Amanece. El sol apenas roza las copas de los árboles cuando Haruya Ryūzaki abre los ojos. Han pasado siete días desde que fue lanzado a este infierno viviente. Siete días de hambre, dolor, miedo, muerte... y aprendizaje. El bosque sigue siendo un laberinto inmenso, lleno de criaturas que no deberían existir. Pero él también ha cambiado.
Estira el cuerpo adolorido desde la rama gruesa de un árbol inmenso. El viento le trae un leve aroma a humedad, tal vez de un río cercano. Mientras intenta calmar el rugido de su estómago, Haruya abre su panel de estado.
[Jugador: Haruya Ryūzaki]
Nivel: 16
Puntos para distribuir: 15
Atributos actuales:
Vitalidad: 30
Fuerza: 10
Destreza: 17
Agilidad: 27
Percepción: 23
Inteligencia: 19
Mana: 5
Distribución de puntos:
+5 Vitalidad (para soportar heridas graves) → Vitalidad: 35
+4 Agilidad (para reaccionar y moverse más rápido) → Agilidad: 31
+3 Percepción (para detectar antes que atacar) → Percepción: 26
+3 Destreza (para mejorar precisión y habilidad) → Destreza: 20
Revisa sus habilidades:
Resurrección: Nv. 4
Regeneración Rápida: Nv. 13
Supervivencia: Nv. 15
Detección de Presencia: Nv. 14
Resistencia al Veneno: Nv. 18
Pensamiento Táctico: Nv. 16
Adaptación Dolorosa: Nv. 11
"...Sigo vivo. Eso es suficiente por ahora."
Mientras tanto, en la zona segura...
—¡Buenos días, héroes! —saluda un instructor.
—Bien dormidos, gracias —responde Eiden con una sonrisa floja.
—Hoy aumentará la dificultad del entrenamiento. Queremos que el mundo conozca a los verdaderos campeones. Prepárense, porque muy pronto estarán listos para entrar a un gremio de alto nivel.
Uno por uno, los héroes entran al campo.
1. Leonhardt von Eltz congela un lago entero con un solo gesto. La escarcha cubre el campo y crea una arena de hielo que usa para practicar desplazamientos rápidos. Narcisista, se admira en los reflejos congelados.
2. Ragnar Voss invoca una decena de espadas flotantes y las controla en un ballet letal. El entrenador lo observa: "Precisión perfecta. Cada corte podría dividir una roca."
3. Caelan Draven, con expresión vacía, altera la gravedad de un entrenamiento de rocas. Hace flotar enormes bloques antes de dejarlos caer como meteoritos. "Su control aumenta cada día... Da miedo lo poco que muestra emoción", susurra un mago.
4. Alric Kestrel se clava una daga en el brazo, transfiere el dolor al maniquí que explota por la fuerza. "Temerario, pero brillante", dice su mentor. Alric solo sonríe.
5. Saphira Wynne lanza rayos que serpentean como relámpagos azules. Su competitividad la empuja a perfeccionar cada golpe. "La más veloz de todos", comenta Selene.
6. Mira Lorne cura simultáneamente a diez compañeros tras un ejercicio brutal. La energía fluye con una pureza brillante. "Su corazón es tan fuerte como su magia", piensa Vayne.
7. Eiden Faulkner entrena con fuego negro y su espada. Cada tajo deja una estela oscura. Hace bromas, pero su nivel es aterrador.
8. Selene Arkwright anula hechizos lanzados hacia ella y hace sangrar a un golem de entrenamiento. Fría, precisa, perfeccionista. Nadie se le quiere acercar demasiado.
9. Drake Morthan moldea una fortaleza entera con arena, luego la reduce a polvo con una orden. "Un muro viviente", murmura su entrenador.
10. Vayne Halberd entrena con su transformación parcial. Sus brazos de bestia rompen estatuas de acero. Un rugido suyo hace temblar el suelo.
Los entrenadores se observan entre ellos. "No son normales... Se están volviendo monstruos."
De vuelta en el bosque...
Haruya camina entre la maleza, alerta. Su percepción lo salva de una trampa natural y dos depredadores menores. Pero pronto, el aire cambia.
Casi no los oye llegar. Sombras borrosas, movimiento rápido, impreciso. Diez lobos, sus cuerpos como lanzas vivientes, rompen árboles como si fueran de papel. Un zarpazo corta un roble a la mitad. Haruya apenas puede esquivarlos. Uno lo alcanza y le arranca parte del muslo.
"No puedo contra ellos... No hay líder, pero están demasiado coordinados..."
Activa plan tras plan. Trampas, confusión, barrancos. Usa el entorno. Logra matar a dos. Pero otro lo muerde en el costado, otro en el hombro. Él huye, cojeando, hasta una zona peor.
Goblins. Orcos. Arañas gigantes. Los lobos lo empujaron hacia una trampa viva.
Una flecha. Dolor ardiente en la pierna. El suelo tiembla.
Corre. Tropieza. Uno de los lobos lo alcanza.
Y entonces...
Colmillos. Hueso astillado. Carne desgarrada.
"No...
No otra vez...
Esto no es algo a lo que pueda acostumbrarme..."
El dolor es una sinfonía de gritos silenciosos. Y por un instante, desea morir para siempre. Pero el deseo se apaga con la rabia.
10 minutos después...
Una luz. Una respiración.
La carne se reconstruye. El corazón vuelve a latir.
El alma... sigue rota.
Pero los ojos de Haruya se abren, más fríos, más calculadores. En silencio, se sienta, con el cuerpo temblando.
"...No... me voy a rendir."