Ficool

Chapter 4 - Capítulo 2: La escuela de mis sueños

Al hacer esa pregunta, la atención de Morishita Ai se centró de inmediato en mí. Pude ver cómo sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y emoción, como si acabara de encontrar algo que realmente valía la pena. En ese momento, no pude evitar compararla con un cachorro al que le acabaran de mostrar un juguete nuevo, tan pura y absorbida en el momento. Pero rápidamente descarté esa idea. Reflexionar sobre eso solo podría meterme en más problemas. Si alguien llegara a enterarse de lo que pensaba, mi vida en esta escuela se convertiría en un verdadero calvario, con una serie interminable de miradas inquisitivas y murmullos a mis espaldas, la atención no deseada era lo último que quería.

''Fue... como si estuviera viendo a un niño golpear una pared. Creo que estoy mas interesada en lo que pensó Ayanokouji Kiyotaka durante todo ese pequeño acto''

Yo también me preguntaba que pensaba ese tal 'Ayanokouji Kiyotaka'... Ah.

Cierto, casi lo había olvidado. Su forma de expresarse era tan peculiar que, por un momento, creí que se refería a otra persona. O al menos eso era lo que quise pensar. Su presencia era inquietante, y su aparente indiferencia lo convertía en alguien difícil de leer. Un enigma en medio de una conversación que a simple vista, parecía tan trivial.

"Si soy sincero, estoy de acuerdo con el chico rubio", dije, dirigiendo mi mirada hacia él por un instante. A pesar de la discusión, no parecía arrepentido ni alterado, como si estuviera convencido de que todo lo que decía era correcto.

Aunque, en realidad, yo también pensaba lo mismo. Después de todo, ¿no era esa, al final, la naturaleza humana? El instinto de aferrarse a lo que uno cree correcto, sin importar las consecuencias.

Mi comentario salió en voz baja, casi como un susurro. No estaba interesado en ver cómo reaccionaban los demás a mis palabras. Eso sería un suicidio social en una escuela como esta, donde la tranquilidad personal era un lujo casi inalcanzable. No obstante, una pequeña chispa de curiosidad seguía ardiendo en mí, queriendo conocer cómo interpretarían mis palabras. ¿Les parecería extraño? ¿Se sentirían incómodos?. Lamentablemente mi curiosidad no podría ser saciada.

"Ya veo… No sé quién es más extraño, si tú o ese chico. Lo que hace que mi curiosidad por ti solo aumente", dijo Morishita mientras se quedaba pensativa, su mirada perdida en algo que solo ella parecía entender, su mente desordenada probablemente procesando más de lo que daba a entender.

Yo la observé por un momento antes de responder, sintiendo que la conversación tomaba un giro inesperado. "En realidad, creo que tú eres mucho más interesante que yo", respondí con total sinceridad. ¿Quién podría interesarse por alguien como yo? Un cascarón vacío que intentaba encajar entre los demás, un intento por parecer un ser humano común y corriente. No había nada fascinante en alguien que se ocultaba detrás de una fachada tan simple.

"No… Ese chico rubio es fácil de leer. Es obvio que solo piensa en sí mismo. Pero tú…" Morishita hizo una pausa, como si midiera cuidadosamente cada palabra, "...eres una incógnita que aún no puedo resolver."

Esas palabras me dejaron pensativo. Había ganado la atención de alguien problemático, y, para colmo, en mi primer día de clases. No esperaba que alguien como ella se fijara en mí. Aunque no podía negar que era bastante hermosa. De hecho, pensaba que haríamos una buena pareja. Podía imaginarlo, una dupla curiosa y algo excéntrica, pero… Según mi lectura de ella, no parecía estar demasiado interesada en el romance. Al menos no de la manera convencional. Su mente no parecía estar centrada en las emociones, sino en desentrañar lo que estaba frente a ella. Y yo, por alguna razón, era ese "rompecabezas" que le atraía.

''Todavía tenemos tres años para conocernos, espero que en ese tiempo entiendas que no soy nada especial''

Por un momento, ella me miró fijamente, sus ojos tratando de leerme, como si intentara encontrar alguna grieta en mi fachada. Se notaba que buscaba entender algo más allá de mis palabras, pero al ver cómo cerraba la conversación con esa afirmación final, sus labios se sellaron y no dijo nada más.

El resto del camino fue silencioso. Al principio, no estaba seguro de si lo que había dicho había tenido algún impacto en ella, pero pronto me di cuenta de que no había nada más que decir. Parecía como si hubiera dejado de intentar descifrarme, aceptando mi silencio como una barrera que no pensaba derribar por el momento.

Probablemente, en su mente, estaba considerando algo como: "Habrá que tomar un enfoque diferente para derribarlo". Aunque no tenía ninguna evidencia concreta para respaldar esa suposición, no me parecía tan descabellada. De alguna forma, esa sensación de estar siendo evaluado era inconfundible. Quizás pensaba que un simple silencio no sería suficiente para mantenerla a distancia. Como si fuera una cuestión de tiempo antes de que intentara algo más directo, algo que me obligara a reaccionar.

El resto del trayecto transcurrió en silencio. El sonido del motor del autobús era lo único que se escuchaba de manera constante, un sonido que se mezclaba con las conversaciones superficiales y banales de los demás estudiantes que se encontraban a nuestro alrededor. Palabras que no significaban nada, frases sin peso ni importancia, que flotaban en el aire sin dejar huella alguna.

Cuando finalmente llegamos a la escuela, el sonido del autobús se apagó, y el bullicio del exterior nos envolvió. Mientras me levantaba de mi asiento, Morishita me dirigió unas últimas palabras, como si no quisiera dejar la conversación tan fácilmente.

''La próxima vez que crucemos miradas intercambiaremos nuestra información personal, Ayanokouji Kiyotaka'' luego de decir eso salió del autobús con pasos rápidos, dirigiéndose inmediatamente a la escuela. 

Probablemente estaba intentando utilizar la curiosidad que había demostrado como una especie de cebo para tener una mejor lectura de mi persona. Si es que no estuviera tan interesado en ella, lo hubiera evitado inmediatamente, pero quería seguirle un poco el juego.

Copiando sus acciones me bajé del autobús, uniéndome a la corriente de estudiantes que se dirigían hacia la escuela. Pronto llegué a la puerta, esa puerta que marcaba la entrada a un mundo nuevo para mi, y por un breve instante, una leve sensación de ansiedad me invadió. ¿Qué tipo de personas me esperaban al otro lado? Mi mente comenzaba a llenar el aire con preguntas: ¿Sería esta escuela realmente tan diferente como pensaba? ¿Realmente no era un lugar común y corriente?

Pero rápidamente, la ansiedad comenzó a desvanecerse mientras mis pensamientos se alineaban con mi naturaleza. No hay nada que pensar, solo actuar como siempre lo he hecho. Siempre había manejado las cosas de una manera pragmática, sin complicarme demasiado. En este momento, era solo cuestión de seguir adelante, no dejarme atrapar por las dudas o los temores.

Con un suspiro profundo, traté de calmar la inquietud que me rondaba al salir por mi primera vez de mi zona de confort. Para ayudar a disipar la ansiedad, tracé en la palma de mi mano el kanji 人 (persona) para luego simular que me lo comía.

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