Las sirenas resonaban a lo lejos, pero el rugido del incendio las opacaba. En pleno corazón de Manhattan, el edificio de seis pisos ardía como si el cielo mismo quisiera tragárselo.
Las columnas de humo negro se elevaban hacia el aire cálido del mediodía, mientras los curiosos se amontonaban en la acera, grabando con sus teléfonos. El calor se sentía incluso desde la calle: un aliento sofocante que llenaba el aire de cenizas y olor a madera carbonizada.
Dentro del edificio, la desesperación reinaba. Gritos ahogados, crujidos de vigas a punto de ceder y el llanto de quienes buscaban escapar componían una sinfonía de caos.
En un pasillo del cuarto piso, una mujer jadeaba mientras corría, un niño pequeño en brazos y otro aferrado a su falda. Tosía sin parar; sus ojos, irritados por el humo, apenas podían mantenerse abiertos.
El fuego los había rodeado. O al menos eso parecía… hasta que, de golpe, las llamas empezaron a desaparecer. Primero del techo, luego de las paredes. La temperatura bajó unos grados, y el aire se volvió menos denso. Ella frenó en seco, incrédula, mientras los niños la miraban sin entender.
-Mamá… *balbuceó el mayor, mirando el pasillo ahora limpio de fuego.
El humo aún dificultaba ver, pero el incendio había dejado de avanzar. La mujer se animó a correr de nuevo, buscando una salida. Pero los escombros bloqueaban el camino: trozos de yeso, vigas quemadas y muebles calcinados les cerraban el paso. No había forma de bajar las escaleras. Su respiración se aceleró, y abrazó con fuerza a sus hijos.
Un sonido seco la hizo girar. Sobre ellos, una parte del techo comenzó a ceder. Cerró los ojos, instintivamente cubriendo a los niños, esperando el golpe… que nunca llegó.
El aire se llenó de calor, pero no quemaba. Abrió los ojos y lo vio.
Una figura hecha de fuego puro y rocas al rojo vivo se alzaba entre el humo. Su cuerpo era una silueta humana cubierta de llamas danzantes, pero no era un incendio fuera de control: el calor que emanaba parecía respirar con él, girando a su alrededor como si obedeciera a su voluntad. El fuego de los pasillos desaparecía, absorbido por su cuerpo como si lo devorara. La luz del mediodía entraba por las ventanas rotas, reflejándose en su piel incandescente, creando un aura imposible de describir.
Él levantó una mano, y el aire comenzó a girar. Un torbellino de fuego nació a su alrededor, envolviendo a la familia, pero no los tocaba. El calor los acariciaba, como una manta cálida. En cuestión de segundos, sus pies dejaron el suelo: flotaban, sostenidos por las llamas.
La mujer abrazó fuerte a sus hijos, aterrada y maravillada al mismo tiempo. El tornado los transportó a través del pasillo ennegrecido, ascendiendo por lo que quedaba de la escalera. El humo se apartaba de su camino como si temiera acercarse a ese ser llameante.
La ventana más cercana estalló al contacto con el calor. Un destello de luz del sol iluminó la escena mientras el torbellino cruzaba el marco y descendía suavemente hacia la calle. Los bomberos, que apenas habían desplegado las mangueras, quedaron paralizados al ver cómo las llamas del edificio parecían consumirse desde adentro, tragadas por esa figura ígnea que emergía con tres personas flotando en su resplandor.
En un instante, el tornado se disipó. La mujer y sus hijos quedaron en el suelo, temblando pero ilesos. Ella levantó la vista buscando a su salvador, pero lo único que vio fue el destello de una silueta ardiente, que volvió a internarse en el edificio, como si el incendio mismo hubiera tomado forma para salvarlos.
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Las sirenas de las patrullas y camiones de bomberos llenaban el aire, mientras los curiosos se apretaban detrás de la cinta amarilla. El edificio de seis pisos seguía cubierto de humo, aunque las llamas visibles parecían… apagarse. No había chorros de agua ni espuma, pero los colores anaranjados que devoraban las ventanas desaparecían uno por uno, como si algo los estuviera tragando.
Los bomberos intercambiaban miradas confusas, el casco inclinado hacia arriba, sin comprender por qué el incendio parecía extinguirse solo. La multitud murmuraba entre gritos y llantos; algunos grababan con sus teléfonos, otros apenas podían reaccionar.
Entonces, lo vieron.
A través de una ventana rota del tercer piso, una silueta ardiente emergió envuelta en un espiral de llamas. El fuego giraba a su alrededor, domesticado, moldeado en un vórtice que parecía más un escudo que una amenaza. En su interior, un hombre, una mujer y un niño flotaban, protegidos del calor, con los ojos abiertos de par en par por el terror y la incredulidad.
El torbellino descendió con suavidad hasta el suelo, disipándose con un destello de luz. Los bomberos corrieron a auxiliar a la familia, pero cuando alzaron la vista, el ser ya había desaparecido entre las ventanas ennegrecidas, regresando al edificio como si no hubiera peso que pudiera detenerlo.
-¿Qué… qué demonios fue eso? *murmuró uno de los oficiales, incapaz de apartar la vista de la entrada.
-¿Un mutante? *dijo otro.
-No lo sé… pero está salvándolos.
La multitud estalló en murmullos nerviosos. Algunos retrocedieron, temiendo que la criatura llameante peligrosa, otros se quedaron inmóviles, fascinados por el espectáculo.
Unos segundos después, un resplandor anaranjado iluminó las ventanas del quinto piso. Otra figura surgió envuelta en llamas, esta vez una anciana sostenida por el ser. Su cabello estaba chamuscado, pero ella estaba ilesa, temblando mientras el calor del tornado la mantenía en el aire.
-¡Dios mío! ¡Es un ángel! *gritó una mujer entre la multitud, llevándose las manos a la boca.
El ser ígneo descendió de nuevo, posando con cuidado a la anciana en el suelo antes de perderse una vez más dentro del edificio.
Una y otra vez, la escena se repitió: cada vez que aparecía, llevaba consigo una nueva vida arrancada de las garras del incendio. Ni un solo rescatado tenía quemaduras graves, ni rastro del humo que debería haberlos sofocado.
El fuego, antes incontrolable, parecía fluir como una extensión de su cuerpo.
Pronto, la multitud dejó de murmurar. Solo observaban en silencio, con el sonido de los helicópteros y sirenas de fondo, viendo cómo esa criatura de fuego caminaba por las paredes del infierno y regresaba una y otra vez con alguien más entre sus brazos.
Por un instante, el incendio parecía no haber existido nunca, las llamas habían desaparecido casi por completo, absorbidas en ese resplandor viviente.
Lo que había empezado como un desastre en pleno corazón de Manhattan, ahora parecía un milagro.
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Metro 6 News
(La cámara muestra a una joven reportera de cabello rizado frente al edificio destruido. Su voz es enérgica, cargada de emoción.)
-¡Buenas tardes, Nueva York! Les habla Samantha Cruz desde la 47 con Broadway, donde esta mañana un incendio devastador casi cobra la vida de docenas de personas. Sin embargo, lo que parecía una tragedia se convirtió en un milagro gracias a la intervención de… bueno, aún no sabemos exactamente qué.
(Las imágenes de video casero aparecen en pantalla: el ser ígneo descendiendo con la familia envuelta en el torbellino de fuego. La multitud aplaude, algunos lloran.)
-Lo que están viendo es real. Este individuo, envuelto en llamas y con una habilidad para controlarlas como nunca antes hemos visto, entró y salió del edificio al menos ocho veces, rescatando a todos los residentes atrapados.
Bomberos presentes en el lugar confirmaron que, de no haber sido por él, hoy estaríamos hablando de decenas de muertos.
(La cámara enfoca a un bombero entrevistado, casco en mano, rostro cansado.)
-No he visto nada igual. El fuego… desapareció. Lo absorbía como si fuera suyo. Y no dejó que nadie saliera herido. No es un monstruo, es un héroe* dice el capitán del escuadrón.
-Señoras y señores, en tiempos donde lo desconocido suele asustar, hoy Nueva York ha visto a un auténtico salvador. Quien sea este misterioso "hombre de fuego", esperamos que sepa que la ciudad entera le debe la vida.
(La pantalla se llena de clips de gente aplaudiendo, niños abrazando a sus padres, y ciudadanos sosteniendo carteles improvisados de agradecimiento.)
Marvel News Network
(La imagen cambia a un set elegante con gráficos serios y una periodista de traje oscuro. El titular en la parte inferior reza:
"¿MILAGRO O AMENAZA DESCONOCIDA?")
-Esta tarde, Nueva York ha sido testigo de lo que ya se conoce como "El Milagro de Manhattan".
Sin embargo, más allá de las imágenes virales, las autoridades no han emitido un comunicado oficial. Se desconoce la identidad del individuo, sus intenciones, o incluso su naturaleza.
(En pantalla aparece un gráfico con siluetas y teorías: "¿Mutante? ¿Alienígena? ¿Entidad sobrenatural?")
-Algunos expertos sugieren que podría tratarse de una persona con habilidades meta-humanas, mientras otros no descartan que sea de origen extraterrestre o incluso un ente espiritual. Las redes sociales se inundan de debates: ¿es un héroe anónimo o un fenómeno peligroso?
(Entrevistan a una testigo, una mujer joven que sostiene a su hijo pequeño.)
-Nos envolvió en fuego… pero no quemaba. Era cálido, como si nos protegiera. Y luego estábamos afuera. Yo no sé quién es, pero le debo mi vida.
(El presentador hace un gesto serio a cámara.)
-Lo único seguro es que, sea humano o no, su aparición ha cambiado el panorama. Nueva York ha visto nacer a alguien —o algo— que no encaja en ningún patrón conocido.
Daily Bugle TV
(La pantalla se oscurece. El logo rojo del Daily Bugle aparece, seguido de la voz grave del mismísimo J. Jonah Jameson.)
-¡Señoras y señores, despierten! Mientras todos celebran a esta… ¡cosa flamígera!… yo voy a decir lo que nadie quiere admitir: ESTAMOS EN PELIGRO
.
(Las imágenes del rescate se reproducen, pero con zoom dramático, resaltando las llamas y las sombras.)
-¿Un "héroe"? ¿Desde cuándo rodear a civiles con fuego es heroico? Nadie sabe quién es este sujeto, de dónde salió, o si acaso fue él mismo quien provocó el incendio para lucirse. ¡Piensen! ¿Qué mejor forma de ganarse la confianza pública que salvar a la gente de un problema que TÚ mismo creaste?
(Jameson golpea la mesa, señalando a cámara.)
-Y no olvidemos a la otra "sensación" enmascarada de Nueva York… ¡Spider-Man! Un vigilante que lleva años columpiándose por la ciudad, dejando caos a su paso.
Ahora aparece otro fenómeno, más peligroso y destructivo. ¿Coincidencia? Yo digo que no. Esto huele a conspiración.
Si permitimos que estas "cosas" se paseen libremente, la ciudad arderá —literalmente— antes de que alguien haga algo.
(La pantalla muestra titulares como "¿HÉROE O ARMA DESTRUCTIVA?" y "SPIDER-MAN: ¿CÓMPLICE DE LA CRIATURA?")
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Las cámaras se movían entre calles abarrotadas, micrófonos extendidos al azar entre curiosos que aún merodeaban cerca de la zona acordonada. La noticia había corrido como pólvora: todos tenían una opinión, aunque nadie sabía realmente nada.
(Una joven con uniforme de oficina y gafas oscuras sonríe tímidamente a cámara.)
-Yo… creo que fue increíble. Lo vi con mis propios ojos. Ese ser… ese hombre, lo que sea que fuera, entraba en el fuego como si nada. Sacó a mi vecina y a sus hijos.
Si eso no es ser un héroe, no sé qué lo es. *Se limpia una lágrima antes de apartarse.
(El siguiente entrevistado es un hombre mayor, con gesto receloso.)
-Héroe, ¿eh? ¿Y cómo sabemos que no es otro experimento del gobierno? O peor… ¿uno de esos mutantes que andan escondiéndose entre nosotros? Hoy salvó a alguien, ¿y mañana? ¿Qué pasa si pierde el control? Si puede absorber fuego, también puede prenderlo donde quiera.
(Una adolescente con auriculares y cabello teñido interviene con tono desafiante.)
-¡Déjenlo en paz! ¿Prefieren que todos esos niños hubieran muerto? Él arriesgó su vida, y ni siquiera pidió nada a cambio. Ya basta de culpar a cualquiera que sea diferente.
(Corte brusco a una mujer de mediana edad, con un crucifijo colgando del cuello, ojos encendidos de fervor religioso.)
-¡Es el fin! ¿Acaso no lo ven? "El que traerá fuego sobre la tierra y purificará a los pecadores" (Lucas 12:49). ¡Dios nos advirtió! ¡¡Esa… esa cosa no es humana, es un demonio enviado para anunciar el Juicio Final. Arrepiéntanse antes de que sea tarde!!.
(La cámara sigue avanzando; ahora un joven empresario con traje caro encoge los hombros.)
-No sé qué es, y sinceramente no me importa mientras no me afecte. Si quiere jugar a ser bombero, adelante. No es mi problema.
(Otro hombre, con gorra y camiseta de un equipo local, alza la voz indignado.)
-¡¿Y si fue él quien inició el incendio?! Piénsenlo. Aparece de la nada, se lleva toda la gloria… ¡claro! Si yo también provocara el desastre, podría quedar como el héroe.
(Finalmente, un niño de 10 años con una sonrisa tímida y un poco de asombro frente al micrófono, sosteniendo en sus pequeñas manos un dibujo de un hombre de fuego.)
-¡Él es… mi héroe! Salvó a mi vecina y a todos… nos envolvió en fuego, pero no nos quemó, nos sacó rapidito. Yo… yo quiero ser valiente como él algún día. Gracias por salvarnos a mí y a mi abuelita.
(El niño sostiene su dibujo frente a la cámara, mientras sonríe)
Las opiniones se mezclaban, chocaban y formaban un murmullo colectivo: miedo, gratitud, paranoia. Las imágenes pasaban de rostro en rostro, pintando a Nueva York como una ciudad que no sabía si debía temer o venerar al extraño ser que había bailado entre las llamas.
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BUENO MUCHACHOS, ESO ES TODO POR HOY
ESTOY EXPERIMENTANDO UN POCO, VIENDO SI QUEDA MEJOR ALGUNAS COSAS DE UNA FORMA U OTRA, TRATANDO DE QUE LES SEA MEJOR Y MAS FLUIDA LA LECTURA
ESTOY PENSANDO EN ABRIR UN PATREON ¿QUE DICEN? PODRIA HACER VOTACIONES, SHIPS (NO NECESARIAMENTE PARA EL PROTAGONISTA PERO SI, TAMBIEN DE EL...NO SE SI HACER QUE TENGA MAS DE UNA PAREJA, SE SENTIRIA RARO ¿NO?)
BUENO, POR ESO MISMO SE HARIAN VOTACIONES.
LO MISMO PARA ESCENAS EROTICAS...NO CREO HACERLAS, PERO SI CON LAS VOTACIONES DAN QUE SI, ASI SE HARAN...NO DEMASIADO EXPLICITAS...NI SEGUIDAS
TAMBIEN PODEMOS COMPARTIR IDEAS, SUGERENCIAS PARA LA HISTORIA, LO QUE DESEARIAN VER, Y ALGUNAS DECISIONES QUE EL PROTAGONISTA PODRIA TOMAR
OBVIAMENTE TAMBIEN LOS RESPECTIVOS AGRADECIMIENTOS A CADA UNO QUE SE UNA
DIGANME QUE PIENSAN...NO QUIERO LIGARME A NINGUN CONTRARO DE LA PLATAFORMA O ASI...NO SE, DIGANME QUE CREEN, COMO SIEMPRE, ESTARE ATENTO A SUS COMENTARIOS
SE ME CUIDAN :)