A la mañana siguiente Agron llamó a Carlos entusiasmado, pues tenía muchas cosas que contarle.
-¿Carlos? - Preguntó.
-Dime.
-¿Tienes algo que hacer?
-Ehh... ¿Ir a clase?
-Tengo que contarte una cosa. No te lo vas a creer.
-¿Y no me lo puedes decir luego?-Preguntó con un tono saturado.
-No tengo que ir a clase recuerdas. A demás, hoy solamente tenemos con esa profesora insoportable que solamente sabe mandar callar y expulsar. Se cree que da bien las clases. -Contestó intentando persuadir a Carlos.
-Ya, por eso mismo tengo que ir, ya sabes que se pone como loca cuando alguien falta.
-Venga anda, estoy solo en casa, tengo la consola libre y lo que te tengo que contar te va a dejar tonto. -Insistió.
-Bueno vale. En cinco minutos estoy.
-Perfecto.-Dijo alegremente.
A los minutos más tarde, Carlos llamó al portal de Agron, subió las escaleras y llamó a la puerta.
-Hola. -Dijo Carlos.
-Que pasa chaval. -Respondió.
-Más te vale que sea bueno lo que me quieras contar. - Dijo mientras se quitaba las zapatillas.
-Ayer te acuerdas que el profesor me echó de clase verdad.
-Si.
-Pues fui a la sierra mas cercana que hay aquí.
-¿A esa sierra? ¿Para qué? -Preguntó al pensar la distancia que había.
-Por esto mira. -Dijo mientras le enseñaba el libro.
-¿Un héroe que enfrenta el destino? ¿Qué se ha metido al cuerpo el que ha escrito esto? - Preguntó al ver ese disparate.
-Si, yo también pensaba que era una paranoia, pero en esas sierras hay un tío súper raro. Hablé con él ayer.
-¿Un tío? Explícate.
-Verás. Ayer fui a las montañas, y no vi nada hasta que subí. Allí vi un camino de antorchas, al bajar me reventé contra el suelo porque me resbalé. Seguí el camino de antorchas y llegue a una especie de cueva con un armario. Cuando lo abrí una voz me habló por detrás, Whils que supuestamente es un humano superior, no sé nada más de él. Solo que es muy rápido y que intenté luchar contra él. -Explicó.
-¿La caída te ha afectado no? -Preguntó después de escuchar todo.
-¿Qué? Es verdad, vamos a verlo. -Propuso Agron.
-¿Que vaya a dónde? - Dijo sorprendido.
-A la montaña, allí te explicaré mejor todo.
-Que va, seguro que el golpe que te diste te afectó a la cabeza.
-Te lo digo en serio, supuestamente tengo que salvar a toda la gente asquerosa a la que odio por su egoísmo, porque se crean superiores al resto y su hipocresía asquerosa, eso ponía en una pintura. -Dijo algo asaltado.
-En fin, te quiero creer aunque se me hace demasiado raro. Pero hasta que no me enseñes algo que me fíe no voy a ir hasta allí. -Dijo.
-Vale, iré para allá. Si quieres puedes ir a clase.
-La verdad es que es lo más cuerdo que has dicho hoy.
-Luego nos vemos.
Después de esa conversación y el viaje de autobús Agron volvió a ir a las montañas, encontró el camino de antorchas y llegó a la cueva, allí le esperaba Whils practicando sus movimientos de lucha.
-¡Whils! ¡Whils! - Gritó mientras llegaba.
-Has vuelto. ¿Preparado para la clase de hoy? -Preguntó dejando de moverse y colocando sus brazos a la espalda.
-Sí. Pero no he venido como tal a dar clase. -Contestó sacando el móvil.
-¿Entonces qué te trae aquí? - Preguntó desconcertado Whils.
-He contado a mi mejor amigo sobre ti y sobre ese santuario raro y pues venía a sacar algunas fotos para que lo....
-¿¡Que has hecho qué!? - Dijo Whils dando un golpe con la punta de los dedos en el estómago de Agron.
-¡Ay,ay,ay! ¿¡Por qué has hecho eso!? - Dijo quejándose de dolor.
-No puedes contarle nada de esto a nadie. ¿Dónde está? -Preguntó enfadado Whils.
-¿Por qué no? Es solo un amigo, no va a decir nada a nadie, a demás. No creo que me haya creído del todo. -Preguntó con las manos en el estómago todavía.
-No es por eso, es por él mismo. Ahora esos miserables que vengan irán a por los tres. Porque él también conoce la existencia de este sitio. -Contestó.
-¿Qué miserables? -Preguntó.
-Eso ahora mismo no importa, vamos por partes. Lo primero de todo, hoy te enseñaré a luchar y concentrarte en tu fuerza. Después buscarás a ese “amigo” tuyo y vendréis aquí, y te explicaré todo.
-¿Qué es todo? -Preguntó Agron.
-Ya te contaré. A ti y a él, en cierta parte no es tan mala idea tener otro aliado de nuestra parte. -Planificó Whils.
-Bueno vale, entonces vamos a luchar. -Dijo Agron mientras se terminaba de recuperar del golpe.
-¿Qué vamos a hacer? - Preguntó.
-Vamos a encontrar tu fuerza y agilizar tus sentidos. Ven. -Dijo mientras se dirigía al centro de la cueva.
-Siéntate en el suelo, cruza las piernas y céntrate. -Dijo Whils.
-Vale. -Dijo Agron haciendo lo que le han ordenado.
-¿Y ahora qué? -Preguntó.
-Cierra los ojos y olvídate de todo. Deja tu mente en blanco. Debes enfocarte en ti y en tu interior, si lo haces bien. Podrás sentir tu fuerza. -Explicó Whils.
-Y ahora.
-Céntrate y no preguntes ni pienses en nada hasta que lo encuentres. -Contestó.
- (¿Y esto en qué me va a ayudar? Si se supone que tengo que defender a esos seres, debería estar entrenando golpes, velocidad y habilidades igual que estaba haciendo él cuando llegué aquí. ¿Y por qué le ha molestado tanto que haya contado eso a Carlos? No va a decir nada a nadie y siendo como es no me habrá creído. ¿Y quiénes son esos “miserables” de los que hablaba, serán aquellos que iban a atacar la Tierra?) -Pensó en su mente Agron.
-He dicho que te concentres, todas esas preguntas te las responderé después pero ahora intenta mantener tu cuerpo en calma, si lo consigues mejorar el resto de cosas serán más sencillas. -Dijo Whils.
-(¿Eh? ¡Cómo ha sabido lo que estaba pensando!) - Siguió hablando en su mente.
-Te dije que tengo habilidades superiores. Sé leer la mente de las personas. -Contestó.
-Pues si que sabes hacer cosas. -Dijo Agron abriendo los ojos.
-Todavía no te he dicho que abras los ojos. -Dijo Whils, que permanecía en la misma posición desde el principio.
-¿También ves a través de los parpados? - Preguntó Agron.
-No, pero me imagino que tu capacidad de atención y la paciencia no son muy altas.
-Pues has dado justo en el clavo.
-Entonces esto será lo que más te cueste, sigue. - Dijo Whils.
-Mmm, vale.-Dijo Agron mientras cerraba los ojos y cruzaba los brazos.
Pasaron los minutos, hacía veinte concretamente que ambos estuvieron sin decir ni una palabra en el interior de la cueva. Por lo que Whils rompió el silencio.
-Ya es suficiente.
-¿Cómo? - Dijo Agron abriendo los ojos.
-¿Cuánto tiempo llevamos así? -Preguntó.
-Casi media hora.- Contestó Whils.
-¿Te ha servido de algo? - Preguntó.
-Yo me noto igual.
-Eso es que no. Así que vamos a probar de otra manera. Levanta. -Ordenó Whils poniéndose en pie.
-¿Ya vamos a los golpes?- Preguntó entusiasmado.
-Sí, pero solo golpearás tú. Yo te demostraré lo útil que es. - Contestó Whils.
-Vale. ¿Empezamos? -Dijo.
-Cuando quieras. Y no te cortes. Lanza todos los golpes que quieras. No me darás.- Alardeó Whils.
-Eso lo veremos. -Dijo Agron preparándose.
-¿Listo?
-Si.
Agron lanzó el primer golpe, y Whils lo esquivo sin problema. Lanzó otro y ocurrió lo mismo. Un tercero, también falló. Desesperado, empezó a combinar golpes lo más rápido que podía, pero no lograba dar ninguno. Whils era mucho más rápido que él, su cuerpo parecía funcionar libremente, como si fuera agua. Agotado, Agron empezó a golpear mas despacio hasta que uno de los golpes lo detuvo Whils.
-¿Ya te has cansado? -Preguntó al agarrar el puño de Agron como si nada.
-¿Cómo narices puedes esquivar tantos golpes tan rápido? - Preguntó fatigado.
-Porque me centro en el combate, uno mi mente y mi cuerpo, solo me fijo en el combate, en tus golpes y movimientos. Mientras que no tenga distracciones y tú te desesperes. Siempre ganaré. Es por eso que lo más importante es tener una calma interior y encontrar tu fuerza. -Explicó Whils soltando el brazo.
-¿Y cómo hago eso de la calma interior?- Preguntó Agron.
-Relajándote, dejando la mente en blanco y enfocarte en el combate. -Contestó.
-El ejercicio de antes.
-Exacto. Si consigues dominar ese ejercicio mental, encuentras tu fuerza y logras combinarlas, dentro del tiempo que tenemos podrás defender al mundo.
-Que manía con lo de defender al mundo. Ya te he dicho que no es cosa mía, que no quiero defender a una panda de egoístas. -Dijo frustrado dando la espalda y caminando hacia lo boca de la cueva.
-No es manía. Es tu destino. -Contestó.
-Y ahora el destino, claro. Puedes ver a través de los párpados, ves el futuro y no lo puedes contar. Te escondes en una cueva alumbrada con unas antorchas y no puedo hablar de ti ni a mi mejor amigo que no dirá nada porque le conozco. Sabiendo tantas cosas, ¿Por qué no me dices quién es ese? Y si fuera yo, ¿Qué necesidad tengo? -Dijo.
-Ya te lo he dicho. Yo solo pinto lo que veo, no puedo decir nada de ello. Si lo hago el destino se rompe. Y todo irá a peor. Solamente puedo “guiar” a aquellos que observo.
-¿A qué te refieres con “guiar”? -Preguntó Agron.
-Me refiero a ayudar a que cumplan su destino.Pero no puedo decir nada más del futuro. Solamente puedo leerles y contar lo justo. Sin detalles. -Explicó.
-Bueno pues cuéntame entonces todo. No tengo nada más que hacer en todo el día. Así que explícame todo ahora.
-No puedo contarte todo. -Dijo negándose mientras apartaba la mirada.
-Pues lo que puedas.
-Que remedio. Ven conmigo. -Dijo mientras se asomaba a la entrada de la cueva.
-Siéntate, y te contaré lo que pueda.
-Vale.
-Verás. Como ya te dije, no soy un humano “normal” como vosotros. Somos antiguos a vosotros, teníamos tecnologías, culturas, costumbres y vidas similares. Pero todo cambió cuando nos lideraban aquellos miserables.
-¿Antiguos? ¿Qué hicieron esos “miserables”? -Preguntó lleno de dudas Agron.
-Sí, tenemos muchos más años de los que crees. Verás, en nuestra antigua tierra la sociedad estaba separada en tres. Los mas bajos eran las personas con menores capacidades. Después estaban las personas con las mismas capacidades que yo. Y por último los “humanos divinos” llamados así por tener habilidades mucho más desarrolladas y fuertes que las mías.
-¿Quieres decir que hay seres más rápidos, ágiles y fuertes que tú? -Preguntó.
-Así es, y es por eso que debes aprender lo antes posible al menos mis mismas capacidades. No tenemos muchos materiales útiles para ello. Es por eso por lo que los detestamos.
-¿Y que podemos hacer? Si no tenemos nada útil. -Volvió a preguntar Agron.
-Si mejoras, podremos aguantar, aunque la victoria no es asegurada hasta que consigas su estado general. La ultradivinidad.
-¿La ultradivinidad? ¿Qué es eso? ¿Y qué tengo que ver yo con todo esto? -Preguntó más confuso que de costumbre.
-Es un estado corpóreo. En él la velocidad de reacción es de milésimas de segundo, como si pararan el tiempo. Son capaces de ver, desviar, esquivar, devolver, detener o incluso prever cualquier golpe. Son prácticamente intocables. Excepto por un ser en estado superior o igual.
-Jesús, ¿Y soy yo el que tiene que llegar a eso? ¡Cuánto antes! -Preguntó entusiasmado.
-No tan rápido. -Dijo Whils levantando el brazo.
-¿Qué pasa? - Preguntó.
-Ese estado es prácticamente imposible de obtener, debes nacer con él. Y tú no pareces tenerlo.
-¿Entonces? -Preguntó bajando la mirada.
-De todas formas debes mejorar mucho por si acaso lo fueras. Y tú estas implicado en esto de alguna manera. Tú función es proteger este mundo de ellos, como te dije. Esta era nuestra tierra antiguamente.
-¿Pero por qué yo? Yo no deseo ni quiero esto. -Insistió mirando al santuario.
-Es tu destino, son las decisiones que tomas las que te llevan a ello. Por lo que vendrán a por ella. Lo útil lo tienen ellos, no sé cuanto pero estoy seguro de que son más peligrosos y fuertes que antes. -Explicó Whils.
-¿Y si son más fuertes no habrán podido tener un grado superior de esa “ultradivinidad”? -Preguntó temerosamente.
-Puede ser. Por eso tenemos que prepararnos para lo peor.
-¿Entonces que hacemos?
-Prepararnos. Necesitamos a más aliados en nuestro bando, y el único del que disponemos porque conoce este sitio es ese amigo tuyo. - Explicó.
-¿Carlos? Si no me ha creído y no creo que le haga demasiada ilusión. -Dijo con pena.
-Pues tendremos que hacer que te crea. -Contestó.
-¿Cómo?
-¿Dónde está? -Preguntó mientras se dirigía al centro de la cueva y hacía señas de venir a Agron.
-En clase supongo....No, ya son las dos y media, estará en casa. -Contestó Agron caminando hacia Whils.
-Agárrate a mí. Iremos donde esté. -Dijo Whils alargando el brazo.
-¿Que me agarre a ti? ¿Te estás mareando?- Preguntó Agron.
-Calla.
Whils cerró los ojos y colocó sus dedos en la frente. Una especie de viento empezó a envolver a ambos. Agron no soltó su brazo aunque se sentía raro, notaba como una fuerza le levantaba. Cuanto más pasaba más viento notaba, cuando quiso darse cuenta estaban en la habitación de Carlos, aunque él no estaba.
-Hemos llegado.-Dijo Whils abriendo los ojos y quitando los dedos.
-¿Dónde estamos? Esta es la casa de Carlos. ¿Cómo hemos llegado? -Preguntó Agron.
-He buscado su poder. Como ya te dije todos tenemos una. Aunque a menos que se practique es muy difícil encontrarla de suerte. Pero alguien que sepa cómo buscarla puede observarla en cualquier otra persona. -Explicó Whils.
-Ah, puedes encontrar a cualquiera. ¿Y si puedes encontrar a cualquiera por qué no buscas a esos humanos divinos que me dijiste? -Concluyó.
-Porque sería prácticamente perder la vida si lo hiciera. Aunque al ser otra escala de ser, su fuerza no es igual a la tuya o la mía. Para encontrar la suya tienes que tener un control de tu fuerza, una calma y un estado muy definidos. Y todavía no he conseguido llegar a eso.
-Cada vez veo más difícil hacer algo. Tiene pinta de que esos tíos no van a querer hablar de las cosas. -Dijo Agron.
-Y no te equivocas. Por eso tenemos que reunir a los máximos que podamos. Pero no pueden saber nada más. -Continuó Whils.
-Bueno esperemos que convenzas a Carlos, aunque es algo cabezón. -Dijo mientras miraba a la puerta escuchando pasos.
-¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Y quién es ese?! -Gritó Carlos apareciendo por la habitación.
-Hola Carlos, este es Whils. La persona con capacidades especiales que te dije. El tema de la montaña y todo eso. -Contestó Agron.
-¿Whils? ¿Esa cosa es lo que estaba en esa montaña con ese santuario que decías? -Preguntó algo asustado al ver la impotente apariencia de Whils.
-Exactamente, ese soy yo. Agron me ha contado que te habló sobre mí, así que tienes dos opciones, o vienes con nosotros. O tendré que eliminarte por la seguridad de todos. -Ordenó Whils.
-¿Qué? ¿Cómo eliminarme? ¿Qué dice este tío Agron? - Dijo asustado Carlos.
-¡Whils, cálmate! ¡No te pongas así, eras tú el que quería un aliado! -Dijo Agron intentando calmar a Whils.
Whils estiró su brazo con la palma hacia arriba, apuntando a Carlos, de repente una especie de bola morada salía de su mano, cada vez más grande. La cara de Whils tenía un odio que se notaba en todo el ambiente. Carlos solo podía dar pasos hacia atrás del miedo, hasta que llegó a la pared. Agron aunque lo conocía algo más también estaba algo asustado, pues nunca había visto algo así.
-Es verdad. Eliminarte empeoraría las cosas. -Dijo Whils bajando el brazo como si nada.
-Vendréis los dos conmigo. A demás creo que será hasta mejor, siendo los dos iguales. Tendréis la misma agilidad supongo, podréis mejorar al mismo tiempo. -Dijo Whils.
La cara de Agron y Carlos todavía se les notaba el miedo. No pudieron decir palabra.
-Darme la mano los dos.-Dijo Whils.
Pese el terror interno que sentían ambos alargaron su mano hasta la de Whils. Y repitieron el mismo proceso para llegar hasta la montaña. Cuando llegaron la cara de Carlos solamente mostraba sorpresa, confusión y miedo al mismo tiempo. De un momento a otro había pasado de estar casi muerto por un ser extraño en su propia habitación a estar en el interior de una montaña llena de antorchas con un gran santuario en el centro.
-Hemos llegado. Ahora escucharme bien. -Dijo Whils.
-Como sois similares en fuerza y tamaño vais a pelear entre vosotros. No creo que haya mucha diferencia de habilidades entre los dos. Yo observaré vuestras técnicas. -Continuó Whils.
-¿Dónde estoy? -Preguntó dando vueltas Carlos a Agron.
-En la montaña que te hablé. Y ese es Whils, aunque lo has conocido algo enfadado, generalmente no es así. -Contestó Agron.
-¿Y pretende que peleemos?- Volvió a cuestionarse Carlos.
-Sí. -Contestó.
-Pues prepárate porque el miedo que he pasado por tu amiguito lo vas a pagar tú. -Dijo Carlos preparándose.
-Tú tan impulsivo como siempre.-Contestó Agron alegremente mientras se cuadraba.
-Empezar cuando queráis. -Dijo Whils mientras se sentaba con las piernas cruzadas a observar la pelea.
Ambos en guardia, empezaron a dar vueltas en círculos, esperando el ataque del otro. Todo el ambiente estuvo en silencio. Se notaba hasta algo de tensión y frío. Whils desde el fondo empezó a sentir algo dentro de ambos.
Al cabo de un pequeño tiempo, Carlos empezó la pelea. Ambos comenzaron a lanzar y rechazar golpes de manera alternativa. La pelea desde fuera era peculiar. No eran simples golpes, ambos sabían que iba a hacer el otro antes de pegar el golpe. Era una lucha mental, el que adelante el primer golpe tendría las de ganar. Pero aunque era así de fácil pasaron diez minutos de continuos golpes y ninguno de los dos estaban cansados. Whils sentía un orgullo en el interior de ambos, una motivación de demostrar al otro quién es más fuerte. Esto hacía que ambos se centraran únicamente en el combate. De pronto ambos pararon. Sonrieron al mismo tiempo sin dejar de estar en guardia. Sabían que era un gran combate que incluso estaba haciendo que Whils frunciese el ceño.
-¡¿Otra vez?! -Preguntó fascinado Agron.
-¡Cuándo quieras! -Contestó Carlos.
-¡Vamos!
Otra oleada de golpes volvieron a soltarse entre ambos. Tras un rato igual. Los dos volvieron a retroceder. Tras eso Agron y Carlos lanzaron un golpe al mismo tiempo, chocando sus puños. En ese momento, Whils abrió los ojos sorprendido de ver la escena. Desde su perspectiva solamente veía dos chicos haciendo fuerza puño con puño para ver quien era más fuerte. Pero desde su interior notaba como dos grandes fuerzas estaban chochando entre sí, aumentando continuamente. Luchando de manera interna por superar sus límites y ser más fuertes. Estaban rozando su fuerza interior.
Cuanto más tiempo estaban sus puños chocando, más tensión y más fuerza se notaba en el ambiente. Tras un rato, los puños descendieron con fuerza, seguido de un golpe certero mutuo entre ambos. Haciendo retroceder a los dos varios pasos hacia atrás, dejando a ambos algo desorientados. Al recuperarse, ambos estaban dispuestos a seguir. Pero al intentar continuar con el combate Whils los detuvo.
-Ya es suficiente. Buen combate, me habéis sorprendido. -Dijo Whils deteniendo con una mano el puño de cada uno.
-¿Cómo ha hecho eso? ¡Si estaba sentado! -Preguntó Carlos al ver aparecer de repente a Whils.
-No te preocupes, suele hacerlo. Es una de sus habilidades. -Contestó Agron.
-Estáis muy igualados. Eso me gusta. Aunque todavía tenéis cosas que aprender. Ambos al momento de encontrar vuestra fuerza y alcanzar vuestro más alto nivel detenéis el combate y esperáis. No está mal del todo, pero en esa situación es el momento en el que debéis “explotar” vuestro potencial. Ya os enseñaré. -Dijo satisfecho Whils.
-Mañana seguiremos. -Dijo Whils despidiéndose de ellos.
Ambos después de recuperarse un poco del cansancio del combate partieron de vuelta a casa. De camino la cara de Carlos era de preocupación.
-¿Qué te pasa? -Preguntó Agron al ver su cara.
-Nada, solo que si esto que aparentemente parece ser verdad. Entonces, ¿debes salvar al mundo? -Dijo preocupado.
-No creo, para que iba a salvar yo a esos idiotas. Sabes perfectamente que no soporto a la gente y como son en general. -Dijo Agron.
-Con odiar a todos...¿Te refieres a todos? -Preguntó.
-Sobre todo cuando me hacen esa pregunta. -Contestó suspirando.
-Lo...Lo siento. -Dijo Carlos más preocupado aún.
-Perdona, sabes que eres mi mejor amigo. A ti no tengo por qué odiarte, si lo hiciera no quisiera hablar contigo. Es más, si tuviera algún motivo por tener que defender a toda esa panda de egoístas es porque entre todos esos, estás tú. Y el resto del grupo. -Dijo disculpándose.
-A veces puedo parecer alguien que se enfada por todo, o que “odia” a todos, pero lo que de verdad pasa es que no soporto la estupidez de la mayoría de personas, el cómo no le importa a nadie lo que le pase al otro siempre y cuando no le afecte a él. Si a ti no te afecta algo, no te va a importar. O su hipocresía, siempre acusamos a otros de algo que nosotros mismos hacemos pero según quién lo haga está bien o mal. Es por ese tipo de cosas por lo que odio a la gente. -Explicó.
-Ah, bueno. Me alegra saber que no me odias. -Dijo algo más alegre Carlos.
-Te conozco desde hace bastante tiempo, para mí eres algo de lo más importante que tengo. Si por ti tengo que defender al resto de gente, mientras que a ti no te pase nada no me importa. -Dijo Agron.
-¿Pero no se supone que odias la gente así? -Preguntó Carlos.
-Nunca he dicho que no me odie. -Contestó.
-Si, supongo que nunca lo has dicho.
-Pero tampoco tienes por qué preocuparte. Si te pasara algo ten por seguro que estaré ahí y te defenderé pase lo que pase. -Dijo Agron apoyando su mano en el hombro de Carlos.
-A demás, la pelea me ha gustado un montón.
-Lo mismo digo. -Dijo Carlos alegre.
-Por cierto, no le digas a nadie nada de lo de hoy. Si Whils se entera de que se lo has dicho a alguien te llevarás una buena. Y lo sé por experiencia. -Dijo Agron colocando su mano en el estómago donde le golpeó Whils.
-Lo tendré en cuenta. -Respondió Carlos.
-¿Qué quieres hacer ahora? -Preguntó Carlos.
-No sé podríamos ir al barrio a ver si está el resto del grupo. -Respondió.
-Vale.
Después de un tiempo volvieron de la montaña, ambos estaban ya de camino al barrio hasta que aparecieron el “trío de chimpancés”. Pero esta vez venía acompañado de otros dos.
-Mira quienes están por aquí.-Dijo Robert.
-Es la nenaza y su compañera de baile.-Siguió otro.
-¿No te acuerdas de lo que ibas a hacer Robert? -Preguntó en voz alta otro.
-Es verdad, vamos a enseñar a estos lo que pasa cuando se meten con quienes no deben. ¿Verdad? -Dijo Robert.
-Así es. -Dijeron varios.
-En serio, ¿tanto te ha dolido que tienes que tener un dos contra cinco para que estés contento? -Preguntó con burla Agron.
-Tan listillo que te crees y tan poco que vas a durar con las dos piernas. -Dijo Robert.
-Cuando queráis chavales.-Siguió.
-Venga. Ya me estáis cansando demasiado. -Dijo Agron.
-¿Estás seguro? -Preguntó inseguro Carlos.
-No te preocupes, hemos estado peleando antes, ya oíste a Whils, estábamos rompiendo nuestros límites y alcanzando nuestra fuerza interior. Y yo que he entrenado con Whils estoy seguro que no llegan ni a la suela de sus pies. -Dijo muy seguro Agron.
-Si tú lo dices. -Dijo Carlos.
Tras eso todos empezaron a cuadrarse y prepararse para pelear. Pero el grupo de cinco tenía superioridad numérica. Como el objetivo principal del grupo era Agron, dos de ellos fueron a por Carlos, los otros tres contra Agron consiguieron agarrarle de las manos sin poder hacer nada. Entonces Robert empezó a dar en la boca del estómago a Agron, golpe tras golpe. Cada vez Agron estaba más enfadado, aunque no podía liberarse de esos dos. Hasta que de pronto vio como los otros dos que estaban peleando contra Carlos consiguiendo tumbarlo, y en el suelo le estaban dando continuamente patadas y puñetazos. En ese momento algo despertó dentro de Agron.
-¡CARLOS! -Gritó mientras veía como recibía golpes en el suelo.
-¡Grrrr! ¡Grrrrrr! ¡DEJADLO EN PAAAAZ! -Dijo gritando tan fuerte que todos pararon al momento.
Una gran fuerza salió del interior de Agron, los tres que estaban peleando con él salieron despedidos unos metros. El resto veía la situación, impactados. Agron, tenía una especie de aura amarilla a su alrededor, y su pelo se tornó en un color amarillo dorado.
-¿Pero qué es eso? -Preguntó asustado Robert.
-¡Ya me habéis cansado! -Gritó fuertemente Agron.
Todos empezaron a dar pasos hacia atrás. Pero antes de que intentaran escapar Agron los alcanzaba.
-¡No vais a ningún lado! -Dijo desesperadamente.
Los movimientos de Agron eran mucho más rápidos y precisos, en cuestión de minutos había dejado fuera de combate a cuatro del grupo, dejando solo en pie a Robert. El cuál el miedo le consumió.
-¡Qué eres! ¡Déjame en paz! -Suplicó mientras retrocedía arrastrándose por el suelo.
-¿Ahora suplicas? ¿Quién es la nenaza ahora? Siempre tuve razón con lo que dije de la gente como tú. Vais de duros pero os arrodilláis ante alguien de vuestro nivel o superior. Solo sois perros que ladran. -Dijo Agron en un tono amenazador.
-Lo siento, perdona no volveremos a molestaros más. -Suplicó Robert colocando sus palmas pegadas. En signo de suplicio.
-No tienes remedio, no voy ni a molestarme en dejarte tonto en el suelo como a tus “amiguitos”. -Dijo Agron dándose la vuelta, su pelo volvió a tener el mismo tono de siempre.
-Ahora. -Dijo Robert en voz baja.
Se levantó y se dispuso a acercarse sigilosamente con un palo que había cerca suyo a la espalda de Agron.
-¿Estás bien Carlos? -Preguntó Agron preocupado.
-Bueno....Podría estar mejor....Pero estoy bien. -Dijo entrecortado Carlos intentando recuperar el aliento.
-¡Cuidado!-Gritó señalando a Robert.
-¿Qué?-Dijo Agron girándose y viendo que Robert iba a golpearle con el palo.
-¡Toma niñato! -Gritó mientras intentó golpearle.
Agron consiguió detener el golpe con su brazo.
-¿¡Pero qué!? -Dijo sorprendido.
-¡Grrrr! ¡ERES UN IDIOTA! -Gritó Agron al mismo tiempo que su pelo volvió a tomar ese color dorado.
En ese momento Agron soltó un puñetazo directo a la mandíbula de Robert, dejándolo completamente tieso en el suelo.
-¿Qué te ha pasado? -Preguntó Carlos.
-¿Cómo? -Contestó
-Tu pelo, tu fuerza y tu velocidad, parecías otro. -Siguió Carlos.
-¿A qué te refieres? -Dijo confusamente.
-Solo noté un enfado en mi interior, como mucho calor. Y al verte en el suelo mientras esos imbéciles te golpeaban hizo que ese hervor, por así decirlo, ¿lo expulsara? -Explicó dudosamente mientras se tocaba los brazos.
-Ni idea. Tal vez debemos decírselo a Whils. Puede que sea esa fuerza interior de la que habla. -Propuso Carlos.
-Puede ser. Pero sí, es buena idea.-Aceptó Agron.
-¿Todavía no crees que sean quien debe salvar a todos? -Preguntó Carlos.
-No lo sé, ni si quiera conozco por qué me acaba de suceder esto. Pero si de algo estoy seguro es que es muy raro. -Respondió Agron levantando a Carlos del suelo.