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Chapter 15 - Capítulo 29 y 30: La Variable Inesperada

En el universo metódico de Ren Ishigami, cada persona era una variable, cada interacción un algoritmo. Pero su sistema, programado para la lógica y la eficiencia, a veces encontraba anomalías que no podía procesar. Una de ellas era la chica que, con una consistencia que rozaba la obsesión, parecía gravitar siempre hacia Sunraku.

Una tarde, mientras Ren y Sunraku discutían el diseño de las mazmorras para el "Basura-Juego Perfecto", la puerta del Club de Tecnología se abrió con un suave clic. Una chica de cabello castaño claro, con un aire de nerviosismo que parecía ser su estado natural, se asomó tímidamente. Se llamaba Ayame. No era un personaje principal en el gran teatro de la Academia Shuchiin, pero para Ren, ella era un punto de datos constante. Siempre observaba a Sunraku desde la distancia, con una mezcla de admiración y un anhelo silencioso.

—H-hola... Sunraku-kun... —murmuró Ayame, su voz apenas un susurro.

Sunraku, absorto en los mapas de la mazmorra, apenas levantó la vista. —Oh, hey, Ayame. ¿Qué pasa?

Ayame jugó con los dedos. —Yo... yo... estaba buscando... un cable de red. El mío está roto y... no puedo jugar.

—Claro, el Club de Tecnología tiene un montón —respondió Sunraku, completamente ajeno a su nerviosismo. Se levantó y fue a buscar la caja de cables, dejando a Ayame sola por un momento.

Ren la observó con su mirada analítica. [Análisis de la situación: Sujeto, Ayame. Comportamiento: Ansiedad social en la presencia de Sunraku. Objetivo declarado: Cable de red. Objetivo real: Interacción con Sunraku. Lógica: Ineficiente. ]

Cuando Sunraku regresó, le entregó el cable a Ayame. —Aquí tienes. Es nuevo, así que no debería darte problemas.

—G-gracias, Sunraku-kun —dijo Ayame, su rostro se sonrojó de un color que Ren cuantificó como "nivel máximo de vergüenza". —Y... buena suerte con el juego... ¡sé que será el mejor de todos!

Con esas palabras, se dio la vuelta y se fue, casi corriendo, dejando a Sunraku confundido y a Ren con un nuevo misterio.

[Análisis de la situación: Sujeto, Sunraku. Nivel de percepción de la situación: Cero. Sujeto, Ayame. Nivel de interés: Alto. Progreso de la variable "Relación Romántica": Nulo. ]

Para Ren, la situación era un rompecabezas. Ayame no había usado la lógica para obtener lo que quería. Su comportamiento era una variable emocional que no podía predecir. Era un tipo de juego que no podía ganar, un algoritmo que no podía descifrar. La lógica le decía que Ayame y Sunraku nunca se unirían. Pero su sistema sabía que, a veces, las anomalías eran la clave para un nuevo y fascinante capítulo.

Capítulo 30: Los Beta Testers de Disboard

El Club de Tecnología se había convertido en el cuartel general de una revolución. Ren Ishigami y Sunraku habían diseñado los conceptos básicos y los desafíos para el "Basura-Juego Perfecto", pero para llevarlo al siguiente nivel, necesitaban jugadores. Jugadores que no solo pudieran encontrar errores, sino que también pudieran entender y apreciar la singularidad del juego.

—El sistema de testeo es simple —dijo Ren, su voz monótona—. Buscamos a los mejores.

Justo en ese momento, el Sistema de Ren zumbó con una nueva alerta.

[Nueva misión detectada: "Reclutar a los Beta Testers definitivos". Sujetos: Shiro y Sora. Habilidades: Genios de los videojuegos. Objetivo: Contratarlos como beta testers para el "Basura-Juego Perfecto". Recompensa: 150,000¥. Sugerencia: Abordar a los sujetos en un entorno que sea familiar para ellos. ]

Ren se levantó. Su destino era el aula de cómputo, donde el Sistema había detectado a los dos sujetos. Encontró a una chica de cabello blanco, Shiro, absorta en su computadora. A su lado, su hermano, Sora, estaba sentado en una pose perezosa, con una mirada aburrida en su rostro. La reputación de ambos, conocidos como "los genios del ajedrez" y "los reyes del arcade", ya había llegado a los oídos de Ren.

—Necesito que sean mis beta testers —dijo Ren, sin rodeos.

Sora levantó la vista. —¿Quién eres? ¿Y por qué deberíamos jugar tu juego? Los juegos son aburridos. Ya lo hemos conquistado todo.

—Mi juego no es como los demás —respondió Ren, con una confianza tranquila—. Es un juego que desafía las convenciones. Un juego de mundo abierto que toma lo mejor de los juegos "basura" y lo eleva a la perfección. Es un desafío para los jugadores que buscan algo nuevo.

Sora miró la pantalla de Ren, donde un breve video del juego se reproducía. El mundo de texturas que se cargaban lentamente, el combate que dependía de la observación y el concepto de los Siete Colosos, todo esto capturó su atención.

—Me gusta —dijo Sora, una chispa de interés brillando en sus ojos. —¿Cuándo empezamos?

—Ahora —respondió Ren.

Shiro, que había estado en silencio, se movió, y un susurro apenas audible salió de sus labios. —Juego... con oni-chan.

Ren asintió. El trato estaba hecho.

Una Semana Después

La fascinación de Sora por el juego no se desvaneció. Después de pasar horas probando el prototipo, se dio cuenta de que no podía simplemente ser un jugador. El juego era una obra de arte, y para apreciarlo de verdad, tenía que entender cómo estaba construido.

Una tarde, mientras Ren trabajaba en el código, Sora se sentó a su lado.

—Ishigami-senpai, necesito que me enseñes a programar —dijo Sora.

Ren levantó la vista. —¿Por qué?

—Porque quiero entender la magia —respondió Sora, con una mirada seria que rara vez mostraba—. Quiero entender cómo funciona el mundo que has creado. Y quiero ser capaz de hacer mis propias contribuciones.

Ren accedió. Era un desafío, pero la sed de conocimiento de Sora era una variable que valía la pena invertir. Las lecciones de programación fueron intensivas. Ren, con su enfoque metódico, le enseñó los fundamentos. Sora, con su mente brillante, absorbía el conocimiento a un ritmo asombroso.

En solo una semana, Sora, que nunca antes había tocado el código, ya tenía las habilidades básicas. Podía escribir bucles, entender las sentencias condicionales y incluso crear pequeños programas por sí mismo. Su cerebro, que había dominado la lógica de los juegos, ahora se aplicaba a la lógica de la programación.

La decisión de Sora de aprender a programar era la prueba de que el "Basura-Juego Perfecto" no era solo un juego; era un universo. Y Ren Ishigami, con su lógica, estaba construyendo ese universo.

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