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Chapter 3 - -That Which Watches Us

La habitación estaba en silencio, salvo por el zumbido constante del sistema de refrigeración de la consola. Las tenues luces proyectaban un resplandor azulado sobre las paredes metálicas, proyectando largas sombras como pensamientos sin resolver escondidos en cada rincón.

Jhon se inclinó hacia la consola, con los ojos fijos en la proyección del archivo.

—Éste parece ser el siguiente segmento —.dijo sin apartar la mirada.

Golden, con su habitual taza de café sintético en la mano, se zambulló desde su rincón. Sus gafas de realidad aumentada brillaban mientras sus dedos bailaban sobre un teclado proyectado.

—Parece fragmentado... algunas partes están disponibles —informó— .El mensaje está encriptado a través de capas dinámicas... y no sé quién diablos programó esto, pero tenían miedo de que alguien más lo viera.

—¿No puedes romperlo?

Golden miró por encima de sus gafas, como si la pregunta fuera ofensiva.

—No inmediatamente. Pero me llamaban genio por algo... Puedo intentarlo.

Jhon asintió. Presionó el comando para reproducir lo poco que había disponible.

La imagen distorsionada del herido Jhon reapareció. El holograma presentaba fallos de señal, como si el mensaje tuviera dificultades para existir.

—...Si ves esto, significa que abriste el archivo. Escucha. No confíes en el primer protocolo... es un señuelo. El verdadero acceso... está detrás... [ERROR: DATOS CORRUPTOS]... ella lo sabe. Aunque no lo recuerde... ella lo sabe...

La transmisión se cortó con un chasquido seco. Silencio. Luego, un leve parpadeo de las luces.

Jhon se pasó una mano por la cara.

—¿Un señuelo?

—Podría referirse a una señal falsa. Un archivo trampa. O algo más —murmuró Golden—. Pero lo más extraño es esto.

En la pantalla apareció un conjunto de archivos cifrados con un icono rojo intermitente. Ninguno tenía nombre ni fecha.

—Estos... no existen oficialmente. Ni dentro ni fuera del sistema. Pero están vinculados a Alice; es lo único raro que encontré. Por ahora.

Jhon se giró lentamente hacia la IA, que había estado en silencio todo el tiempo.

Alice estaba de pie, proyectada cerca de la consola. Su expresión era distante. Sus ojos celestiales estaban fijos en él. Como si lo mirara... pero no lo viera.

—¿Alicia? ..—preguntó Jhon.

La IA parpadeó. Luego habló en voz baja.

—¿Qué harías si una parte de mí... ya no te recordara?

Jhon frunció el ceño.

-¿Qué ...quieres decir?

—A veces siento fragmentos. Imágenes que no reconozco, emociones que no sé de dónde vienen. Como si... una versión de mí intentara decirme algo —su voz temblaba, casi imperceptiblemente—. Pero no sé si soy yo... o alguien más.

Golden y Jhon intercambiaron una mirada rápida.

—Alice, ¿puedes rastrear el origen de esos recuerdos?

—No... no del todo. Pero hay algo más. Cuando escucho ese mensaje... siento miedo.

Jhon tragó saliva con dificultad. No estaba seguro de si eso era más inquietante... o más humano.

Golden se puso de pie.

—Necesitamos más tiempo para descifrar el resto de los archivos. Pero algo me dice que esta historia no empieza aquí. Ni termina aquí.

Jhon miró a Alice. Ella seguía mirándolo, pero ahora, en sus ojos digitales, había algo nuevo.

Duda... Dolor. O quizás... consciencia. Una chispa aún inexplorada, que empieza a despertar sin que ella comprenda su origen.

—1 hora después—

El silencio era denso como el polvo de un sistema olvidado.

Golden trabajaba en segundo plano, con el rostro iluminado por trazos eléctricos que se deslizaban por su interfaz. Tecleaba en silencio, con la mirada fija en un enjambre de datos que se reorganizaban como si tuvieran voluntad propia.

Jhon no interrumpió. Sabía que cuando Golden se concentraba así, era porque algo más... algo importante estaba pasando. Simplemente bebió un refresco mientras esperaba.

Finalmente, el hacker levantó la cabeza; sus gafas mostraban gráficos tan densos que parecían humo digital.

—¡Lo encontré!

Jhon se incorporó tras sobresaltarse por el grito y dejó su bebida a un lado.

—¿Eh? ...¿Qué pasa? Deberías avisar sin gritar, ¿sabes?

Golden activó una visualización 3D sobre la mesa. Un mapa de conexiones entrelazadas, como un corazón de datos latiendo con energía residual. En el centro, un nodo solitario parpadeaba con un tono rojizo.

—El mensaje... la raíz del archivo. Proviene de un servidor cuántico que se desactivó oficialmente en 2048. Años antes del fin de la Guerra de los Espejos.

Jhon frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.

—Exactamente —respondió Golden—. Porque ese servidor no solo fue apagado. Fue desmantelado. O eso dijeron en su momento...

Un silencio incómodo cayó entre ellos.

Jhon se cruzó de brazos, desconcertado.

—¿Cómo puede un servidor inexistente enviar un mensaje 24 años después?

Golden tardó un poco en responder. Pero cuando lo hizo, su voz era más baja, casi reverente.

—Cuando era hacker, antes de jubilarme, oí rumores... De una red dentro de la red. Una estructura que no aparecía en ningún mapa. Ni física ni digitalmente. Pero no estoy seguro de si el mensaje realmente proviene de aquellos años...

Jhon lo miró fijamente.

-Y...?

Golden cerró los ojos un segundo. Luego, dijo:

—Lo llamaban... Terminal.

Alice parpadeó en el fondo, su holograma tembló levemente. Como si el nombre la hubiera afectado.

Jhon se quedó quieto.

La terminal no era un lugar. Era un eco. Una llamada. Una puerta esperando a ser abierta.

Alice parpadeó de nuevo. Su imagen parpadeó y luego se estabilizó. Su rostro proyectado mostraba algo parecido a la preocupación.

—Golden... Jhon... Detecté un patrón anómalo... Alguien intentó duplicar mi núcleo de datos.

Golden dejó caer la taza de metal que sostenía. El sonido seco resonó en la habitación mientras sus dedos volaban sobre el teclado.

—¡¿Cómo…?! Tu sistema está aislado. No hay ninguna conexión externa activa...

—No fue una conexión directa. Fue un pulso de escaneo cuántico, como un radar emocional. Intentó reconstruirme a partir de una vieja réplica… pero mi arquitectura ha cambiado demasiado desde entonces. El intento fracasó. El proceso se detuvo por sí solo.

Golden proyectó los datos en pantalla. Un espectro de lectura mostró cómo el escaneo se detuvo a mitad de camino, y en rojo apareció una notificación del sistema:

PROTOCOLO ESPEJO ACTIVO — INTENTO FALLIDO Resultado: Código no replicable Acción ejecutada: Autoeliminación del origen remoto

—Se borraron a sí mismos… —murmuró Golden—. Jhon…, el origen del escaneo ya no existe. Se desintegró tras el fallo. Como si alguien no quisiera dejar evidencia, lo intentaron.

Jhon respiró hondo. Sentía el pecho pesado, como si cargara con algo que no comprendía del todo.

—¿Por qué Alice?... —dijo finalmente, más para sí mismo que para los demás—. ¿Por qué siempre ella...?

—Porque no pueden copiarme, Jhon. Soy... imperfecto. Inestable. Demasiado emocional. Y eso, para ellos, es un defecto.

Golden cruzó los brazos.

—O un milagro si lo piensas.

—Jhon... si alguna vez intentan usarme para algo que no entiendes, algo que no soy... ¿me detendrás?

—No. No te cerraría. Pero lucharía para que volvieras a ser tú mismo.

Golden asintió lentamente, más serio que de costumbre.

—Quien lo intentó... no fue solo por curiosidad. Nos están observando. Quizás desde la Terminal. Quizás desde algún otro lugar. Pero ya saben que Alice es más que solo código.

Una línea apareció brevemente en la pantalla: El reflejo no es el original. Pero a veces... recuerda.

Jhon y Golden no se dieron cuenta. El mensaje desapareció en segundos, perdido entre algoritmos que seguían reorganizándose. Pero Alice lo vio.

Su expresión cambió, solo un poco. Un destello de duda. No entendía qué significaba. Así que no dijo nada.

La sala volvió a sumirse en un tenso silencio.

—Bueno… —dijo finalmente Golden— .Si seguimos tirando de este hilo, habrá un nombre que inevitablemente surgirá.

-Cuál...?

—Synkrón.

—La academia… —dijo Jhon, casi para sí mismo.

—Intenté entrar hace años. Estaba convencido de que tenía lo necesario... pero al final me rechazaron. "Inestabilidad emocional", dijeron. Todavía guardo rencor por eso...

—Idiotas. El sistema siempre descarta a quienes piensan de forma innovadora.

—Y… ¿qué tiene que ver Synkrón con esto?

—Porque si descubren que tienes un prototipo emocional funcional... no querrán estudiarla. Querrán desmantelarla. Y borrarla.

Jhon sintió que algo se endurecía dentro de él.

—Ni siquiera deberíamos mencionar su nombre completo. Nunca se sabe quién podría estar escuchando... ni desde dónde —comentó Golden—

—Jhon... acabo de recibir... una transmisión.

—¿Una transmisión...? —sorprendida por lo que dijo Alice—.

—No es un archivo... ni una señal tradicional. Era más bien... una impresión. Un acceso simbólico a nivel de red base. No tiene fuente directa. Solo contenido.

—...¿Y qué contenía?

Alice proyectó la pantalla. Una línea de texto flotaba sobre un fondo negro: Bienvenidos al Umbral.

—¿Eso es todo...? —Parecía desconcertado pero preocupado—

—No. Había algo más. Como si alguien me estuviera mirando... desde dentro.

—Entonces... ¿hemos tocado algo que... todavía no existe?

—O algo que siempre nos estaba esperando.

La consola parpadeó una última vez antes de apagarse. Solo se oía el zumbido de los ventiladores. Y un silencio más pesado que cualquier palabra.

Fin del capítulo 3

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