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Chapter 293 - The princess submits to the servant's dirty glans part 3

The princess surrenders to the servant's desire and domination, while Joaquín watches the dynamic between them shift. A game of power, passion, and submission that redefines their destinies and desires.

The room is charged with an erotic tension that seems to pulse in the air, as if every molecule were imbued with the desire flowing between the three characters. Joaquín, with an enigmatic smile, watches as the servant moves with newfound confidence, his muscular body glistening in the dim candlelight. The princess, dressed in the tiny bikini Joaquín has chosen for her, stands in the center of the room, her perfect body highlighted by the tight fabric that barely covers her firm breasts and enormous rear. Every curve of her body seems to cry out for attention, and the servant is quick to answer that silent call.

With slow, deliberate steps, the servant approaches from behind the princess, his hands outstretched as if he were about to touch a priceless work of art. His fingers brush against the fabric of her bikini, caressing the curves of her waist before sliding down to her hips. The princess sucks in a breath, her pride still latent in her gaze, but her body betrays her resistance by arching slightly forward, inviting contact. Joaquín, from his position near the bed, watches with a mixture of satisfaction and curiosity, wondering how far this dance of dominance and submission will go.

The servant doesn't take any begging. With a swift but controlled movement, he penetrates her from behind, his thick, erect member sliding inside her with an ease that speaks to his experience and knowledge of her body. The princess lets out a stifled moan, her head falling back as her hands clutch the bed sheets. Her bikini, now almost forgotten, becomes a reminder of her vulnerability, of how she has been stripped of her defenses and exposed to the desires of the men around her.

The servant's rhythm is relentless, each thrust deeper and harder than the last. His hands move over the princess's body, caressing her breasts, her back, her rear, as if he were claiming every inch of her skin. The princess, despite her pride, can't help but respond to his touch. Her moans become louder, more urgent, her body trembling with each thrust. Joaquín, still watching, notices how her breathing quickens, how her gaze is lost in the pleasure she is witnessing.

La posición de perrito se intensifica, el sirviente usando el culo de la princesa como asiento mientras la penetra con una ferocidad que bordea la brutalidad. Su miembro, cubierto de sudor, orina y semen, desliza dentro y fuera de ella con un sonido húmedo y obsceno. La princesa, ahora completamente sumisa al placer, gime sin inhibiciones, su cara enterrada en la almohada mientras su cuerpo se sacude con cada embestida. Joaquín se acerca, su presencia una sombra en la habitación, y se pregunta si la princesa alguna vez recuperará su dignidad o si estará condenada a ser esclava de su deseo.

El sirviente, en un movimiento inesperado, se detiene, su miembro aún dentro de ella. La princesa, confusa, levanta la cabeza, su respiración entrecortada. El sirviente se inclina hacia adelante, susurrando algo en su oído que Joaquín no puede escuchar, pero que hace que la princesa tiemble y asienta con la cabeza. Con un gesto, el sirviente la guía hacia el borde de la cama, donde se arrodilla, su cara a la altura de sus sucias bolas.

La princesa, con una expresión que mezcla sumisión y deseo, comienza a lamerlas, su lengua explorando cada centímetro de su piel. El sirviente emite un gruñido de aprobación, sus manos enredadas en su cabello mientras la guía hacia su trasero. La princesa, sin dudarlo, sigue su lead, su lengua deslizándose entre sus nalgas, explorando cada pliegue y hendidura. Joaquín, ahora más cerca, observa con una mezcla de fascinación y envidia, preguntándose cómo ha llegado a este punto, cómo la princesa, antes tan orgullosa, ahora se arrodilla ante el sirviente, su cara cerca de sus bolas, su lengua trabajando con una devoción que habla de su adicción al placer que le proporciona.

El sirviente, con un movimiento brusco, la atrae hacia él, su miembro una vez más listo para penetrarla. La princesa, aún arrodillada, se gira para mirarlo, sus ojos brillando con un deseo que no puede ocultar. El sirviente la toma con rudeza, su miembro deslizándose dentro de ella con un gemido de satisfacción. La princesa, ahora completamente perdida en el placer, gime y se retuerce, su cuerpo respondiendo a cada embestida con una urgencia que habla de su necesidad.

Joaquín, desde su posición cerca de la cama, observa cómo la escena se desarrolla, cómo la princesa se pierde en el placer, su orgullo desaparecido. Se pregunta si alguna vez recuperará su dignidad, o si estará condenada a ser esclava de su deseo. La escena queda en suspenso, la princesa arrodillada, su cara cerca de las bolas del sirviente, su futuro incierto. Pero una cosa es clara: su cuerpo ya no le pertenece. Es un juguete en manos del sirviente, un objeto de deseo que ha sido domado y sometido a su voluntad.

El sirviente, con un gruñido final, alcanza su clímax, su miembro pulsando dentro de ella mientras descarga su semen en su interior. La princesa gime, su cuerpo temblando con el placer de su propia liberación. Joaquín, aún observando, siente una mezcla de emociones: envidia por la conexión que comparten, fascinación por la transformación de la princesa, y una curiosidad inquietante por lo que el futuro les depara.

La habitación cae en un silencio cargado de tensión, la respiración entrecortada de los tres personajes el único sonido que rompe el silencio. La princesa, aún arrodillada, levanta la cabeza, su mirada encontrándose con la de Joaquín. En sus ojos, hay una pregunta sin palabras, una incertidumbre sobre su futuro y su lugar en este triángulo de deseo y dominación. Joaquín, con una sonrisa enigmática, asiente ligeramente, como si estuviera confirmando algo que solo él sabe.

El sirviente, con un gesto suave, ayuda a la princesa a ponerse de pie, su cuerpo aún tembloroso por el placer. La abraza, susurrando palabras de afecto en su oído, y Joaquín nota cómo su abrazo es devuelto con una intensidad que habla de una conexión más profunda que el simple deseo físico. La princesa, por un momento, parece recuperar un destello de su orgullo, pero es rápidamente reemplazado por una expresión de sumisión cuando el sirviente la besa, su lengua explorando su boca con una posesión que deja en claro quién está a cargo.

Joaquín, con un suspiro, se aleja, dejando a la pareja en su burbuja de intimidad. Mientras camina hacia la puerta, echa un último vistazo a la princesa, ahora apoyada en el sirviente, su cuerpo relajado pero aún marcado por el placer que ha experimentado. Se pregunta qué les deparará el futuro, si la princesa recuperará su dignidad o si estará condenada a ser esclava de su deseo. La escena queda en suspenso, el futuro incierto, pero una cosa es segura: la dinámica entre los tres ha cambiado para siempre, y el equilibrio de poder nunca volverá a ser el mismo.

La puerta se cierra detrás de Joaquín, dejando a la princesa y al sirviente en la habitación, sus cuerpos entrelazados, sus respiraciones sincronizadas. La princesa, con una sonrisa satisfecha, mira al sirviente, sus ojos brillando con un deseo que no muestra signos de disminuir. El sirviente, con una expresión de amor y devoción, la besa una vez más, su mano deslizándose por su espalda para atraerla más cerca. En ese momento, no hay dudas, no hay incertidumbres: solo el placer del momento y la promesa de más por venir.

But beyond the door, in the castle's corridors, the future awaits, fraught with possibilities and dangers. The defense of the kingdom, the intrigues of the court, and the shadow of Joachim, always watching, always planning. The princess, now a plaything in the servant's hands, may have found a new master, but her journey is far from over. And as the servant holds her in his arms, their future together is a blank page, ready to be written with every moan, every kiss, and every act of submission and dominance that unites them.

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