Aleph tenía una mano apoyada en su frente mientras miraba con molestia a la figura a su lado.
Stelle se hallaba cómodamente sentada, disfrutando de una montaña de postres como si nada hubiera pasado.
Aleph maldecía la situación en la que se encontraba.
"Básicamente me vendiste por un plato de dulces…"
Stelle, sin importarle en lo más mínimo la mirada cargada de reproche que le dirigía, terminó su banquete con un sonoro eructo. Luego, estirándose con pereza, se puso de pie.
"Estoy satisfecha. Te lo dejo a ti, Aleph. Que te diviertas." Dijo con una sonrisa, lanzándole una mirada alentadora antes de salir.
"¡Espera…!" Aleph trató de alcanzarla, pero se detuvo al notar que sus párpados pesaban cada vez más.
Ruan Mei, de pie a un lado, lo observaba con serenidad.
"Perdón por esto." Murmuró suavemente.
En ese instante, Aleph entendió lo ocurrido.
Y no pudo evitar maldecirla a ella y sus estúpidos sedantes.
Preguntándose dónde habían estado, rápidamente llegó a una conclusión: estaban en los malditos postres que Stelle le había dado antes.
Su consciencia comenzaba a desvanecerse y lo único que podía hacer era apretar los dientes con ira.
Lo último que escuchó fue el suave tarareo de Ruan Mei y el sonido metálico de instrumentos siendo preparados, junto a la sensación de que manos hábiles comenzaban a despojarlo de su ropa.
...
La música clásica llenaba la sala mientras los últimos preparativos se completaban.
Ruan Mei comenzó su trabajo.
Extrajo muestras de sangre, tejido y fluidos, todo con el mismo cuidado meticuloso con el que un pintor daría las pinceladas finales a su obra.
Con ojos brillantes llenos de curiosidad, observó las delicadas grietas doradas que se extendían desde el centro del pecho de Aleph.
"Qué fascinante…" Murmuró, palpando suavemente el borde de una de ellas. La información sobre estas fluyó con suavidad hasta llegar a su mente.
El cuerpo oscilaba en un estado bastante disonante, entre la descomposición y la regeneración constante.
Con unos cuantos cortes más extrajo tejidos de esa área; con un brillo verdoso, pronto las heridas mostraron signos de reparación acelerada. Incluso los ya extraídos mostraban características bastante típicas, como las registradas de Shuhu.
"Vitalidad extraordinaria. Como una Abominación de la Abundancia." Reflexionó mientras registraba cada hallazgo que parecía valer la pena.
Tarareando de nuevo, tomó un frasco que contenía un líquido rosa púrpura turbio.
Dudó apenas un segundo antes de inyectar una dosis en el cuerpo inerte de Aleph.
"Si se queja luego, puedo crearle un cuerpo nuevo a partir del material recolectado. O en todo caso, al menos un segundo Aleph en caso de que el primero sea irrecuperable." Pensó con indiferencia.
...
Los efectos no se hicieron esperar. Bajo sus ojos expectantes, el cuerpo de Aleph reaccionó expulsando un fluido negruzco que, al contacto con el aire, se endureció formando una armadura exoesquelética. La textura recordaba tanto a la coraza de los Exploradores del Vacío como a la de los Grandes Insectos Aguijoneadores.
El resultado, sin embargo, fue efímero. La armadura se resquebrajó y se desmoronó en fragmentos oscuros.
Intrigada, Ruan Mei tomó otra muestra y pronto descubrió la verdad.
Aquella sustancia no había desaparecido, sino que se había integrado a la piel misma de Aleph, dotándola de nuevas propiedades.
"Interesante. Muy interesante…" Sonrió languidamente, mientras acariciaba con suavidad el cabello de su sujeto inconsciente.
"Gracias por tu cooperación." Dijo finalmente, antes de dejar sus ropas dobladas en una silla cercana junto a un plato con más postres, como un gesto de cortesía.
...
Asta caminaba por los pasillos de la estación, intrigada por la insistente voz de Arlan que la llamaba a toda prisa.
"¿Qué ocurre?" Preguntó al alcanzarlo.
Arlan, con el ceño fruncido y la respiración agitada, le respondió con urgencia.
"Es Aleph. Está fuera de control, lo vi estrangulando a Ruan Mei. El personal de seguridad intentó detenerlo, pero fue inútil. Los arrojó a todos como si fueran muñecos."
La incredulidad se reflejó en el rostro de Asta.
"¡¿Qué?!" Soltó en shock.
¿Qué podría haber ocurrido para que las cosas acabaran de tal forma?
"Necesitamos contactar al equipo del Expreso. No he logrado comunicarme con ellos, pero tal vez tú puedas. Yo me encargaré de ganar tiempo."
Asta se quedó paralizada por un instante, desconcertada. No importaba cuánto intentara pensarlo, no podía comprender cómo en tan poco tiempo la situación había escalado hasta aquel punto.
***********
Entre su consciencia nublada, Aleph abrió los ojos.
Una sensación extraña se extendía por su cuerpo mientras se incorporaba sobre la camilla.
[Maestro.] La voz de Burroughs resonó en su mente. [Debería ver esto.]
[Misión oculta completada: Despídete de tu humanidad.]
[Descripción: La humanidad está sobrevalorada. ¡Persigue la trascendencia mediante la monstruosidad!]
[Recompensa: desbloqueó de Mecánica
Las cejas de Aleph temblaron mientras leía, con una expresión entre confusión e incredulidad.
"¿Qué demonios…?"
[Advertencia: Se han detectado principios de la obtención de dos Vías no aptas para humanos en el cuerpo del anfitrión.]
[Rastros completados: 2/4.]
[Tiempo para realizar la adaptación y asegurar supervivencia: 1D.]
"¿Qué demonios me hiciste, Ruan Mei?" Escupió con ira.
[La compatibilidad con la Esencia de Belzebub ha sido mejorada. Se espera una evolución dentro de su poder.]
La expresión de Aleph se oscureció aún más.
Una vez vestido, salió de la habitación en silencio. Pero su ira fue pronto superada por otra sensación que lo devoraba desde dentro, hambre.
[Estado alterado: Hambre Crónica.]
El rostro de Aleph se contrajo ante aquella punzada familiar pero intensificada que lo asaltaba.
"¡Maldita sea!" Gritó antes de lanzarse a toda prisa hacia la cafetería.
...
Los investigadores de la estación observaron con creciente asombro cómo Aleph devoraba bandeja tras bandeja, terminando por ingerir más del doble de su propio peso.
Algunos se quedaron mirando con ojos abiertos como platos, otros cuchicheaban entre sí. Sin embargo, nadie intervino.
Al fin y al cabo, Stelle era una visitante habitual de la estación… y ella era todo menos normal. Comparado con las excentricidades a las que estaban acostumbrados por su culpa, lo que Aleph hacía no era más que un espectáculo secundario.
...
Una vez satisfecho, Aleph limpió sus labios y se levantó decidido.
Tenía cuentas pendientes con alguien.
Encontrar a Stelle, y vengarse por haberlo entregado tan fácilmente a Ruan Mei así como sus numerosas ofensas pasadas. Pero antes de poder iniciar su venganza se vio truncada, cuando una marioneta de Herta apareció frente a él, jalándolo del brazo con la misma indiferencia con la que se arrastraría un mueble pesado.
"Los preparativos han concluido." Anunció con indiferencia. "La beta de la Expansión del Universo Simulado está lista para ser probada."
Aleph fue conducido hasta la oficina de Herta.
Allí, Stelle lo recibió con una sonrisa radiante.
Aleph no dijo nada. Simplemente, con la mayor calma del mundo, hizo que Burroughs proyectara un mensaje frente a ella.
En él había pruebas irrefutables de que Stelle había estado devorando los nuevos lápices labiales con sabor a melón de Marzo. Además, falsificó evidencia para incriminarla como la responsable de robarse el champú importado y las cremas especiales de su compañera.
Stelle tembló al leer, sus ojos se abrieron como platos. Lentamente giró la cabeza hacia Aleph, mirándolo con un horror indescriptible, antes de sujetarlo del cuello con fuerza.
"¡¿Has perdido la cabeza?!" Le espetó con furia. "¡Ademas quien se robó sus cremas fuiste tú!"
"Me gusta mi piel suave y bien cuidada ¿Tienes algún problema con eso?"
"¡Se vuelve mi problema cuando me inculpas por eso!"
Aleph simplemente soltó una risa baja mientras le daba una mirada arrogante y desdeñosa.
"Tú misma te lo buscaste."
Ella lo soltó de golpe y comenzó a caminar en círculos, llevándose las manos a la cabeza. Su respiración se aceleraba mientras murmuraba en voz baja con terror.
"Estoy muerta… muy muerta… ¡estoy completamente muerta!"
"No exageres." Dijo Aleph, encogiéndose de hombros. Era sólo Marzo.
¿Que era lo peor que podía hacerle?
Stelle se detuvo de golpe y lo miró con ojos serios, casi sombríos.
"Aleph… por muy linda y adorable que pueda ser Marzo… eso sólo la hace más aterradora cuando está furiosa."
Un silencio incómodo se extendió en la oficina.
Entonces, Herta tosió con fuerza dentro de su puño, mirando a ambos con expresión severa, los brazos cruzados y el ceño fruncido.
"¿Ya terminaron con su acto de circo, par de zoquetes?" Preguntó con frialdad. "O, ¿piensan seguir perdiendo mi tiempo en vez de probar la beta?"
Aleph y Stelle bajaron la cabeza al unísono, casi coreografiados.
"Perdón por hacerla perder el tiempo…" Murmuraron.
Herta resopló con fastidio, cruzada de brazos.
"Si saben lo que les conviene, no lo harán otra vez."
Ambos asintieron rápidamente, como dos pollos picoteando maíz. Sin más preámbulos, ingresaron en el Universo Simulado.
...
Oscuridad total.
"¿Se descompuso?" Murmuró Aleph, mirando alrededor.
Entonces, la voz de Herta resonó sobre ellos mientras una figura holográfica suya se manifestaba cerca de ellos.
"Ese es el dispositivo de audiencia. Aquí recibirán la explicación básica. Intenten no quedarse dormidos." Herta chasqueo la lengua. "Stephen Lloyd realmente se empeña en convertir mi US en un simple videojuego. En fin… escuchen bien."
Otro holograma se proyecto junto a ella.
"Existen tres planos. Cada plano está compuesto por múltiples caminos. Todos concluyen en una batalla contra un jefe."
Hizo una breve pausa, como para dar aire a su propio aburrimiento.
"Encontrarán distintos tipos de zonas: eventos comunes, eventos de la plaga, batallas, élites, aventuras —sí, minijuegos ridículos con recompensas—, zonas de recompensa, de transacción y finalmente… el jefe. ¿Hasta aquí entendieron?"
"Ajá." asintió Stelle.
"Más o menos." Dijo Aleph, aunque ya había perdido el hilo a mitad.
"Perfecto, entonces sigamos." Herta ignoró la ironía.
"Antes de empezar deben escoger una Vía. Las únicas disponibles son: Destrucción, Conservación y Exultación. Si quieren más, tendrán que desbloquearlas. Eso se logra completando misiones ocultas o llamando la atención de la versión digital de un Aeon. Cuando este les conceda una bendición, se desbloqueará su Vía."
Aleph levanto la mano como un niño en una clase.
"Suena demasiado fácil."
"Ya veremos cuánto tardas en morir." Replicó Herta con desdén. "Ahora, el dado de caras. Cada lanzamiento ofrece seis posibles efectos, divididos en rarezas: azul para común, púrpura para raro y dorado para épico. El tipo de efecto depende de la Vía que eligieron."
"¿Y si me sale siempre azul?" Preguntó Stelle, levantando su mano.
"Eso solo confirmaría que tu suerte es tan patética como tú." Respondió Herta con un suspiro. "Y luego están las formaciones de resonancia. La primera se desbloquea al obtener tres bendiciones de la Vía que elegiste. Son cuatro en total. Cada tres bendiciones nuevas, una resonancia más. También existen resonancias especiales que surgen de la sinergia entre distintas Vías, pero solo podrán acceder a ellas después de la primera resonancia básica. ¿Alguna duda más… o podemos empezar de una vez?"
Ambos se quedaron en silencio y Herta asintió complacida.
"Bien. Elijan." Comentó mientras su holograma se desvanecía.
...
Stelle se adelantó y colocó su mano sobre el dispositivo de audiencia.
"Conservación."
Aleph la siguió, apoyando su palma sin titubear.
"Destrucción."
El dado de Aleph giró primero. Al detenerse en azul, proyectó el efecto.
[El daño infligido aumenta un 50% en una zona aleatoria.]
"Bah, común…" Masculló con molestia.
El dado de Stelle giró después. Al detenerse en dorado, el mensaje brilló con intensidad.
[Defensa aumentada en un 12% durante las zonas de jefe.]
"¡Épico!" Exclamó ella, sacando la lengua a Aleph.
"Tramposa…" Murmuro con un poco de envidia.
Con las elecciones hechas, ambos apoyaron sus manos sobre el dispositivo de audiencia.
Un destello los envolvió, arrastrándolos hacia el Primer Plano.
...
Al abrir los ojos se encontraron en medio de una ciudad devastada.
Edificios calcinados, estructuras ardiendo como antorchas, y un cielo rojo cubierto por insectos enormes revoloteando.
El aire vibraba con el zumbido de sus alas.
Frente a ellos apareció un aviso flotante.
[Zona de Evento de la Plaga detectada.]
Dos opciones brillaron frente a sus ojos.
[Destrucción]: "Los insectos son para aplastar con mi bota."
Entra en combate contra el enjambre.
Recompensa: tres bendiciones al azar de 1 estrella.
[Nihilidad]: "No es mi problema."
Huyes hacia otra zona.
Recompensa: 100 fragmentos cósmicos.
Aleph alzó una ceja y comentó con una sonrisa.
"¿Y? ¿Quieres correr Stellita? No te juzgare si lo haces."
Stelle soltó un bufido y lo miró como si hubiera dicho una estupidez.
"Hmph ¿Huir? Ni en broma."
Ambos señalaron al unísono la primera opción.
[Elección confirmada.]
El rugido del enjambre resonó sobre la ciudad, como si el mismo aire celebrara la carnicería por venir.
....
El suelo tembló bajo sus pies cuando el enjambre descendió.
Decenas de insectos similares a escarabajos del tamaño de un automóvil, con caparazones grises y extremidades rojas como brasas encendidas, se arrastraban y batían sus alas con un zumbido que perforaba los oídos.
[Mecánica de batalla: Los enemigos de la Vía Propagación tienden a multiplicarse. Elimina a los portadores antes de que inicie la reproducción. Tiempo límite: 3 turnos.]
Stelle entrecerró los ojos al leer el aviso.
"¿Reproducirse? No me jodas… ¿Otra vez son estas cosas?"
Aleph apretó el bate de hielo con fuerza.
"Por lo menos no pone cómo. No quiero ni imaginarlo."
Los insectos avanzaron en masa. Uno de ellos levantó las patas delanteras y se estrelló contra Aleph con un chillido.
Giró el bate en un arco amplio, liberando una onda helada que partió al escarabajo por la mitad. El hielo se extendió en fractales azules sobre el suelo.
Sin embargo, pronto notó algo extraño, el golpe consumió una porción de su propia vitalidad, y la vibración en sus brazos fue más intensa de lo normal.
[Efecto pasivo de la Vía Destrucción: El daño aumenta en proporción al HP sacrificado.]
Aleph sonrió con una chispa salvaje en sus ojos.
"Bien. Sangre por poder. Me gusta."
Sobre todo cuando tenía vitalidad en exceso.
Mientras tanto, Stelle invocó su lanza envuelta en llamas. El calor irradiaba con fuerza, y al clavarla en el suelo levantó un muro de fuego que forzó a los insectos a fijarse en ella.
"¡Oigan, bichos feos, por aquí!" Gritó, aguantando el impacto de varios que se lanzaron de inmediato contra su defensa.
Su escudo de energía chisporroteó mientras los colmillos de quitina intentaban atravesarlo. El olor a quemado llenó el aire cuando las patas de los escarabajos comenzaron a carbonizarse.
Aleph aprovechó la distracción. Saltó sobre uno de los insectos y hundió su bate en el cráneo quitinoso, liberando otra ráfaga gélida que congeló a tres de los que estaban cerca. Tosió sangre, pero la sonrisa no se borró de su rostro.
"Esto… es adictivo."
[Turno 2: Reproducción iniciada.]
Un sonido repugnante recorrió la zona. Los caparazones agrietados de dos escarabajos liberaron una marea de larvas carmesí, que en cuestión de segundos se transformaron en criaturas más pequeñas pero igual de letales.
Stelle frunció el ceño.
"¡No me digas que se multiplican en pleno combate!"
El aviso del sistema brilló frente a ellos.
[Al no eliminar a los portadores, estos liberan descendencia. El enjambre no deja de crecer.]
"Fantástico, son como esa cosa azul de ese entonces." Masculló Aleph, girando su bate empapado en hielo y sangre.
"Entonces hay que cortarlos de raíz."
Stelle asintió, rodeada por las llamas de su lanza.
"Yo los mantengo ocupados. Tú liquida a los reproductores."
Se lanzó hacia adelante con una embestida, su lanza trazando un círculo de fuego que barrió a varios insectos y los obligó a fijarse aún más en ella. El suelo se agrietó bajo la presión.
Aleph se impulsó con una carga feroz, sacrificando más de su propia vitalidad. El hielo crepitó a su alrededor, convirtiéndose en una tormenta que arrasó con los portadores antes de que pudieran liberar más larvas.
Los chillidos del enjambre se deshicieron en un eco quebrado cuando las criaturas restantes retrocedieron, destrozadas por el fuego de Stelle y la furia helada de Aleph.
[Victoria: Evento de la Plaga completado.]
[Recompensa: 3 bendiciones de 1★ adquiridas.]
[Viento desbordante (Nihilidad): Inflige un efecto al azar de daño con el tiempo.]
[La Gran Muralla (Conservación): Otorga un escudo con un valor equivalente al 12% del HP.]
[Intercambio equivalente (Destrucción): Se regenera un 6% de HP en base al porcentaje de daño causado a un enemigo.]
Aleph se estiró un poco mientras sacudía el polvo de su ropa.
"¿Lista para continuar?"
Stelle, aún con la lanza ardiendo en su mano, lo miró y se encogió de hombros.
"Mientras no me vomites encima, todo bien."
"Pff ¿Desde cuando tengo un estómago tan débil?"
El sistema interrumpió con una notificación.
[Avanzando hacia la siguiente zona…]
La ciudad en ruinas se disolvió en destellos de datos, arrastrándolos hacia su próxima prueba.
***********
Frente a ellos él escenario cambio a algo similar a una habitación común de la Estación Espacial Herta con una pared azul translúcida que bloqueaba el paso, a un costado había una ruleta incrustada en el suelo, que brillaba mientras música como de carnaval sonaba.
Stelle sonrió mientras hacía crujir sus dedos.
"¡Te demostrare de una vez por todas quien es el mejor en los juegos!"
"Eso mismo pensé." Replicó Aleph, sus dedos hormigueaban con ganas de darle un giro. "¡Solo que terminará conmigo aplastandote!"
Sin darle más vueltas, Aleph empujó la ruleta antes de que Stelle pudiera llegar a ella. El zumbido metálico llenó la sala hasta que se detuvo con un chasquido.
[Evento de Aventura: Persecución de Chanchitos Dimensionales.]
Delante de la pared translúcida comenzaron a correr docenas de pequeñas criaturas negras, con una franja blanca que recorría desde su cabeza hasta la cola. Algunos brillaban con una cresta plateada, y entre ellos, apenas visibles, los de cresta dorada.
Stelle arqueó una ceja.
"¿Chanchitos…? ¿En serio?"
[Condiciones del juego:
Tiempo límite: 5 minutos.
Atrapar 15 Chanchitos Dimensionales para completar.
Recompensa adicional al atrapar 30.
Los ejemplares dorados valen por 5.
El ganador será quien obtenga más puntos.]
La cuenta atrás empezó a parpadear.
[10… 9… 8…]
Aleph sonrió y estiró los hombros.
"Vale, Stellita. ¿Qué te parece si lo hacemos interesante? El perdedor cumple un deseo que el otro decida."
Lo había soltado casi sin pensarlo, convencido de que ella rechazaría la idea.
Pero en lugar de eso, vio cómo los ojos de Stelle brillaron con un gran entusiasmo.
"Trato hecho."
Eso lo dejó un tanto desconcertado.
"Uh… ¿por qué estás tan motivada…?"
Stelle solo sonrió, ajustando el agarre sobre su lanza, como si hubiera estado esperando esta oportunidad toda su vida.
Aleph tragó saliva.
"… Esto no puede terminar bien."
[3… 2… 1… ¡Inicio!]
La pared azul se deshizo en fragmentos de luz y los chanchitos echaron a correr en todas direcciones.
...
Cinco minutos después, en el aire se podía oler la frustración.
Aleph estaba observando incrédulo la pantalla flotante frente a ellos.
[Puntaje final:
Aleph – 40
Stelle – 41]
"…"
Aleph abrió la boca, pero no salió palabra alguna. Cerró los ojos, volvió a mirar la cifra, y finalmente exclamó.
"¡¿Por un punto?! ¡¿Uno solo?!"
Stelle se rio maliciosamente mientras le dirigía una mirada extraña, sus manos hacían movimientos en el aire que lo incomodaban bastante.
Aleph dio un paso atrás de inmediato.
[Zona completada.]
Afortunadamente para él, el sistema interrumpió la escena con la aparición del dispositivo de audiencia. Ambos colocaron la mano y el dado comenzó a girar.
El resultado fue menos glorioso que la apuesta.
Azul para Stelle, púrpura para Aleph.
[Zona siguiente: Transacción.]
...
Al avanzar, encontraron a dos figuras familiares materializadas como PNJ.
Tornillum detrás de un mostrador lleno de bendiciones, y Herta con un rostro aburrido, vendiendo artefactos extraños.
Aleph tomó sus fragmentos cósmicos y los arrojó sobre el mostrador de Tornillum con una sonrisa.
"Dame dos de Destrucción, de las baratas."
Stelle, en cambio, se dirigió a la versión PNJ de Herta. Después de un rato revisando opciones con calma, eligió un artefacto que brillaba tenuemente.
[Objeto adquirido: Casette Extraño.
Efecto: implanta la debilidad de tu tipo en el enemigo con un 40% de margen de error.]
"Interesante." Murmuró, guardándolo en el bolsillo de su abrigo.
Una vez más, el dispositivo de audiencia apareció. El dado rodó y mostró el siguiente desafío.
[Zona siguiente: Élite.]
...
El entorno se fracturó y, de entre los restos, emergió un monstruo abrasador del Fragmentum.
Un Fire from Outer Space.
Aleph no esperó instrucciones. Saltó de inmediato, su bate de hielo giró con violencia. Una tormenta blanca cayó sobre el enemigo, congelando cada centímetro ardiente mientras lo golpeaba una y otra vez sin darle respiro.
El Fire from Outer Space chilló, se retorció y finalmente se desmoronó en fragmentos quebradizos.
[Victoria. Seleccionen una bendición de entre tres opciones.]
El brillo de las recompensas los envolvió mientras hacían su elección.
Y entonces, el mensaje final apareció.
[Siguiente zona: Jefe del Primer Plano.]
.....
El entorno se deshizo en fragmentos de datos, y el lugar cambio para dar paso a un espacio vasto, metálico, donde el suelo estaba cubierto de placas oxidadas y tuberías humeantes.
En el centro, una mole de acero esperaba inmóvil.
Se veía idéntico a Svarog.
Sus ojos incandescentes se encendieron como hornos, y el estruendo de sus mecanismos retumbó en la sala.
[Alerta: Jefe de Plano detectado – Guardián del Acero: Svarog.]
Stelle apretó la lanza en su mano.
"¡Teme a la poderosa, Stelle!" Grito mientras se lanzaba hacía él.
Aleph soltó un bostezo mientras avanzaba detrás de ella.
Svarog embistió de inmediato con un Puño Hidráulico, el suelo tembló y una onda expansiva los lanzó hacia atrás. Stelle rodó, clavando la lanza para recuperar equilibrio, mientras Aleph absorbía el golpe con un gruñido.
"¡Eso dolió!"
Svarog barrió el campo con un Rayo de Detección, un láser ardiente que obligó a ambos a dispersarse.
[Mecánica: Autómatas invocados.]
Del suelo emergieron Arañas Mecánicas que chirriaban con luces rojas, y tras ellas, Soldados Blindados avanzando.
Stelle plantó un muro de fuego para frenar a los soldados, mientras gritaba.
"¡Las arañas explotan!"
Aleph saltó entre ellas, descargando ráfagas gélidas que congelaron a varias antes de que pudieran autodestruirse. Sin embargo, dos lograron acercarse y estallaron, lanzándolo contra una pared.
Tosió sangre, pero se levantó sonriendo.
"Más, quiero más." Murmuro mientras sentía una carga mayor de fuerza.
Stelle le dio una mirada extraña mientras se preguntaba si Aleph finalmente se había vuelto masoquista.
Svarog desplegó torretas en las esquinas, que comenzaron a disparar ráfagas continuas.
Stelle se lanzó de inmediato, su lanza envuelta en llamas partió la primera torreta en dos. Aleph cubrió su avance, lanzando ondas heladas para ralentizar a los adds.
Poco a poco, la armadura del Guardián comenzó a ceder.
Svarog retrocedió un paso, y el reactor de su pecho empezó a brillar con un rojo cegador. El suelo entero vibró.
[Fase 2]
[Estado: Rabia activado.]
Con un rugido, Svarog desató una onda expansiva que arrastró a ambos contra el suelo. Las placas metálicas se agrietaron bajo su peso.
Sus movimientos se volvieron más rápidos, cada golpe cargado de una energía brutal.
Stelle escupió un mechón de pelo chamuscado.
"Esto se puso feo…"
Aleph se limpió la sangre del mentón, sus ojos brillaron con emoción mientras descartaba el bate y recubria parte de sus puños con hielo.
"Justo como me gusta."
Svarog descargó un Puño de Asedio, una ráfaga de golpes que atravesó la defensa de Stelle y la lanzó contra el suelo, aturdiéndola momentáneamente.
[Mecánica: Golpes potenciados rompen defensa y aplican aturdimiento.]
Aleph saltó para cubrirla, bloqueando un nuevo golpe con su puño, aunque el impacto lo arrojó varios metros atrás.
El Guardián golpeó el suelo con un Pisotón Sísmico, la onda expansiva los alcanzó a ambos; Aleph perdió terreno momentáneamente y quedó aturdido por unos segundos.
Svarog lanzó numerosos misiles. El suelo quedó marcado con profundas hendiduras.
Del terreno surgieron Autómatas Ingenieros, que comenzaron a reparar las torretas destruidas y a inyectar energía roja en su reactor.
"¡Genial, ahora también se cura!" Maldijo Stelle, todavía tambaleándose por el aturdimiento.
Los ataques helados de Aleph destrozaron a los reparadores antes de que completaran la tarea, pero el esfuerzo le costó más vitalidad.
El efecto de la Vía Destrucción lo mantenía al límite.
....
El combate se volvió un tira y afloja brutal con Stelle cubriendo con fuego los alrededores para contener a los adds y romper torretas, y Aleph sacrificando vida para infligir daño directo.
Svarog, implacable, descargaba ráfaga tras ráfaga, cada golpe con la fuerza suficiente para dejar grietas en el suelo y romper defensas que Stelle se esforzaba por mantener en pie.
El reactor de Svarog comenzó a chisporrotear. Su cuerpo entero brillaba en rojo, como si estuviera a punto de sobrecargarse.
[Estado: Sobrecarga inminente.]
Stelle y Aleph cruzaron miradas.
Stelle levantó su lanza en llamas.
"Acabemos con esta chatarra."
Aleph sonrió mientras electricidad roja comenzaba a moverse por su cuerpo.
"Con gusto."
Svarog rugió con un estruendo que hizo temblar las paredes del plano.
Dos torretas se alzaron y una ráfaga de misiles les cayó encima.
Stelle rodó a un lado, clavando la lanza con fuerza y generando un muro de fuego que desvió parte de los escombros. Aleph se impulsó sobre un ingeniero mecánico que intentaba reparar una torreta, hundiendo su puño en su chasis con una explosión de hielo y electricidad que dejó fragmentos humeantes.
Svarog cayó, su reactor chisporroteó con rojo intenso. Levantó un brazo y descargó un Puño de Asedio cargado, que atravesó las defensas de ambos simultáneamente, lanzándolos hacia los extremos opuestos de la arena.
Stelle jadeaba, apoyada contra una pared.
"Maldita sea, pega demasiado fuerte." Murmuró, apretando la lanza.
Aleph soltó una carcajada mientras esquivaba otro misil.
"Tiempo de terminarlo… ¡todo o nada!"
Con un grito, se lanzó hacia Svarog, concentrando toda la fuerza de su Vía Destrucción.
Cada golpe de su puño consumía su HP, y cada impacto contra el jefe amplificaba su poder. Una ráfaga helada envolvió los brazos de Svarog, congelando parcialmente su torso y ralentizando sus movimientos.
Stelle avanzó de inmediato, provocando a los últimos Autómatas Ingenieros, obligándolos a dispersarse. Cada estocada de su lanza liberaba llamas que atravesaban armaduras mecánicas, manteniendo a Svarog fijo en su posición.
El Guardián del Acero lanzó una última ráfaga de misiles. Los golpes resonaban como tambores de guerra, pero Aleph y Stelle, sincronizados, lograron apenas esquivar la mayoría de ellos.
Stelle saltó y clavó la lanza en el hombro derecho de Svarog, mientras Aleph descargaba un golpe final desde arriba directamente sobre el reactor del jefe.
Una explosión de luz, fuego, hielo y electricidad cubrió toda la arena.
[HP Svarog: 0%]
El coloso de metal cayó de rodillas, con un estruendo final que reverberó en todo el plano. Sus sistemas se apagaron, las torretas dejaron de disparar y los autómatas restantes colapsaron en chatarra humeante.
Aleph respiró con dificultad, apoyando su cuerpo en el suelo.
"Uf… eso sí que fue… intenso."
Stelle soltó un resoplido, las llamas de su lanza disminuyendo.
"Casi me haces sudar, bloque de chatarra."
El sistema del Universo Simulado proyectó un brillo dorado frente a ellos.
[Victoria: Jefe de Plano Svarog – Completo]
[Recompensas: 3 bendiciones de 2★ adquiridas]
Un brillo azul rodeó sus manos mientras el sistema confirmaba la activación de la primera resonancia de Vía. La sensación de poder fluyó a través de ambos, reforzando sus ataques y defensas, marcando el final del Primer Plano.
[Ingreso al Segundo Plano – Alas Desplegadas.]
***********
El suelo bajo sus pies se desmoronó en fragmentos de datos, y pronto aterrizaron en un entorno completamente distinto. Un aire pesado, húmedo y nauseabundo impregnaba el lugar, con paredes formadas por capullos viscosos que pulsaban como si respiraran.
[Evento: Nido de insectos]
[Te has topado con el lugar de descanso del Rey de las Arenas y su Enjambre.]
[¿Cómo procederás?]
- Te alejas con cuidado..
[El enjambre se altera levemente.]
[Obtienes 50 fragmentos cósmicos.]
- Te abres paso sin miedo.
[Alertas al enjambre de tu presencia.]
[Aparecen más zonas de batalla contra el Enjambre.]
[Obtienes 50 fragmentos cósmicos y una bendición de la Vía Propagación.]
Stelle leyó en voz alta, con una mueca de fastidio.
"... Estas cosas son cada vez más problemáticas."
Aleph chasqueó la lengua.
"Sabía que ibas a decir eso." Comentó mientras se cruzaba de brazos. "Cuanto más rápido crucemos el lugar más rápido llegaremos a la siguiente zona."
El escenario se iluminó con un parpadeo rojizo, y de pronto estaban caminando por el centro de un enjambre interminable.
Millones de insectos se amontonaban a su alrededor, con cuerpos negros y húmedos que se retorcían. El aire vibraba con un zumbido casi imperceptible, pero lo suficientemente siniestro como para erizar la piel.
En el centro del nido, un titán insectoide dormía entre montañas de cadáveres en descomposición. El hedor a carne podrida y ácidos corrosivos los obligó a contener el aliento.
Aleph se tensó. Una sensación gélida, muy parecida a la que había sentido ante Aha, le recorrió el cuerpo. El recuerdo lo hizo estremecerse, aunque rápidamente apretó los dientes para no mostrar más de lo necesario.
Stelle también temblaba un poco, aunque intentaba disimularlo.
"...Es feo, pero no tanto."
Un chirrido repentino del coloso insecto los hizo callar. Incluso dormido, Tayzzyronth liberaba chillidos que les taladraban los oídos.
Avanzaron con cuidado, evitando alertar al enjambre en letargo. Tras una eternidad sofocante, por fin alcanzaron el dispositivo de audiencia.
El dado rodó, y la cara dorada brilló en la superficie.
"¡JA! ¡Sabía que la suerte estaba de mi lado!" Stelle levantó los brazos con emoción.
Un rugido ensordecedor atravesó el nido. Millones de alas se desplegaron al unísono, y el enjambre entero se alzó en una nube negra y chirriante. Tayzzyronth mismo comenzó a moverse, sus chillidos ahora furiosos, sacudiendo la arena y las paredes del plano.
Aleph sintió el aire helarse en sus pulmones. Por un instante, se preguntó cómo habría sido para los que, en algún momento, se enfrentaron de verdad a esto.
El pavor de mirar algo tan inmenso y entender que no hay escapatoria.
"¡Muévete!" Gritó Stelle, mientras comenzaba a golpear el dispositivo de audiencia con la lanza y a patearlo. "¡Vamos, reacciona, maldita máquina!"
Los chillidos del enjambre aumentaron.
El titán insecto se inclinaba hacia ellos, con las fauces abiertas.
Un haz de luz envolvió a ambos y los arrancó del lugar en el último segundo.
Stelle cayó de rodillas al otro lado, jadeando.
"...Nunca más. Nunca más."
Aleph se quedó en silencio mientras miraba las notificaciones de Burroughs.
[Maestro. Una de sus esencias esta pasando por una evolución importante.]
[¿Tiene idea de por qué?]
Aleph parpadeó inexpresivamente, antes de cerrar las ventanas de datos.
"¿Qué?" Preguntó Stelle, intentando recuperar la compostura. "¿Ahora vas a gritar cada vez que veas una cucaracha?"
Aleph arqueó una ceja.
"Yo estaba tranquilo. La que gritaba eras tú."
Ella le dio un golpecito en la nariz con el dedo, mientras lo miraba con seriedad.
"Sin pruebas, tus palabras son difamación. Y lo que viste seguro fue un bug visual."
"Te vi con mis propios ojos. Casi comienzas a llorar."
"Ilusión óptica."
Aleph bufó, pero antes de responder, Stelle lo agarró del brazo y lo arrastró hacia adelante.
La arena bajo sus pies comenzó a distorsionarse, revelando un nuevo campo de batalla.
[Zona de batalla: Élite.]
Stelle giró la lanza entre sus manos y resopló.
"Perfecto. Justo lo que me faltaba."
.....
Tras varias zonas de batalla, dos de élite, un de aventura, y dos de transacción finalmente llegaron una vez más a la zona de jefe de plano.
"... ¿Es en serio?" Dijo Stelle mientras miraba al jefe del segundo plano.
[Cocolia, Madre de la Falsedad]
"¿La próxima vez será Phantylia?" Se preguntó Aleph en voz alta mientras avanzaba al lado de Stelle.
"Quien sabe."Comentó Stelle. "Pff tal vez tenga un título todo raro como 'Phantylia, La Inmortal' ¿Te lo imaginas?"
.....
En el centro de un campo congelado esperaba Cocolia, erguida con dos lanzas de hielo en sus manos.
Sus ojos brillaban con un resplandor antinatural, fijos en Aleph y Stelle.
"Genial…" Murmuró Stelle, girando su lanza. "¿Despues de esta pelea ya calificó como 'Milf hunter'?"
Aleph la miró con curiosidad.
"¿'Milf hunter'?"
"Si, Marzo estaba leyendo en su computadora una novela con esa palabra en él título. Cuando le pregunte que significaba sólo me dijo que tenía que ver con mujeres mayores de buena apariencia."
"Intrigante." Murmuró mientras esquivaba una lanza que iba directo por su cabeza.
Stelle tomó posición mientras Aleph preparaba su bate.
Cocolia atacó al instante, cruzando sus lanzas en un barrido que Aleph esquivó mientras Stelle se adelantaba para interceptar un golpe lateral.
Cocolia se lanzó al ataque con una velocidad sorprendente, girando ambas lanzas en círculos amplios.
Stelle esquivó como pudo, mientras Aleph buscaba contraataques en las aberturas. El campo pronto se llenó de puntas de hielo, como si crecieran del suelo.
Cuando su barra de vida cayó al 50%, Cocolia alzó una mano.
De entre el hielo emergió la silueta de Bronya.
La sub-jefe blandía su fusil con precisión, apoyando cada ataque de Cocolia con ráfagas que obligaban a los dos a dividir su atención.
Cuando su HP bajó al 25%, Gepard se materializó, su gran escudo haciendo que algunos de los ataques a Cocolia fueran bloqueados y obligando a Aleph a concentrarse en romper la defensa enemiga mientras Stelle mantenía control sobre Bronya.
Con Bronya cubriendo a la distancia y Gepard reforzando la defensa, Cocolia redobló su ofensiva.
Stelle aprovechó la apertura para atacar por el costado, abatiendo uno de los copos de hielo que Cocolia había invocado como proyectiles.
Finalmente un Aleph frustrado soltó una ráfaga de viento cargada con electricidad que paralizó a los tres.
Aprovechando la oportunidad, Stelle asestó un golpe devastador que finalmente acabó con Gepard mientras reducía la defensa de Bronya y Cocolia.
Finalmente con una barrida, el HP de Bronya se redujo a 0 al igual que el de Cocolia, finalizando la primera fase.
El suelo tembló. Un alarido resonó en la arena congelada mientras Cocolia se cubría de hielo.
Su piel se ennegreció, unas alas de cristal brotaron de su espalda y una armadura helada se formó alrededor de su cuerpo. La temperatura descendió de golpe, congelando el aliento en sus labios.
Simultáneamente, comenzó a invocar monstruos del Fragmentum.
...
Finalmente, tras una ofensiva conjunta, Aleph logró abrir una brecha en la defensa helada. Stelle aprovechó el momento, clavando su lanza justo en el pecho de Cocolia.
"¡Venganza, idiota!"
Un chillido desgarrador quebró el hielo en el campo.
La figura de Cocolia cayó de rodillas con sus alas y armadura hechas añicos.
Con un último resplandor gélido, el cuerpo se fragmentó y desapareció en datos que se disolvieron en el aire.
***********
Herta frunció el ceño, algo poco común en ella.
[Hm… esto es raro. Parece que un Aeon está intentando hacerse presente.]
En vez de entrar al tercer plano del US: La Plaga, Aleph y Stelle aparecieron en un espacio sin límites.
Un vacío cósmico que se extendía en todas direcciones, salpicado de asteroides que flotaban en órbitas caóticas alrededor de un gigantesco remolino azul.
De repente, un sonido atravesó la calma.
Un chillido, como el de un insecto recién nacido aspirando aire por primera vez.
Ante ellos surgió una figura colosal. Alas negras que parecían cubrir el universo, incontables patas extendiéndose hacia todas direcciones y, desde su cuerpo, brotaban enjambres de nuevas especies de insectos.
Era repulsivo y majestuoso al mismo tiempo; bello y horripilante en igual medida.
Stelle alzó una ceja.
"… No se parece en nada al que vimos en el evento."
La proyección de Herta asintió.
"Lo normal. Ese fue un modelo adaptado para combate. Lo que ven aquí es su forma original, el inicio de La Plaga, la etapa más próspera de Tayzzyronth, la Propagación."
Antes de que pudiera terminar de hablar, Tayzzyronth soltó un chillido cargado de euforia. Una de sus patas, negra como el vacío, se extendió hacia Aleph y le hizo varios cortes en el pecho.
El grupo se quedó en silencio cuando notaron la sangre de Aleph.
No era roja, sino de un color turbio, entre rosa y púrpura.
Los chillidos de Tayzzyronth se multiplicaron con emoción, mientras sus alas y las de los insectos que lo rodeaban aleteaban frenéticamente.
[Rastros completados: 3/4.]
[Nueva Vía Desbloqueada: Propagación]
["Que tus alas, humilde polilla que persigue incansablemente el fuego, se alcen hacia las estrellas."]
[Estado: Inhabilitada temporalmente hasta que el proceso de adaptación termine: 20h]
"¡Increíble!" Exclamó Herta, sorprendida y fascinada a la vez. "¿Como provocaste tal reacción? Parece fuera de su código..."
Su voz sacó a Aleph de la especie de trance en la que estaba.
"No sé qué pasó." Dijo, con un gesto serio, mientras observaba cómo Tayzzyronth se desvanecía lentamente.
Herta suspiró.
"Bueno, con esto ya tengo material suficiente para confirmar varias cosas antes de lanzar la versión oficial de la expansión."
"¡¿Y mis recompensas?!" Preguntó Stelle.
"Bueno. Te esperan afuera." Comentó la genio, con indiferencia.
Pero antes de que pudieran salir, otra presencia llenó el espacio.
Una luz cegadora emergió.
Frente a ellos apareció una muñeca blanca, adornada con detalles dorados, sostenida por hilos de oro. Entre sus manos parecía acunar un mundo en miniatura. A su lado flotaba un enorme ojo que los observaba fijamente.
Su mera existencia era solemne, brillante como incontables gemas. Los imperios se estremecerían bajo esa presencia, los creyentes rugirían en su nombre. Aun así, su pesado cuerpo flotaba con calma, irradiando un himno sagrado.
Los ojos de Herta se abrieron con sorpresa genuina.
"Ena… Aeon del Orden. Uno de los más antiguos. Los registros dicen que cayó y fue engullida por Xipe, la Armonía."
Se cruzó de brazos y los miró con una mezcla de burla y respeto.
"¿Dos Aeones? Para un par de zoquetes sin gusto ni cerebro, parecen tener suerte de sobra."
El rostro de Aleph se contrajo como si hubiera recibido un puñetazo directo en el estómago. Él sabía bien lo que decía su ficha del sistema, su suerte era sólo 11.
Stelle infló el pecho con orgullo.
"Es obvio. ¿Quién no querría verme a mí? Soy la mujer más hermosa de la existencia."
Herta soltó una suave risa mientras que Aleph soltó una carcajada mientras rodaba en el suelo.
Stelle hizo un puchero.
"A ustedes les falta visión." Dijo mientras se cruzaba de brazos.
"Siempre puedes trabajar de comediante si lo de trazar caminos no funciona." Dijo Herta, aún riendo.
La voz de Ena interrumpió toda la escena. Cada palabra sonaba vertical, sombría, elegante, en disonancia con su apariencia perfecta.
"¿Quién se levanta al principio y al final? ¿Quién nutre el árbol que se extiende hasta los confines? ¿Quién crea los sueños que influyen en la voluntad de transmutación? Mantendré el Orden bajo completo control y eliminaré a los alborotadores."
Aleph desvió la vista hacia el gigantesco ojo que la acompañaba. Este lo miraba directamente. Y él sintió algo incómodo en esa mirada escrutadora.
Análisis, reconocimiento y comprensión.
"Los alborotadores no perdurarán. Los avaros no se salvarán. El caos traicionero contamina el universo e impide que germine."
Tras esas últimas palabras, Ena desapareció igual que Tayzzyronth.
Herta no dijo nada. Simplemente cerró la simulación de inmediato.
Cuando Aleph y Stelle abrieron los ojos, estaban de vuelta en la Oficina de Herta.
**********
En la Estación Espacial Herta, Marzo y Dan Heng caminaban por los pasillos.
"¿Dónde se habrán metido Aleph y Stelle? Llevan ya varías horas con Herta… ¿No los habrá usado de conejillos de indias, no?" Preguntó Marzo, algo inquieta.
Dan Heng soltó un suspiro y se dio una palmada en la frente.
"¿Qué te pasa ahora?" Preguntó Marzo con curiosidad.
Dan Heng señaló una pantalla de transmisión.
Allí, en letras grandes podía leerse.
"Escándalo en la Estación Espacial Herta: Aleph Avesta es acusado de intento de genicidio. Fue neutralizado por la heroína, Stelle, tras intentar estrangular a Ruan Mei."
Marzo abrió los ojos como platos.
"…Ah."
¿Que demonios había ocurrido?
.....
Unos minutos antes, al salir del Universo Simulado, Aleph y Stelle recibieron sus recompensas con ojos brillantes.
300.000 créditos cada uno.
Un vestido, abrigo y sombrero al estilo de Herta para Stelle.
Y para Aleph, un conjunto refinado como el de Tornillum, con sombrero y monóculo incluidos.
Ambos estaban satisfechos, sobre todo con la ropa.
Stelle dio un giro sobre sí misma, sonriendo.
"Kuru~ kuru~."
Aleph asintió, ajustándose el monóculo.
"Con esto, podemos presumirle a Marzo lo geniales que nos vemos."
Ambos chocaron los cinco mientras sonreían imaginando a una Marzo celosa.
Fue en ese momento cuando Ruan Mei entró a la sala, saludando con calma a todos.
Aleph apretó los dientes. Intentó contenerse.
Pero Ruan Mei se acercó, sonrió y le dijo.
"Fue un gusto trabajar contigo. Por cierto, ¿qué te parecieron los postres? Los hice yo misma."
La vena de Aleph palpitó.
Bajo la mirada incrédula de Herta, Tornillum y Stelle, Aleph perdió el control y comenzó a estrangularla en el acto.
El personal de seguridad se abalanzó para detenerlo. Arlan intentó calmarlo, sin éxito.
"¡Voy por Asta!" Gritó el chico antes de salir corriendo.
Pero no hubo necesidad de más refuerzos. Stelle alzó su bate y, con un solo golpe demoledor en la cabeza de Aleph, lo mandó directo al suelo, noqueándolo. Ruan Mei cayó de rodillas, jadeando, recuperando el aire.
Herta parpadeó varias veces.
"…¿Qué demonios fue eso?"
Ruan Mei, aún con la marca en el cuello, ladeó la cabeza con desconcierto.
"Solo le pedí ayuda para un pequeño experimento."
"¿Le pediste permiso antes?" Preguntó Herta.
"¿Permiso? ¿Para qué?" Respondió la investigadora, genuinamente confundida.
Herta se llevó la mano a la cara con un largo suspiro.
....
Más tarde, Aleph abrió los ojos. Estaba en una cama.
A un lado, Himeko tomaba tranquilamente su café. Al notar que despertaba, lo miró con seriedad.
"Así que intentaste matar a Ruan Mei… ¿De verdad creíste que ibas a salir bien parado después de atacar a un miembro del Círculo de Genios? Y además en público, frente a testigos. Pésimo timing."
Aleph frunció el ceño, confundido.
Himeko arqueó una ceja.
"…No creerás que estoy del lado de Ruan Mei, ¿verdad?"
Él asintió en silencio.
La pelirroja soltó un suspiro y luego una leve sonrisa se dibujó en su rostro.
"No apruebo que la mates, pero…"
Apoyó la taza en la mesa y lo miró con un brillo travieso en los ojos.
"…eso no significa que no haya formas de vengarse."
*********
Y así, durante la siguiente semana, la vida de Ruan Mei se volvió un infierno.
Cada noche, su música clásica era reemplazada por un bucle interminable de death metal.
Sus postres, normalmente perfectos, perdieron todo sabor.
Varias de sus anotaciones desaparecieron misteriosamente.
Incluso su ropa interior fue incendiada sin dejar rastro.
Las ojeras crecieron bajo sus ojos.
Apenas dormía.
En silencio, se preguntó con un ceño fruncido.
"¿Qué demonio me está haciendo esto…?"