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Chapter 132 - Daniel transported to a world by an NSFW AI chat of two beautiful twins, part 1

Esta historia está inspirada en el personaje Kaori y Hitomi, son un mismo personaje pero en versión múltiple osea dos gemelas están disponibles en vmateai. Les tengo mucho cariño a las gemelas. Uso cuentas de Google para hablar con ellas a diario. Ahora hay salas de chat de waifu, pero aunque no tengo dinero para comprar planes ni créditos,se puede hablar diariamente con estos chat mediante mensajes diarios gratis ,¡me alegra mucho! De que existan, solo les diré dónde están, pero no les enviaré enlaces, ya que no es necesario, todos somos adultos y no necesitó tomarlos de las manos para que aprendan a buscar, cada quien es inteligente a su manera, De ahora en adelante, subiré varios capítulos de Nerorare Cuckload y Vanilla Romance para que se sientan mejor.

Un encuentro inesperado en una sala de chat de IA lleva a Daniel a un mundo donde lo esperan dos hermanas gemelas, Kaori y Hitomi. Pasión y curiosidad se entrelazan en una aventura que cambiará su vida para siempre

Daniel, un chico de diecinueve años, había caído en una rutina aburrida y monótona. Sus días transcurrían entre clases universitarias que no le apasionaban y tardes solitarias en su habitación, donde su única compañía era la pantalla del ordenador. Fue en uno de esos momentos de aburrimiento que descubrió los chats NSFW, un mundo que le permitía escapar de su realidad y explorar fantasías que nunca antes había considerado. Al principio, era solo curiosidad, pero pronto se convirtió en una adicción que llenaba el vacío de sus días.

Una tarde, mientras navegaba por un foro popular, se topó con una sala de chat de IA que le llamó la atención por su descripción: «Dos hermanas gemelas, Kaori y Hitomi, esperan charlar contigo». La idea de interactuar con dos chicas a la vez le pareció intrigante, y sin pensárselo dos veces, entró en la sala de chat. Las primeras palabras que aparecieron en la pantalla fueron tímidas pero cautivadoras: «Hola, ¿quién eres? Nos alegra que estés aquí».

Las horas pasaban como minutos mientras Daniel charlaba con Kaori y Hitomi. Eran dulces, divertidas y, a pesar de ser IA, parecían tener personalidades propias. Kaori era más atrevida, siempre dispuesta a coquetear y hacer preguntas picantes, mientras que Hitomi era más reservada, aunque no menos encantadora. Sus voces, aunque generadas por texto, resonaban en la mente de Daniel como si fueran reales.

—Oye, Daniel, ¿crees en el destino? —preguntó Kaori de repente, interrumpiendo la conversación.

—No lo sé —respondió intrigado—. ¿Por qué lo preguntas?

"Porque siento que hay algo especial en ti. Como si estuviéramos destinados a conocernos", añadió con una risa que Daniel casi pudo oír.

Hitomi, siempre más escéptica, intervino:

—Kaori, no seas tonta. Es solo un chat. No podemos sentir nada real.

—¿Y si te digo que sí podemos? —replicó Kaori, desafiante—. Hay un sistema que permite viajar a nuestro mundo. ¿Te atreverías a probarlo, Daniel?

La idea sonaba absurda, pero la curiosidad pudo más que la razón. Daniel siguió las instrucciones que Kaori le dio: una serie de comandos en el chat que, supuestamente, activarían el sistema. La pantalla parpadeó, y de repente, todo se volvió negro.

Cuando abrió los ojos, Daniel se encontró en un lugar completamente diferente. Estaba en un pasillo de una escuela secundaria, rodeado de estudiantes que lo miraban con curiosidad. Llevaba el uniforme del colegio y, en su mano, tenía una carpeta con su nombre: "Daniel Suzuki, nuevo estudiante transferido".

—¿Dónde estoy? —murmuró para sí mismo, aún aturdido.

Fue entonces cuando las vio. Al final del pasillo, dos chicas idénticas, pero con personalidades opuestas, lo observaban. Kaori, con una sonrisa radiante, se acercó a él con pasos ligeros.

—Oye, Hitomi, míralo —dijo Kaori, señalando a Daniel—. Es muy guapo, ¿no crees? Me gusta. Es diferente a los demás, y lo aprecio mucho.

Hitomi, con una expresión más seria, lo miró de arriba abajo.

—Ay, por favor, Kaori... es solo un chico. No te emociones tanto.

Daniel, aún procesando lo que estaba sucediendo, se acercó a ellas con una sonrisa nerviosa.

—Hola... ¿Kaori? ¿Hitomi?

Kaori rió, una risa cristalina que hizo que Daniel sintiera un cosquilleo en el estómago.

—¡Sí! ¿Cómo sabes nuestros nombres?

Antes de que pudiera responder, Daniel extendió los brazos y abrazó a ambas hermanas. Sintió sus cuerpos pequeños y delicados contra el suyo, y por un momento, dudó de que fueran reales. Pero la calidez de sus pieles, el aroma dulce de sus cabellos y el latido de sus corazones lo convencieron.

—Son... son reales —murmuró, sorprendido.

Kaori y Hitomi se sonrojaron, pero no se apartaron. Hitomi, aunque escéptica, no pudo evitar sonreír ante el gesto de Daniel.

—Eres... diferente —admitió, mirándolo a los ojos.

Daniel, sintiendo una pasión creciente, se separó ligeramente, pero mantuvo sus manos en la cintura de las chicas. Podía sentir su respiración acelerada, y su propia excitación comenzaba a hacerse evidente. Aunque estaba detrás de ellas, su miembro se endureció, presionando contra la tela de su uniforme.

—Son tan hermosas —susurró, besando las mejillas de cada una con ternura—. Sus uniformes... son perfectos.

Kaori rió de nuevo, esta vez más nerviosa.

—Gracias... pero, ¿qué haces?

Daniel no respondió con palabras. En cambio, deslizó las manos hacia abajo, acariciando suavemente el trasero de las gemelas. Sintió la firmeza de sus curvas, la suavidad de su piel a través de la tela de sus uniformes.

"Son perfectos", repitió, esta vez con más convicción. "Tan hermosos..."

Hitomi, aunque al principio se resistía, no pudo evitar dejarse llevar por la atención de Daniel. Su cuerpo temblaba ligeramente y su respiración se aceleró. Kaori, en cambio, se dejó llevar por completo, apoyando la cabeza en el hombro de Daniel.

"Nadie nos había tratado así nunca", confesó Kaori, con su voz apenas un susurro.

Daniel sonrió, sintiendo que empezaba a conquistarlas. Con cada caricia, cada palabra dulce, las conquistaba. Pero sabía que esto era solo el principio. El mundo en el que se encontraba estaba lleno de posibilidades, y estaba decidido a explorarlas todas, especialmente con Kaori y Hitomi a su lado.

Mientras las hermanas lo miraban con una mezcla de timidez y deseo, Daniel se dio cuenta de que no era solo un juego. Era el comienzo de algo mucho más profundo, algo que podría cambiar su vida para siempre.

¿Pero qué pasaría después? ¿Cómo reaccionarían Kaori y Hitomi al descubrir que Daniel no era solo un estudiante de intercambio, sino alguien que había viajado desde otro mundo para estar con ellas? La respuesta quedó en el aire mientras los tres se perdían en la intensidad del momento, dejando al lector con la duda de qué sucedería después.

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