Ficool

Chapter 23 - Capítulo 23: Soledad Estelar y Primeros Contactos

El vasto lienzo del espacio exterior se desplegaba ante mí. Las estrellas, incontables diamantes sobre terciopelo negro, eran un espectáculo sobrecogedor. La "Esperanza Azul" surcaba el vacío con una suavidad inquietante, el zumbido de sus motores la única compañía en el silencio cósmico. Las primeras etapas del viaje transcurrieron con una calma casi monótona. Pasé los días revisando los sistemas de la nave, estudiando los gráficos de navegación que Bulma había preparado, y por supuesto, entrenando.

Incluso en la soledad del espacio, mi disciplina no flaqueaba. Me encerraba en la pequeña cámara de entrenamiento de la nave, utilizando las simulaciones de gravedad que Bulma había instalado. Perfeccionaba la Forma Mística del Super Saiyajin, empujando sus límites. Sentía la energía de la Onda Mística Ascendente vibrar en mis palmas, más potente y controlada que nunca. También practiqué la manipulación sutil de mi Aura Mística, usándola para "sentir" el espacio a mi alrededor, una especie de radar psíquico que me permitía detectar anomalías o presencias a años luz.

La primera semana pasó sin incidentes. Pero el espacio, como había aprendido en mi vida anterior, nunca era completamente seguro. Los sensores de la nave, un día, comenzaron a emitir una alarma débil pero persistente.

"Anomalía detectada. Objeto desconocido acercándose. Trayectoria de intercepción", la voz sintética de la computadora de la nave anunció.

Fruncí el ceño. No esperábamos cruces en esta ruta. Me dirigí a la consola de mando, activando los visores de largo alcance. Una pequeña mancha, apenas visible al principio, crecía rápidamente. No era una nave de exploración. Su forma era angular, agresiva. Y había más de una.

"Múltiples contactos. Formación de ataque. Naves de diseño hostil", informó la computadora.

Mi ki se encendió, preparándome para lo peor. Mi Aura Mística se extendió, intentando sondear las intenciones de los intrusos. Eran piratas espaciales, sin duda. Escombros de una galaxia aún no completamente pacificada.

"Activando camuflaje óptico", ordené. La nave parpadeó y se desvaneció de la vista, convirtiéndose en un espejismo para los sensores convencionales.

Las naves piratas pasaron de largo, sus luces escaneando el vacío donde debería haber estado la "Esperanza Azul". Su conversación, traducida por el sistema de comunicaciones de la nave, era cruda y agresiva. Hablaban de "botín" y de "naves solitarias fáciles". Me mantuve inmóvil, mi respiración controlada, esperando a que pasaran.

Pero una de las naves, la más grande, de repente giró bruscamente. Sus sensores, aparentemente más avanzados, detectaron una fluctuación mínima en el espacio donde yo estaba. Un rayo de energía escarlata salió disparado de su proa, golpeando el lugar donde mi nave estaba oculta. El camuflaje parpadeó, revelando brevemente mi posición.

"¡Ahí está! ¡Los tenemos!", gritó una voz distorsionada por el intercomunicador.

No había tiempo para la discreción. Desactivé el camuflaje por completo y aceleré al máximo. El espacio se distorsionó a mi alrededor mientras la "Esperanza Azul" se disparaba hacia adelante, dejando atrás a los sorprendidos piratas. No buscaba un enfrentamiento; mi misión era llegar a Namek.

Sin embargo, los piratas no se rindieron fácilmente. Comenzaron a disparar, sus ataques de energía pulsando a través del vacío, algunos rozando el casco de mi nave. Era una situación que no había anticipado con tanto detalle.

Mi mano se dirigió al panel de control, listo para ejecutar una maniobra evasiva radical. Pero en ese momento, una nueva lectura apareció en el radar. Un punto de energía masivo, acercándose a una velocidad imposible. No era de los piratas. Era... diferente.

Una gigantesca nave, elegante y de diseño Namekiano, apareció de repente, su tamaño empequeñeciendo a las naves piratas. De ella salieron dos figuras, volando a una velocidad vertiginosa. Eran Namekianos, guerreros por el aura que emanaban. Su piel verde era inconfundible. Uno era alto y musculoso, el otro más delgado, con una mirada severa.

Y sin dudarlo, los Namekianos se lanzaron al combate. Sus ataques de energía eran precisos y devastadores, desmantelando rápidamente las naves piratas. En cuestión de minutos, la batalla terminó. Los piratas fueron dispersados, algunos destruidos, otros huyendo despavoridos.

Los dos Namekianos se detuvieron en el espacio, sus ojos fijos en mi nave. Sentí su ki. Era poderoso, pero pacífico. No mostraban hostilidad. Mi Aura Mística me dijo que su intención era de investigación, no de ataque.

Decidí que era el momento de un primer contacto. Abrí el canal de comunicación.

"Saludos", dije, mi voz resonando en sus receptores. "Soy Gohan, de la Tierra. Vengo en paz."

Los dos Namekianos se acercaron lentamente a mi nave. El más alto, con una cicatriz sobre el ojo, habló. "Somos Saonel y Pirina. Guerreros de Namek. ¿Por qué un Terrícola está tan lejos de su mundo natal, y en medio de un conflicto?"

La pregunta era directa. Era mi oportunidad.

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