"¡Bebe rápido que tengo que lavar los platos!" dijo Misae con fastidio, mirando a Hiroshi con su cara magullada. "Y deja de alardear con tus logros. ¡Hideki es un destacado graduado de la Universidad de Waseda, haciendo prácticas avanzadas! ¡Podría llegar al Ministerio de Educación!"
¿¡Waseda!?
¿Esa universidad que produce políticos y altos funcionarios?
¿Este hombre con cara de modelo tenía semejante formación?
¡Y no era lo mismo "sector educativo" que "Ministerio de Educación"!
La Universidad de Tokio tenía más prestigio académico, pero Waseda -aunque privada y costosa- era vista como un trampolín al poder. Entrar allí era como ser un "juren" (erudito imperial) en la antigüedad: sinónimo de futuro funcionario.
"Hermana, Waseda no es para tanto. Solo son prácticas tempranas para mi tesis, no un puesto asegurado. Quizá hasta me quede en el Jardín Futaba", dijo Hideki modestamente, evitando intimidarlos.
Hiroshi seguía boquiabierto.
¡¡Waseda!!
¡Cof! ¡Cof!
El pobre Hiroshi no podía creerlo, humillado por su propia esposa.
"Cuñado, come algo", sugirió Hideki, pensando en la resaca que vendría...
.......
"¡Ugh! ¡Ugh!"
Misae sostenía a Hiroshi, mirando asombrada a Hideki.
Su hermano menor era increíble: Hiroshi, bebedor experimentado, había sido derrotado por un "adolescente" en su primer día como adulto.
"Hideki, tu habitación está lista arriba. ¿Vas mañana al jardín? ¡Te despertaré!"
"¡Te despertaré!", imitó Shin-chan.
"¡Tú vete a dormir! ¡Que no llegues tarde otra vez!", regañó Misae al pequeño, que tambaleaba de sueño.
"Shin-chan, acuéstate. ¡Mañana iremos juntos!", dijo Hideki acariciando su cabeza. El niño casi se caía de cansancio.
"De mayor seré guapo como tú para ligar".
"Serás más guapo", sonrió Hideki ante su inocencia.
"Buenas noches, hermana".
"¡Perdona el espectáculo!"
"¡Gracias por todo!".
La habitación era pequeña pero impecable. Hideki abrió la ventana, respirando el aire fresco. El alcohol no le afectaba; para él había sido agua.
Mirando las estrellas, sonrió: ¿Primer día oficial en esta loca familia?
.......
"¡SHIN-CHAN! ¡HIROSHI! ¡DESPIERTEN!"
Misae sacudía a los dos como terremoto.
Hiroshi, con resaca, apenas abría los ojos. Shin-chan, peor aún, parecía un zombi.
"¡Buenos días tan energéticos!", saludó Hideki.
Misae no tenía tiempo para cortesías.
"¡Cariño, si no vas ahora NUNCA serás subjefe!"
"¿¡Eh!?"
Hiroski abrió los ojos como platos.
"¡Llego tarde! Hideki, hablamos esta noche".
Escena rápida:
- Cepillado con leche (¡error!)
- Tragar pasta dental (¡urgente!)
- Salida en tromba
"¿Por qué tu leche pica, Misae? ¿Está mala?"
Una crisis evitada.
Ahora Shin-chan:
Misae le encajó la ropa escolar SOBRE el pijama, sin tiempo para cambiarlo.
"¡Quiero taiyaki!", murmuró el niño, obsesionado con la cena anterior.
"¡El autobús está aquí!", gritó Misae al oír el claxon.
Pero al salir...
La cara de Shin-chan lo dijo todo.
"¡NO PUEDE SER!"
"¡Está saliendoooo!", anunció el pequeño.
"¡AL BAÑO!"
Misae maldijo su suerte matutina.
"Lo siento, lo siento", se disculpó con la maestra Yoshinaga, quien -conociendo al "demonio rubio"- solo puso cara de resignación.
"Por favor, tráigalo más tarde".
Al partir el autobús, Misae se derrumbó en el suelo, exhausta.
¡Plop!
Shin-chan se desnudó de golpe, hurgándose la nariz:
"¡Así es la vida, mamá! Acepta tu destino".
"¡PEQUEÑO MONSTRUO!"
La persecución habitual comenzó.
Hideki intervino:
"Perdí mi transporte. ¿Puedo llevar a Shin-chan?"