Aleph cerró la puerta de su habitación con fuerza. ¿Por qué Marzo estaba actuando así?
Al menos él no creía haber hecho algo que ameritara ser bañado con una lluvia de flechas heladas.
Un suspiro escapó de su boca antes de hacer crujir sus dedos y su cuello. Lamentablemente para Marzo, ahora debería probar su venganza.
Se dejó caer en la cama, exhalando fuerte.
"Esta mujer está completamente loca..." murmuró mientras apoyaba su cabeza contra la almohada. No pasó mucho tiempo hasta que acabó dormido.
.....
Cuando abrió los ojos, era poco después de la medianoche. El hotel estaba en completo silencio.
Lo más seguro era que no hubiera alguien todavía despierto a estas horas.
Se levantó despacio, estirando los hombros, y caminó hacia la ventana.
"Vamos a ver si tenías razón", murmuró, mientras abría el ropero para sacar su abrigo.
[¿En serio cree que este sea el momento adecuado para esto?] preguntó Burroughs.
"Nope", comentó mientras saltaba por la ventana. "Simplemente no creo poder seguir durmiendo. ¿Y qué más podría hacer a estas horas? Siempre podría darle un uso práctico a este tiempo libre."
[Maestro, le recuerdo que, si la hipótesis es incorrecta, exponerse a una zona con una alta concentración de energía residual del Stellaron podría desencadenar una sobrecarga letal], comentó Burroughs. [¿A dónde planea ir?]
"Vamos a Neverwinter Hill", comentó con simpleza mientras comenzaba a tararear una cancioncita.
[... ¿Es usted estúpido?]
"Todo o nada, Burroughs. Es hora de tirar la moneda y ver si la suerte me sonríe."
[Definitivamente es estúpido.]
"¿Puedo pedirte que te encargues de monitorear mi situación en tiempo real?"
[Bien.]
...
Una vez en la cima, extendió su brazo derecho y respiró profundo.
"Comienza el monitoreo. Voy a liberar energía."
[Estoy listo.]
La energía helada envolvió su mano. Una sensación ardiente recorrió su cuerpo: era similar a comer algo demasiado caliente que baja por la garganta… salvo que esta vez, el ardor nacía desde el pecho y se extendía por todo su cuerpo.
"Bufudyne" Murmuró. El hielo lo rodeó mientras un fragmento comenzaba a formarse frente a su mano. Una vez estuvo completo, lo tomó, cerró el puño y dio un puñetazo al suelo.
Inmediatamente después, varios picos se alzaron desde el punto de impacto, con un largo de al menos seis o siete metros, mientras que la altura de los picos era...
[Casi veintiuno.]
Aleph no pudo evitar silbar. Buen número. Honestamente, esperaba un máximo de diez u once metros, por lo que fue más allá de sus expectativas.
Curioso, decidió probar otra cosa.
[¿Qué va a hacer ahora, maestro?] preguntó Burroughs con curiosidad.
"Pensándolo un poco... ¿podría crear algo similar a los monstruos del Fragmentum si aumento de forma consciente la concentración de energía del Stellaron en mi magia y le doy una forma más humanoide o monstruosa?" Comentó mientras se sentaba en una piedra cercana.
[Eso... de hecho, es algo bastante interesante de probar. ¿Qué forma les dará, maestro?]
Aleph soltó un bufido arrogante mientras se ponía de pie. Si Burroughs tuviera ojos, lo más seguro es que los hubiera puesto en blanco.
"¡Mírame hacer magia, Burroughs!" Con un chasquido de dedos, dos figuras se formaron.
Una parecía una versión caricaturescamente musculosa de una personificación de Dan Heng con el estilo de un estereotipado hombre fuerte de circo. Incluso tenía bigote y todo.
El otro, mientras tanto, se veía como un Jing Yuan sacado de Street Fighter.
[Fascinante] Comentó Burroughs con sarcasmo. [¿Es en serio, maestro?]
"... Mi mente es un tanto hiperactiva." Llegado a este punto, Aleph no veía forma de defenderse, así que simplemente aceptó de mala gana que Burroughs probablemente no estaba equivocada al tratarlo como un raro. "Bueno, si haré esto, lo haré."
Ambos hombres de hielo se voltearon a mirarlo mientras el suelo debajo de ellos se elevaba, y un ring de hielo comenzaba a formarse.
"¡Comiencen!" Gritó, mientras internamente se sentía un poco idiota por haberse olvidado de traer botanas. Por un momento, le pasó por la cabeza la idea de volver esto un espectáculo de Jarillo-VI, pero por otro lado pensó que sería demasiado.
Además, de alguna forma podía imaginar a Luka dirigiéndole una mirada traicionada, diciéndole que pensaba que eran amigos.
Sí, no quería eso en su conciencia.
[Sugiero que revise su torso], dijo Burroughs, sacándolo de sus pensamientos.
Aleph se levantó ligeramente la camiseta. Lo que vio le hizo soltar una carcajada.
Las grietas doradas en su pecho estaban retrocediendo. No desapareciendo por completo, pero claramente menos marcadas.
"Ja. Así que funcionó... ¡Funcionó!"
[La expulsión controlada estabiliza la presión interna. Habrá que repetir el proceso cada cierto tiempo mientras siga en Jarillo-VI, pero los resultados son positivos.]
Aleph se sentó en el borde del improvisado ring de hielo, apoyando los codos en las rodillas mientras observaba a los luchadores seguir su pelea de la forma más violenta posible.
[Felicidades, ya no está en riesgo de muerte.]
************
La habitación del Hotel Goethe olía a perfume, loción y a una pizca de nerviosismo que Aleph intentaba ocultar mientras se ajustaba la camisa recién comprada.
El saco colgaba del armario esperando por él, y en el espejo, su reflejo lo examinaba con una mezcla de autocrítica y satisfacción.
Un último vistazo a los puños, una pasada rápida al cabello, y una sonrisa se formó.
Nada mal. Bastante bien, de hecho.
[No quisiera sonar insistente, maestro, pero es evidente que esto es una cita.] Comentó Burroughs con un tono condescendiente.
"Ya te lo dije. No lo es." Aleph rodó los ojos y se ajustó el cuello de la camisa. "Bronya fue clara, solo me pidió que la acompañara porque Cocolia y Seele estarían ocupadas. No tenía con quién ir, nada más."
[¿Y ese entusiasmo con el que se está arreglando? ¿También lo vas a justificar con lógica fría?]
"¿Nunca has escuchado hablar de la emoción por vivir algo nuevo? Es el primer festival al que voy."
[Lo que tú digas.] Dijo Burroughs, sin molestarse en ocultar su incredulidad.
Aleph salió de la habitación, cruzó el vestíbulo sin mirar a nadie, y una sonrisa honesta se dibujó en su rostro conforme avanzaba por el distrito administrativo. Era de noche, pero el festival ya había comenzado a bañar las calles con luces cálidas y música envolvente. A cada paso, parecía que la ciudad se transformaba. Estaba casi tentado a detenerse a observar los puestos, pero tenía una reunirse con Bronya primero.
Mientras caminaba hacia la entrada de la fortaleza Qlipoth, lo asaltó una pequeña inquietud, una sensación de que olvidaba algo.
"¿No se supone que debía estar en otro sitio a esta hora?" No pudo evitarpreguntarsea en voz baja.
[Si lo olvidó, probablemente no era importante.]
"Buen punto."
.....
Aleph no tenía idea de que en ese preciso instante, en el Hotel Goethe, dos figuras estaban sentadas en silencio sepulcral.
Marzo y Stelle miraban hacia la entrada con expresiones oscuras.
"Nos prometió que iría con nosotras." Dijo Stelle.
"Prometió incluso elegir las atracciones que más nos gustaran." Añadió Marzo.
Ambas cruzaron los brazos al mismo tiempo.
...
Mientras tanto, Aleph llegaba por fin a su destino.
La vista lo dejó sin palabras.
Bronya lo esperaba en la entrada de la fortaleza, envuelta en un vestido que combinaba elegancia con una delicadeza casi etérea. Le dedicaba una mirada bastante tímida mientras tenía sus brazos en su espalda.
Al verlo, ladeó ligeramente la cabeza.
"¿Me veo rara?" Preguntó, con cierta inseguridad.
Aleph negó con la cabeza, aún atónito.
"Te ves increíble."
Bronya desvió la mirada, pero no pudo esconder la sonrisa que floreció en sus labios. Un leve rubor coloreó sus mejillas.
Pronto se acercó a él y tomó su brazo.
"Es hora de que comencemos."
Y sin darle oportunidad a replicar, lo guió hacia la celebración.
....
Desde un edificio cercano, camufladas entre las sombras de una terraza alta, Seele y Cocolia observaban.
Cocolia tenía los brazos cruzados, los labios tensos, y una mirada que oscilaba entre ansiedad y resignación. Una parte de ella quería tomar un rifle o usar una lanza para neutralizar a Aleph.
"Esto va demasiado rápido." Murmuró. "¿Y si ese chico solo está jugando con ella?"
Comentó mientras que otros pensamientos surgían en su mente.
"Aún es tan joven... no quiero tener nietos todavía."
"Mi pobre Bronya."
Seele la miró de reojo, bastante irritada, aunque por razones diferentes.
"Me preocupa bastante." Murmuró.
Aleph no es un mal tipo, eso lo sabe, pero... ser buena persona no significa no ser un imbécil.
No quiere que Bronya caiga en algo para lo que no está lista. Es una chica muy protegida.
Fácil de impresionar para bastardos que sepan usar bien las palabras.
Recordó ciertos rostros de hombres en Underworld. No eran malvados. Pero sí lo bastante egoístas, inmaduros o impulsivos como para arrastrar a una mujer a un torbellino emocional sin medir consecuencias. No permitiría que Bronya se convirtiera en otra historia triste.
.....
Contrariamente a la expectativas de ambas.
Aleph, lejos de intentar proparsarse fue bastante educado y correcto como para que Cocolia a regañadientes admitiera que no tenía queja alguna sobre él.
Por otro lado...
Aunque muy torpemente, era Bronya quien parecía tomar más la iniciativa, y buscaba más progreso.
De alguna forma eso preocupó mucho más a Cocolia de lo que habría sido sí las cosas fueran al revés.
Seele frunció el ceño mientras murmuraba con una expresión aburrida.
"Podría estar disfrutando del festival. Pero no. Estoy aquí cuidando a dos idiotas. Esto es lo que gano por ser responsable."
Se cruzó de brazos, resignada.
"Aunque pensándolo bien... si no vigilo, la señora sobreprotectora puede arruinarle el día a Bronya."
"...¿Por que me miras tanto Seele?" Preguntó Cocolia con curiosidad.
"No es nada." Dijo Seele con un tono un tanto hosco.
*********
El primer tramo del recorrido fue tranquilo. Aleph y Bronya caminaron por el boulevard principal del distrito comercial, ahora completamente transformado para el Festival Calisol.
Los faroles brillaban con tonos ámbar y azul, pequeñas cintas de luz flotaban por el aire como cometas domesticadas, y había música suave tocando desde altavoces ocultos entre la decoración floral.
Aleph sonrió ante la alegría impregnada en el ambiente. Debido a ciertos problemas que tuvo en el pasado, nunca había sido capaz de asistir a algo como un festival por lo que estaba bastante ilusionado al respecto.
"¿Siempre hay tanta gente en este festival?" Preguntó Aleph mientras caminaban entre los puestos.
"No, no realmente. Pero con varios de los problemas de Belobog solucionados, con el levantamiento del bloqueo de Underworld y ahora con el financiamiento de materiales para la reconstrucción... La moral no podría ser más alta." Comentó Bronya con calma.
Bronya mantuvo su brazo entrelazado con el de Aleph. No hablaba mucho, pero cada tanto soltaba alguna pequeña observación sobre lo que había cambiado desde el último festival.
En una de las esquinas del recorrido, un grupo de niños jugaba con fuegos artificiales en miniatura que estallaban en formas de animales. Un zorro dorado, un dragón de humo, una bandada de aves brillantes.
"Lindos, tal vez a Stelle y a Marzo les gusten."
"Es la primera vez que asisto a algo como esto." Comentó Aleph, rompiendo el silencio.
Bronya se giró hacia él.
"¿Nunca has estado en un festival?" Parecía genuinamente curiosa. "Con todo lo que me contaste habría pensado que ya habías tenido un experiencia... eh, particular en uno."
Aleph se encogió de hombros y se pasó una mano por la nuca mientras soltaba una risa un tanto resignada.
"Por alguna razón siempre ocurría algo en medio que me impedía disfrutar de uno."
"¿Como que?" Preguntó con curiosidad.
"Erm bueno. Me enferme durante uno, en otro tuve problemas de alergias, y en otro tuve que hacerle compañia a un amigo que vetaron de por vida. Ya sabes, cosas así." Aleph sonrió irónicamente recordando ese particular desastre causado por Su.
"Que terrible." Murmuró Bronya. "¿Que hizo para que lo vetaran?"
"Bueno, todo comenzó con una apuesta que hicimos... Originalmente no se suponía que escalara a tanto pero hubo unos imprevistos en el camino y bueno, las cosas se salieron un poco de control."
.....
La tarde siguió avanzando. El bullicio del festival comenzaba a apagarse mientras caminaban por las afueras de Belobog, alejándose poco a poco del resto.
"¿No estás cansado?" Preguntó Bronya.
"No, ya sabes. Se podría decir que estoy bastante acostumbrado a las experiencias extenuantes." Dijo mientras se estiraba. "¡Todavía podría enfrentarme a un ejército de monstruos del Fragmentum sin siquiera sudar una gota!"
"Qué poético." Comentó Bronya mientras le daba un mirada poco impresionada. "Y aun así parecias tan agotado cuando perdiste contra Hook en el concurso de poesía."
"... Tú también perdiste."
Bronya le golpeó juguetonamente el hombro.
"Tú empezaste." Comentó Aleph mientras se reía.
Bronya soltó una pequeña risa.
Aleph se acercó para ayudarla a abrir la entrada.
Al entrar Bronya encendió la lámpara.
.....
Minutos después, estaban sentados en el sofá. Ambos con sus tazas humeantes.
Con un ambiente tan tranquilo, su conversación fluyó sin esfuerzo mientras Bronya le contaba lo que había sido su experiencia dirigiendo Belobog y Aleph procedía a contarle sobre lo que pasó en la Estación Espacial Herta y el Luofu.
En algún punto ambos se habían acomodado en el mismo sofá.
Bronya apoyó su espalda contra el sofá con las piernas cruzadas, mirando a Aleph.
"Me gustó esto." Comentó de repente.
"¿El té?" Preguntó con curiosidad. No pudo evitar sentirse un tanto orgulloso por su progreso en la preparación. Había pedido bastantes consejos a Arlan y a Dan Heng para mejorar.
"El día, esta paz y tranquilidad." Una hermosa sonrisa floreció en su rostro. Aleph se quedó sin aliento. "Si varios meses atrás me hubieran dicho que tendría una experiencia como esta probablemente habría visto a esa persona como una loca."
Aleph bajó la vista hacia su taza.
"... Entonces ¿Fue un buen día para ti?" Preguntó.
"Fue muy bueno." Su mirada se posó en las distintas fotos que tenía colocadas sobre una de las paredes de la cueva. "No es que no haya disfrutado en el pasado cuando sólo éramos yo y la señorita Cocolia..."
Los ojos de ambos se cruzaron.
"Fue una experiencia inusual y diferente. Pero me gustó mucho."
Ella se inclinó hacia él, dejando la taza a un lado. Apoyó la cabeza contra su pecho, acomodándose sin pedir permiso.
Tampoco es que hiciera falta.
Aleph parpadeó, pero no se movió.
Después de todo, Stelle se había encargado de dejarlo acostumbrado al contacto repentino.
"¿Estás cómoda?" Preguntó.
"Mucho." Respondió mientras se acurrucaba y soltaba un bostezo.
"¿Seguro no te molesta que no diga cosas dulces?"
"Estás aquí. Me basta." Murmuró mientras sus ojos comenzaban a cerrarse. Aleph acarició con suavidad su cabeza mientras abrazaba su cuerpo.
La calidez del cuerpo de Bronya le dio una sensación de paz que no sentía desde aquella vez con Stelle.
Un bostezo escapó de su boca, sus ojos se sintieron pesados. Aleph trató de resistirse y mantenerse despierto.
Pero la fatiga acumulada pudo más que él, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que el también cayera dormido.
***********
Acto Extra: Seele al rescate
Mientras Bronya y Aleph comían crepes juntos, dos grupos los miraban desde distintos lugares.
Seele, internamente, los maldijo a ambos por ganarse la atención de esas tres locas.
Cocolia giró hacia la esquina, acortando la distancia con la pareja. Seele se adelantó y se colocó en su camino.
"¿A dónde vas tan deprisa?"
"Alguien tiene que evitar que mi hija cometa un error." Respondió Cocolia con frialdad. "Aún es muy joven para cometer ese error. ¡Ella no tendrá novio hasta que cumpla treinta, y solo si yo lo apruebo!"
"No va a cometer ningún error." Comentó Seele, con un tono un tanto dudoso. "Además… tú no deberías decidir eso, esa decisión es de Bronya."
"Hmph. ¿Por qué debería hacerte caso?" Cocolia no estaba dispuesta a retroceder. "Apártate."
Seele no se apartó.
El silencio entre ambas duró apenas un segundo, hasta que un grupo de trabajadores pasó cargando una estructura metálica.
Seele dio un paso lateral justo a tiempo para que bloquearan la calle. Cuando el paso quedó libre, Cocolia ya no tenía línea directa hacia Bronya y Aleph.
A dos calles, Marzo corría con su cámara en la mano. Seele la alcanzó antes de que doblara la esquina.
"¿Qué haces aquí?"
"¡Voy a vengar a Stelle! Aleph la dejó tirada y ahora…"
"No inventes cosas."
"¡Lo vi! Bueno… no lo escuché… y ella no lo comentó… pero…"
"¿Y tu credibilidad viene por separado?"
Marzo vaciló. Seele aprovechó para señalar una tienda más adelante.
"Hay un grupo de cosplayers de los Anónimos del Expreso Astral reunidos ahí. Si te das prisa, todavía puedes sacarles fotos."
"¿En serio?" Los ojos de Marzo brillaron.
"Corre antes de que se vayan."
Marzo no dudó ni un instante.
Quedaba solo Stelle.
Ella no corría; caminaba rápido y de forma discreta, con la vista fija en la pareja que acababa de entrar a un café.
Seele la interceptó en la puerta.
"Quítate." Exigió Stelle.
"No."
"Es una cita, ¿verdad?"
"Sí."
"Entonces no tengo por qué…"
"Sí tienes. Déjalos."
Stelle apretó los dientes y trató de apartarla, pero Seele se movió para bloquear el paso.
"Tú no entiendes nada, Seele."
"Entiendo que ellos merecen paz."
Un hombre abrió la puerta desde dentro, confundido por el forcejeo. Seele sonrió y tiró suavemente de Stelle hacia atrás.
Cuando el hombre cerró de nuevo, la pareja seguía dentro, ajena a todo.
Seele esperó a que Stelle se alejara unos pasos. Sabía que volvería a intentarlo.
Cocolia reapareció desde el lado opuesto de la calle, buscando un ángulo de entrada. Seele avanzó sin prisa y, justo antes de que la mujer alcanzara la puerta, un repartidor giró en bicicleta y casi la atropella. Seele la sujetó por el brazo.
Cocolia apartó su mano.
"No estás en posición de decirme qué hacer."
"Estoy en posición de impedirte hacer."
La mirada de Cocolia fue puro hielo. Seele no se movió. Entre ambas se formó una tensión que hizo que la gente cercana cediera unos pasos atrás.
Mientras tanto, Marzo reapareció con la cámara colgando del cuello y la respiración acelerada.
"¡Se habían ido! ¿Dónde está Stelle?"
"En otro lado." Contestó Seele, señalando hacia el este. "Creo que vi a Serval cargando equipo para un concierto. Si te apuras, quizá puedas…"
Marzo se fue corriendo antes de que Seele terminara la frase.
Segundos después, Stelle dobló la esquina por tercera vez. Esta vez arrastraba una silla de madera.
"¿Para qué es eso?" Preguntó Seele, alzando una ceja.
"Si no me dejan entrar, miraré por la ventana."
Seele soltó un suspiro.
"No."
"Sí."
La silla nunca llegó a tocar el suelo. Seele la tomó con una mano y la devolvió a la acera sin esfuerzo. Stelle intentó recuperarla, pero un silbido agudo cortó la discusión: el camarero del café, visiblemente molesto, había salido para advertir que llamarían a seguridad si seguían bloqueando la entrada.
"¿Ves?" Dijo Seele, empujando a Stelle un paso atrás.
La chica frunció el ceño.
"Un día vas a dejar de meterte en mis asuntos."
"Cuando dejes de intentar arruinar momentos que no te pertenecen."
Stelle no respondió. Caminó en dirección contraria, aunque Seele sabía que no se había rendido.
Dentro del café, Bronya y Aleph seguían conversando, sin saber que afuera se libraba una guerra silenciosa.