Ficool

Chapter 7 - CAP 6

Capítulo 6: Nacen los dioses

Tras jugar un rato con la llama primordial, la disipé con un gesto y pasé a invocar otros elementos: tierra, aire, agua y otros más exóticos que desafiaban la comprensión de cualquier mente inferior. Me entretenía manipulando mis diversos poderes y magias, como un niño con juguetes nuevos. Sin embargo, como todo, eventualmente me aburrí. Fue entonces cuando decidí aventurarme en lo desconocido: el Caos.

El Caos era un abismo insondable de energías primordiales, un mar sin forma ni dirección. Mientras lo recorría, sentía vibraciones antiguas, fluctuaciones que evocaban memorias que no me pertenecían. Por primera vez en eras incalculables, sentí algo parecido a la emoción. Reí suavemente. “Aún puedo sentir…”

Llevaba eones vagando, sin encontrar un final. Finalmente, me dirigí a mis dos asistentes, mis sistemas internos que me acompañaban desde mi ascensión.

—Ciel, Terra, ¿cuán vasto es el Caos? —pregunté con curiosidad genuina.

Ding—Dong Ambas respondieron al mismo tiempo: —Es infinito y en constante expansión. No podrás hallar su fin ni siquiera con tu nivel de poder actual.

Ding: —Él me preguntó a mí. Dong: —No, fue a mí.

Suspiré, con una mezcla de impotencia y resignación. —Basta, no se peleen, por favor.

Dong: —Está bien, Félix.

De nuevo esa voz coqueta que solía adoptar Terra, aunque ya había aprendido a ignorarla.

Mientras continuaba mi travesía, reflexioné: —¿Cuándo nacerán los dioses que darán origen a la existencia?

Ding: —Se estima que cuando el Caos alcance su madurez, surgirán los dioses que lo aniquilarán para fundar nuevas realidades. Ahora mismo, el Caos es apenas un infante.

Reí para mis adentros. —Qué ironía… dentro de ti nacerán los seres que traerán tu ruina, movidos por sus deseos egoístas. Pero ese no es mi problema. Yo solo seguiré fortaleciéndome.

Dong: —Los dioses primigenios nacerán de las principales mitologías: Pangu, Gea, Urano, Ymir, Brahmā, Viracocha, entre otros. Algunos se aliarán para crear sus propios multiversos.

—Entiendo… me pregunto si también debería crear uno.

Ding-Dong: —No. Absolutamente no.

Ding: —Félix, crear un multiverso o incluso un universo es extremadamente peligroso. Muchos dioses primigenios murieron al intentar hacerlo sin el poder suficiente, formando las bases de sus mitologías. Sus ambiciones superaron sus capacidades.

—Es demasiado complicado. Entonces simplemente esperaré el nacimiento de esos dioses. Los llamaré "primigenios".

Una nueva espera comenzó. Millones, miles de millones, trillones de años pasaron sin que nada cambiara. Finalmente, me impacienté.

—¿Cuánto más tardan estos dioses?

Ding: —El Caos se acerca a su madurez. Pronto formará conciencia y provocará el nacimiento de los primigenios.

Dong: —Han pasado aproximadamente 9 cuatrillones de años.

Reí con fuerza. —¡Soy el más antiguo! Cuando me pregunten cuán viejo soy, podré responder: ‘Nací cuando el tiempo aún dudaba si existir, y vi morir a las estrellas que encendieron el primer amanecer.’

—Jajaja, prepárense niños. Tendrán que llamarme "señor".

—Ciel, muestra mi estado.

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Estado del usuario: Félix Zerethul

Raza: Dios Dragón del Inicio y del Final

Linaje: Forma absoluta, no puede evolucionar más

Nivel: Irrelevante en la escala actual

Habilidades innatas:

Corazón del Dragón del Inicio y Final: Dentro de su corazón nacen y mueren multiversos enteros. Quien lo posea asciende al estado de Dios Absoluto.

Transformación Primordial: Su cuerpo es simultáneamente el origen de toda existencia y su inevitable final. Una forma conceptual que trasciende la materia.

Ojo del Dios Dragón: Percibe todos los tiempos (pasado, presente, futuro y futuros posibles). Nada escapa a su percepción.

Linaje del Dragón Absoluto: Todos los dragones existentes, pasados y futuros, son intentos fallidos del Omniverso por replicar su esencia.

Habilidades generales:

Biblioteca Omnipotente: Acceso completo e instantáneo a todo conocimiento que existe, existirá o fue olvidado.

Inmunidad Absoluta: Ninguna fuerza, entidad, concepto o ley puede afectarlo, incluida la muerte total.

Fuerza física y mágica a nivel omniversal: Su mera presencia puede alterar realidades enteras.

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—Ya soy absoluto. Nada ni nadie representa una amenaza para mí.

Decidí dormir. Para mí, dormir es un simple parpadeo, pero para los demás pueden pasar millones de años.

Cuando abrí los ojos nuevamente, sentí muchas presencias surgiendo en el Caos. Decidí ignorarlas... hasta que una se acercó directamente a mí.

Una mujer se materializó. Su belleza era inenarrable, una perfección que ningún concepto podía contener. Permanecí en silencio, esperando que hablara.

—Tú eres una anomalía. No deberías existir. Pero aquí estás. ¿Por qué?

—La pregunta ya no tiene sentido. Ya estoy aquí. Más importante, ¿no deberías presentarte tú?

—Soy el Caos.

—¿La consciencia de este lugar?

—Sí. Y tú eres...

—Puedes llamarme Félix. Eso basta.

—No me has perturbado, es cierto. Pero estoy destinada, lo quiera o no, a dar origen a los primigenios, lo cual marcará mi fin. Necesito tu ayuda.

—Estoy al tanto. Pero, ¿qué tiene eso que ver conmigo?

—Solo alguien como tú, que me supera, puede salvarme de este destino. Si lo haces, me someteré a ti.

Me sorprendí por su propuesta directa, pero no por su voz: permanecía serena.

—No quiero que te sometas. Quiero que seas mía.

—¿Quieres... reproducirte conmigo? Lo lamento, no puedo reproducirme.

—Yo puedo solucionarlo. Solo dime si aceptas o no.

Acepté. No le di demasiada importancia.

—Bien. Cuando llegue el momento, me salvarás.

Caos se marchó, acelerando el nacimiento de los primigenios. Finalmente, un día, una luz surcó el Caos, y muchas presencias poderosas emergieron.

—Ya nacieron —dije, abriendo los ojos una vez más.

El universo había dado su siguiente paso. Y yo estaría allí para verlo.

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