Pensamientos: 'Hola'
Susurros: {hello}
Sonidos: [bomm]
Diálogos: "lo prometido es deuda"
Había cosas en el mundo que no tenían explicación. De hecho, no tenían ni siquiera una pizca o hilo de sentido. Eran tan confusas que simplemente la humanidad aprendió a vivir con ellas a un lado de su mente
Era sorprendente, y a la vez aterrador; el hecho de tener la capacidad de ignorar ciertas cosas que estaban fuera del alcance humano era algo que lo superaba.
el mismo humano decía que la curiosidad mató al gato, o al humano.
La verdad los hará libres. ¿Libertad? ¿Dudas? ¿Secretos? Revelación. Todas con un mismo hilo, siempre confusas, siempre dolorosas, todas tan desesperanzadoras y al final todas ignoradas.
El hecho de estar postrado en una cama no ayudaba en nada. De hecho, era tan aterrador ver todo, oírlo todo, y no poder hacer nada.
Renacido, trasmigrado, reencarnado.
sinceramente no le importaba, no en la situación actual, no en su situación. Tal vez después de dos meses de escuchar constantemente las lágrimas de una mujer lo había ablandado, tenía cosas claras. Este no era él, no era la esencia.
La verdad los hará libres.
Colin Creevey
tan entusiasta como podía ser en la situación del ser que había llegado al cascarón de este cuerpo. ¡Qué suerte tenía este niño! Nacido en una familia humilde en algún lugar de un campo remotamente habitado, un padre que se esforzaba, una madre que los criaba, y un hermano menor que estaba conociendo el mundo con curiosidad.
Y luego estaba él, un niño en fase de crecimiento realmente tímido y con una esperanza ensordecedora de que la magia le diera otra oportunidad.
Hogwarts, colegio de magia y hechicería.
Magia.
Aun no siendo el Colin original, aún podía sentir la emoción de este niño cuando leyó esa carta por primera vez.
La idea y el recuerdo aún hacían que su pecho retumbará de emoción.
Lástima.
Primer año, Gryffindor. Tu mayor ídolo está a solo dos personas de tu asiento, el gran Harry Potter. Incómodo.
No fue buena idea destrozarle una cámara en el rostro.
Sangre sucia, inmunda. Doble sorpresa: el mundo mágico no es solo agitar una varita y ser amable.
Petrificado. Triple sorpresa: de hecho, el mundo no era nada amable.
Barrido en su corta vida en el mundo humano, y posteriormente petrificado y invadido en el mundo mágico. Esos fueron los recuerdos de Max cuando fue reencarnado o trasmigrado en el cuerpo de uno de los personajes con los finales más tristes de Harry Potter.
Al final, muerte. Solo eso le esperaba al joven Colin Creevey original. Derribado en su primer año y muerto a los dieciséis en una lucha que ni siquiera él empezó.
Valiente, ingenuo, débil, y luego muerto. Solo en algún pasillo de Hogwarts, ni siquiera mencionan quién lo mató en el libro. Recogido por Neville y otra persona que en realidad no recordaba. Derribado, irónico. Defendiendo los ideales y siguiendo a alguien que tal vez ni siquiera lo tenía en alta estima.
Petrificado en su primer año por llevarle uvas a Harry cuando estaba en enfermería, muerto por querer ayudar a su héroe. Joven y valiente, pero ingenuo. Al final, solo estaba como muchos otros en una caja vacía y un autógrafo de un héroe que había seguido hasta el final.
Basura, simplemente horrible. No valía la pena ni el esfuerzo. Los autógrafos y el reconocimiento de algunos no valen de nada cuando estás muerto. Ni siquiera tuvo tiempo de vivir o ver crecer a su hermano menor.
Sí. Su final estaba destinado a ser triste. Las cosas habían cambiado. Él había cambiado. Max no estaba dispuesto a morir así. Colin era él, pero él no era Colin.
Lamentable que en vez de seguir lo original, de alguna manera había reclamado esta realidad como suya. Ni siquiera recordaba cómo murió. Algunas cosas estaban vacías, recuerdos remotos, dudas y lagunas mentales. Pero algo estaba claro: no iba a morir por alguien aleatorio. El caos lo quería consumir. Él consumiría el caos. Un sangre sucia también podía ser fuerte.