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Chapter 7 - Capítulo 7: Apophis

Capítulo 7 Apophis

 

El Dr. Daniel Jackson terminó su informe oral y observó las

expresiones de asombro, miedo y aturdimiento de su propio equipo y del

comandante de la base, el General Hammond.

A Daniel no le sorprendían sus reacciones, ya que él estaba

tan nervioso por todo lo que había visto que sus manos aún temblaban de vez en

cuando. Para sus compañeros, solo escuchaban una historia de cómo,

posiblemente, la Tierra sería invadida y bombardeada. Miles de millones de

personas morirían, y los que quedaran con vida serían esclavizados. Era

aterrador, pero solo eran palabras.

Daniel había visto todo con sus propios ojos... Bueno, al

menos él había estado allí y había visto morir a mucha gente cuando el Comando

SGC, de otro universo, fue invadido por Apophis y sus naves que atacaron la

Tierra.

Después de asentir en su interior en comprensión por el

estado de sus compañeros y el General Hammond, el Dr. Daniel Jackson miró a la

última persona en la sala de reuniones, el Coronel Maybourne, un miembro tanto

del ejército como del NID, una agencia de inteligencia que, en teoría, se

encargaba de proteger el proyecto Stargate de amenazas internas dentro del

planeta, pero que a su juicio solo eran matones y corruptos.

La última vez que los del NID actuaron, querían secuestrar,

encerrar y bajo tortura, y quien sabe qué otras atrocidades, obtener

información sobre tecnología avanzada de un grupo de habitantes humanos de otro

mundo, que eran pacifistas y se negaban a compartir su tecnología por temor a

que algún extremista causara una calamidad al usarla.

Ese día, Maybourne le había dedicado una mirada que le juraba

su eterna enemistad a Daniel después de que este ayudara a los Tollan a escapar

de él y sus matones. Daniel supuso que sus rencores serían irreconciliables a

partir de ese día, pero no le importaba demasiado. La gente como Maybourne le

ponía los pelos de punta, y él no se imaginaba siendo su amigo. Sin embargo, al

día siguiente, Maybourne volvió al Comando Stargate con una nueva asignación en

sus manos para abrir una oficina allí, y Daniel temió que planeara una venganza

en su contra. Por eso, él fue a espiar su reunión con el General Hammond para

tratar de averiguar su propósito.

Daniel no era el único miembro de su equipo, pero sí era el

único que podía actuar con descaro para obtener información, ya que Jack y Sam

eran militares que tenían una jerarquía rígida, y Teal’c era un invitado

extraterrestre que levantaría demasiadas sospechas si lo descubrían espiando

conversaciones oficiales.

Todo fue normal durante el intento de espionaje de Daniel, e

incluso logró escuchar parte de la nueva asignación de Maybourne, quien explicó

que solo era un enlace diplomático y que el General Hammond seguía teniendo el

control total del SGC. Al terminar, como Daniel no podía salir corriendo y

hacer de su espionaje descarado algo aún más descarado, fingió leer un

periódico mientras esperaba a que Maybourne saliera para hablar con el General

Hammond.

Daniel esperaba que al salir de la oficina, Maybourne le

gruñera o lo ignorara, pero Maybourne no hizo ninguna de las dos cosas, sino

que lo saludó antes de marcharse, y Daniel juraría que sonreía de felicidad.

Una sonrisa que confirmó solo unas horas después. Desde ese día, Maybourne

cambió su trato hacia todo su equipo y el SGC. Era amigable, tratable, y el

General Hammond incluso dijo que era razonable.

Daniel estaba asustado. No entendía cómo un hombre que un día

estaba lleno de odio e intenciones asesinas hacia él y su grupo, se presentara

ante ellos al día siguiente, mostrando una sonrisa amable. Una sonrisa que ya

había durado dos meses. Era demasiado extraño, loco y aterrador. Algo siniestro

pasaba con ese hombre, y Daniel ya daba un respingo cada vez que lo veía,

porque no lograba comprender qué demonios estaba planeando.

Daniel abandonó sus pensamientos al encontrarse con la mirada

de Maybourne, y pensó que quizás había estado pensando demasiado, y Maybourne

simplemente había sufrido un accidente cerebral que le hizo perder la razón,

porque de todas las personas que estaban en la sala, él era el único que

mostraba una expresión satisfecha y de expectación, con una sonrisa sincera de

felicidad.

Si los Tollan volvieran y se arrodillaran ante él dándole sus

disculpas y ofreciéndole toda su tecnología, Daniel suponía que no se mostraría

más feliz que en este momento.

—Maybourne, deja de sonreír, me estás poniendo los pelos de

punta —dijo Jack, que era tan indiscreto como siempre.

El Coronel Maybourne carraspeó con incomodidad, pero no dijo

nada, a pesar de que Jack le levantó una ceja para que se explicara, y cuando

Maybourne hizo como que no lo vio, carraspeó con fuerza y señaló su ceja

levantada para indicarle que estaba haciendo una pregunta. Maybourne lo miró

con frialdad.

—Pienso que es una historia interesante, pero necesitamos más

pruebas. Sugiero enviar a un equipo SG a explorar la ubicación lo antes posible

—dijo Maybourne.

—Eso es razonable —dijo el General Hammond mirando a

Maybourne con el ceño fruncido.

—Prepararemos todo —dijo el Coronel O’Neill, que Daniel

sospechaba que provocar a los Goa’uld le causaba placer.

—¡No! Enviaremos a otro equipo —dijo Maybourne.

Al final, él había logrado controlar su tono de voz, pero era

claro que al principio sonaba alarmado. Jack golpeó la mesa, sacando a todos de

su estupefacción.

—Maybourne, ¡suelta todo! —reprendió Jack.

—Jack, no entiendo de qué estás hablando —se excusó Maybourne

con tono serio y cara serena.

—Maybourne, tus palabras me suenan a: «¡No!, los que vayan a

esa misión morirán, envíen a otros» —dijo Jack con expresión amenazadora—.

Ahora, es evidente que sabes algo que nosotros no, y aunque tu protección sin

escrúpulos hacia mi equipo me conmueve, quiero saber en qué demonios estás

pensando al guardarte información vital —amenazó Jack.

Daniel estaba de acuerdo, Maybourne estaba seguro de que el

equipo que enviaran a la dirección que Daniel había traído moriría. Daniel no

sabía por qué Maybourne quería salvarles la vida, pero el hecho de que enviara

a otros a la muerte solo para guardarse información, significaba que seguía

siendo el mismo matón de siempre, sin ninguna empatía por los demás.

—Coronel Maybourne, sé que no está bajo mi mando y no puedo

darle órdenes, pero no me gusta que juegue con la vida de hombres bajo mi

cargo, y si es necesario, usaré el teléfono rojo para llegar al fondo de esto

—amenazó el General Hammond.

Maybourne frunció el ceño y reflexionó por todo un largo

minuto.

—No puedo contarles todo, y lo que les diga aquí no puede

salir de esta habitación. Esta información se considera de máximo secreto, y

cualquier filtración se considerará un riesgo de seguridad nacional —dijo

Maybourne, amenazándoles con hacerles desaparecer a todos de forma no demasiado

sutil.

—¡Estoy aterrado! —dijo el Coronel O’Neill con sorna—. ¡Empiece

a hablar de una vez! —reprendió. Maybourne asintió, ignorando su tono burlón,

como si no se diera cuenta de nada.

—Hace dos meses, un aliado nos informó de este ataque y de

las fuerzas Goa’uld que participarían en él. Por supuesto, no confiamos

ciegamente en esto, pero el informe del Dr. Jackson es consistente con la

información aportada, lo que me lleva a confirmarlo como cierto y me preparaba

a comenzar con los preparativos de un contraataque —explicó Maybourne,

dejándolos a todos atónitos.

—¿Quieres decir que esa dirección es probablemente un mundo

Goa’uld desde donde se iniciará el ataque? —dijo Jack. Maybourne asintió con

indiferencia—. Y aún sabiendo eso, ibas a permitir que un equipo SG fuera a

morir a ese lugar —dijo Jack apretando los dientes.

—No podemos estar seguros de eso. La seguridad de los Goa’uld

ya ha demostrado ser defectuosa…

—¡Maybourne, eres un ser vil y rastrero! —insultó Jack,

mirando a Maybourne con ansias asesinas, pero Sam pareció reflexionar y luego

frunció el ceño.

—Señor, no entiendo, ¿por qué enviar a otro equipo? —preguntó

Sam, a nadie en especial.

—Nuestro informante me ha pedido que sea amable con ustedes y

no les ponga las cosas difíciles. También que vigile su seguridad —confesó

Maybourne sin inmutarse.

Daniel debía admitir que estaba tan perplejo como el resto de

las personas en la sala. La persona que sabría desde hacía dos meses de un

ataque a la Tierra y que le dio toda esa información a Maybourne no podía ser

de este planeta, por lo que Daniel se preguntaba a qué extraterrestre

conocieron que se preocupara tanto por sus vidas.

—¿Los Nox cambiaron de parecer y quieren ofrecernos algo más

que un método de limpiar las hojas de los árboles? —preguntó Jack con tono

irónico.

La verdad era que, a pesar de sus comentarios aparentemente

despreocupados, Jack era una persona perspicaz, y los Nox eran la única especie

alienígena avanzada que habían conocido y que era capaz de ayudarlos en esta

situación. Pero los Nox les dejaron claro que no los ayudarían en ninguna

guerra, ellos solo aceptaron un intercambio cultural, y eso requirió todas las

habilidades diplomáticas de Daniel. También fue gracias a un aliado…

—¡El informe de un aliado! —dijo Daniel y Maybourne hizo una

mueca, confirmando su teoría para todos en la sala.

—Estás en contacto con el tipo que causó el alboroto en ese

entonces —dijo Jack. Maybourne asintió con un suspiro.

—Su identidad sigue en secreto, solo he hablado con una de

sus creaciones, pero estoy seguro de que no tiene nada que ver con las especies

hippies —espetó Maybourne con asco. Él le guardaba un especial rencor a los

pacifistas.

—¿Creaciones?... —El General Hammond levantó la mano para

interrumpir a Sam.

—¿Qué ayuda nos ha ofrecido este aliado ante este ataque?

—preguntó el General Hammond, devolviendo la conversación al asunto que

importaba.

—Tenemos una nave de carga gracias a él, aunque no creo que

nos sirva de mucho. Según las especificaciones de las dos naves que se

aproximan a la Tierra, la que tenemos nosotros es solo un transporte. Sin

embargo, el enviado dijo que, en cuanto las naves se acercaran a la Tierra, se

pondrían en contacto nuevamente —explicó Maybourne.

—¿Y tú le creíste? —preguntó Jack con incredulidad.

—Creo que hablar no fue lo único que hicieron, si se ha

ganado la confianza del coronel, también debe haberle dado algunas cosas —dijo

Daniel sin poder retirar el tono acusador de sus palabras. Maybourne asintió.

—Sí, nos dio algunas cosas —dijo Maybourne con sequedad, era

evidente que no les iba a decir qué fue lo que le dieron a su agencia. Daniel

no estaba seguro de querer preguntar.

—¿Algún dispositivo de espionaje indetectable? ¿Algún aparato

que lee las mentes? ¿Algún bicho que se mete en la cabeza de las personas y te

permite controlarlas a distancia? —preguntó Jack, poniendo en palabras los

temores de Daniel. Por el silencio que se produjo, todos ellos compartían los

mismos temores.

—¡Algunas cosas! —repitió Maybourne con tono seco.

—¿Esos regalos tienen algo que ver con los escándalos de

corrupción y espionaje recientes? —insistió el Coronel O’Neill.

Daniel estaba sorprendido por dos cosas: una, porque Jack

relacionara estos dos puntos, y otra, porque para relacionarlos, él tuvo que

leer algún informe.

—Lo vi en televisión —aclaró Jack, comprendiendo que los

había dejado aturdidos a todos. Daniel carraspeó.

—Bueno, eso tiene sentido. Quiero decir, los regalos que

recibió Maybourne y el éxito repentino de las agencias de seguridad

descubriendo espías y pescando a senadores corruptos que cometieron traición

—aclaró Daniel.

Habían sido varios escándalos recientes, de espías e incluso

senadores pagados por otras potencias, infiltrados en el congreso, agentes

extranjeros en agencias de inteligencia e incluso en el Pentágono. Maybourne y

los suyos no habían estado ociosos con la tecnología que les habían dado. Por

sus efectos en el país, el NID ya se había aliado con la NSA y la CIA.

—¡Algunas cosas! —enfatizó Maybourne para indicarles que no

iba a decirles nada.

—Bien, ¿dónde están esos aliados? ¿Por qué no están cruzando

el Stargate en este momento para ayudarnos?... —Las quejas de Jack fueron

interrumpidas por las alarmas de la base que anunciaban una llamada no

programada.

Maybourne pasó de una expresión seria e intrigante a una de

absoluta felicidad.

—Maybourne, ya te lo dije, deja de sonreír, nos estás

asustando —reprendió Jack.

Daniel debía admitir que estaba nervioso, preguntándose qué

le habían prometido a Maybourne para hacerlo feliz, y no pudo evitar recordar

los artefactos mencionados por Jack.

—¡A la sala del Stargate! —ordenó el General Hammond con un

suspiro de impotencia.

Cuando llegaron a la sala del Stargate, el agujero de gusano

ya se estaba formando.

—Cierren el iris —ordenó el General Hammond una vez que el

agujero se estabilizó.

—Esperemos que sepan usar la radio —comentó Jack, pero al

terminar de hablar, dos personas atravesaron el portal como si el iris no

estuviera allí.

—Eso es tecnología tollana —dijo Daniel con incredulidad.

Daniel había visto esta tecnología en uso cuando ayudó a

escapar a los tollanos de las garras de Maybourne. Los demás asintieron y

Maybourne miró significativamente al General para indicarle que esas eran las

personas que estaban esperando.

El General Hammond dio la orden de retirada a las tropas que

habían ingresado a la sala del portal, y unos minutos después, estaban de

vuelta en la sala de juntas con un anexo de dos personas: un hombre alto de

cabellos negros, ojos azul claro, rostro perfilado y que vestía un traje

casual, que era un modelo actual de la Tierra. A su lado estaba una adolescente

de piel pálida, cabellos azul claro y ojos de iris rojos escarlata, con algunos

rasgos asiáticos en su rostro.

Según sus presentaciones, cuando el General Hammond bajó a

darles la bienvenida en la sala del Stargate, sus nombres eran 00 y 03. Daniel

pensó en lo que dijo Maybourne sobre que había contactado con una de sus

creaciones.

—Supongo que Maybourne ya les ha contado sobre nosotros —dijo

00—. Estamos aquí para ayudarles con el ataque que el señor del sistema Apophis

ha lanzado contra su planeta.

»En la actualidad, dos de sus naves ha’tak están realizando

los últimos preparativos para iniciar su ataque a este planeta. A lo sumo,

tardarán un día más. Lo más probable es que inicien el último tramo de su viaje

a la Tierra en doce horas —00 levantó el brazo, señalando al frente donde

apareció un holograma realista y a color de dos naves pirámides orbitando un

planeta—. Estas son las naves mencionadas.

»Son dos naves ha’tak, cada una de ellas cuenta con una

dotación de tropas jaffa no inferior a mil guerreros. También hay algunos

señores menores y sirvientes humanos que están allí para presenciar cómo

Apophis destruye su civilización.

»Estas naves cuentan con al menos doce planeadores de la

muerte cada una y de dos a tres bombarderos al’kesh para misiones estratégicas

o tácticas —mientras 00 hablaba, las imágenes de las cosas que mencionaba iban

apareciendo en el holograma junto a algunas especificaciones escritas en

inglés.

—Tienen dos opciones para detener este ataque —intervino 03—.

La primera es enviar un artefacto explosivo con capacidad nuclear por el portal

a esta dirección —dijo, y para sorpresa de todos, la dirección era la misma que

Daniel había traído de la otra realidad—. Apophis tiene el portal dentro de una

de las ha’tak para transportar suministros y también será usado para que una

vez estén en órbita de la Tierra, sus jaffa mantengan el portal activo, y eso

les impida a ustedes escapar de este planeta haciendo uso del portal.

»Sin embargo, este portal también es una debilidad que puede

ser aprovechada para destruir ambas naves, ya que sus escudos estarán

desactivados y si hay una explosión, el rango de esta será suficiente para

destruirlas a ambas. Este plan es el que les reportará menos riesgos al momento

de ejecutarlo, pero es el que más riesgo tiene a largo plazo, porque los pondrá

en la mira de los señores del sistema, y estos enviarán su flota contra ustedes

al considerarles una amenaza grave —explicó 03 con expresión serena.

—¿Cuál es el segundo plan? —preguntó Jack levantando una

ceja.

—El segundo plan consiste en usar el portal como medio para

iniciar una invasión de sus naves y tomar el control de estas y todo lo que

Apophis ha almacenado en ellas para ustedes —explicó 00.

—Me gusta ese plan, ¿cuándo empezamos? —preguntó Jack.

—Coronel O’Neill, mantenga la calma —dijo el general Hammond

con tono diplomático.

—El que usen su propio portal para invadir sus naves y matar

a sus tropas y aliados hará ver a Apophis como un idiota y un señor débil, lo

que a su vez provocará que sus vasallos goa’uld le traicionen, otros señores le

ataquen y en general, todos quieran obtener provecho de su desgracia,

provocando su eventual caída y librando a la Tierra de su amenaza —explicó 00

con rostro sereno.

El plan sonaba bien, pero Daniel sintió un escalofrío por sus

consecuencias sobre Apophis. Parecía que si este plan tenía éxito, la vida de

Apophis se convertiría en una desgracia.

—Los goa’uld gobiernan la galaxia subyugando a otras especies

y pueblos, matan, torturan y esclavizan gente. Si ese es el destino de Apophis,

será un acto de justicia llevar a cabo este plan —intervino Teal’c, cuyas

palabras eran contadas en cualquier reunión y se limitaba a asentir.

—Bien dicho, Teal’c. Hagámosle la vida difícil a la serpiente

—apoyó Jack.

Daniel debía aceptar que ya se sentía mejor. Sam señaló las

naves en el holograma.

—Esas naves son tecnología avanzada, ¿no deberían tener un

sistema de alarma en caso de que sus naves sean invadidas? —preguntó Sam

mirando a sus aliados. 03 asintió.

—Las naves ha’tak cuentan con sensores internos que harán

sonar la alarma ante la intrusión de un número de individuos de más de diez

personas, advirtiendo al que esté encargado del puente de la nave, y este, a su

vez, si confirma una amenaza, hará sonar las alarmas en toda la nave. Incluso

podrían sellar el área usando escudos.

»Por esa razón estamos nosotros aquí. Nuestra colaboración en

esta misión será infiltrarnos y tomar el control del puente de ambas naves,

cerrando los accesos a las áreas importantes para evitar algunas contramedidas

de sabotaje por parte de los jaffa o goa’uld presentes.

»Una vez esto suceda, su ejército entrará por el portal y

suprimirá a las fuerzas enemigas. Creo que si se trata de combates en tierra,

sus armas de proyectiles son muy superiores a los bastones de energía jaffa.

Por otro lado, la persona que nos ha enviado les ha entregado un sarcófago

antes, lo que significa que no deben temer a recibir bajas —explicó 03.

—General, siempre he pensado que es mejor evitar morirse

—dijo el coronel O’Neill. El general Hammond asintió sin poder ocultar una

media sonrisa.

—Contactaré con el presidente para informarle de nuestra

situación actual. Necesitaremos personal… —Maybourne levantó la mano,

interrumpiendo.

—Señor, como ya les dije, esta invasión ya había sido

anunciada. También poseíamos toda la información sobre las naves goa’uld, sus

defensas y las tropas que nos encontraríamos en ellas. El presidente ya está

informado y tiene a cinco batallones practicando las tácticas de abordaje y las

mejores estrategias para tomar el control de estas.

»Ahora que el puente será tomado por nuestros aliados, la

misión es más simple: solo tenemos que despejar el lugar con fuerza, tratando

de no dañar tecnología avanzada que puede ser útil para nosotros —explicó

Maybourne, mirando a Jack con los ojos entrecerrados mientras hacía énfasis en

la última parte.

—Mantendré mis manos lejos de cualquier artefacto explosivo

—dijo Jack con seriedad.

—Contactaré con el presidente para informarle de los ajustes

del plan —dijo el general Hammond con tono impotente ante el desconocimiento de

los planes del NID.

Dos horas después, Daniel llegaba a lo que según la

información que les habían dado sus nuevos aliados era una bodega de carga de

una nave goa’uld. Daniel vio decenas de cajas que estarían llenas de armamento

goa’uld para su invasión a la Tierra.

—Esperen aquí, una vez hayamos tomado el puente de ambas

naves, pueden abrir el portal para informar, y que la captura de las naves

comience —dijo 00.

—¿Cómo tomarán el puente de mando? —preguntó Sam. Esa parte

del plan no la habían explicado. 00 miró a 03, que se encogió de hombros y

desapareció en un as de energía. Daniel y su grupo se quedaron aturdidos.

—El puente de la segunda nave ha sido tomado y asegurado

—dijo 03 en sus radios algunos segundos después. Daniel volvió a quedarse

aturdido.

—Les informaré en cuanto haya cumplido mi parte —dijo 00 y

desapareció en un destello de luz.

—El puente ha sido tomado y la nave asegurada, pueden iniciar

el despeje de las fuerzas enemigas —llegó la voz de 00 a sus radios unos

segundos después.

—¡Apresúrense! —ordenó Jack.

Su equipo se encontró con 00 una hora después cuando se

abrieron paso hacia el puente. 00 estaba de pie delante de lo que parecía una

puerta y, al verlos, la tocó y esta se abrió, revelando una habitación y un

sarcófago.

—Hay un goa’uld dentro, es probable que sea el comandante de

esta invasión —dijo 00 activando el artefacto goa’uld y provocando que se

empezara a abrir.

—No creo que eso sea buena idea —dijo Daniel, pero ya era

tarde. Jack sacó una pistola zat y la activó.

—A mí me parece buen plan, saludemos a la serpiente, tengo

que preguntarle por un amigo —dijo Jack.

Daniel sabía que se refería a Skaara, un abydoniano

secuestrado por Apophis y convertido en anfitrión de un goa’uld. Su esposa

Share también fue secuestrada y convertida en anfitrión, por lo que él también

sacó una pistola zat; él no se olvidaba de la promesa que le hizo al padre de

Share…

Los pensamientos de Daniel fueron interrumpidos cuando el

goa’uld que estaba en el sarcófago se levantó y vieron que no era Apophis, sino

Skaara. Daniel logró salir de su conmoción y apuntar, al igual que Jack, pero

ya era tarde y el goa’uld activó su escudo personal.

—O’Neill —dijo el goa’uld con una sonrisa, y Jack se

estremeció por su tono familiar.

—Él no es Skaara —le recordó Daniel.

—Es mejor que sigas durmiendo —dijo 00, extendiendo su mano,

que atravesó el escudo personal del goa’uld como si no estuviera allí, le tocó

la cara y el goa’uld cayó desmayado.

—No despertará hasta dentro de ocho horas. Pueden dejarlo en

un rincón. Si es un conocido, extraeré el simbionte en cuanto su ejército termine

de despejar la nave —explicó 00, desapareciendo en un destello de luz.

—Teal’c, ayúdame a llevarlo al portal. Lo enviaremos a la

Tierra cuando abramos el portal para informar —dijo Jack, que al parecer no

quería correr riesgos.

—Deberíamos quitarles sus armas primero —agregó Sam,

señalando el kara kesh goa’uld.

Cinco horas después, cuando los médicos separaban a los

heridos y muertos de sus fuerzas de invasión de los jaffa que servían a

Apophis, que lucharon hasta el final sin rendirse ni un segundo, recibieron una

comunicación por radio.

—Coronel O’Neill, el Stargate se ha activado y un goa’uld ha

entrado. Creo que es Apophis. Estamos bajo fuego en la bodega de carga —informó

uno de los guardias que dejaron vigilando el portal.

Jack empezó a correr mientras enviaba órdenes para llevar

refuerzos a la bodega donde estaba el Stargate.

Cinco minutos después, al llegar al lugar, los guardias

estaban bien y Apophis era sostenido del cuello por 03, que lo observaba con

curiosidad. La guardia de Apophis estaba a sus pies, rodeándolo, como si se

hubiesen desmayado al acercarse a él.

—Él solo apareció y lo agarró del cuello. Los jaffa que se

acercaron cayeron desmayados —explicó un soldado que parecía aturdido cuando

ellos llegaron.

—Tau’ri, los señores del sistema… —Apophis perdió el

conocimiento antes de terminar su amenaza. 00 apareció al lado de 03 en un

destello de luz blanca.

—Haz que se olvide de estas dos naves y devuélvelo por el

portal a su planeta, junto a algunos jaffa —dijo 00, y 03 asintió. Daniel miró

algo horrorizado mientras 03 hundía su mano izquierda en la cabeza de Apophis y

el goa’uld se estremecía.

—Apophis despertará en su planeta creyendo que estas naves

fueron destruidas. Debe pensar eso porque, si los señores del sistema se

enteran de que capturaron dos ha’tak, este plan tendrá el mismo resultado que

haber usado un dispositivo nuclear —explicó 00.

—¿Quieres decir que pueden alterar sus recuerdos? —preguntó

Sam. 00 asintió con indiferencia.

—Por favor, díganme que no han entregado esa tecnología a

Maybourne —dijo Jack. Daniel tenía la misma opinión.

—No hemos hecho eso —respondió 00, y Jack levantó una ceja.

—Lo siento, no he escuchado la parte en que nos dices qué

tecnología le entregaron —dijo Jack insinuante.

—Es porque no lo dije —respondió 00 con una sonrisa—.

Coronel, para que la inteligencia sea efectiva, es mejor mientras menos

personas conozcan sus procedimientos y cartas ocultas —agregó, pero por su

sonrisa tenue, ella entendía que eso les causaba cierto grado de frustración.

—Ustedes también recibirán regalos —consoló 03.

—¿Qué regalos? —preguntó Jack adelantándose a Sam.

—Estas naves serán modificadas por nosotros para ustedes,

agregando una fuente de energía basada en el naquadriah, al igual que la nave

de carga que antes les entregamos. Esto aumentará su velocidad máxima en

setenta veces.

»Con la energía de sobra también podemos mejorar los sistemas

de sensores, armas, escudos e instalar cañones repetidores de plasma. Los

nuevos escudos pueden ajustarse para proveer el mismo sistema de camuflaje que

posee la nave de carga que antes recuperamos para ustedes.

»Además, esta nave cuenta con planeadores de la muerte, cuya

fuente de energía será cambiada. Cambiaremos los bastones instalados en ellas

por cañones repetidores de plasma móviles y agregaremos un sistema de control

de armas y vuelo que les permitirá ser más maniobrables y rápidos. Agregaremos

un generador de escudos que permitirá emplear tecnología de camuflaje y un

sistema de apuntado automático. En cuanto a los al’kesh, sus mejoras serán las

mismas que las de la nave ha’tak —explicó 03.

—Señor, según las especificaciones de esta nave, puede

atravesar la galaxia entera en solo tres años. Si se aumenta esa velocidad en

setenta veces, esta nave podrá atravesar toda la galaxia en poco más de medio

mes. Solo con esta ventaja, podríamos tener una capacidad estratégica muy

superior a los goa’uld —explicó Sam y Jack asintió satisfecho.

—Bueno, solo por eso puedo perdonarles el haberles dado

juguetes peligrosos a Maybourne, pero no más, el tipo ya es lo suficientemente

peligroso —dijo Jack.

03 sonrió y sacó su mano del cráneo de Apophis, luego señaló

al portal, y con un gesto de su mano, este se activó, sin provocar ninguna

inestabilidad.

03 lanzó a Apophis desde seis metros de distancia, volando

hacia el portal, solo usando su mano derecha y sin parecer esforzarse. Luego

miró a los jaffa en el suelo y sus cuerpos flotaron para seguir a su dios por

el portal.

—¿Y cuándo obtendremos esta tecnología de superpoderes

cósmicos? —preguntó Jack.

—Cuando la hayan desarrollado ustedes mismos —dijo 03, con

una sonrisa de diversión.

Jack miró a Sam para levantarle una ceja.

—Señor, ni siquiera entiendo qué es lo que he visto —se quejó

Sam.

Jack iba a quejarse, pero tres jaffa entraron a la bodega.

Aun así, nadie levantó sus armas.

Este era Bra’tac, el maestro de Teal’c. Se lo habían

encontrado cuando asaltaban las naves. Según les dijo, había estado planeando

su propia rebelión para evitar el ataque a la Tierra y no tenía idea de que los

tau’ri fueran tan capaces.

—¿Están seguros de que no podíamos quedarnos con Apophis?

—preguntó Daniel, renuente por la forma en que despacharon a su única pista

para dar con su esposa.

—No si quieren mantener la atención de los goa’uld en él y no

en la Tierra —dijo 00, que examinaba la bodega de carga mientras los soldados

recogían a los heridos por la invasión de Apophis. Ahora tenían dos sarcófagos,

las bajas y los heridos graves podían recuperarse.

—Coronel O’Neill, ya hemos cumplido con nuestro trabajo aquí.

En cuanto terminen de limpiar estas naves, pueden llamarnos para comenzar su

actualización —dijo 03, haciendo otro gesto hacia el stargate, para activarlo

de la misma forma que antes.

—Esperen, ¿cómo vamos a contactar con ustedes? Y Skaara sigue

poseído por un goa’uld —se apresuró a decir Daniel.

03 se detuvo en su caminata hacia el stargate y se dio media

vuelta hacia ellos. Delante de él apareció una caja en un destello de luz.

—Esta es una computadora de trabajo goa’uld, pueden

instalarla en su base. Es miles de veces más potente que las suyas y hemos

integrado un sistema de comunicación y una interfaz para hacerla fácil de usar.

Pueden usarla para comunicarse con nosotros. En cuanto terminen sus labores,

atenderemos a su amigo. Pero es solo para emergencias, no pensamos resolver

todos sus problemas por ustedes, solo cuando consideremos que estos les superan

—explicó 03 e intentó darse media vuelta.

—Esperen, ¿podrían dejarnos otra de esas computadoras?

Tenemos otra base ligada al proyecto Stargate que también necesita una para el

estudio de todas estas cosas —dijo Sam, y hasta Teal’c la miró de forma

extraña.

—¡Carter! —reprendió Jack, y Sam se sonrojó.

03 miró a 00, pero esta ignoró a todos y cruzó el stargate.

03 se encogió de hombros y otras dos cajas aparecieron en el lugar.

—La computadora extra es un regalo personal para ella —dijo

03, mirando a Sam, luego se dio media vuelta y cruzó el stargate. Todos estaban

sorprendidos.

—Carter, ignore lo que he dicho antes, por favor pida más

cosas la próxima vez —dijo Jack, y Sam se mordió los labios.

 

NA: Han pasado ocho meses y Apophis ha llegado a la Tierra,

convirtiéndose en un regalo para aumentar la influencia de Korr en el planeta.

NA 2: en el siguiente capítulo, veremos la reacción de los Señores

del Sistema Goa’ulds ante la caída de Olokun. Ha pasado un mes desde el final

de la guerra de conquista, que fue el ataque de Korr sobre Olokun, y estos ya

están en marcha, con la excepción de Apophis, que ha caído en desgracia, y

Olokun, que está durmiendo en una bodega de carga junto a los Wraith, los

Alteran, y 01.

NA 3: Mis disculpas para los que quieran saber qué pasa con

la bodega de carga, eso es parte de la trama, el argumento y la historia, pero

no se empezará a aclarar hasta el capítulo 20, y 21.

 

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