Ficool

Chapter 4 - sin sentido

Shi corrió con todas sus fuerzas. Estaba siendo perseguido por una criatura bizarra. Esa bestia era brutalmente rápida y logró golpear a Shi, rompiéndole una costilla. Shi se estaba dando cuenta de que escapar de esta situación era imposible, así que, con sus últimas fuerzas, empezó a tallar una escritura en su propia piel con su espada. El dolor era insoportable, pero tenía que hacerlo.

Estaba llegando a las afueras de la barrera, pero la bestia le dio un segundo golpe que lo dejó sin una pierna y con un sangrado que aumentaba cada segundo. Rápidamente, Shi logró terminar de tallar el mensaje. Una vez se encontraba cerca de la barrera, los guardias que la protegían fueron a atacar a la bestia.

La bestia, al ver esto —a pesar de ser ampliamente superior a todos ellos—, decidió escapar. Shi se exaltó por eso y decidió agregarlo en su mensaje. Una vez llegó a la barrera, cayó rendido. Las heridas que le había provocado la bestia iban a causarle la muerte.

Antes de morir, dijo:

—Entreguen mi cuerpo a Mikaela. Ella es la única familia que me queda.

Después de decir esto, Shi cayó desplomado.

 2 DÍAS DESPUÉS

El cuerpo de Shi fue trasladado a una cámara especial de conservación. Su piel estaba marcada con heridas auto-infligidas, profundas y crueles, grabadas con precisión enfermiza. A pesar de la brutalidad de su muerte, los altos mandos solo veían caos en esas palabras.

—"Trébol azul… eco inverso… carne-llama… nodo 6… K-47… ¿Qué significa esto?" —leyó un miembro del consejo, pasándole el informe al Estratega Supremo.

—No tiene estructura. Parece más un delirio que un mensaje.

—O intentó comunicar algo codificado, pero sin clave es irrelevante. Solo Mikaela podría decirnos si esto tiene algún sentido.

—¿Por qué ella? —preguntó el Guerrero Supremo.

—Fue su compañera más cercana en los últimos meses. La única que podría entender su forma de pensar. Y fue su última voluntad.

Después de un breve silencio, el Estratega Supremo asintió.

—Entréguenle el cuerpo.

EN LA HABITACIÓN DE MIKAELA

Mikaela caminó en silencio hacia el ataúd de cristal. Su mirada no mostraba lágrimas, solo una rabia muda e incandescente. Le habían dicho que Shi se había sacrificado. Pero cuando vio su piel… supo que había más.

Palabras grabadas con sangre. No al azar. No para cualquiera.

—¿Qué hiciste, Shi…?

Los médicos le habían entregado una hoja con la transcripción:

Trébol azul. 17. Eco inverso. Sinapsis rota. Carne-llama. Nodo 6. Jaula blanca. Violeta. K-47. Temblor.

Al principio, no comprendía. Pero se obligó a pensar como él.

—Trébol azul… tú usabas colores cuando querías dar una alerta. Azul era nivel medio. No mortal, pero urgente… ¿17? ¿Punto 17? Allí fuiste a investigar… —comenzó a murmurar, con creciente tensión.

Cada palabra comenzaba a tener sentido. Shi no usó un código infantil. Usó lógica militar combinada con referencias internas que solo alguien que había peleado a su lado entendería.

—Eco inverso… inversión de señal. Sinapsis rota… ¿manipulación cerebral? ¿Control mental? Carne-llama… ¿una mezcla biológica?

Mikaela alzó los ojos, impactada. Estaba entendiendo.

—Nodo 6… ¡es una zona restringida al sur de la barrera! Jaula blanca… debe ser una instalación. K-47… esa era su clave de acceso en el sistema interno de la AAB. Y temblor…

Se estremeció. Recordó los informes sísmicos menores que habían sido ignorados la semana anterior.

—¡Dios… Shi lo descubrió! ¡Alguien está experimentando con las bestias! ¡Las están modificando… y tal vez… controlando!

Tomó el informe y lo presionó contra su pecho. Sus ojos brillaban de ira y determinación.

—Moriste intentando advertirnos. No pienso quedarme quieta.

Miró a los guardias con firmeza.

—Quiero hablar con Kaptein. Inmediatamente.

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