Capitulo 55 - Quinto Desafio (Parte 2)
Cody se separó del grupo apenas llegaron al límite del bosque. Mientras los demás discutían rutas y estrategias, él se escabulló hacia su cabaña con pasos rápidos pero silenciosos. Nadie lo siguió. Nadie preguntó. Era como si supieran que Cody tenía sus propios rituales antes de una misión.
Entró, cerró la puerta con cuidado, y se dirigió al rincón donde guardaba sus cosas. Bajo una pila de camisetas mal dobladas, encontró lo que buscaba. Lo tomó con firmeza, lo deslizó con naturalidad dentro del bolsillo lateral de su pantalón. No era grande, pero tenía peso. Y propósito.
Cody se quedó unos segundos en silencio, mirando por la ventana hacia el bosque. Luego salió, sin decir palabra.
Mientras tanto, en la zona común del campamento, las chicas se habían reunido como por instinto. Gwen estaba sentada en una roca, con los brazos cruzados y la mirada firme. Las demás la rodeaban como satélites con intenciones poco cósmicas.
Izzy fue la primera en hablar, como siempre.
"Así que tú y Cody, ¿eh? Interesante. Muy interesante. ¿Sabías que una vez competí por el afecto de un domador de serpientes en Madagascar? Perdí, pero gané experiencia. Y ahora... ¡te declaro la guerra!", dijo Izzy, señalando a Gwen con una ramita como si fuera una espada.
Lindsay, con su sonrisa habitual, se acomodó el cabello.
"Yo también quiero declarar la guerra. Pero como... una guerra bonita. Con vestidos. Y tal vez cupcakes. Pero guerra al fin", dijo Lindsay.
Bridgette se rió, incómoda pero decidida.
"Esto es ridículo... pero también divertido. Supongo que me uno. Cody es dulce. Y tiene esa cosa rara de chico que no sabe que es atractivo. Me gusta eso", dijo Bridgette.
Gwen las miró, una por una. Su expresión no cambió. Pero sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y diversión.
"¿En serio van a hacer esto?", dijo Gwen.
Izzy se puso en posición de combate.
"¡Por el honor del amor y la adrenalina!", gritó.
Lindsay levantó una flor como si fuera una bandera.
"¡Por los ojos de Cody!", dijo.
Bridgette se encogió de hombros.
"Por... no aburrirme", dijo.
Courtney y Heather estaban ahí también, pero no decían nada. Courtney tenía los brazos cruzados, evaluando. Heather solo observaba, como si estuviera tomando notas mentales para un futuro chantaje.
Gwen se levantó, con calma.
"Escuchen. Cody no es un trofeo. No es un premio. Y no es alguien que se gana con cupcakes ni con gritos. Es alguien que se queda... si quiere quedarse. Y adivinen qué: ya se quedó conmigo", dijo Gwen.
Las chicas se quedaron en silencio por un momento. Luego Izzy se rió.
"¡Eso lo hace más emocionante!", dijo.
Lindsay asintió.
"¡Sí! ¡Una lucha perdida es más romántica!", dijo.
Bridgette se estiró.
"Bueno, al menos no será aburrido", dijo.
Gwen sonrió, pero no retrocedió.
"No lo voy a soltar. Así que si quieren pelear, peleen. Pero no esperen que me rinda", dijo Gwen.
---
El silencio que siguió a la declaración de Gwen no duró mucho. Izzy empezó a girar sobre sí misma como si estuviera cargando energía cósmica.
"¡Esto es mejor que la vez que me infiltré en un culto de alpacas para rescatar a mi iguana! ¡Estoy lista para el combate emocional!", gritó Izzy.
Lindsay se sentó en el suelo, cruzando las piernas como si estuviera en una clase de yoga.
"¿Creen que Cody prefiera chicas misteriosas como Gwen o chicas dulces como yo? Porque puedo ser misteriosa también. Mira: 'Tengo un secreto'. ¿Ves? Misteriosa", dijo Lindsay, guiñando un ojo.
Bridgette se rió, pero luego se puso más seria.
"Ok, chicas. En serio. Cody no es un premio, como dijo Gwen. Pero tampoco es inmune a la química. Y seamos honestas... todas hemos sentido algo por él en algún momento, ¿no?", dijo Bridgette.
Izzy levantó la mano como si estuviera en clase.
"¡Yo lo soñé una vez! Estábamos en una carrera de caracoles gigantes y él me dio una flor que hablaba. Fue romántico", dijo Izzy.
Lindsay asintió.
"Yo también soñé con él. Estábamos en París, y él era chef. Me cocinó una nube. Literalmente. ¡Una nube!", dijo Lindsay.
Gwen se frotó la frente, como si necesitara un manual para lidiar con ese tipo de competencia.
Fue entonces cuando Courtney habló, con tono firme.
"Esto es una distracción. Estamos a punto de entrar en un desafío de supervivencia. ¿En serio van a perder energía peleando por un chico?", dijo Courtney. Aunque internamente quería luchar también con unas y dientes.
Heather, sin levantar la vista de sus uñas, añadió:
"Además, Cody no es tan especial. Es decente. Tiene encanto. Está en el rango medio. Competencia moderada", dijo Heather.
Gwen la miró con una ceja levantada.
"¿Y eso qué significa? ¿Que no vale la pena pelear por él?", dijo Gwen.
Heather sonrió con malicia.
"Significa que si lo quieres, quédate con él. Pero no esperes que las demás se queden quietas. Esto es Total Drama. El drama no se detiene por sentimientos", dijo Heather.
Courtney suspiró.
"Solo digo que si van a pelear, háganlo después de ganar el desafío. Prioridades, chicas", dijo Courtney.
Izzy se puso en posición de yoga invertida.
"¡Puedo pelear y sobrevivir al mismo tiempo! ¡Multitarea emocional!", gritó.
Lindsay se levantó, sacudiéndose el polvo.
"Yo también. ¡Y puedo hacerlo con estilo!", dijo.
Bridgette se cruzó de brazos, mirando a Gwen.
"Entonces es oficial. Competencia abierta. Pero sin golpes bajos. ¿Sí?", dijo Bridgette.
Gwen asintió.
"Sin golpes bajos. Pero sin rendición tampoco", dijo Gwen.
Las chicas se miraron, como si acabaran de firmar un tratado de guerra con cláusulas románticas.
En ese momento, Chris apareció con su megáfono.
"¡Hora de dividirse en equipos! ¡Topos Gritones vs Bagres Asesinos! ¡Muévanse, campistas!", gritó Chris.
Las chicas se dispersaron, cada una con sus pensamientos, sus estrategias y sus emociones a flor de piel. El bosque las esperaba. Y Cody, sin saberlo, estaba en el centro de una guerra silenciosa que apenas comenzaba.
Los Topos Gritones avanzaban por el bosque con paso firme, siguiendo el mapa que Cody sostenía con una mezcla de concentración y estilo despreocupado. Owen caminaba al frente, como si el bosque fuera su patio trasero.
"Esto me recuerda a cuando mi abuelo me llevó a pescar en el lago del Silencio. Aunque no era tan silencioso. Él gritaba cada vez que veía una rana. ¡Una vez pescamos una bota! ¡Y la cocinamos!", dijo Owen, con entusiasmo contagioso.
DJ se rió.
"¿La comieron?", preguntó.
"¡Claro! Aunque resultó ser de goma. Pero tenía sabor a aventura", dijo Owen.
Cody se unió a la conversación, con una sonrisa.
"Mi abuelo me enseñó a hacer fuego con dos piedras. Lo malo es que eran piedras decorativas. Terminamos usando un encendedor", dijo Cody.
Lindsay, que caminaba justo detrás de Cody, se inclinó curiosa.
"¿Tu abuelo también gritaba con las ranas?", preguntó.
"No, pero una vez se peleó con una ardilla por una barra de granola. La ardilla ganó", dijo Cody.
Gwen se rió, caminando al lado de Cody.
"¿Y tú qué hiciste?", preguntó Gwen.
"Le di otra barra a la ardilla para que soltara a mi abuelo", dijo Cody.
El grupo se reía, la tensión del desafío parecía diluirse entre bromas y recuerdos. Lindsay miraba a Cody con ojos brillantes.
"¡Eres tan divertido! ¿Tienes más historias de ardillas?", dijo Lindsay.
"Solo si sobrevivo a este bosque. Tal vez me toque protagonizar una nueva", dijo Cody, guiñando un ojo.
Gwen le dio un leve empujón en el brazo.
"Solo si no te conviertes en comida de oso", dijo Gwen.
"Eso ya es canon, ¿no?", pensó cody Cody.
Mientras avanzaban, el grupo se sentía más unido. Cody lideraba con naturalidad, Gwen lo acompañaba con complicidad, Lindsay lo seguía con curiosidad, y Owen mantenía el ánimo alto. DJ y Noah intercambiaban miradas, como si reconocieran que algo estaba cambiando en la dinámica del grupo.
Los Topos Gritones avanzaban entre risas, bromas y anécdotas. Owen seguía contando historias de pesca con su abuelo, Lindsay hacía preguntas que nadie sabía cómo responder, y Gwen y Cody compartían bromas con una complicidad que se sentía cada vez más natural.
Pero en la parte trasera del grupo, Trent caminaba en silencio.
Sus pasos eran lentos, no por cansancio, sino por peso emocional. Cada vez que Cody decía algo gracioso y Gwen se reía, Trent sentía que el bosque se cerraba un poco más sobre él. No era solo celos. Era una sensación de pérdida. De haber sido reemplazado. De no haber sido suficiente.
Cody caminaba al frente, con el mapa en mano, guiando al grupo como si hubiera nacido para eso. Gwen lo seguía de cerca, a veces empujándolo en broma, otras simplemente mirándolo con esa sonrisa que antes era para Trent.
Trent bajó la mirada.
Recordó la conversación con Harold en la cabaña, días atrás.
"Te lo digo, Cody no merece tanta atención. Es todo fachada. Se hace el bueno, pero es uno de esos tipos que te aplastan con una sonrisa. Y todos caen. Hasta Gwen. Pero tú... tú eres real, Trent", había dicho Harold, con tono casi paternal.
En ese momento, Trent no había querido creerlo. Pero ahora, viendo cómo Cody se movía entre los demás, cómo todos lo escuchaban, cómo Gwen lo miraba... las palabras de Harold empezaban a hacer eco.
¿Y si Cody no era tan perfecto?
¿Y si Gwen se había dejado llevar por el brillo superficial?
¿Y si él, Trent, simplemente no tenía ese tipo de luz?
Lindsay se volvió por un momento, mirándolo.
"¡Trent! ¿Tú también tienes historias de pesca? ¿O de ardillas ladronas?", preguntó con entusiasmo.
Trent forzó una sonrisa.
"No muchas. Solo... caminatas largas", dijo.
Cody se giró brevemente.
"¡Pues esta cuenta como una! Si sobrevivimos, te la puedes tatuar", dijo Cody, riendo.
Gwen se rió junto a él.
Trent bajó la mirada de nuevo.
No respondió.
No se rió.
Solo siguió caminando, sintiéndose como un espectador en una película donde él solía ser protagonista.
El grupo avanzaba por un sendero cubierto de hojas secas, con el sol filtrándose entre las ramas. Cody iba al frente con el mapa en mano, pero la caminata se había convertido más en una charla grupal que en una misión de supervivencia.
Owen, como siempre, llevaba la voz cantante.
"Una vez, mi abuelo y yo cazamos un oso. Bueno, él lo cazó. Yo solo grité y corrí en círculos. Pero fue épico. El oso tenía una mirada como de '¿en serio, viejo?' y mi abuelo le respondió con una escopeta. ¡Boom! Historia familiar", dijo Owen, con los brazos abiertos como si estuviera narrando una película.
Izzy aplaudió emocionada.
"¡Quiero ver un oso! ¡Quiero abrazarlo! ¡Quiero enseñarle a bailar!", dijo Izzy.
Noah levantó una ceja.
"¿Y qué harías si el oso te abraza primero? Con garras", dijo Noah.
"¡Me dejo llevar por el momento!", dijo Izzy.
Cody se rió, girando hacia Noah.
"Si aparece un oso, tú corres. Yo intento derribarlo. Y luego tú corres más rápido porque yo estaré gritando", dijo Cody.
"Corre, grita, derriba. ¿Ese es tu plan?", dijo Noah.
"Es más plan que el tuyo, que es 'morir con sarcasmo'", dijo Cody.
Lindsay se reía sin parar.
"¡Cody, no seas tan tonto! ¡No puedes pelear con un oso! ¡Ni siquiera puedes pelear con una ardilla sin perder la barra de granola!", dijo Lindsay.
Gwen se acercó a Cody, con una sonrisa burlona.
"Por favor, no seas tan estúpido de pelear con un oso. Si aparece uno, te escondes detrás de Owen. Él tiene experiencia. Tú tienes... entusiasmo", dijo Gwen.
"Y músculos. No olvides los músculos", dijo Cody, flexionando el brazo.
"Sí, claro. El oso se va a rendir por respeto a tus bíceps", dijo Noah.
Izzy imitó el rugido de un oso, Lindsay gritó en falso, y Owen se lanzó al suelo como si estuviera en una película de acción.
El grupo estalló en risas. La caminata se volvió más ligera, más cálida. Cody y Gwen caminaban juntos, intercambiando miradas y empujones suaves. Noah seguía lanzando comentarios sarcásticos, Izzy buscaba huellas de animales, y Lindsay cantaba una canción inventada sobre osos y amor.
Pero no todos reían.
A unos metros detrás del grupo, Trent caminaba en silencio. Sus pasos eran lentos, como si el suelo pesara más bajo sus pies. La risa de Gwen llegaba hasta él como ecos lejanos, cada carcajada una pequeña punzada.
La vio empujar a Cody juguetonamente, y luego reírse con Lindsay. Cody parecía brillar en ese entorno, como si el bosque entero conspirara para hacerlo ver más confiado, más querido. Trent bajó la mirada. No era celos lo que sentía exactamente. Era esa mezcla amarga entre nostalgia y vacío. Como si hubiera sido parte de esa escena alguna vez, pero ahora solo la observara desde fuera.
Harold caminaba a su lado, como si supiera exactamente qué decir para empeorar las cosas.
"¿Sabías que Gwen dijo que Cody tiene 'chispa'? Lo dijo ayer. Literalmente. 'Cody tiene chispa'. ¿Tú tienes chispa, Trent?", dijo Harold, con tono casual pero venenoso.
Trent no respondió. Solo apretó los labios.
"Y además, Cody tiene ese peinado de chico que no se esfuerza pero igual gusta. Tú tienes... bueno, tú tienes guitarra. ¿La trajiste? No, ¿verdad?", siguió Harold.
Trent se detuvo un segundo, fingiendo ajustar su mochila. En realidad, solo necesitaba respirar. Cada palabra de Harold era como una piedra que se le colaba en el zapato. No dolía al principio, pero con cada paso, se volvía insoportable.
El grupo seguía adelante, sin notar nada. Gwen giró la cabeza por un momento, miró hacia atrás, y sus ojos se cruzaron con los de Trent. Fue solo un segundo. Una mirada neutra. Ni cálida ni fría. Solo... distante.
Trent bajó la vista. En su mente, la escena se repetía: Cody haciendo reír a Gwen, Harold susurrando veneno, y él, atrapado en una espiral de recuerdos y dudas. ¿Había perdido algo? ¿O simplemente nunca lo tuvo?
Harold, satisfecho con el silencio, sonrió para sí mismo.
"Tranquilo, amigo. A veces uno es el protagonista. A veces, solo es parte del paisaje", dijo Harold, como si fuera un sabio malicioso.
Trent no respondió. Pero en su mente, algo se quebraba. No por Gwen. No por Cody. Sino por él mismo. Por no saber cómo salir de ese papel de espectador.
El bosque se cerraba sobre ellos como una cúpula de hojas y ramas. El equipo de los Bagres Asesinos avanzaba por un sendero menos transitado, con Courtney al frente, mapa en mano y mirada decidida.
"¡Vamos, chicos! Si seguimos este ritmo, llegaremos al punto de control antes que los otros. Pero necesitamos coordinación. ¡Coordinación!", decía Courtney, girando para asegurarse de que todos la escucharan.
Duncan, con las manos en los bolsillos y una rama entre los dientes, caminaba con la actitud opuesta.
"¿Coordinación? ¿No estamos en un bosque? ¿No se supone que esto es una aventura, no una excursión escolar?", dijo Duncan.
"Esto es una competencia, Duncan. No una sesión de fotos para tu perfil rebelde", respondió Courtney, sin detenerse.
"¿Y si me pierdo a propósito? Tal vez encuentre un oso y lo convenza de que tú eres el verdadero peligro", dijo Duncan, con una sonrisa burlona.
Courtney se detuvo en seco, giró sobre sus talones y lo miró con los ojos entrecerrados.
"Si te pierdes, no me detendré a buscarte. Pero el oso probablemente huya por tu falta de higiene", dijo ella.
Mientras la tensión entre ellos crecía como maleza, Katie caminaba unos pasos más atrás, completamente ajena al conflicto. Sus ojos brillaban con cada detalle del bosque.
"¡Miren esas bayas! ¿Se pueden comer? ¡Y ese pájaro! ¿Es un colibrí? ¡Nunca había visto uno tan cerca!", decía Katie, señalando con entusiasmo.
Se agachó para observar unas flores diminutas que crecían entre las raíces de un árbol.
"¿No es increíble cómo todo aquí parece tener su propio mundo? Como si los árboles tuvieran secretos", murmuró, más para sí misma que para los demás.
Courtney la miró de reojo.
"Katie, por favor, concéntrate. No estamos aquí para recolectar flores", dijo con tono firme.
Katie asintió, aunque sus ojos seguían vagando entre los colores del bosque.
Duncan se acercó a ella, bajando la voz.
"Si ves un unicornio, avísame. Tal vez sea más cooperativo que Courtney", dijo Duncan.
Katie soltó una risita, mientras Courtney bufaba y retomaba el paso.
El grupo seguía adelante, dividido entre la estrategia, la rebeldía y la contemplación. Y aunque el bosque parecía tranquilo, algo en el aire sugería que no todo seguiría así por mucho tiempo.
Heather caminaba con los brazos cruzados, la mirada fija en Gwen, que reía junto a Cody, Noah e Izzy. Cada carcajada le retumbaba como una burla personal. El recuerdo de las hormigas aún le picaba -literalmente y emocionalmente- y ver a Gwen tan tranquila, tan protegida, le hervía la sangre.
Se giró hacia Beth, Lindsay y Trent, bajando la voz pero manteniendo el veneno.
"Gwen va a ser la siguiente. Lo de las hormigas fue solo el principio. Nadie se burla de mí y se va ilesa", dijo Heather, con una sonrisa tensa.
Beth la miró con incomodidad.
"Pero... tú leíste su diario. Eso fue bastante bajo. No puedes esperar que todos te sigan después de eso", dijo Beth, con tono suave pero firme.
Lindsay, distraída mirando una mariposa, intervino sin filtro.
"Sí, y además Cody la protege. Y Noah. Y hasta Izzy, que es como... loca pero leal. Gwen tiene su propio escuadrón. Tú no puedes tocarla sin que te muerdan", dijo Lindsay, como si estuviera narrando una película.
Heather apretó los dientes.
"¿Desde cuándo Cody es un escudo humano? ¿Desde cuándo Gwen necesita protección?", dijo Heather, con sarcasmo.
Trent, que había estado en silencio, finalmente habló.
"Desde que tú te convertiste en el villano de la historia. Nadie confía en ti, Heather. Ni siquiera yo. Y eso ya es decir mucho", dijo Trent, con la voz baja pero cargada de resentimiento.
Heather lo miró con desprecio, pero no respondió. En cambio, volvió a mirar al grupo de Gwen. Cody estaba contando algo gracioso, gesticulando con entusiasmo. Gwen se reía, relajada, y Lindsay se unía a las risas desde lejos. Noah soltaba una broma sarcástica, e Izzy imitaba un oso otra vez.
Heather los observaba como si fueran una fortaleza que no podía escalar. Cada sonrisa era una piedra más en el muro que la dejaba fuera. Y Cody... ese chico que antes parecía insignificante, ahora era el centro de algo. Algo que Heather no controlaba.
"Esto no va a durar. Las alianzas cambian. Y cuando lo hagan, Gwen va a caer. Con o sin hormigas", murmuró Heather, más para sí misma que para los demás.
Beth la miró con preocupación. Lindsay ya estaba distraída con una ardilla. Trent se quedó en silencio, pero su mirada seguía clavada en Gwen... y en Cody.
Heather se dio la vuelta, con el ceño fruncido. No había ganado esta ronda. Pero en su mente, el juego aún no terminaba.
POV de Katie
Al principio, todo había sido fascinante. Las hojas crujían bajo sus pies como si el bosque le susurrara secretos. Los pájaros cantaban melodías que ella intentaba imitar. Las bayas brillaban como joyas escondidas entre los arbustos. Katie se había dejado llevar por la belleza del entorno, alejándose poco a poco del grupo sin darse cuenta.
Pero ahora, el silencio era distinto.
Ya no había risas. Ya no había Courtney gritando órdenes ni Duncan burlándose. Solo árboles. Árboles que parecían más altos, más cerrados. El sol se filtraba en líneas delgadas, como si el bosque estuviera cerrando sus puertas.
Katie se detuvo. Miró a su alrededor. No reconocía nada.
"¿Courtney? ¿Duncan? ¿Hola?", dijo, con voz temblorosa.
No hubo respuesta. Solo el sonido de un pájaro lejano y el viento moviendo las ramas.
Su corazón empezó a latir más rápido. Intentó volver sobre sus pasos, pero cada árbol parecía igual. Cada sendero, una copia del anterior. El bosque, que antes le parecía un cuento de hadas, ahora se sentía como un laberinto.
"Me perdí... me perdí...", murmuró, con los ojos llenándose de lágrimas.
Empezó a correr. No por dirección, sino por impulso. Como si el movimiento pudiera borrar el miedo. Las ramas le rozaban los brazos, las hojas se enredaban en su cabello. Tropezó una vez, se levantó rápido. El miedo la empujaba más que sus piernas.
"¡Courtney! ¡Duncan! ¡Bagres Asesinos! ¡Por favor!", gritó, con la voz quebrada.
Nada.
Katie se detuvo, jadeando. Se abrazó a sí misma, temblando. El bosque ya no era mágico. Era inmenso. Y ella, pequeña.
Pero en medio del pánico, algo se encendió en su interior. Una chispa de esperanza. Recordó lo que Owen dijo sobre los osos. Recordó cómo Izzy hablaba de seguir su instinto. Recordó que Gwen siempre decía que el miedo era solo una señal de que algo importante estaba pasando.
Katie respiró hondo. No sabía dónde estaban los demás. Pero sí sabía que no podía quedarse quieta.
Se limpió las lágrimas con la manga, se ajustó la mochila, y empezó a caminar. No corriendo. No gritando. Solo avanzando. Con miedo, sí. Pero también con decisión.