ANNABETH
—Tengo una mala noticia… —todos guardaron silencio a la espera de la noticia. Quirón aspiro profundamente.
—Percy Jackson ha muerto
No... No... No puede ser, no puede estar muerto, es imposible, mi mente divagaba mientras Quirón trataba de calmar a todos los demás que habían desatado un desorden de murmullos, preguntas y lamentos. Yo trataba de esconderme entre la multitud, debido a que ya era un bicho raro por lo que le hice a Percy, ahora mismo reniego de mi inmortalidad, ya que se está volviendo un tormento, una maldición, ser odiada por los que antes eran mis amigos era duro, aunque sé que lo merecía. Estoy segura que las cosas se pondrán bastante difíciles para mí.
—¡Silencio! —grito Dionisio con un estruendo en su voz, provocando el silencio progresivo del campamento.
—Responderé las preguntas en orden, pero primero debo dar una noticia más —dijo Quirón, pero nadie parecía creer que podía haber una noticia peor que la muerte de Percy.
—Una campista del campamento Júpiter está desaparecida... esa campista es Piper —La cabaña de Afrodita estaba conmocionada, al igual que los de la profecía que habíamos compartido misiones con ella.
—¿Quirón cuando murió exactamente? —Pregunto Leo entre lágrimas, todos sabían la admiración que Leo tenía por Percy.
—Hace 3 días mi padre y yo sentimos que Percy murió, y hace un par de horas lo confirmo mi padre al ver su alma siendo juzgada... —dijo Nico mientras sus ojos se posaron en mí, su mirada me estremeció, era como fuego, mientras que mi cuerpo se puso frio.
—Con respecto a Piper... ella abandonó el campamento hace 5 días y desde ese momento esta como desaparecida, no se le puede rastrear, hay una misión para encontrarla a cargo de Jason —dijo Quirón con preocupación. ¿Porque huiría Piper, que habría pasado? No pude evitar empezar a atar cabos. ¿Tendría que ver la desaparición de Piper con la muerte de Percy? ¿Estarán conectados? No puede ser... él está muerto... muerto por mi culpa. Una lágrima solitaria empezó a escaparse de mis ojos. Una opresión... culpa... temor.
—Atención todos... mañana al anochecer habrá una reunión donde haremos los honores a Percy, nadie está obligado a asistir... solo haremos lo que es correcto... ahora todos a sus cabañas... no quiero más disturbios… ¿entendido? —Dijo Quirón, mientras se secaba unas lágrimas, nadie discutió la orden. Dionisio solo se desvaneció en una nube purpura. Los campistas me miraban con desprecio, si las miradas mataran... habría muerto miles de veces. Íbamos saliendo cuando llega Mark. Oh no esto no ira bien.
—¿Que me perdí? —preguntó tan arrogante como de costumbre. Porque demonios me habría fijado en él. Porque decidí dejarme llevar por una pasión física.
—¡Mejor cierra la boca engendro de mar! Sino nada te librara de caer bajo mi espada —dijo Clarisse apuntado su espada a cuello de Mark, seguido de Leo con su martillo y Nico con su espada.
—¡Ja no pueden matarme soy inmortal —dijo riendo!
—Yo no estaría tan seguro... —dijo Nico y luego hizo una seña para que todos bajaran sus armas.
—¡Cuídate insecto arrogante! ¡Y tú también Annabeth! Porque si Percy murió... no será el último, ¡estén seguros de eso! —amenazo Nico con frialdad acariciando el mango su espada. Que hizo estremecer a Mark y a mí. Luego ellos salieron rumbo a sus cabañas. Me dirigí a mi cabaña en silencio, aun mis medios hermanos estaban en silencio, sabía que no se iban a ir contra mí, pero también sabía que no saldrían a defenderme contra lo inevitable. Debo hablar con mamá.
NICO
Cuando mi padre vino a verme diciendo que tenía que hablar conmigo sabía que algo estaba mal. La noticia de la muerte de Percy me sentó igual de fatal que la muerte de Bianca, mi corazón se derrumbó, y lo hizo más cuando él me confirmo que su alma había sido juzgada, pero no me dijo hacia donde fue, no quiso decirme. Su rostro inamovible no me dijo nada. Pero una cosa si sabía que él se había ido y no volvería más.
La ira me estaba consumiendo, pero sabía que si me dejaba controlar por ella todo se iría por la cloaca, terminaría muerto. No podía pensar con claridad cuando amenace al estúpido de Mark y a Annabeth. Realmente quería golpearlos, pero no mancharía el duelo por la muerte de mi mejor amigo, no permitiría que arruinaran el homenaje que se merecía...
—Debemos vengar a Percy, durante 2 años solo hemos lanzado arañas y tonterías contra Mark y Annabeth —me dijo Leo mientras que Clarisse solo me asintió con la mirada. Grover solo estaba en silencio, su mirada era triste, seguramente su conexión con Percy había desaparecido. A nuestra reunión se sumaron Will, los Stoll, Katie, Drew y algunos otros campistas.
Todos estaban allí por una sola cosa: Venganza.
—Chicos —dije seriamente. —Yo sé porque están aquí, y créanme cuando les digo que quiero desenvainar mi espada y atravesar a esa perra y al imbécil arrogante, pero no lo haré… —todos me miraban con desconcierto. —No ahora, no manchare mi duelo por la muerte de Percy... dejaremos que haya paz hasta que la ceremonia de homenaje haya concluido... después... obtendremos lo que queremos y lo que ellos merecen… —todos asintieron, algunos lloraban, otros solo estaban murmurando, mientras que otros arengaban venganza.
Decidí enviarle un IM a Thalia, ella debía estar aquí, sabía que tal vez Lady Artemisa no le habría permitido venir durante estos dos años por temor a que ella desatara su ira contra Annabeth y Mark y que también terminaran por desterrarla a ella. Pero no podía dejarla fuera de la ceremonia, ella no me lo perdonaría. Ella estaba durmiendo, se veía como un ángel recostado contra su cama, no quería molestarla, pero debía hacerlo.
—Thalia… —susurre, pero no hubo respuesta. —¡Thalia! —grité un poco más fuerte, ella empezó a reaccionar, pude ver sus ojos rojos e inflamados, seguro ya sabía la noticia y había estado llorando. —Thalia… yo… lo siento… no quería despertarte, es solo que necesito hablarte —le dije casi disculpándome, ella no había querido hablar conmigo desde el incidente con la hija de Afrodita. Me había estado ignorando, así que no le insistí más.
—Está bien… que quieres di Ángelo —frío total, me respondió frotándose los ojos. Mi corazón se estrujo, ella ya no me trataba como antes, tampoco es que tuviéramos la relación, pero antes era divertido con todo y esos apodos cursis.
—Eh… yo solo quería decirte que mañana va a haber una ceremonia en honor a Percy y queríamos que estuvieras aquí, si es posible —lo dije de la manera más diplomática.
—Estaré allí en el transcurso de la mañana —dijo con firmeza. Se disponía a cerrar la conexión cuando me acorde que debía decirle algo más.
—¡Espera! —grité. —Te pido que mañana no hagas nada tonto, como buscar venganza —me miró extrañada empezando a enfurecerse, rápidamente seguí hablando. —Hemos decidido no hacer ningún alboroto para que la ceremonia pueda llevarse a cabo, después… ya veremos —sonrió con amargura, pero asintió. Respire hondo, tomando valor. —Yo lo siento, no fue lo que parecía… créeme —le dije, me miro con los ojos abiertos, luego cerré la conexión. ¡Cobarde! Ni siquiera espere una respuesta, pero supongo que mañana tendría alguna. Además, tengo que mandar algunos otros IM como a Rachel, ella no sabe nada aun, mañana será un día largo.
PERCY
Me quede en la tienda, descansando y pensando en lo que había hablado con Hestia: Estelle. Saber que ella estaba vivía le daba a mi vida un respiro y esperanza, no todo estaba perdido. Ahora podría reunirme con ella y estar a su lado. No podía esperar a que eso se diera, seguramente estaba sola y confundida, a pesar de que solo tendría 3 años. No podía permitir que terminara en un orfanato o en una casa temporal donde no sabría qué clase de trato iba a tener. No podía permitirlo.
Me quedé un poco sorprendido cuando le pedí a Piper que me contará porque estaba aquí en lugar del campamento Júpiter, me di cuenta que la incomodé. Tal vez no debería insistir sobre eso. No quería que se sintiera incomoda, por lo que decidí que cuando ella quisiera me lo contaría, mientras tanto mi mente corría pensando en Estelle y en la propuesta de Hestia, no quería darle una respuesta a la ligera, el solo hecho de llamar mamá a otra persona me resultaba en estos momentos difícil de asimilar y sin duda no quería lastimarla.
No sé en qué momento me quede dormido, sabía que necesitaba descansar aún más. Ya no era tan fácil como antes recuperarme de mis heridas, me tomaba más tiempo. Eso me molestaba, me juré a mí mismo que no dejaría pasar esto, que haría pagar a Poseidón por esto. Podía entender que pusiera a Mark por sobre mí, podía perdonar esa traición, pero dejarme sin mis poderes, dejarme sin la capacidad de sanarme cuando sabía que estaba desterrado y solo era inaceptable.
Cuando desperté sentía mucha hambre y ya afuera se veía que estaba oscureciendo, no podía creer que hubiera dormido tanto. Estaba solo, me preocupe un poco, ya era tarde y no estaba Piper en la tienda y tampoco afuera. Salí rápidamente de la tienda y venía llegando Piper con unos leños en sus hombros, creo que la asusté porque soltó los maderos.
—Percy, me asustaste —dijo ella mientras se agachaba a recogerlos, me apene por la torpeza y me agache para ayudarle. —¿Qué haces? aún no estás en condiciones, deja que lo hago yo —me regaño con una voz tranquila, no se veía nerviosa por nuestra conversación antes de que se fuera. Eso era lo mejor.
—No, no, ya me siento un poco mejor, deja que te ayude —rogué para que me dejara ayudarle.
—Bueno lleva esto adentro —negó con la cabeza no dejando que me agache para ello, sino que ella los levanto para entregármelos. —Debe estar hambriento, ya te preparo algo —
—No creo que haga falta —chasquee los dedos y convoque algo de fruta, sentí el flujo de energía salir de mí que me hicieron trastabillar.
—¿Qué crees que estás haciendo? no vuelvas a hacer eso, para eso estoy yo aquí —esta vez su voz se escuchó un poco más persuasiva y golpeó mi hombro.
—Lo siento —me disculpe buscando su mirada.
—Bueno ya que la convocaste, tomaré esta. Vamos adentro —me dijo con una ligera sonrisa mientras tomaba una manzana.
Pasamos una noche tranquila, comiendo y conversando de cualquier cosa, nunca se lo dije a Piper, pero me ayudó mucho que no me preguntó sobre todo el tiempo que estuve desterrado o me hablará de mamá, simplemente hablamos de cosa triviales, escuchamos música, me sorprendí de las cosas que tenía dentro de su mochila. Leyó poesía para mí y hasta tuvimos unos malvaviscos para terminar la noche. Necesitaba esto, algo diferente, algo cotidiano, algo nuevo para mí, no quería saber más sobre el mundo de los dioses. Mi mente se quedó pensando en Estelle, me juré que nunca dejaría que el mundo de los dioses la alcanzara.
A la mañana siguiente, ya sentía que mi cuerpo me daba señales positivas de recuperación. Aún me dolía mucho la costilla y seguía vendado, pero las contusiones se habían disipado y los dolores de cabeza habían cesado. Aunque mi mente seguía atrapada en mama, Paul, Estelle y la proposición de Hestia. Tuvimos un buen desayuno, no faltaba ambrosía y néctar en mi bebida para acelerar mi recuperación. Piper me cuidaba tanto que a veces me sentía avergonzado. No me gustaba ponerla en esta posición. Yo era un desterrado y ella solo arruinaría su vida si descubrían que me estaba ayudando.
Me encontraba jugueteando con mi pluma, mi vieja espada Riptide a las afueras de la tienda, a pesar que hacía frio el sol aun brillaba. Entonces lo sentí, por primera vez. Un poder que nunca había sentido antes. Se sentía estruendoso, como una avalancha. Con mucho dolor activé Riptide y me puse alerta. Una gran nube negra se presentó delante mío, no podía ver nada dentro de ella, pero rápidamente se disipó.
—Percy —escuché el susurro de Piper a mi lado. —Calma, es Caos —sentí su mano sobre mi hombro entonces bajé la guardia. Cuando la nube se hubo disipado estaba un hombre alto, de contextura delgada, tés blanca, ojos negros como la noche y una mirada que te hacía bajar la tuya. Una larga túnica negra con detalles de planta y me miraba con detenimiento. Piper hizo una reverencia, pero rápidamente hizo un gesto con la mano para que no lo hiciera.
—Percy Jackson, creo que ya sabes quién soy —su voz emitía una onda de poder que se imponía.
—Caos —asintió extendiéndome la mano. Sentí un fuerte flujo de energía en la mano.
—Asi es, lamento mucho las circunstancias en las que debemos encontrarnos —sabía que se refería lo relacionado a mamá y Paul. Agradecía la forma elegante en que lo dijo.
—Gracias, han sido años duros —le respondí, pero supuse que no había falta que le explicara por todo lo que había pasado. Pude sentir que Piper se alejaba lentamente.
—Será mejor que los deje conversar tranquilos... iré a recorrer los alrededores —ya tenía su mochila en la espalda.
—No te alejes demasiado —le susurré, me dio una sonrisa rápida.
—Simpática chica —dijo Caos mientras su mirada seguía fija en mí. Me sentí un tanto intimidado.
—Sí, lo es —suspiré, realmente estaba un poco confundido sobre el papel de Piper y las circunstancias por lo que estaba aquí y por las que seguía aquí. Pensé en el campamento Júpiter y Jason y me sentía confundido.
—Sé que mi presencia puede ser una gran interrogante, pero estoy seguro que lo que te propondré te animará —me generó una gran curiosidad su presencia y la forma en cómo se presentaba de un momento a otro.
—Te escucharé —me dio una media sonrisa, asintiendo.
—Lo que más me molesta de las peleas de los dioses es que no saben lo que despiertan... ellos solo quieren poder, pero con cada guerra, cada elemento o actor que participa de ella va despertando una parte más profunda del universo —sonaba como una reacción en cadena.
—No estoy siguiendo lo que me dices —se rió un poco, pero no en tono burlesco, sino que creo que se dio cuenta que no se había explicado bien.
—Por ejemplo, tu primer año en el campamento mestizo tuviste que evitar que Zeus te destruyera y terminaste por entrar en la dinámica de la vida de un semidiós, más misiones, más muertes, más enemigos. Luego ya no solo tuviste que enfrentarte solamente a alguien como Ares, sino que tuviste que enfrentarte a gigantes, luego titanes y finalmente a un superior como Gea. Y esto nos lleva lo que han despertado con sus guerras —recordé por un breve momento todo el camino que me había tocado recorrer, era demasiado para una sola persona.
—Primordiales —susurré, no me gustaba a lo que estábamos llegando.
—Primordiales —confirmo, y no quería, no quería saber nada de esto. —Estoy aquí por en las profundidades del tártaro los que se han despertado son Érebo y Nix y no se parece en nada a lo que hayan enfrentado antes —
—No, no otra vez —yo ya había conocido un poco de Nix en el tártaro. No era algo que desearía volver a repetir y mucho menos como un enemigo activo.
—Quisiera que las circunstancias fueran otras, pero a esto hemos llegado —su voz se tornó un tanto seria. —Razón por la cual estoy aquí, necesito a alguien como tú —sabía a donde quería llegar en cuanto a mí. No, no y no. No quería volver a pelear.
—Antes de que continúes, mi respuesta en NO —el rostro de Caos no cambió. —Ya he tenido suficiente de esto, de los dioses y sus cosas, solamente me ha traído desgracia —asintió dándome una leve sonrisa.
—Puedo entender tu rechazo, de hecho, contaba con ello —suspiró tratando de encontrar otra forma de convencerme.
—Mamá y Paul murieron porque alguien quería llegar a mí —mis puños estaban apretados para este momento. —Solo me queda mi hermana y debo buscarla —necesitaba encontrarla y cuanto antes mejor.
—Podría ayudarte con eso, pero tienes que saber que solo podrías estar a salvo de los dioses aquí y tal vez para ti este bien, pero para una niña... necesitará ir más allá de esta barrera —tenía razón mi vida fuera de la barrera era nula, solo era persecución de monstruos y si lo que decía Caos sucedía entonces no podría sobrevivir fuera de la barrera.
—Necesito saber que está a salvo, que es feliz... es lo que mamá hubiera querido —sabía que mamá quisiera que me encargara de Estelle y le cuidara.
—Percy, no te equivoques, no te estoy ofreciendo pelear y estar a merced de los dioses. Te ofrezco luchar con un poder que bien puede devastar todo a tu alrededor —me sorprendió lo que me ofrecía, no parecía una propuesta simple o fácil, yo tenía en mente encontrar a Estelle. —Te ofrezco conocer cosas que ni pensarías que existen y poderes más allá de tu entendimiento —su mirada era penetrante, que intimidaba.
—¿Cómo sería eso posible? soy un ser común ahora mismo —yo había perdido el poder que me identificaba como hijo de Poseidón, es más no sabía si aún mantenía mi habilidad con la espada.
—Es justo lo que necesito, llámalo destino, casualidad o como quieras, pero estas justo donde debes estar para poder tomar la decisión que nadie más puede —no quería estar en esa situación, siempre había tenido que estar al frente, dar la cara, pelear por todos. No quería más eso. —Quieres proteger a Estelle puedo ayudarte con eso, quieres justicia por todo lo que te hicieron, te daré los recursos y las oportunidades —mi mente se activó por lo que me ofrecía, pero no quería ceder, quería estar en paz, que otros peleen y pierdan todo lo que yo he tenido que perder.
—Solo quiero encontrar paz —sabía que él podía entender porque lo decía. Cerró sus ojos suspirando.
—Para tener paz, hay que pelear por ella. Puedes ganar esa paz para ti y para Estelle —sus palabras calaban, por lo que me ofrecía y por la oportunidad de ganar la paz y el futuro que quería para mí y para Estelle.
—Estoy tan cansando —era cierto, mi cuerpo se sentía agotado, me pedía una cosa: parar.
—Eso también podría solucionarlo una vez que tengas obtengas mis poderes, créeme, no volverás a echar de menos los poderes de Poseidón —sonaba como algo que, si puede interesarme, no tener que volver a siquiera pensar en eso —Si aceptas mi propuesta tendremos que irnos de aquí, no puedes usar mis poderes aquí, no todavía —sonaba como algo peligroso sino podía hacer uso de ese poder aquí y no podría estar concentrarme en encontrar a Estelle.
—¿Entonces cómo podría cuidar de Estelle? —no pareció ser una preocupación para Caos.
—Tendrás que confiar que la mantendré a salvo aquí —confiar, me costaba pensar en eso, pero si podía mantener a Estelle a salvo mejor que yo tendría que arriesgarme. Y por un momento mi mente pensó en Piper. Mi rostro debió volverse dubitativo. —Vamos dímelo ¿qué estás pensando? —por un momento dudé sobre si era correcto lo que estaba por sugerir.
—Piper... —Caos sonrió, tenía la sospecha de que de antemano sabía lo que iba a decir.
—Sabes que no puedo obligarla a venir contigo, pero siempre puedes invitarla y convencerla —tragué saliva, porque me sentí un poco contrariado. Primero debía saber en qué posición estaba ella como para poder darle la alternativa.
—Si todo lo que dices es verdad ¿que tendré que hacer? —no quería hipotecar mi vida en algo que tal vez sería peor de lo que ya me había tocado vivir.
—Primero que nada, recuperarte, y entrenamiento, mucho, mucho entrenamiento porque lo que vas a tener que dominar no se parece en nada en controlar los poderes de Poseidón. Serás entrenado por otros primordiales y finalmente entrenar con tu equipo de capitanes y sus diferentes batallones para funcionar con uno solo —me gustaba entrenar, aprender nuevas cosas. Por un momento pensé en las cosas que tenía frente mío, lo que Caos me ofrecía era lo mejor para alguien como yo. Podría darles una lección a los dioses de una vez por todas y pelear en la guerra por venir. Y luego retirarme y cuidar de Estelle.
—Aceptaré, pero necesito tiempo para poder hablar con Piper y Hestia —Caos asintió.
—Tienes aun unos días para que puedas recuperar energías, las necesitaras para poder resistir el rito de transferencia de poderes —esa parte me asustó, se escuchaba como algo doloroso.
—Ya me estoy arrepintiendo —dije con un tono dubitativo.
—Descuida, necesitas recuperarte para ello, asi que volveré aquí dentro de 3 días, será suficiente para que puedas resolver tus asuntos —asentí mientras probaba de estirarme un poco, el dolor aún estaba allí. —Tengo un regalo para ti —mire de un lado para otro pensando que haría aparecer algo de la nada. —Me he encargado de que todos piensen que estás muerto, por lo que, a partir de ahora Percy Jackson no está más en la tierra, por un tiempo al menos —se escuchaba bien, pero también sonaba como que mi memoria se perdería. Pero también sabía que era la única manera en que la atención no estuviera enfocada hacia mí y por ende hacia mi hermana.
—Eso hubiera servido de mucho hace 2 años —dije con algo de pesar.
—Lo sé, digamos las cosas sucedieron como debían suceder —esa cosa del destino no me agradaba demasiado, siempre creí que uno debía ir formando su propio destino contra todo y todos. —Aprenderás que tener el poder no siempre significa que puedes hacer lo que quieres, sino que debes encausar todo para llegar a donde se debe llegar —quería eso, quería moldear el destino para que el resto de semidioses no tuvieran que sufrir y padecer lo que yo para encontrar paz.
—Supongo que tienes razón —dije de manera reflexiva, esta conversación había infundido en mi un nuevo ánimo de intentarlo una vez más.
—Percy Jackson, con excepción de tu hermana, tu corazón se ha vaciado, nada te detiene aquí, estas donde debes estar en el momento preciso, a partir de aquí dependerá de ti el moldear el futuro con el poder que te ofrezco —tenía razón en ello, mi mente ya estaba pensando en pasar el resto de mi vida aquí a salvo, en paz y ver cómo encontrar y criar a mi hermana, no quería más con el mundo de los dioses.
—Espero poder hacerlo —a diferencia de mis primeras misiones que sentía que podía hacerlo, no me sentía con la confianza necesaria, era algo muy grande. Caos puso su mano sobre mi hombro, se sintió como el toque de un amigo, sincero, firme.
—Eres digno de este poder, Percy. Nunca lo olvides —desvió su mirada por un momento hacia la tienda y sonrió —Ahora no debes hacer aguardar a Piper —me di la vuelta rápidamente y estaba Piper de pie en la entrada con una ligera sonrisa avergonzada. Cuando me gire para ver a Caos ya se había ido.
PIPER
—Percy… —se giró y sonrió como si Caos hubiera comentado algo, lo vi desaparecer en un destello.
Lentamente empezó a avanzar hacia donde yo estaba. Me había tomado mi tiempo para poder darles espacio para hablar, no negaré que me daba curiosidad sobre lo que habían estado hablando y de porque Caos estaba buscando a Percy, pero me daba vergüenza poder preguntar sobre ello.
—¿Dónde estuviste el día de hoy? —me preguntó mientras jugueteaba con su pluma.
—Fui a ver una sección donde crecen unos árboles enormes, deberíamos ir en cuanto te recuperes, es hermoso —había tenido más que tiempo suficiente para poder recorrer una zona del bosque que me encantaba, unas secuoyas enormes y el viento movía sus ramas con fuerza creando un sonido relajante de choque de las hojas.
—Sí, eso suena bien —dijo con entusiasmo, supongo que se estaba cansando de estar descansando todo el día. —Creo que deberíamos comer algo —ya era hora de almorzar y adicionalmente tenía que recuperar fuerzas, por lo que debía comer más y mejor. Estaba tan flaco y aunque su semblante iba mejorando día a día, aun necesitaba recuperar su complexión habitual.
—Claro, muero de hambre —me dijo mientras me hizo seña para entrar.
Comimos algo que invoque y ambos lanzamos un poco de nuestra comida al fuego como ofrenda a Hestia. El fuego se avivó un poco y sonreímos con gratitud. Pero de un momento a otro solo nos quedamos en silencio, no era incomodo, sino completamente agradable, ambos solo mirábamos los leños arder.
—Nunca te di las gracias —susurró que casi no pude escucharlo, pero aún asi sentí que estaba un poco avergonzado. No era momento para bromear.
—Nunca tendrás que hacerlo, Percy. Me dio gusto haber podido ser de ayuda —yo también me sentía un poco retraída de hablar sobre ello, porque era un tema que tal vez le incomodaba. Aparte, no creo que Percy alguna vez tuviera que agradecerme.
—Creo que nunca pensé que tu charmspeak también sirviera para ocasiones como esta —yo tampoco había pensado en ello, pero rogué a los dioses que pudiera ayudar a Percy, aunque sea con ello.
—Yo tampoco, solo rogué que funcionara, espero que no te haya molestado que lo usara en ti —Percy negó con la cabeza, se veía tan tímido que era muy nuevo para mí.
—Para nada, creo que lo necesitaba, sino no sé cómo hubiera podido superar esa crisis —me confesó, pero podía ver que tenía vergüenza de ese episodio.
—No podía no hacer nada... me alegra haber servido para algo —me dio una pequeña sonrisa como animándome, yo me sentí un tanto torpe de que mi poder fue un tanto invasivo.
—Ni que lo digas, me has cuidado durante todo este tiempo, si no hubieras estado a mi lado, me hubiera desangrado antes de pedir ayuda —su mirada cambió de tímida y sincera. Sabía que Percy quería darme gracias por cada cosa que hacía por él, pero que se contenía porque no quería avergonzarme.
—Fue bueno haber podido estar en el momento preciso —me sentía afortunada de ser quien le había encontrado porque no quiero ni pensar en que hubiera pasado si se hubiera quedado tirado desangrándose.
—Sobre eso... ¿qué piensas hacer una vez que me haya recuperado? —me quede un poco sorprendida por esa pregunta.
—No he pensado mucho sobre eso aún —era verdad, no sabía que es lo que haría una vez que ya no hiciera falta que cuidara de Percy.
—Ya veo —susurró Percy mientras se estiraba un poco para probar si aún le dolía algo. Claramente aún necesitaba tiempo de descanso. Traté de aligerar el ambiente un poco.
—Si mi presencia te incomoda puedo irme —le susurré con tono herido mientras me giraba para esconder mi sonrisa.
—No, no, para nada, todo lo contrario... es solo curiosidad —su voz sonaba un poco preocupada, no pude sino sonreír.
—Estaba bromeando... —me giré para que pudiera ver mi sonrisa triunfal.
—Eres cruel, Piper —mi dije afilando su mirada. El estado de ánimo era el correcto, ya no quería seguir escondiendo mis circunstancias.
—Sobre porque estoy aquí... —empecé, pero él me cortó.
—No tenemos que hablar de ello, no quiero que te sientas incomoda —era considerado, me daba gusto que a pesar de todo no había perdido las cosas buenas que le caracterizaban.
—Incomoda no, avergonzada eso si —me daba vergüenza ser la chica a la que la habían dejado, peor aún si era una hija de Afrodita.
—Me gustaría que pudieras tener la confianza de hablar aún de cosas vergonzosas, quiero decir, me has visto en mi peor momento, también me siento avergonzado —me dijo mientras me invitaba a sentarme. —Sabes que tus secretos están a salvo conmigo —dijo con una sonrisa amable en su rostro.
—Y los tuyos conmigo —le repliqué respondiendo a su confianza. —Esto está lejos de ser un secreto... pero ahí te va —me daba vergüenza que fuera tan público que era el hazmerreír.
Le empecé a contar desde la última vez que nos habíamos visto, las cosas que había vivido en el campamento Júpiter, de cómo los romanos a pesar de que ahora sabían de la existencia de los semidioses griegos no toleraban la idea de tenerlo y mezclarse con ello, le conté un poco de cómo es la vida en tiempos de paz, ya que él había estado en el campamento, pero en tiempos un poco diferentes, hablamos mucho sobre eso y me hizo muchas preguntas sobre ello. Finalmente llegamos a la parte en la que toqué detalle de mi relación con Jason, al comienzo su rostro era impasible y no regalaba ninguna emoción, sino que escuchaba con atención. Pero cuando llegamos a la parte donde empecé a sentir una lejanía y que las cosas no iban bien empezó a mostrar fastidio en su rostro. Yo sabía lo que había pasado entre él y Annabeth asi que sabía que indirectamente escuchar sobre temas relacionado le afectaban, asi que trate de ser lo más ágil posible para llegar al final.
No se guardó nada cuando le conté como Jason me había dejado botada por su puesto de pretor y la forma en cómo me había tenido que enterar, la forma en que todos habían presionado para no se mezclara con alguien del bando griego. Empezó a despotricar contra Jason y los ancianos del senado por su postura tan irracional sobre los griegos y su respiración se aceleraba a cada paso, lo cual no me gustó mucho porque él necesitaba estar tranquilo, no podía esforzarse demasiado.
—Eso sería todo, es la razón por la que estaba fuera del campamento y me encontré contigo —Percy se veía muy muy enojado, pero no podía sentir una fuerza extraña salir de él como en otras veces había visto desenfrenarse cuando algo lo hacía enojar.
—No puedo creer que esto te haya sucedido —supongo que el poder de Poseidón ya no tenía cabida en él. Solamente resoplaba de rabia, pero no podía dejar que entrara en ese cuadro, necesitaba estar tranquilo. Es por ello que no quería hablar de ello con él.
—Yo tampoco, pero estos días de paz han sido aclaradores —suspiré, realmente, saber que no podía ser encontrada era simplemente genial. No había preguntas, no había cuestionamientos y nadie husmeando en mi vida.
—Sí, yo también pienso que no tener que estar huyendo ha sido reparador —ambos estábamos disfrutando de esto y era bueno. Sabía que Hestia era la más aliviada de que Percy no tuviera que seguir huyendo.
—Entonces, sobre mis planes, no tengo ninguno. No quiero volver al campamento griego porque sería el hazme reír de las hijas de mi madre —Percy se quedó pensativo por un momento. No dijimos nada en ese momento solo se oía el crepitar de la fogata.
—Caos me ofreció ir con él para entrenarme porque se avecina una gran amenaza —dijo de un momento a otro. Se quedó un poco aturdido de haberlo dicho de un momento a otro, no dijimos nada por un buen momento. —Sería muy peligroso, pero él me daría acceso a su poder para poder luchar contra lo que sea que se avecine —trono sus dedos como si estuviera mentalmente preparado y decidido para eso, pero aun temeroso. No podía interponerme en su camino, no había nada más que pudiera encontrar tranquilidad.
—Oh... eso es, una buena oportunidad para ti —le dije, pero en el fondo no era lo que quería.
—Si lo es, pero no sería aquí en la tierra... —susurró un poco temeroso de decirlo. Me quede un poco descolocada de eso.
—¿A qué te refieres? —hizo una mueca un poco extraña tratando de explicarlo.
—Sería en su palacio que está en el vacío —el vacío.... y donde quedaría eso. Sonaba como un lugar muy muy lejano.
—Suena como un lugar solitario —dije un poco desanimada, ya de por si estar aquí sin más gente que nosotros dos, era un poco solitario, no quería que fuera a un lugar donde viviera en constante soledad.
—Tal vez no lo sea, pero él tiene un ejército allí, asi que no creo que sea el único semidiós —sonaba como un lugar donde iban a parar realmente los semidioses y podría ver a gente de eras pasadas.
—Puede que sea lo mejor para ti, eres un luchador —se veía un poco determinado, por lo que no podía desanimarlo, no me correspondía interferir. Pero por un momento sentí su ausencia sin siquiera haberse ido aún. Iba a extrañar esto, iba a echar de menos la tranquila charla sin preocupaciones.
—Hasta hace un momento que no conocía las circunstancias por las que estabas aquí sí que es una buena oportunidad, pero ya que sé porque estás aquí había pensado más bien que sería una buena oportunidad para nosotros... —cuando dijo el nosotros, me quede en blanco, sonaba demasiado bien para lo peligroso y arriesgado que era el solo hecho de aceptarlo. Pero sonaba a compañerismo, camaradería y amistad.
—Percy... —susurré, estaba aún un poco abrumada por la forma en cómo me había dicho que pensó en una oportunidad para nosotros.
—No quiero dejarte a tu suerte después de todo lo que hiciste por mí —para ser exacta no iba a quedar a mi suerte, obviamente tendría que buscar un lugar donde ir, no sabía si aún podía mantener la habilidad para convocar comida, pero tendría que preocuparme por lo que seguía a continuación para mí.
—No tienes por qué sentirte en deuda conmigo, Percy Jackson —no quería que se sintiera en deuda, no, no conmigo. Su mirada se quedó pegada a mí por un segundo.
—Supongo que es un no entonces —dijo con un todo de decepción.
—No sé qué responder a eso... suena como algo muy grande y no sé si yo sea la persona indicada —tenía serias dudas sobre si alguien como yo que no era precisamente una guerrera estaba calificada para emprender su nueva misión.
—Te debo mi vida Piper... confiarte mi vida y que me confíes la tuya... —su voz se llenó de una emoción nueva para mí, era una emoción profunda, de confianza, confianza.
—Es algo grande... —susurré con la mirada un poco perdida. Tenía en mi mente mil pensamientos de las cosas que dejaría atrás y que serían un completo Caos. Se levantó de su asiento dirigiéndose a la cama, se sentó con los brazos apoyado y el cuerpo hacia adelante.
—Muy grande, por lo que... —sabía que trataba de obtener una respuesta.
—Necesito pensar en esto Percy —no podía tomar la decisión a la ligera. Me miró con un poco de decepción, pero rápidamente negó con la cabeza.
—Claro, claro que sí, no quiero presionarte —me dijo lentamente y se metió rápidamente en la cama. —Será mejor que duerma un poco —se dio vuelta en la cama dándome la espalda con un falso bostezo.
Sabía que no podría dormir pensando en lo que me acababa de proponer. Y aún era temprano.