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Chapter 7 - Capítulo 7: La Fusión de Dos Almas, el Ascenso de un Nuevo Gohan

El mes que siguió fue un borrón de sudor, dolor y meditación profunda. La Capsule Corp. se transformó en un santuario de entrenamiento, una fortaleza de la esperanza en un mundo asediado. Bulma, con su genio incansable, había modificado la cámara de gravedad, permitiéndonos simular condiciones extremas que superaban con creces las de la Tierra. El aire era pesado, la presión insoportable, pero cada fibra de mi ser se estiraba, se adaptaba, se fortalecía.

Mi enfoque principal no era solo aumentar mi fuerza bruta, sino desentrañar el secreto de fusionar el Ki Saiyajin con el Aura Mística. Había sentido su potencial en el combate contra los Androides, esa sinergia que confundía sus sensores. Pero un simple destello no era suficiente. Necesitaba que fuera una base, una evolución.

Las sesiones de meditación se hicieron más largas, más intensas. Me sentaba en el centro de la cámara de gravedad, con Trunks a mi lado, ambos concentrándonos en el flujo de nuestras energías. El Ki era un río impetuoso, ardiente y explosivo. El Aura Mística era un lago sereno, frío y profundo. El desafío era unirlos, no superponerlos.

Al principio, era una lucha. Mi Ki tendía a dominar, a ahogar la sutileza de la Aura Mística. Pero recordé la sensación justo antes de mi "reencarnación", la chispa de otra realidad. No era solo yo renaciendo en Gohan, era como si dos almas se hubieran fusionado, o al menos, dos principios energéticos distintos.

Un día, durante una de estas meditaciones, la frustración me invadió. Mis músculos estaban tensos por el esfuerzo, y la energía fluctuaba salvajemente. Me había estancado. Cerré los ojos con fuerza, buscando esa conexión, esa verdad. Y entonces, vino a mí una voz, no audible, sino una resonancia profunda en mi propia conciencia. "No es control, es armonía. No es fuerza bruta, es fluidez. Permítete ser el puente."

Abrí los ojos. La voz, la sensación, era inconfundible. No era la de Goku, ni la de Piccolo. Era un eco de mi vida anterior, una comprensión intuitiva de un poder que trascendía las barreras de un solo universo. El poder de la manipulación del chakra, la energía espiritual, el poder de la voluntad… no importaba el nombre. Eran principios universales de control energético.

De repente, una nueva perspectiva se abrió ante mí. Dejé de intentar forzar la fusión. En cambio, me concentré en el concepto de "fluidez". Visualicé el Ki como un huracán de poder, y la Aura Mística como el ojo sereno de esa tormenta, el centro de control. No debían chocar, sino entrelazarse, como hilos de diferentes colores formando una tela más fuerte.

Comencé a canalizar. El Ki, mi ki Saiyajin, fluía a través de mí con una intensidad creciente. Pero esta vez, permití que la Aura Mística se filtrara en cada célula, en cada nervio, no como un refuerzo externo, sino como un catalizador interno. Sentí un hormigueo, un calor diferente, no el fuego del Super Saiyajin, sino una energía más densa, más controlada.

Mis músculos se contrajeron. Mi pelo comenzó a erizarse, no con el oro brillante del Super Saiyajin, sino con un tinte más oscuro, casi cobrizo en los bordes. Mis ojos, en lugar de tornarse verdes, adquirieron un brillo plateado, como dos lunas reflejadas en un estanque. La energía que emanaba de mí no era una explosión salvaje, sino una presión constante, un aura densa y casi palpable que hacía temblar el propio aire de la cámara.

Trunks, a mi lado, abrió los ojos de golpe. Su pequeño rostro se llenó de asombro. "¡Gohan! ¿Qué es eso? ¡Tu poder... es diferente! ¡Es enorme!"

Bulma, que monitoreaba desde la consola, gritó. "¡Gohan! ¡Tus lecturas están por las nubes! ¡El Aura Mística y el Ki... se han fusionado! ¡Es una nueva firma de energía! ¡Nunca había visto nada remotamente parecido!"

No era el Super Saiyajin. Era algo más. Era el resultado de mi reencarnación, la combinación de dos realidades energéticas en una. Mis pensamientos eran más claros, mis sentidos agudizados. Podía sentir la vibración de cada átomo en la cámara, la corriente de aire que se movía a mi alrededor. Esta no era solo fuerza bruta, era control absoluto.

"Esta", dije, mi voz resonando con una profundidad nueva, "es la Forma Mística. O al menos, su inicio. Una fusión de dos almas, de dos mundos."

La sonrisa que se formó en mi rostro no era la de la ira, ni la de la arrogancia. Era la sonrisa de la confianza. De la comprensión. Había encontrado mi camino. Había descubierto la clave para cambiar el destino de esta línea de tiempo.

El camino por delante seguía siendo arduo. Los Androides eran una amenaza formidable. Pero ahora, tenía una nueva arma, un poder que desafiaba su lógica y su tecnología. Un poder nacido de la tragedia y forjado en la determinación. Esta vez, el futuro iba a ser diferente.

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