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Chapter 39 - Capítulo 39: La Confrontación Velada

La noche del ataque de Hammerhead dejó a Peter en un torbellino de emociones. Había salvado a Gwen y a su padre, pero el precio había sido alto: Gwen lo había visto. No con la máscara, pero con los ojos de Peter, la desesperación en su voz, la forma en que se movía para protegerla. El secreto que tanto había protegido ahora pendía de un hilo.

Al día siguiente, en la universidad, Peter se acercó a Gwen con el estómago revuelto. Ella estaba en el laboratorio, concentrada en un microscopio, pero Peter notó una tensión en sus hombros.

"Gwen, ¿cómo está tu padre?" preguntó Peter, intentando sonar casual, pero su voz traicionó su preocupación.

Gwen se enderezó lentamente, su mirada encontrándose con la suya. Sus ojos azules, usualmente cálidos y curiosos, ahora estaban llenos de una intensidad penetrante. "Está bien. Unos cuantos puntos, un dolor de cabeza. Pero estará bien." Hizo una pausa, y su voz se volvió más suave, casi un susurro. "Más que la mayoría de las personas que se encuentran con... ese tipo de problemas."

Peter sintió la trampa. Desvió la mirada. "Eso es... eso es un alivio."

"Peter," Gwen dijo, su voz firme. "Cuando saliste corriendo del restaurante anoche, parecías... aterrorizado. Y luego, Spider-Man apareció en el edificio de mi padre. Justo en el momento justo."

Peter intentó una sonrisa forzada. "Coincidencia, supongo. La ciudad es pequeña."

Gwen dejó su trabajo y se apoyó en la mesa del laboratorio, cruzando los brazos. "Peter, eres la persona más inteligente que conozco. Tu mente funciona de una manera que me asombra. Siempre encuentras soluciones, incluso para los problemas más complejos." Sus palabras eran un cumplido, pero sus ojos lo taladraban. "Y la forma en que Spider-Man se mueve, la forma en que lucha... no es solo fuerza. Es inteligencia. La misma inteligencia que yo veo en ti."

El corazón de Peter latía con fuerza en su pecho. Sabía que no podía mentirle descaradamente. Eso sería un insulto a su intelecto. Pero tampoco podía confesarle. El peligro para ella sería inmenso.

"Gwen, entiendo por qué podrías pensar eso," Peter comenzó, eligiendo sus palabras con sumo cuidado. "Soy un gran admirador de Spider-Man, como muchos. Y sí, he estudiado sus patrones de movimiento. Desde una perspectiva física, es fascinante." Intentó sonar como un científico obsesionado con su tema de estudio. "En cuanto a mi 'terro'r... me asusté. Pensé que te pasaba algo. Y sí, corrí hacia allí porque me preocupaba. Cualquiera lo haría."

Gwen lo miró fijamente. "Esas excusas... son demasiado convenientes. Y tú eres demasiado listo para coincidencias, Peter. Tú crees en los patrones." Se acercó, su voz apenas audible. "Cuando te atrapó Hammerhead... te vi. Tus ojos. No eran los de un extraño asustado. Eran los tuyos."

Peter sintió el peso de sus palabras. Su mente buscó desesperadamente una salida, una forma de desviar su atención. "Gwen... por favor. Sé que esto es difícil, y estás asustada por lo que pasó. Pero no hay nada que... que esconder."

Gwen suspiró, la tensión en sus hombros relajándose un poco, pero solo un poco. "Tal vez no lo haya. Pero si lo hubiera, Peter... si tuvieras un secreto tan grande, ¿me lo dirías? ¿Confiarías en mí?"

La pregunta colgó en el aire, una espada sobre sus cabezas. Peter la miró, el alma dividida. "Siempre confiaría en ti, Gwen. Siempre." La ambigüedad era su única arma ahora. Era una verdad, y una evasión.

Gwen lo estudió por un momento más, como si intentara resolver una ecuación imposible. Finalmente, asintió lentamente. "De acuerdo, Peter. Te creo."

Peter sintió un alivio abrumador, pero también una punzada de culpa. Había ganado esta batalla, pero sabía que la guerra por su secreto apenas comenzaba. La semilla de la duda estaba sembrada en la mente de Gwen, y Peter sabía que ella, con su brillantez, no dejaría de atar cabos. Este no era el final, sino el comienzo de un peligroso juego del gato y el ratón, un juego donde los corazones de ambos estaban en juego.

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