguaje. Te permitirán entender y hablar fluidamente cualquier idioma humano o de dotado. Te serán útiles si nuestro líder te envía a una misión en el extranjero.

Amber, con una mezcla de disgusto y pragmatismo, tomó la piedra negra. La miró, temblando ligeramente, antes de tragarla con un gesto de repugnancia. Se colocó los aretes, sintiendo inmediatamente una extraña claridad en su mente.

Volkhov, sonriendo ligeramente por primera vez, tomó la cabeza decapitada de su cuerpo que yacía en el suelo. La examinó, luego miró a Aiko.

—Aiko, ¿te importaría...?

Aiko, riendo a carcajadas por la absurda situación, tomó la cabeza y la arrojó sin mirar hacia el túnel de drenaje, donde el cuerpo moribundo de Kro'dan servirá de alimento.

Volkhov soltó un bufido de frustración. —Cuando a mí me pusieron esa roca, tuvieron que abrirme el pecho y fue una experiencia infernal. Y a ella solo se la das de regalo, para que se la trague, ¡y con aretes traductores de idiomas! ¿Dónde está la justicia en el reclutamiento?

El humor rompió la tensión por completo. Aiko se echó a reír, Amber, a pesar de su seriedad habitual, esbozó una leve sonrisa.

—Justicia es conseguir lo que quieres sin cirugía, Volkhov —dijo Amber, tocándose el cuello, ya sintiendo la piedra de regeneración asentarse en su sistema. La frialdad de su voz ahora contenía una chispa de camaradería.

La alianza había pasado de ser un acuerdo pragmático a la formación de un nuevo equipo, uno forjado en la sangre, el veneno, la traición y la regeneración. Con los objetivos de Amber neutralizados y su artefacto a salvo (por ahora), solo quedaba un paso: reunirse con Arkadi y reportar el éxito.

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