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Chapter 14 - capitulo 14

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Capítulo 14: 13 de septiembre de 2012

Desperté con los primeros rayos del sol filtrándose por la ventana. No me miré al espejo esta vez. No hacía falta. Mi cuerpo ya no era el mismo de hace unas semanas. Me lo decían los gemelos más marcados, el pecho más firme, los hombros un poco más anchos. Cada entrenamiento me estaba transformando, y aunque aún era delgado, ya no parecía frágil. Se notaba que algo dentro de mí había despertado.

Después del desayuno, el colectivo del club nos llevó como siempre al campo de entrenamiento. Íbamos todos los convocados para las prácticas selectivas del NK Adriatic, y aunque la competencia era fuerte, ya empezaban a notarse ciertas jerarquías. No era solo por el talento. Era por el modo en que algunos asumíamos esto como un todo o nada. Yo era uno de ellos.

En el vestuario, el ambiente estaba más distendido que al principio. Había risas, bromas, incluso alguna pelea tonta por la música que sonaba desde el altavoz de uno de los defensores. Esta vez eran canciones locales, y cuando empezó a sonar "Prava ljubav" de Lana Jurčević, no pude evitar sonreír por dentro. Me trajo un recuerdo fugaz de cuando la escuchaba en mi otra vida… Y no por su música precisamente.

—¿La conocés? —me preguntó el lateral rubio que se había hecho amigo mío.

—Sí… la he visto en la tele —respondí con media sonrisa. No mentía, técnicamente.

—Está buenísima. Y canta bien, claro —agregó enseguida.

Solo asentí. No era momento de explicar todo lo que sabía.

En el campo, el entrenamiento fue intenso. Empezamos con rondos en espacios reducidos, pasamos a circuitos de presión y luego jugamos dos tiempos de veinte minutos en campo completo. Me tocó otra vez como extremo izquierdo. Era mi posición natural, aunque sabía que tendría que aprender a jugar también como delantero centro si quería destacar más.

No hice goles ese día, pero di dos asistencias y provoqué un penalti. Cada vez que encaraba, los defensas retrocedían medio paso. Ya sabían que no podían confiarse. Mi velocidad en los primeros metros y la zurda afilada estaban dejando huella.

El entrenador me llamó aparte al final.

—Luka, ¿te has planteado practicar más con la derecha?

—Lo hago por mi cuenta, pero todavía no tengo la misma confianza.

—Deberías. Vas a tener que ser más impredecible si querés destacar entre los mejores.

Asentí. Sabía que tenía razón. En mi vida anterior había aprendido que los extremos que solo sabían ir hacia dentro eran fáciles de leer después de un tiempo.

Volvimos al orfanato en silencio, cada uno con sus pensamientos. Después de la ducha y la cena, me encerré en mi cuarto con el portátil.

No tenía ganas de ver fútbol ni tutoriales. Quería desconectar un poco. Abrí YouTube y busqué entrevistas antiguas de reporteras españolas. No era por morbo. Era… curiosidad.

Terminé viendo un fragmento de Deportes Cuatro, con Sara Carbonero haciendo una nota en el estadio Santiago Bernabéu. Se la notaba segura, con una voz tranquila, profesional, elegante. No era una cara bonita más. Tenía presencia.

Cerré el portátil y me quedé un rato pensando. España… Madrid… el Bernabéu.

Aún faltaba tanto para eso, y sin embargo, lo sentía cada vez más cerca.

Me acosté tarde, pero dormí bien. El cuerpo cansado ayudaba, y la mente tranquila también. Tenía claro cuál era el próximo paso: consolidarme. Ganarme ese puesto entre los elegidos del Adriatic. Y seguir creciendo.

Uno no llega al Real Madrid de un salto.

Se sube escalón por escalón.

Y yo ya tenía ambos pies en la escalera.

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