Ficool

Chapter 93 - Acechando en la Sombra

Después de ver la caída del arrogante Doran, el público quedó satisfecho y con ganas de ver más batallas. Algunos incluso comenzaban a poner a Misal como favorita en sus corazones para ganar el torneo.

Una vez que se limpió la plataforma, los combates siguieron avanzando.

La mayoría de las peleas fueron parejas.

Lanze ganó su combate contra una de las tres mujeres que quedaban en el grupo: Prila, una semihumana mitad lobo. Ella atacó con ferocidad, sin darle tiempo de respirar, pero Lanze —como joven de una casa noble— tenía los recursos suficientes para resistir. Cuando Prila comenzó a agotarse, aprovechó una apertura y atacó con su espada, conectando un golpe letal.

Los semihumanos eran más resistentes que un humano común, pero carecían de recursos como armaduras de buena calidad, por lo que Prila quedó inconsciente con un solo ataque.

Así concluyó el tercer combate con la victoria de Lanze.

En el cuarto combate, Timurk mostró el poder de su luna llena y venció a su oponente con un solo movimiento.

Lo mismo ocurrió en el quinto combate: Thoran utilizó su habilidad Doce Almas y su oponente no pudo hacer nada. Su poder estaba a la par con el de Timurk.

En el palco de profesores, seguían evaluando a los jóvenes aspirantes.

Uno de los académicos entrecerró los ojos y comentó:

—Ese joven Thoran está a un paso de despertar su luna llena.

El director asintió.

—También siento que podría suceder en este torneo… que su marca evolucione.

Todos miraron al joven expectantes.

Mientras Thoran bajaba de la plataforma, se encontró con el joven arrogante de la Academia Cielo Eterno. Este lo miró con desdén y dijo:

—¿Te crees mucho por tu habilidad de Doce Almas? Aquí puede parecer celestial, pero en el amplio mundo no es más que basura. Espero que llegues a la final para enseñarte lo que es una habilidad de verdad.

Se apartó riendo fríamente.

Thoran solo lo ignoró, aunque sus manos apretaban con fuerza la empuñadura de su espada.

El árbitro anunció el sexto combate:

—¡Caron vs. Inaro!

Inaro parecía un joven noble, pero no tenía el aire arrogante de los demás. Se paró frente a Caron y se presentó respetuosamente:

—Saludos. Soy Inaro, del Clan Espada Solitaria. Tengamos un buen combate.

Caron lo ignoró por completo. Su mirada era despectiva.

Qué desperdicio de mi tiempo tener que tratar con estas basuras. Hubiera preferido quedarme en la Montaña del Cielo entrenando con mi maestro. En fin, supongo que este es mi castigo por destrozar a esos malditos de la Academia Agua Clara. Terminaré rápido con esto, pensó.

El árbitro dio comienzo a la batalla.

Inaro no lo pensó dos veces y se lanzó al ataque. Empuñó una espada ligera y gritó:

—¡Primera espada, Páramo Helado!

Una escarcha comenzó a cubrir su arma. La media luna en su antebrazo brillaba con intensidad. Apuntó al pecho de Caron con precisión. Era un ataque letal.

Pero antes del impacto, la espada solo atravesó el aire.

Inaro quedó sorprendido. Un escalofrío le recorrió la espalda. Cuando intentó darse la vuelta, ya era demasiado tarde.

Caron colocó una palma sobre su espalda y susurró:

—Palma de agua.

Una onda de choque salió disparada, atravesando todo el cuerpo de Inaro. La sangre brotó por sus ojos, boca y oídos. Quedó inconsciente al instante y, antes de que cayera al suelo, Caron lo pateó con fuerza, enviándolo por los aires hasta estrellarlo contra una pared.

El joven cayó como una cometa rota.

El árbitro llegó rápidamente, le roció una poción y anunció:

—¡El joven Inaro no puede continuar! ¡El ganador es Caron!

La multitud quedó en shock.

De repente comenzaron a escucharse aplausos, y todos se levantaron vitoreando.

En el palco de profesores, todos se miraron desconcertados.

El director observó al profesor a su lado y preguntó:

—¿Quién es ese joven?

Hojeando unos documentos, el profesor respondió:

—Su nombre es Caron. Tiene diecinueve años, pero no hay mucha información. Solo se registró como artista marcial solitario.

El director entrecerró los ojos.

—Esa habilidad de palma me recuerda mucho a una que vi una vez… pero no puede ser posible que esa persona tenga un discípulo.

Otro profesor intervino:

—Quizás solo es parecida, director. Hay muchas habilidades que se asemejan entre sí.

El director asintió lentamente.

—Puede ser…

Otro profesor habló:

—Ese joven es extremadamente fuerte. Para tener diecinueve años y esa habilidad… venció de un movimiento al joven Inaro del Clan Espada Solitaria. Aunque no es su mejor semilla, tampoco es el más débil del clan.

Otro añadió:

—Sí, y además tiene una luna llena, igual que ese semihumano Timurk. Al parecer tendremos muy buenos reclutas este año.

El director rió satisfecho.

El ambiente era cada vez más febril.

Después de seis combates seguidos, se tomó un receso de treinta minutos. Arthur seguía meditando, concentrado. No tenía idea de que, mientras él se preocupaba por su ingreso a la academia, el lich tenía sus propios planes… planes que lo arrastrarían a una tormenta inevitable.

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Mientras tanto, lejos del coliseo…

Fuera de la ciudad de Trimbel, una caravana avanzaba rápidamente hacia un bosque denso y espeluznante.

El conductor, Seron, un hombre de unos cincuenta años, fornido y con cicatrices de batalla, tiraba con fuerza de las riendas de los corceles.

Lo seguían diez escoltas, todos bien equipados. Aunque ocultaban sus rostros bajo capuchas, su experiencia se intuía en la forma en que se movían. Más atrás, cuatro aventureros de rango oro acompañaban la marcha. Parecían dirigirse a cazar una bestia legendaria.

Uno de los escoltas se acercó y preguntó:

—Seron, estamos a punto de entrar al Bosque Susurrante. ¿No crees que sería mejor acampar y prepararnos?

El conductor lo miró con desaprobación.

—Idiota. No tenemos tiempo. Se nos dijo expresamente que este cargamento de cristales debe llegar lo más pronto posible a la Academia Cielo Eterno. Un retraso podría costarnos la recompensa.

El escolta volvió a su puesto.

La caravana siguió su marcha, adentrándose en el espeso bosque.

No notaron que, muy cerca, un espeluznante cuervo los seguía.

La batalla de Arthur estaba cerca…

Y el lich estaba a punto de comenzar una cacería sangrienta.

Fin del capítulo.

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