Ficool

Chapter 11 - CAP 10

---

Capítulo 10: Planteamiento Futuro

El caos. Infinito, insondable, sin dirección ni propósito. Allí, suspendidos entre la nada y el todo, flotaban dos presencias tan poderosas que incluso el caos mismo parecía retroceder ligeramente ante ellos.

Pangu cruzó los brazos, mirando a lo lejos como si su mente intentara ver más allá del velo de la existencia. Gea, a su lado, permanecía en silencio, sintiendo la inmensidad con una calma templada. Finalmente, fue ella quien rompió el silencio:

—Ya estamos en la cúspide del poder dentro del caos… —dijo con tono contemplativo—. ¿No crees que es hora de decidir qué tipo de mundo queremos crear?

Pangu volvió lentamente la mirada hacia ella. Estaba a punto de asentir, pero algo en su mente lo detuvo. La imagen, o más bien la sensación, de aquel ser... una entidad que su sistema apenas logró detectar. Su rostro se endureció.

Gea lo notó de inmediato.

—¿Qué pasa, Pangu? ¿Por qué esa expresión de preocupación?

Pangu guardó silencio unos instantes, luego habló con seriedad.

—Gea… Tal vez no lo sepas. Incluso yo no lo sabría si no tuviera el sistema.

—¿“Él”? —preguntó Gea, entre confundida y cautelosa—. ¿A qué te refieres?

—Cuando llegué al caos y mi sistema se estabilizó, logré un ascenso de poder inmenso, superando a todos los primigenios conocidos —explicó Pangu, sin apartar la mirada del vacío—. Pero justo cuando creí haberlo logrado todo… el sistema me advirtió sobre una presencia. Una entidad tan vasta, tan enraizada en la realidad, que ni siquiera el sistema pudo identificarla completamente.

Gea entrecerró los ojos.

—¿Estás diciendo que hay algo aquí… que ni siquiera nosotros podemos percibir?

—Exacto —afirmó Pangu—. No puedo detectarlo. Tú tampoco. Pero el sistema insiste: su presencia está en todas partes. No interactúa con nosotros. No nos ataca. Ni siquiera reacciona. Pero está ahí… observando o simplemente existiendo.

—¿Y si solo es una ilusión del sistema?

—No lo creo. El sistema fue claro. Esa entidad es tan poderosa que representa una amenaza incluso para él. Tal vez, más poderosa que el propio nivel megaversal.

Gea quedó en silencio. Por primera vez en incontables eones, sintió una punzada de duda. Ella, que había alcanzado la cúspide megaversal, no podía percibir lo que el sistema de Pangu describía. Pero tampoco podía ignorarlo.

—Entonces, ¿qué hacemos? ¿Seguimos adelante y creamos un mundo... o esperamos?

—Ese es el dilema —respondió Pangu—. Podemos crear el multiverso ahora. Nuestro poder es suficiente para sostenerlo, moldearlo, protegerlo... Pero si esa entidad, o incluso otros primigenios hostiles, intervienen antes de que madure…

—…El multiverso colapsaría antes de nacer —completó Gea.

Pangu asintió.

—Debemos ser más que poderosos. Debemos ser sabios.

—Entonces esperemos —aceptó Gea—. No demasiado, pero lo suficiente para prepararnos mejor. Además, el caos no es tan aburrido si sabes cómo enfrentarlo.

—Podríamos buscar a otros como nosotros —sugirió Pangu—. Reencarnados con conciencia propia, con sistemas, tal vez con objetivos distintos.

—Tal vez no todos sean tan... cooperativos —advirtió Gea—. Algunos podrían vernos como enemigos, especialmente si también buscan moldear la realidad.

—Y si alguno de ellos es más fuerte que nosotros…

—Entonces nos convertiremos en la amenaza que deben temer —replicó Gea con una sonrisa.

Pangu sonrió levemente. Luego, con tono más pragmático, dijo:

—También debemos seguir perfeccionando nuestras técnicas. Crear habilidades nuevas. Adaptar las de nuestras vidas pasadas. Quizás haya más utilidad en lo cotidiano de lo que creemos.

—He estado pensando lo mismo —respondió Gea—. Ser megaversales no significa abandonar lo que fuimos. Sería bueno recordar quiénes éramos antes de convertirnos en conceptos.

—Pero no podemos descuidar el entrenamiento. Aunque estemos en la cima, no podemos permitir que los dioses menores o los primigenios olvidados nos alcancen.

Gea lo miró de reojo y dijo con una sonrisa burlona:

—Entonces pongamos manos a la obra. Aunque... no te emociones demasiado. Esa sonrisa no combina con tu rostro de bruto.

—Cállate, víbora. Con esa lengua venenosa tuya, deberías tener un sistema solo para insultos —replicó Pangu, levantando el dedo del medio hacia ella.

Gea respondió sin palabras. Su puño, veloz como una singularidad colapsando, impactó de lleno en la cara de Pangu.

—Veo que estás muy energético. ¡Hora del entrenamiento! —anunció con una sonrisa nada amistosa.

—Tú lo empezaste —gruñó él, frotándose el rostro—. Pero ahora prepárate. No pienso contenerme.

—¿Quién necesita que seas gentil, bastardo?

Y el caos tembló.

Los dos colosos chocaron con una fuerza inimaginable. Oleadas de energía se extendieron a través del vacío primordial, rompiendo realidades alternativas antes de que pudieran siquiera concebirse. La magnitud de su batalla habría extinguido linajes enteros de dioses menores con una simple onda de choque.

Cuatro billones de años después…

Ambos flotaban de nuevo, cubiertos de heridas, sus ropas desgarradas dejando apenas lo suficiente a la imaginación. El caos, por primera vez en mucho tiempo, parecía calmo, agotado por la furia de sus huéspedes.

—Gea... ¿Qué tal si lo dejamos por hoy? —jadeó Pangu.

—Está bien... te dejaré ir esta vez —dijo Gea con una sonrisa ladeada, mientras se dejaba caer sobre una masa densa de energía primordial como si fuera un sillón.

—Tsk. Mis heridas tardarán mil años en sanar. ¿Y tú?

—Unos dos mil. Tu sistema de regeneración siempre ha sido mejor —admitió Gea, cerrando los ojos.

—Cuando nos recuperemos, comenzaremos con las habilidades.

—Mhmm... está bien. Solo... una pequeña siesta primero.

—¡Oye, no te duermas todavía! —exclamó Pangu. Pero Gea ya había sucumbido al sueño.

Él suspiró, resignado.

—Maldita sea... cuando Gea dice "una siesta", significa cien millones de años. Ojalá no se pase esta vez.

Y así, en medio del caos eterno, dos de los seres más poderosos del todo y la nada descansaban, conscientes de que el futuro aún estaba por escribirse… y que su historia apenas comenzaba.

---

More Chapters