Ficool

Chapter 2 - JUICIO cap 2

Apocalipsis 20:12

"Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras."

---

Capítulo 2

No veo nada.

¿Qué es esto que siento?

¿Estoy mojado?

¿Estoy flotando?

No puedo abrir los ojos…

¿Dónde estoy?

Una voz…

¿Quién es?

Un niño.

El niño habla:

"Ángel de mi guarda, dulce compañía,

no me desampares ni de noche ni de día.

No me dejes solo, que me perdería…

hasta que amanezca… en los brazos de..."

Eh… ¿ese es… mi voz?

Cuando era niño.

Estoy escuchando mis plegarias de niño.

De repente, se escuchan aún más fuertes.

¿Cuántos son?

"¡ÁNGEL DE MI GUARDA, DULCE COMPAÑÍA, NO ME…!"

Basta…

Me duele…

Mis oídos sangran…

¡Basta!

---

Basta…

Silencio total.

Ya puedo abrir los ojos.

Me estoy hundiendo…

¿Qué pasa?

No puedo respirar.

Miles de niños —pequeños, idénticos a mí— se acercan.

Sus ojos vacíos, sus voces…

sus voces me rodean:

—¿Por qué dijiste basta?

—No te comprendo.

—¿Por qué dices eso?

—¿POR QUÉ DICES ESO?

Gritan todos al unísono.

El agua vibra, el aire se rompe.

Me ahogo.

Estoy muriendo.

Está nublado.

Una fuerza invisible me arranca del fondo,

me lanza fuera del mar del limbo.

Caigo.

El impacto me corta el aliento.

Miles de niños vuelan a mi alrededor, riendo, chillando.

—¡JAJAJA! ¡JAJAJA! ¡JAJAJA!

—Pero dijiste basta, ¿eh?

—¡Jajajaja!

Silencio.

Tierra húmeda bajo mis manos.

El cielo gris.

---

Eh… cof… cof…

Un niño está rezando frente a mí.

No tiene alas.

Cof… apenas lo veo.

Me sonríe, tan feliz…

—Hola, Ulicket, ¿cómo estás?

…¿Yo estoy bien?

Muevo la cabeza hacia un lado, desconcertado.

El niño me mira.

—¿Lo estás dudando, Ulicket? —me responde.

—¿Ulicket… dijo?

—Un momento… ¿quién soy yo?

¿Por qué respondí a eso?

¿Soy yo?

¿Ese es… mi nombre?

—¡JAJAJA, Ulicket!

—¿Qué pasa?

---

—¿Por qué se ríe?

¿Es algo gracioso?

¿Debo reír? Jaja…

—¿Por qué te ríes? —dijo el niño.

—¿Por qué… tú lo haces?

Hmm…

¿Por qué yo lo hago?

Hmm… que bueno.

Eso… eso es algo bueno.

Es BUENO.

---

—En realidad, Ulicket…

—Estoy triste.

—¿Lo estás? ¿Por qué?

Estoy confundido.

¿Por qué está triste?

—Extraño a alguien… —susurró.

—Alguien muy preciado.

—¿Quién? —le dije.

—¿Tan importante es… para hacerte sentir mal?

El niño levantó la mirada.

—Sí lo es —respondió con voz quebrada—.

Ella es alguien sagrada para mí.

Más que la salvaci—

No escucho.

¿Qué pasa?

No puedo escucharlo.

Pienso…

—Lo siento, niño.

Por favor, dime de nuevo…

Pero solo me sonríe.

Sus ojos… oscuros.

No me dejan de mirar.

Siento que me mareo.

El aire se vuelve pesado, denso.

—Por favor…

Dime la última parte…

No te escuché…

¿Qué es esto?

¿Están… goteando mis ojos?

—¡Por favor, dime!

El niño vuelve a abrir los labios.

Pero entonces…

Las trompetas suenan.

Y él ya no está.

El piso tiembla.

El cielo… siento que me absorbe.

Apenas puedo sostenerme.

Caigo de rodillas, presionando con fuerza, hasta que sangran.

Y entre el eco,

voces invisibles repiten:

| “Eso es algo bueno.”

“Sigue rezando…”

Mi cabeza da vueltas.

El mundo se rompe.

El mareo me destroza.

Las náuseas suben, vomito.

—¿Qué está pasando…?

/Sigue rezando... ulicket

—¿Qué pasa…? ¿Qué sucede…?

El cielo me traga.

Esto arde.

Me está devorando.

—¿Qué hice mal?

Debí hacer algo mal.

¿Qué hice?

¿Quién soy?

Siguen goteando mis ojos.

No distingo si es sangre o llanto.

Las voces suenan más fuerte:

/ “SIGUE REZANDO …”

—¡PIDO PERDÓN! —grité con todas mis fuerzas—

¡NO SÉ QUÉ HICE!

¡PERO PIDO CLEMENCIA!

¡POR FAVOR… POR FAVOR…!

El silencio.

Y una voz… distinta.

Serena. Fría.

> “Muy bien.”

Todo se detuvo de golpe.

El cielo dejó de absorberme.

Y caí.

El impacto fue seco.

El dolor, inmediato.

Vi mi pierna, torcida hacia un lado.

Mi brazo… igual.

De mi cabeza corría sangre, tibia, espesa.

Ya ,No podía ver bien por la sangre que salía.

Y llegaba a mis ojos.

Susurré con lo poco de voz que quedaba:

—Debí hacer algo muy malo…

Algo se acercó.

Y escuchó mi susurro.

—Sí, hiciste algo muy malo…

Mi pequeño.

Quise responder, pero se inclinó hacia mí.

Y con sus dientes… arrancó mi lengua.

La botó hacia un lado.

—Esta cosa te hizo pecar, hijo mío.

Me retorcí del dolor.

No lograba verlo bien.

Ya no podía más.

No tenía fuerzas para pedir perdón…

Eso pensé.

Aquello me miró.

Sonrió tan ampliamente…

Sus ojos dorados penetraban en mi ser.

—Por eso eres mi hijo.

Mi niño.

Aun queriendo pedir perdón en esta situación…

De golpe, me arrancó el brazo —el que ya estaba torcido por el impacto de la caída.

Solo pude ver cómo lo despedazaba.

Luego, me dio un beso en la frente.

—Así serás nuevamente mi hijo.

Y me acarició…

hasta mi final.

---

De golpe desperté.

Y estaba siendo azotado.

El sonido del cuero al golpear mi piel resonaba en mis oídos.

Cada golpe ardía más que el anterior.

Un hombre mayor me miraba con desprecio.

Los ojos llenos de furia, de algo que no entendía.

—¡No basta! ¡Ya no pegues! —gritó una mujer entre sollozos—

¡Elet! Es tu hijo…

Cometió un error… ¡perdónalo, por favor!

¿Hijo…?

La palabra me perforó la mente.

Intenté levantar la mirada, pero todo giraba.

El dolor, el ruido, la sangre.

Y me desmayé.

Por los azotes.

---

Derechos de autor — Caleb Y.Y

More Chapters