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Chapter 3 - Compartiendo la demo

- Capítulo 3

Me desperté cuando el fuerte sonido de la alarma de mi celular sonó justo en mi oído. Tardé unos segundos en despabilarme y finalmente me levanté para ponerme un atuendo más deportivo. A partir de hoy comenzaría a hacer ejercicio para mantenerme en forma.

Salí de mi cuarto y me dirigí hacia la cocina. Desde las escaleras pude escuchar a mis padres hablar y, cuando llegué, los vi en la barra de la cocina mientras tomaban café. Mi mamá se sorprendió al verme y mi papá simplemente me saludó.

-Hola, hijo, no pensé que volverías a levantarte tan temprano de nuevo -dijo mientras se servía más café.

Me acerqué a la cocina para tomar la licuadora y los ingredientes que iba a ocupar para hacerme un licuado.

-Solo pensé que sería bueno comenzar a hacer ejercicio, ¿o crees que esta cara bonita hará todo el trabajo? -dije mientras me reía y preparaba el licuado.

Mi papá simplemente bufó al notar mi sarcasmo. Mi mamá, aún sorprendida de verme despierto tan temprano, me habló.

-Es bueno que quieras hacer ejercicio, pero al menos deberías dormir bien. Ayer en la noche bajé a la cocina por un vaso de agua y pude escuchar que aún estabas usando tu computadora -me dijo en un tono acusador.

Yo simplemente sonreí, aunque sí me sentía algo cansado. Sabía que una vez tuviera suficientes Puntos de Mérito, usaría el sistema hasta que me saliera un Archivo que me diera alguna habilidad de resistencia o algo parecido. Solo era cuestión de tiempo antes de que me saliera algo bueno, como el Archivo de Elon Musk.

-No te preocupes, mamá, estoy trabajando en algo importante. Te puedo asegurar que valdrá la pena -dije mientras me tomaba el último sorbo del licuado y me preparaba para salir.

-Vuelvo en un rato, no me esperen para el desayuno -cerré la puerta y salí al patio. Caminé a través de este hasta llegar a la reja y abrirla. El aire frío de la mañana me pegó en el rostro y fue suficiente para quitarme los últimos rastros de cansancio.

Salí a la calle y empecé a trotar despacio, sintiendo cómo el aire fresco me llenaba los pulmones. No era un corredor experto, pero quería acostumbrar mi cuerpo poco a poco. Mientras avanzaba, no podía dejar de pensar en el juego. En cómo hacer que Minecraft fuera más estable y atractivo para cuando estuviera listo para mostrarlo.

De regreso en casa, me preparé un desayuno rápido. Mientras comía, mi mamá entró a la cocina y me preguntó:

-¿Vas a pasar todo el día encerrado otra vez?

-No todo el día, prometo tomar descansos -respondí con una sonrisa.

Ella asintió, aunque con algo de preocupación en la mirada.

Volví a mi cuarto y encendí la computadora. Me puse a revisar el código que había escrito la noche anterior. Había logrado que el mundo generara montañas y ríos de forma más natural, pero todavía había problemas: el juego se trababa con frecuencia y la iluminación no terminaba de funcionar bien.

Sabía que tenía que optimizar el motor gráfico para que corriera sin problemas en computadoras modestas, como la mía. Recordé técnicas avanzadas que había aprendido hace mucho y comencé a aplicarlas poco a poco, reescribiendo partes del código para mejorar el rendimiento.

Mientras trabajaba, también empecé a programar la inteligencia de los mobs. Quería que los mobs aparecieran solo en la noche y que tuvieran un comportamiento sencillo pero efectivo: perseguir al jugador y atacarlo si se acercaba demasiado.

No fue fácil. En más de una ocasión, el juego se cerró inesperadamente o los mobs se quedaban atrapados en el terreno. Pero cada error era una oportunidad para aprender y mejorar.

Para despejar la cabeza, me levanté y fui a la ventana. Afuera, algunos niños jugaban en la calle, y pensé en ellos como mis futuros jugadores, explorando y creando en el mundo que estaba construyendo.

Decidí que, antes de lanzar cualquier demo o pedir feedback en algún foro, debía tener una versión estable y divertida. Por ahora, mi objetivo era avanzar poco a poco, sin apresurarme.

Una vez que los mobs finalmente funcionaban como debían, me puse a rediseñar la jugabilidad y el apartado visual del juego. Quería que esta versión de Minecraft se pareciera más a las ediciones modernas para causar un mayor impacto en el momento del lanzamiento. Sin embargo, no añadí nada que no perteneciera a la versión alfa; después de todo, no quería quedarme sin contenido.

Primero rediseñé el inventario, y también cambié las ventanas de la mesa de crafteo y del horno. El menú de inicio y el de pausa recibieron sus mejoras, y finalmente sustituí todas las texturas para que el juego se viera más atractivo visualmente. Volví a probarlo y ahora era muchísimo más disfrutable; la apariencia visual realmente hacía la diferencia.

Mientras me entretenía construyendo una casa simétrica de madera, miré la hora en mi celular y me sorprendí al notar que ya era domingo en la madrugada. Por lo que recordaba, mi escuela había tenido que fumigar los salones debido a una infestación de ratas, así que no tendría clases hasta que terminaran.

Cuando terminé mi casa, la admiré con orgullo. Por fin un jugador podía disfrutar del juego con tranquilidad. Me encargué de hacer un respaldo del proyecto: conecté una USB a la computadora y copié la carpeta completa. Era importante tener una copia fuera del disco duro, por si algo le ocurría a mi equipo. Además, esta versión estaba limpia de errores, así que era un buen punto de retorno.

Después de asegurarme de que la versión del juego estaba estable y libre de errores, supe que era momento de dar el siguiente paso: compartirla con otros para recibir opiniones y empezar a construir una comunidad.

En 2008 no existían plataformas como itch.io para desarrolladores independientes, así que tendría que usar los recursos disponibles en ese entonces.

Primero, empaqueté la demo en un archivo comprimido, un ZIP que contenía todo lo necesario para jugar, pero sin incluir el código fuente. No quería arriesgarme a que alguien robara Minecraft o lo modificara sin permiso. Gracias a mis conocimientos avanzados, implementé un sistema sencillo de protección: los archivos principales estaban cifrados y el juego requería una clave de activación que yo mismo generaba para cada copia. No era infalible, pero para esa época era mucho más seguro que lo que se hacía comúnmente.

Para alojar la demo, busqué un servicio gratuito de hosting de archivos, algo básico pero suficiente para que cualquiera pudiera descargarlo sin problemas.

Con el enlace listo, me registré en varios foros populares de juegos y desarrollo de la época: NeoGAF, Something Awful y algunos foros hispanos como ForoBeta. En cada uno publiqué un mensaje breve, presentando la demo, explicando que era una versión alfa y pidiendo retroalimentación sincera.

Con el enlace de la demo ya publicado en varios foros, sabía que necesitaba un lugar propio donde los jugadores pudieran encontrar toda la información sobre Minecraft, descargar actualizaciones y, sobre todo, sentir que estaban ante un proyecto serio.

Me senté frente a la computadora y abrí mi editor de código. Aunque en estos años las páginas web solían ser simples y muchas veces llenas de banners o diseños recargados, yo quería algo diferente. Con los años que había pasado haciendo sitios web en mi vida pasada, podía crear un sitio moderno, limpio y funcional, algo que destacara entre la mayoría.

Empecé por diseñar una página principal con un menú claro: "Inicio", "Descargas", "Noticias", "Foro" y "Contacto". Usé HTML y CSS básicos, pero con trucos que en esa época no eran comunes, como un diseño responsivo para que se viera bien en diferentes resoluciones, y una paleta de colores sobria pero atractiva.

Para las descargas, programé un sistema que mostraba la versión actual del juego, con enlaces directos al archivo ZIP y notas de actualización. También incluí un pequeño formulario para que los usuarios pudieran registrarse y recibir noticias por correo electrónico, algo que era un plus para mantener a la comunidad informada.

El foro era básico, pero funcional. Permitía a los jugadores crear hilos, responder y compartir sus experiencias. Sabía que ese espacio sería clave para construir una comunidad sólida y recibir retroalimentación directa.

Mientras trabajaba, recordaba las páginas web modernas que había visto antes y trataba de replicar su limpieza y facilidad de uso, evitando los errores comunes de la época, como menús confusos o publicidad invasiva.

La programación no era sencilla. Tuve que optimizar cada línea para que la página cargara rápido, incluso en conexiones lentas de dial-up, que aún eran comunes en muchos hogares. También implementé medidas básicas de seguridad para proteger los datos de los usuarios y evitar ataques comunes.

Después de varias horas de trabajo, el sitio estaba listo para publicarse. Lo subí a un servidor gratuito que había conseguido, configuré el dominio y probé cada enlace y función. Todo funcionaba perfectamente.

Sentí una satisfacción enorme. No solo había creado un juego, sino también el espacio donde ese juego podría crecer y conectar con otros

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