Ficool

Chapter 10 - Capítulo 10

Capítulo 10 Planeta Base

 

El Dr. Daniel Jackson miró a Maybourne, quien mostraba una

sonrisa mal disimulada en su rostro.

—Coronel Maybourne, pienso que una agencia de inteligencia,

cuya función principal es mantener la seguridad, debería preocuparse más por el

hecho de que nuestra computadora central fuera pirateada con tanta facilidad

—dijo el General Hammond con tono diplomático.

Ellos estaban en la sala de reuniones del general Hammond, en

una reunión de su equipo, Maybourne y el General Hammond, motivada por la fuga

de información sobre una misión que se iba a llevar a cabo.

Al terminar los preparativos e ingresar los informes en los

archivos, la computadora principal les envió un informe de la misión bajo el ya

conocido título "Informe de un aliado". El informe contenía

información detallada sobre el planeta que visitarían, incluyendo la tecnología

que encontrarían, la cual estaba al menos un siglo adelantada a la suya.

Desafortunadamente, los habitantes del planeta habían sufrido

una plaga de bichos y todos habían muerto o huido. Al final del informe, se

advertía que los bichos seguían pululando en el planeta y representaban un

riesgo biológico. Además, sus aliados ofrecían proporcionarles un arma

biológica para diezmar la población de insectos en pocos días, lo que les

permitiría reclamar el planeta y toda su tecnología. Esta tecnología no era

como la de los goa’uld; se podía adaptar más fácilmente a la suya, en tan solo

unos meses de investigación.

En cuanto a la defensa contra los goa’uld, esta tecnología no

era significativa, pero en lo que respecta al desarrollo tecnológico del

planeta, empresarios y empresas privadas desearían tener acceso a estas

tecnologías, que requerían pocos ajustes para ser utilizadas.

A pesar de esto, este informe representaba una violación

flagrante a la seguridad de su base y por eso estaban teniendo esta reunión.

Sus aliados podrían haber enviado su informe de forma normal, pero esto era una

advertencia y una forma de decirles que su seguridad seguía siendo deficiente.

—General Hammond, estamos haciendo todo lo posible para

averiguar el punto de infiltración. Sin embargo, esto es tecnología avanzada y

también debemos tener en cuenta que esto fue hecho por un aliado, que hasta el

momento no nos ha causado ningún perjuicio.

»Quizás debamos considerar que, a pesar de ser una persona

muy ocupada, como siempre nos dicen sus creaciones, él se tome la molestia de

señalar nuestras fallas y ofrecer su ayuda cuando la considera necesaria —se

excusó Maybourne.

Daniel sospechaba que Maybourne no estaba haciendo nada para

detener esta intrusión de seguridad, ya que cada vez que ocurría algo así, el

NID salía beneficiado. Ahora habían obtenido todo un planeta, y Maybourne

seguía sonriendo, tanto que parecía estar bajo los efectos de alguna droga.

—Maybourne, ¿sabía usted que aceptar sobornos para ignorar su

trabajo se considera traición? —preguntó Jack.

—Jack, mi trabajo es igual de eficiente que siempre. De

hecho, ya he notificado este asunto al presidente y él ha dado la orden de

aceptar la oferta. Así que ustedes deberían estar haciendo su propio trabajo y

capturando a uno de esos bichos para tomar una muestra, y que nuestros aliados

creen esa arma para nosotros —dijo Maybourne, y el General Hammond lo miró con

desaprobación.

Maybourne había evadido la pregunta y también había pasado

por encima de la autoridad del General Hammond. Además, estaba el asunto de que

sus aliados no se arriesgarían, y para obtener una muestra, les enviaban a

ellos.

A pesar de que poseían una tecnología muy avanzada que les

permitiría hacerlo ellos mismos, sus aliados insistían en que fueran ellos

quienes recogieran la muestra de los insectos. Por supuesto, ellos no podían

quejarse de esto, ya que se llevarían las ganancias al final.

—Maybourne, debo recordarle que esta base está bajo mi cargo

y que no puede planear misiones por su cuenta —reprendió el General Hammond.

—General Hammond, como le dije cuando llegué a este lugar,

solo soy un observador sin ninguna autoridad real. Solo estoy aquí para hacer

informes.

»Fue el presidente quien ha sobrepasado su autoridad y ha

hecho planes. Como sabrá, el proyecto Stargate ha dado resultados increíbles en

todas las áreas, y esto ha llevado a involucrar a más personas que facilitan la

vida de todo el personal aportando recursos y agilizando cualquier trámite

—explicó Maybourne, diciéndoles de forma sutil, que el presidente estaba siendo

presionado para obtener más beneficios por aquellos que aún no obtenían una

tajada.

Daniel sabía que las agencias de inteligencia y el ejército

ya estaban eufóricos con toda la tecnología que habían obtenido, lo que les

daba una ventaja de miles de años sobre sus competidores extranjeros. Sin

embargo, ahora las empresas privadas también se habían unido al proyecto y

exigían sus propios beneficios.

Daniel sacudió la cabeza internamente. Ahora estaban tratando

de crear planos para construir sus propias naves, porque sus aliados no les

habían prohibido estudiar las dos ha’tak que habían mejorado para ellos, junto

con los bombarderos, naves de carga y planeadores de la muerte.

—¿No estábamos hablando de una fuga de seguridad? —preguntó

Daniel—. Además, lo que están construyendo es un arma biológica. ¿No creen que

es posible que algo salga mal y terminemos borrándonos a nosotros mismos de la

faz del planeta por estar tratando cosas que no conocemos? —agregó.

—Tranquilícese, Dr. Jackson, estamos tomando todas las

medidas de seguridad pertinentes —dijo Maybourne.

—Creo que justo ayer escuché esa misma frase en una película

que trataba sobre un desastre apocalíptico —comentó Jack. Maybourne se encogió

de hombros.

—No estoy calificado para opinar sobre obras de fantasía, ni

tengo tiempo para ver películas —replicó Maybourne.

El General Hammond sacudió la cabeza y terminó la reunión

para comunicarse con el presidente y darle su informe.

Unas horas después, se les ordenó visitar el planeta y

capturar un insecto para dar inicio al plan de sus aliados.

Daniel estaba agradecido con 00 y 03, quienes le habían

ayudado a recuperar a su esposa, y además se encargarían del bebé que esperaba

Share, y que según Teal’c, sería un goa’uld humano, al que llamaban Harcesis.

Pero no le gustaba que no supieran nada de estos aliados.

Una semana después, el plan de Maybourne no los había condenado

a todos, y ahora el planeta infectado estaba libre, y había equipos científicos

completos estudiando su tecnología.

El gobierno ya había tratado con las empresas, que podían

investigarla, pero no podían revelar nada hasta que el proyecto Stargate fuera

revelado. Por el momento, esta tecnología solo tendría una aplicación militar,

para ayudar en la construcción de naves para enfrentar la amenaza goa’uld.

Su gobierno no quería decirle al país que, en cualquier

momento, podía llegar a la Tierra una flota extraterrestre para matarlos a

todos y aún no tenían nada para defenderse. Eso sería un desastre.

Ahora, sus aliados habían vuelto a aparecer, y esta vez en

persona. El General Hammond los mandó a pasar a su sala de reuniones, donde

estaba su equipo y como era habitual cuando sus aliados estaban presentes,

Maybourne era omnipresente.

—Han recibido un mensaje por el portal, sujeto con una flecha

de Trinium —dijo 03, y no era una pregunta. El General Hammond suspiró con

impotencia.

—Sí, su seguridad sigue siendo muy mala, apenas lo

intentamos, así que sigan trabajando —dijo 00 con una tenue sonrisa.

—Este mensaje no es una amenaza, ya hemos leído el informe,

los habitantes del planeta son tribus sin tecnología moderna —explicó Daniel

que ya había leído el informe sobre este incidente, y no quería que los

indígenas fueran tomados como un enemigo.

—Sus informes están mal, porque hay dos especies habitando

este planeta. Estos humanos están protegidos por los habitantes originales de

este mundo, cuya tecnología les permite enfrentarse a los goa’uld. Si no llevan

estas negociaciones de la forma adecuada, les ocurrirá un desastre, porque esta

especie no es pacifista y si deciden ser agresivos, no dudarán en borrar esta

base de este mundo —explicó 03, y el corazón de Daniel se saltó varios latidos.

Ese era un gran peligro.

—Señor, recomiendo ir por nuestra gente y borrar esa

dirección de nuestra computadora —aconsejó Jack.

—Señor, no creo que debamos hacer eso —dijo Sam,

adelantándose a Maybourne, que esta vez no tuvo que decir nada.

Jack, que esperaba una réplica de Maybourne, miró a Sam.

—Señor, necesitamos trinium, y en este planeta corre de forma

libre por los ríos. Y si nuestros aliados están aquí, es porque aún podemos, al

menos, negociar por esto con seguridad —dijo Sam.

—Carter, no perdamos la cabeza por un poco de hierro, ya

conseguiremos ese metal en otro lugar —sentenció Jack, y el General Hammond

asintió.

—Eso es una lástima, porque estas gentes en verdad son

humildes, y no le dan importancia a sus recursos minerales, por lo que nuestro Creador

estaba dispuesto a prestarles nuestra tecnología para extraer hasta diez veces

la cantidad de Trinium que obtendrían por su cuenta —dijo 00 con tono neutro.

Daniel solo tuvo que mirar a Maybourne, cuyos ojos brillaban

de avaricia, para saber que pronto el presidente volvería a darles órdenes de

ignorar el peligro y lanzarse de cabeza.

Un mes después de que sus aliados ignoraran su petición de

ayuda cuando una base de datos antigua se descargó por accidente en la cabeza

de Jack, y este tuvo que procurarse su propia ayuda, contactando a los Asgard,

la computadora principal tenía otro informe, esta vez advirtiéndoles de que una

misión del SG10 se dirigía a un agujero negro.

El SG10 se tomó una semana de vacaciones debido a su

encuentro cercano con la muerte, pero Sam estaba encantada con el informe y lo

pasó a sus compañeros científicos. Pronto, el SGC se llenó de científicos que

partirían a otro planeta para enviar una sonda y sacar todos los datos posibles

de este evento.

Según Sam, la posibilidad de estudiar un agujero negro de

cerca era algo que ningún físico había tenido la oportunidad de hacer en su

vida.

Unas semanas después, sus aliados volvieron a ignorarlos

cuando se encontraron con Apophis malherido y lo trajeron a la Tierra. Apophis

quería refugio, pero no le pareció razonable el trato que le propuso el NID,

que consistía en entregar todos sus conocimientos a cambio de un encierro de

por vida en una celda oscura.

A Daniel tampoco le pareció razonable, y entendió que Apophis

prefiriera morir. Su cadáver fue entregado a Sokar, porque este usó un arma de

partículas contra el Stargate, que el iris no pudo resistir. Según Maybourne,

sus aliados no consideraron que la Tierra corriera ningún peligro. Los tok’ra

tenían la misma opinión.

Daniel no tenía una buena opinión de sus aliados hasta hace

unos días, cuando se vio involucrado con un anciano llamado Ma’chello en una de

sus misiones a través del Stargate. Este anciano era parte de un pueblo

extinguido por los goa’uld, y fue capturado por ellos, torturado y luego

rescatado por los últimos de su pueblo.

Cuando ellos lo encontraron, el anciano ya estaba cansado de

su lucha y solo quería vivir una vida tranquila, pero su cuerpo no daba para

más. Fue allí donde intervinieron 00 y 03, usando su tecnología para crear un

cuerpo para el anciano y devolviéndole su juventud, para que pasara el resto de

sus días en la Tierra, siendo su decisión si un día decidía ayudarles en su

lucha contra los goa'uld, y advirtiéndole al NID que lo dejaran en paz si no

querían romper su alianza.

Daniel seguía sin confiar completamente en sus desconocidos

aliados, pero con sus acciones le habían demostrado que tenían una base moral y

ética, y eso era importante para él. Daniel ya no se quejó de los informes que

aparecían en la computadora principal y lo tomó como un hecho natural, a pesar

de que el NID y Maybourne seguían revoloteando alrededor, como si fueran

buitres de la tecnología.

Korr hizo una mueca al terminar de leer los informes y

comentarios del Dr. Daniel Jackson.

En realidad, lo que estaba pasando era porque Korr necesitaba

que la Tierra guiara al resto de la galaxia en un camino de orden y estaba

usando a EEUU como un ejemplo a seguir para todos aquellos países que

pretendieran obtener tecnología avanzada.

Su mayor logro con el progreso de la Tierra se vería pronto,

ya que hace un mes, secuestró a un grupo de líderes guerrilleros y terroristas

en el continente africano y los infectó con bionanitos, convirtiéndolos en sus

títeres. Con ellos estaba creando su propio juego de construcción de ciudades

en el continente africano.

Su objetivo era poner fin a guerras, conflictos raciales,

religiosos y económicos, así como a divisiones sociales. Para supervisar todo

esto, Korr envió a 04, a quien le gustaban este tipo de proyectos civiles.

En cuanto a los recursos necesarios para un proyecto social

que involucraba a todo un continente, eran irrisorios debido al bajo nivel

tecnológico de la Tierra. No utilizaban naquadah, solo hierro, cobre y otros

metales que los replicadores obtenían por toneladas en los campos de asteroides

o en los mismos yacimientos del continente, donde se fundarían empresas para

extraerlos, lo que a su vez generaría fuentes de empleo para una economía

estable.

Todo esto era porque, como él previó, el gobierno

estadounidense quería esperar y no estaba dispuesto a liberar la tecnología que

él les había ayudado a conseguir, por lo que necesitaba hacer presión para que

no se sintieran seguros y se apresuraran a avanzar, dejando de esconder cosas.

Si los Estados Unidos se quedaban dormidos en los laureles y

priorizaban obtener beneficios sobre la mejora de su economía, condiciones de

vida o avance tecnológico, el continente africano completo les superaría en

apenas un par de años. Y si las potencias actuales no se preocupaban por su

orden administrativo, pronto quedarían en el olvido.

Korr no apostaría todas sus cartas a un solo país. De hecho,

todo el continente africano era un desastre de guerras y conflictos, y ese era

el lugar ideal para construir algo desde cero, porque la gente estaba más

dispuesta a aceptar leyes opresivas a cambio de progreso y seguridad social…

Korr frunció el ceño porque había una gran cantidad de

informes llegando, junto a algunos mensajes de odio por parte de algunos de sus

vecinos goa’uld que eran señores del sistema, acusándole de ser una serpiente

traicionera, un ladrón y alguien sin ningún honor. Korr hizo mueca tras mueca,

preguntándose qué demonios estaba pasando.

Korr había estado jugando videojuegos mientras leía los

informes de la Tierra, pero tuvo que dejarlo y transportarse a su trono. Allí

le esperaban 05 y 06.

—¿Qué está pasando? —preguntó Korr.

—Emperador, estamos recibiendo una cantidad significativa de

emigrantes hacia los diferentes mundos que han jurado vasallaje y hacia los

territorios de nuestros siervos goa’uld. La migración comenzó hace varias horas

y no se ha detenido desde entonces, por lo que nos dispusimos a usar los

satélites y averiguar qué está pasando.

»Después de una hora, nos hemos enterado de que la tok’ra

lleva algunos meses haciéndonos propaganda gratuita y promocionando el

territorio del Emperador entre los esclavos de los goa’uld, que han hecho

algunas rebeliones y tomado el portal estelar para marcar nuestros planetas.

»Pero esto solo representa un pequeño porcentaje de los

migrantes, la gran mayoría viene liderada por señores goa’uld menores que han

traicionado a sus señores y traído consigo a sus esclavos para ofrecer sus

servicios a cambio de un anfitrión “superior” y su propio planeta para

gobernar, con todos los beneficios dados a otros goa’uld menores, en especial

el árbol de la vida, que cura todas las enfermedades y dolencias de sus siervos,

así como las mejoras a los Jaffa —informó 05.

Korr se quedó aturdido y entendió por qué los otros señores

del sistema le estaban acusando de ser una serpiente rastrera y de estarlos

robando.

Korr también sabía quién estaba detrás de todo este caos,

porque la tok’ra solo era un esbirro para ella. La culpable era Egeria; ella

quería obligarlo a dejar de holgazanear y ponerse a trabajar como un esclavo

para completar sus planes de libertad.

Por supuesto, esta migración no duraría demasiado; los

señores del sistema no se limitarían a insultarlo, ellos se pondrían manos a la

obra para proteger los Stargates de sus mundos y asegurarse de que sus vasallos

goa’uld no siguieran traicionándolos. Pero esto también sería beneficioso para

Egeria, porque los señores goa’uld necesitarían emplear más recursos en

contrarrestar sus planes, dejándolos el doble de vulnerables que antes y con

una capacidad reducida para la guerra.

“Esa mujer es el diablo”, pensó Korr en su mente. “Debí

ponerla en la bodega de carga cuando tuve la oportunidad”.

Él, al igual que el resto de señores goa’uld, estaría muy

ocupado haciendo labores administrativas en los próximos días gracias a Egeria.

Korr maldijo para sus adentros, en un mes más se haría el

lanzamiento publicitario de Shaiya, el juego que él mismo se encargó de

producir y desarrollar; no tenía tiempo para trabajar…

—Jefe, estos emigrantes andan diciendo por ahí que son

hombres libres y que pueden irse en cualquier momento. También deberíamos tomar

en cuenta que hay una gran cantidad de enfermos entre ellos. Creo que pretenden

aprovecharse de forma descarada de nuestros beneficios sociales y luego

marcharse sin prestar ningún servicio —explicó 06.

“Sí, esa mujer es el diablo en persona”, pensó Korr. Él había

dicho que cualquiera podía marcharse de su territorio y que él no tenía

esclavos. Como era su palabra de dios, si se echara para atrás, se ganaría la

enemistad de sus tropas Jaffa, quienes lo verían como alguien sin palabra y no

confiarían en él.

Korr sabía que no podía permitirse perder la confianza de los

Jaffa, porque se estaban creando movimientos rebeldes en otros territorios y no

quería que sucediera en el suyo.

Por otro lado, sus pérdidas no serían grandes, ya que los

sirvientes humanos solo se ocupaban del cultivo de tierras y la producción de

comida. Su imperio no tenía una producción industrial, porque toda la

tecnología de construcción y demás era proporcionada por él.

Eso no significaba que no le afectara, porque el papeleo de

tanta gente entrando y saliendo sería enorme. También era más carga de trabajo

para los replicadores mejorados, que solo eran seis, porque 01 seguía dormido.

Korr se rompió la cabeza pensando, no podía romper su palabra, pero no podía

caer en los planes de Egeria para obligarlo a trabajar y dejar de hacer el

vago… Korr sonrió.

—Necesitamos una IA que se encargue de la administración de

los mundos humanos, aplicando leyes y regulaciones. También, si bien es cierto

que cualquiera puede marcharse de mi territorio, nunca dije que permitiría que

alguien sacara provecho de ello.

»Aquellos que quieran usar los beneficios sociales de mi

territorio deben tener una identificación de ciudadano, de al menos un año de

residencia. Si no la tienen, en cuanto usen cualquier beneficio, tendrán que

quedarse por al menos un año —ordenó Korr.

Los Jaffa no aceptarían que se echara atrás en sus palabras,

pero también eran prácticos, y si alguien se quería aprovechar de las palabras

de su dios con tanto descaro, ellos estarían dispuestos a ser los primeros en

darles una paliza.

—Emperador, eso nos ahorrará muchas molestias y creo que

también podemos obtener al menos un cincuenta por ciento de las personas que

nos visiten, pero un sistema administrativo que se encargue de tantas personas,

planetas y administración de industrias y comercio tomará al menos una semana

en ser creado y algunas más en ser probado y ajustado —dijo 05.

«Egeria, será mejor que no vuelva a ver tu trasero redondo en

mi territorio», pensó Korr.

Un mes después, Korr respiraba hondo para olvidarse del

último mes de trabajos forzados gracias a la bondad de Egeria, a quien declaró

persona non grata en su imperio.

Él ya la había reprendido negándose a darle anfitriones para

que ella comprendiera quién estaba en una posición superior para una posible

alianza, pero ella lo había ignorado por completo.

Korr había tenido que lidiar con más de cinco millones de inmigrantes,

lo que significaba que necesitaba nuevos planetas. También estaban los señores goa’uld

menores y sus Jaffa. Él, tuvo que encargarse de todo, junto a los replicadores

mejorados que estaban libres 02, 05 y 06, ya que 00, 03 y 04, estaban en la

Tierra vigilando que todo fuera bien por allí y ayudando en el avance y

pacificación del continente africano. 01 seguía en la bodega de animación

suspendida.

Además de organizar planetas, Korr construyó ciudades,

procuró alimentos, aumentó la producción de maquinarias y supervisó su entrega

a los nuevos planetas humanos, y ayudó con la creación del sistema

administrativo que velaría por las leyes y nuevos registros de inmigrantes y

personas recién llegadas al imperio. Al final de cada día, Korr estaba agotado;

nunca había trabajado tanto en toda su vida.

Pero eso era todo, Korr ya había salido de todos sus

compromisos laborales, y ahora se disponía a divertirse porque el lanzamiento

publicitario del juego que había creado era para el día de hoy.

Korr fue transportado a su sala de computadoras, sentándose

en su trono gamer de diseño tradicional, mientras una pantalla holográfica se

desplegaba delante de él, conectándose a Internet de la Tierra a través de su

red telepática de satélites y a una conferencia de prensa que había organizado

por medio de sus empleados y abogados para la presentación de su juego favorito

de la infancia.

Este juego era especial para él, porque fue el primer MMORPG

que tuvo la oportunidad de jugar. No se trataba de que el juego fuera bueno o

inigualable; esto era pura nostalgia, pues era algo de su infancia y él le

tenía especial cariño.

Cuando Korr se conectó, la conferencia ya había comenzado,

pero no la presentación del juego, ya que los periodistas invitados estaban más

interesados en la computadora usada para mostrar el juego, una bestia en

comparación con sus competidoras actuales: veinte terabytes de memoria interna,

sesenta y ocho núcleos, ciento veintiocho gigas de video, sesenta y cuatro de

memoria RAM y una pantalla de treinta y seis pulgadas en 8k…

Era una brutalidad para la Tierra, y todos los invitados no

dejaban de acosar a la modelo contratada para la presentación, preguntándole

dónde habían comprado semejante bestia. La modelo se excusaba diciendo que era

obra de la compañía que necesitaba hardware de desarrollo. En realidad, Korr la

había hecho.

Después de media hora de preguntas sobre la computadora, una

gigantesca pantalla colocó un video introductorio del juego, que duró diez

minutos, donde se presentaba el juego de Shaiya con las mejoras hechas por Korr

en cuanto al apartado gráfico y la jugabilidad, que habían cambiado por

versiones posteriores más fluidas y menos engorrosas, junto a mecánicas

añadidas en las últimas versiones que él recordaba.

Al terminar el video, los invitados se vieron un tanto

decepcionados, pero Korr sabía que esto pasaría y había unido esta parte a la

siguiente, que era mostrar a la modelo en los primeros pasos del juego, como

crearse una cuenta, crear su personaje, escoger su raza, sexo, apariencia y

clase.

Después de crear la cuenta y cuando fue el turno de ingresar

al juego y de crear al personaje, toda la audiencia se quedó en shock por

varios segundos y luego empezaron a gritar y aplaudir al darse cuenta de que lo

que vieron en la presentación del juego no eran videos promocionales de los

personajes y sus clases, sino gameplays reales de cada personaje. Los gráficos

a los que estaban acostumbrados eran poligonales, y ver gráficos que parecían

películas 3D animadas de alto presupuesto los dejó con la boca abierta.

Korr había llevado el apartado gráfico a otro nivel; ni

siquiera los juegos AAA de su antigua vida en 2022 se veían tan bien, y

considerando que estaban en 1999, esto era algo jamás imaginado por ningún

gamer. La presentación de los personajes terminó. La enorme cantidad de

opciones en cuanto a la apariencia del personaje hizo que los fanáticos

aplaudieran. Algo que era común en MMORPG del futuro, no existía en este

tiempo.

La modelo empezó a jugar una copia que tenía bot, haciendo de

jugadores para darle una vista realista de cómo se veía el juego. El Shaiya

original era un juego pequeño, creado para unos pocos cientos de personas

jugando en un servidor; no era un juego para albergar multitudes. Pero el

Shaiya que Korr había creado tenía un mapa mil veces más grande, mazmorras

individuales para que no se amontonara la gente, ciudades realistas, NPCs con

inteligencia artificial destacada que participaban en el juego y tenían una

rutina diaria, sus propias casas y trabajos.

Esto no significaba que él hubiera creado una versión

realista del juego, porque era el mismo juego con monstruos que aparecían de la

nada, personajes que se movían contradiciendo las leyes de la física, magia y

combates espectaculares, y todo lo demás. Korr no quería hacer su juego

favorito algo realista; él solo quería mejorarlo en el apartado gráfico, el

espacio de juego y las mecánicas de juego que se vieron en sus últimas

actualizaciones, sin incluir los nuevos mapas y niveles que planeaba actualizar

cada año.

Korr observó la reacción de la multitud enloquecida mientras

la modelo mostraba los primeros pasos del personaje y realizaba las misiones de

principiantes para descubrir cómo subir de nivel matando monstruos y cumpliendo

misiones, que le explicarían las mecánicas de juego y todas las cosas que Korr

había agregado, como una rama de alquimia para todos los objetos de pago, como

runas de resurrección, brebajes curativos, brebajes de golpe críticos y demás

cosas de pago.

Shaiya siempre había sido un juego pay-to-win, pero Korr

quería que todos jugaran a este juego y tuvieran la oportunidad de avanzar y

ser competitivos, por lo que aumentó el drop de armaduras y armas, redujo el

tiempo de los jefes y nerfeó a los que eran demasiado brutales, solo para que

los jugadores gastaran dinero para derrotarlos y obtener armaduras y armas.

Aquellos que quisieran armarse más rápido tendrían la oportunidad de pagar por

ello a otros jugadores, por que el comercio era parte vital del juego, pero no

serían los únicos que podían armarse, ya que este juego estaba financiado por

él y no necesitaba donaciones.

Otra cosa que le molestaba del Shaiya original eran los bugs,

los cuelgues y el amiguismo de los programadores y encargados de la

administración, que hacían cosas ilegales para sus amigos dentro del juego,

como enlazar objetos que no podían ser enlazados y demás trampas que les daban

un poder abrumador a algunos jugadores solo por ser amigos de los GMs.

Korr había diseñado IA que se encargaría de las funciones de

un GM. También había agregado un apartado contra ladrones y estafadores,

dándoles duros castigos dentro del mismo juego…

Un informe llegó interrumpiendo su descanso, pero este era un

informe que él esperaba, y era la llegada de una de sus sondas a un mundo

goa’uld con una luna volcánica, que era la actual base de Sokar.

Sokar estaba muy lejos de él en los antiguos territorios de

Apophis, pero a Korr le interesaba porque este era un goa’uld que aparecía en

la historia original, y ya había hecho su aparición hacía un mes, pero como

estaba ocupado con los problemas que le causó Egeria, él no estuvo pendiente de

ese informe.

Tampoco era que fuera demasiado importante, pero no podía

ignorarlo porque Sokar era un conquistador, al igual que Anubis. No seguía las

reglas y mataba indiscriminadamente para conseguir su ejército, por lo que los

señores menores sufrían la muerte y eran despojados de sus naves, que pasaban a

ser del dominio de Sokar.

Esto hacía que amasara fuerzas y recursos a gran velocidad, y

como él mismo había introducido el naquadriah, quería ver si había alguna

variación en la información que conocía del futuro, por lo que envió un

satélite a su territorio.

Este satélite ya había llegado y empezado a transmitir la

señal psíquica a su red de satélites. Por fortuna para él, Sokar tenía una

dirección conocida, pues había conquistado su mundo de origen, y Korr, como

señor del sistema, ya conocía esta información.

Korr revisó la flota actual de Sokar que rodeaba el planeta.

Esta era su flota personal, y a penas a un año y medio o algo más de saberse de

la muerte de Ra, él ya tenía una flota de casi treinta ha’tak en su fuerza

personal. Como siempre, robar era más beneficioso que trabajar, y Sokar, al

igual que él, era un ladrón, aunque uno con métodos bastante violentos.

A diferencia de él o de Anubis, el objetivo de Sokar estaba

en los propios goa’uld. Era un ladrón de pocas ambiciones, nada comparado con

Anubis, que creó un plan maestro para engañar a un ascendido, ascender y

obtener sus conocimientos. Luego, al obtener trato con los ascendidos para que

le dejaran interferir con los mortales, persiguió la tecnología antigua,

mejorando las armas, hiperpropulsión y escudos de las naves goa’uld con ellas.

También descubrió algunas reliquias.

Sokar no parecía interesado en estas cosas, y a pesar de

haber usado un arma ingeniosa en contra de la Tierra, lo que le interesaba era

la tecnología goa’uld y los señores del sistema.

Korr escaneó sus naves y se sorprendió un poco porque estas

tenían fuentes de energía hechas de naquadriah. Apenas obtenían un diez por

ciento del potencial del naquadriah, pero eran muy estables, y a ese nivel, ya

superarían a una ha’tak común en unas siete veces en velocidad. La fuerza de

las armas aumentaría un poco, pero los escudos seguían siendo escudos goa’uld y

eran muy malos.

Sus propias ha’tak con un cien por cien de rendimiento en su

fuente de energía apenas podían resistir contra tres ha’tak comunes. Las de

Sokar, a lo sumo, podrían enfrentarse a una y salir victoriosas, pero la

ventaja en velocidad era algo que no se podía ignorar, pues este tipo la estaba

usando para robar más naves y conquistar más mundos, y las fuerzas de los

señores del sistema estaban en problemas porque se habían estado rascando las

bolas y, al ver que el naquadriah era difícil de estabilizar, no parecían tener

prisa por investigarlo.

Korr hizo una mueca; si no controlaba esta situación, esto se

iba a salir de control, y Sokar se convertiría en un factor de cambio. Sokar, a

diferencia de los señores del sistema, era un militarista y amaba amasar

ejércitos. No se detendría en robar, y ahora la velocidad de sus naves pondría

en jaque a los señores del sistema vecinos a sus territorios. El más afectado

sería Herur-ur, que era su enemigo. También Apophis, pero a ese ya lo había

capturado, y como no tenía mucho que robarle, no era importante.

Korr pensó en qué hacer. Gracias a Egeria, solo recibía

mensajes de odio por parte de los demás señores del sistema, y él no quería

perder tiempo escuchando sus quejas. Ese anciano senil de Yu también era

alguien que se oponía a las tácticas rastreras como las que había usado Egeria

en su nombre, y de seguro empezaría a regañar sin pausa, haciéndole perder

horas de su valioso tiempo en un asunto que solo debía tomar minutos.

No, no podía llamar a los señores del sistema; esto requería

una táctica sutil y tradicional. Korr hizo un par de llamadas, y unos segundos

después, un par de sus señores goa’uld estaban respondiendo.

Uno era un hombre de rasgos del Medio Oriente con ojos

claros, y el otro, un hombre negro con cuerpo de estatua.

—Nerul, Mot, les estoy enviando información sobre una mejora

a los ha’tak de los señores del sistema, basada en el naquadriah. Contacten con

todos los goa’uld que puedan y díganles que la han robado de mí. No importa que

la cambien por un kilo de naquadah, quiero que cada goa’uld con un ha’tak

obtenga esta información, empezando por Herur-ur —ordenó Korr.

Mot y Nerul parpadearon una vez, pero no dudaron por más de

un segundo.

—¡Mi señor, así se hará! —dijeron ambos, y Korr asintió,

cerrando la comunicación. Esto frenaría el avance de Sokar y volvería a

equilibrar las cosas, por lo que él volvió a sus propios proyectos…

Korr se vio interrumpido por otra alarma, que era una llamada

de 00. Korr la recibió.

—Creador, he identificado una amenaza —dijo 00.

—Explícate —ordenó Korr.

—Hace un mes, una criatura se ha infiltrado en el SGC, por lo

que la estábamos monitoreando para saber sus intenciones. Ahora ha traído a un

embajador al lugar, y dice que algunos radicales de su especie se preparan para

realizar actos terroristas sobre los planetas humanos con el fin de

eliminarlos, para que los goa’uld ya no dispongan de anfitriones. Esta especie

se hace llamar Reetou, y parecen ser una especie insectoide.

»La amenaza que representan es que, de forma natural, sus

cuerpos adoptan una especie de cambio de fase que, además de hacerles

invisibles a ojos humanos o a la mayoría de especies de esta galaxia, también

les da cierta inmunidad a las armas de proyectiles. Eso podría facilitarles

infiltrarse entre nuestras defensas, especialmente si siguen a nuestras tropas

al usar el portal.

»Por eso he contactado con usted, pues en este momento, el

comando SGC nos está llamando y solicita ayuda. ¿Debemos intervenir? —preguntó

00.

Korr frunció el ceño. Él recordaba a esta especie; el SG1 se

había encargado de ellos, en realidad no eran malvados, solo había extremistas

entre sus filas, lo cual no era sorprendente, considerando que los señores del

sistema bombardearon su planeta y casi los extinguieron.

La tecnología de estos tipos no era muy avanzada, pero sí a

nivel de poder causar grandes desastres y destruir por completo sus ciudades si

algo salía mal. Korr no quería arriesgarse.

—00, responde y encárgate personalmente de este asunto. A los

que sean una amenaza, envíalos a la bodega de carga. Lo demás está en tus

manos. Lleva a 03 como refuerzo y ordena el cierre de los portales en nuestro

territorio hasta que esta situación se resuelva —ordenó Korr.

—Así se hará —dijo 00 y cerró la comunicación, pensando en la

forma en que debía encargarse de este asunto.

00 llamó a 03, que junto a ella se encargaba siempre de la

situación con los humanos. También estaba 04, a quien el Creador había asignado

a la Tierra para construir un imperio en el territorio conocido como continente

africano, pero 04 solo era un vago miserable y 00 no confiaba en él. Si esta

amenaza causara algún daño en el territorio del Creador, la culpa recaería en

ella; esto no era algo que se pudiera tomar a la ligera.

Diez minutos después de que el comando SGC llamara, 00 y 03

se presentaron en el lugar. En la sala del portal, los esperaban el general

Hammond y el SG1, quienes les informaron que esperaban a otros aliados, por lo

que deberían esperar un poco más.

Diez minutos después, un hombre de mediana edad con media

cabeza calva cruzó el portal. 00 entrecerró los ojos al verlo.

—¿Se conocen? —preguntó el coronel O’Neill levantando una

ceja. 00 asintió, ya que este hombre era un tok’ra y ellos habían sido

declarados personas no gratas por el Creador en todo su territorio. El tok’ra

también la miró con cautela.

En realidad, ellos no eran enemigos, y la reina de estos

tok’ra ya debía haberles comunicado los planes de su Creador para la Tierra,

por lo que estaban vigilando el lugar.

—Nuestra actual líder nos ha informado de ellos —dijo el

tok’ra usando la voz de goa’uld, mientras tomaba el control de su anfitrión.

—El Creador tampoco tiene problemas con ellos —dijo 00.

El Creador quería usar a los tok’ra como su herramienta, para

que fueran uno de los poderes que mantuvieran el orden cuando los goa’uld

cayeran, pero estos tok’ra tenían el mismo plan para él, por lo que la alianza

no pudo concretarse, y ahora estaban por su cuenta.

Su Creador planeaba darles anfitriones adecuados, pero eso

también se vio interrumpido por las acciones de su reina, y los tok’ra tenían

que seguir buscando anfitriones, como era el caso de este humano frente a ella,

que pertenecía a este planeta y se convirtió en anfitrión porque sufría una

enfermedad genética que lo condenaría a la muerte, por lo que los tok’ra fueron

su salvación.

—Es bueno saber eso, ahora por favor acompáñennos, creo que

tenemos invitados no invitados, por confirmar —dijo el general Hammond.

El tok’ra y ella asintieron, siendo llevados a una habitación

de la enfermería, donde atendían a un niño con graves problemas genéticos y

estaba el individuo de la especie reetou, que era por lo que 00 estaba allí.

Ella debía obtener información sobre esta amenaza y eliminarla.

—¿Puedes verme? —preguntó la criatura, que parecía una

especie de araña de seis patas, con un torso similar a un humano macho de

complexión delgada con una cabeza de seis ojos. 00 asintió, porque ya había

estudiado su idioma también.

El tok’ra, que mostraba cierta agitación por la presencia de

la especie, y los miembros del comando Stargate la miraron, pero 00 los ignoró

porque tenía una misión seria entre manos.

—Antes has dicho que un grupo de los tuyos estaba planeando

atacar mundos humanos. Muchos mundos bajo mi cuidado poseen grandes poblaciones

humanas, por lo que estos infiltrados representan un peligro para nosotros.

Dime dónde están y como recompensa, te daré un planeta donde ningún goa’uld te

molestará a ti o a los tuyos, por lo que podrán volver a sus vidas en paz

—ofreció 00.

00 podía entrar en su mente y descargar la información que

buscaba, pero las leyes de su Creador eran estrictas y eso solo estaba

permitido con criminales y situaciones extremas. Si este individuo se negaba a

negociar, arriesgando la seguridad del imperio del Creador, entonces sí

procedería a realizar un movimiento sobre él.

—¿Quién eres? —preguntó el reetou.

—Un aliado que puede proveerles seguridad. Si quieres saber

más, acompáñame, te mostraré algunos de nuestros planetas —dijo 00.

—Eso es aceptable —dijo el reetou y se acercó a hablar con el

niño, que empezó a llorar cuando su creadora le dijo que se marcharía.

—Las despedidas no son necesarias, puedes llevarlo contigo a

tu nuevo planeta, en caso de que acepten nuestro trato —ofreció 00. Ella

tampoco estaría feliz si alguien tratara de separarla del Creador.

—Él es un humano, no estaría a gusto con nuestra especie, y

debido a nuestra fisonomía y modo de vida, también es muy diferente. Además, él

tampoco vivirá mucho más, por lo que es mejor que pase sus últimos momentos con

los suyos —dijo el reetou con pesar.

El niño entendía todas sus palabras pero no mostró ninguna

alarma.

—Entiendo —dijo 00, y se acercó al niño para tocar su frente

e introducir una carga de bionanitos.

—Él estará bien en una hora, lo llevaremos al palacio de

nuestro Creador, allí hay muchos niños con los que podrá jugar, y también podrá

visitar su nuevo planeta —dijo 00, y tanto el niño como el reetou parecieron

contentos. 00 sonrió y los transportó a los tres a la sala del portal.

Samanta Carter parpadeó al ver desaparecer a 00.

—Ella es muy buena ignorando a la gente —dijo Daniel a 03,

que era más sociable y seguía allí. 03 sonrió.

—00 se toma muy en serio las misiones de nuestro Dios, y esta

especie podría representar un peligro para los mundos que conforman nuestro

territorio, pues hay millones de humanos en ellos —explicó 03. Ellos habían

conocido a tres de estos aliados, y cada uno de ellos llamaba a su líder de

forma diferente.

—¿Creo que eso es bueno? Y ¿cuándo podremos hablar con su

jefe? —preguntó el coronel O’Neill.

—Puede referirse a él como emperador, y este solo atiende los

asuntos de sus siervos en persona, no se encarga de asuntos extranjeros, ese es

nuestro trabajo. El Emperador es una persona muy ocupada —dijo 03. Su padre

puso los ojos en blanco, y el coronel O’Neill lo miró.

—Ellos tienen el poder para encargarse de los goa’uld y no lo

hacen —dijo Selmak con desaprobación. Luego su padre retomó el control e hizo

una mueca.

—En realidad, si lo hicieran, el peso de la galaxia estaría

sobre sus hombros, y este emperador y su gente no ven ningún beneficio en ello

—dijo su padre con un suspiro. 03 asintió.

—Los tok’ra parecen no entender este punto, y le han causado

problemas recientemente a nuestro dios —dijo 03 con seriedad.

Parecía que había habido un pequeño impase entre ellos y la

tok’ra.

—Ya he aconsejado a nuestra nueva líder al respecto, y

esperaremos —dijo su padre.

—Informaré a mi dios de ello, quizás esté dispuesto a pagar

por mantener la paz. Su actual líder le ha causado algunos dolores de cabeza, y

de seguro agradecerá tener algo de paz, y no preocuparse de su interferencia en

nuestro territorio —dijo 03. Luego los miró a ellos.

—Nos veremos en otra ocasión —se despidió 03.

—Gracias por su ayuda —dijo el general Hammond, y 03 asintió

y desapareció en un destello.

—¿Y bien? —dijo el coronel O’Neill levantando una ceja.

—Estas personas gobiernan un imperio muy poderoso, y son el

mayor poder actual en la galaxia, pero su líder no quiere que nada perturbe su

paz, y no les interesa una guerra contra los goa’uld. Sin embargo, también

consideran la Tierra un lugar muy importante para ellos, por lo que siempre

estarán pendientes de ustedes.

»Ellos podrían darles la tecnología para que se enfrenten a

los goa’uld, pero esto también podría ser un peligro para la Tierra en opinión

de Selmak —dijo su padre.

Samanta se sintió algo incómoda, porque de hecho, sus aliados

ya les habían dado un montón de tecnología, incluyendo dos ha’tak completamente

equipadas con cuatro bombarderos al’kesh, tres tel’tak y veinticuatro

planeadores de la muerte, todo muy superior a las naves goa’uld.

Todos estos regalos eran libres, y ellos podían investigar

todo lo que quisieran de estas naves y sus mejoras, e incluso venían con un

manual de instrucciones, indicándoles qué podían y qué no podían hacer en sus

investigaciones para evitar accidentes.

Ellos ya llevaban casi un año investigando estas naves, y ya

tenían un plano de construcción para ellas, porque también les habían dado

supercomputadoras para diseñarlos, con las que pudieron crear planos.

Ahora también habían tenido acceso a un planeta cuya

tecnología era unos cien años más avanzada que la suya, y estaban adaptándola

para crear su propio modelo de naves con un tamaño más reducido, pues la clase

ha’tak goa’uld era un enorme desperdicio de recursos, y ellos no tenían cientos

de mundos como los goa’uld para extraerlos.

Por otro lado, el NID se había robado su propio portal y

hecho algunas incursiones en el último mes, que les reportaron otro ha’tak que

sus aliados mejoraron, su propia refinería y…

Su padre se quedó mirándola y Samanta se tensó. Él la conocía

bien y ya sabía que ocultaba algo.

—Jacop, estos son asuntos de la Tierra —se apresuró a

intervenir el general Hammond. Su padre hizo una mueca.

—Solo no te involucres en nada peligroso —dijo su padre

mirándola con preocupación. Samanta asintió—. Bueno, ya que estoy aquí,

deberíamos salir a comer algo —propuso su padre y miró al general Hammond.

—Adelante —dijo el general Hammond concediéndole permiso para

salir de la base.

Samanta supuso que él trataría de sacarle información, pero

con Maybourne por los alrededores, y sin que ella siquiera pudiera saber si el

mesonero que los atendería era uno de sus agentes, no se arriesgaría a decir

nada.

 

 

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