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Chapter 26 - Capitulo 25-T2E1:La Navidad que no Sabiamos que Necesitabamos

T2E1 — Diciembre 2024

💬 Un mes después

Había pasado un mes desde que Nicole y Alex se reconciliaron. Desde aquel abrazo que cerró heridas y abrió un nuevo capítulo. Desde entonces, hablaban todos los días, como si el tiempo perdido quisiera recuperarse en cada mensaje, en cada llamada, en cada "te extraño" que ahora sí podía decirse sin miedo.

-¿Crees que podamos pasar el Año Nuevo juntos? —preguntó Nicole mientras escribía desde su cama, con las luces navideñas parpadeando en su pared.

-Claro que sí, amor. Vos vas a ser la luz de mi próximo año —respondió Alex, con esa ternura que siempre la desarmaba.

-Sos muy tierno —escribió ella, sonriendo como si él pudiera verla.

-Y vos muy hermosa. No sé cómo hacés para brillar incluso por texto —agregó él.

Nicole se mordió el labio, sintiendo ese calorcito en el pecho que solo él le provocaba.

-Ya que mañana es la cena navideña… ¿te gustaría pasarla conmigo? —escribió, conteniendo la respiración.

-Sí. Le voy a pedir a mis padres que hagamos la cena más temprano. Así puedo ir a la tuya después —contestó Alex.

-¿En serio? —Nicole se sentó de golpe, emocionada.

-Todo por vos —dijo él.

-Te amo —escribió ella, sin pensarlo.

-Y yo a vos. Mucho más de lo que pensás —cerró Alex.

Nicole dejó el celular a un lado, abrazando una almohada con fuerza. Tenía que ayudar en casa, pero antes… tenía que contarle a su mamá.

🏠 Nicole con Luisa

Bajó las escaleras con una sonrisa que no podía disimular. Luisa estaba en la cocina, batiendo algo que olía a canela y recuerdos.

-Mamá… Alex va a venir mañana a cenar con nosotros —dijo Nicole, casi cantando.

-¿Alex? ¿Tu novio? —preguntó Luisa, deteniendo la batidora.

-Sí. Va a cenar con su familia temprano… y después viene acá —explicó Nicole, con los ojos brillando.

Luisa se limpió las manos en el delantal y se acercó.

-Entonces hay que hacer espacio en la mesa. Y en el corazón también —respondió, abrazándola.

Era la primera Navidad que no dolía.

📲 Las Reinas del Drama

-Chicas… Carlos quiere una segunda cita hoy —escribió Hengely en el grupo de WhatsApp.

-¡Woooow! ¡Felicidades, reina! —respondió Michelle al instante.

-¡Ay qué emoción! ¿Dónde van? —preguntó Nicole, con una sonrisa cómplice.

-No sé aún. Pero quiero que sea especial. La primera fue muy callada… Esta vez quiero que hablemos de verdad —escribió Hengely.

-Entonces que sea en un lugar donde no puedan escapar. Tipo cafetería con sillones incómodos —bromeó Michelle.

-O parque con bancos sin respaldo. Así se ven obligados a mirarse a los ojos —agregó Nicole.

-Jajaja las amo. Esta vez… quiero que sea diferente —cerró Hengely.

Nicole dejó el celular a un lado, pensando en lo mucho que habían cambiado todas. Antes, el amor era una pregunta. Ahora… era una promesa que querían cumplir.

⚽ Perspectiva de Alex — Respirar antes de la Navidad

Alex salió de su casa con las manos en los bolsillos y el corazón tranquilo. No era tristeza, tampoco ansiedad. Era ese tipo de calma que llega cuando sabés que algo bueno está por pasar. Caminó hasta el parque, buscando aire, buscando silencio.

Se sentó en una banca, mirando cómo el viento movía las hojas secas. Hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

-¿Y vos qué hacés aquí tan solo? —preguntó Dan, acercándose con un balón de fútbol bajo el brazo.

-Tomando aire —respondió Alex, sonriendo.

Dan se sentó a su lado, botando el balón con una mano.

-Si querés matar el tiempo… ¿te animás a un 1vs1?

Alex se levantó, estirando los brazos.

-Dale. Pero no juguemos mucho. Mis padres solo me dejaron salir un rato.

-Está bien. Solo para sudar un poco —dijo Dan, ya caminando hacia la cancha improvisada.

🥅 El partido entre amigos

La cancha era de tierra, con dos piedras como portería. El sol empezaba a bajar, tiñendo el cielo de naranja.

Dan empezó con el balón, moviéndolo con rapidez. Alex lo siguió, concentrado. No era un partido serio, pero tampoco quería perder.

-Vamos, no te duermas —gritó Dan, esquivando con un giro.

Alex se lanzó, robándole el balón con un toque limpio.

-¿Quién se duerme ahora? —dijo Alex, corriendo hacia el arco.

Dan lo alcanzó, pero Alex hizo una finta y pateó. El balón entró entre las piedras.

-Gol —dijo Alex, levantando los brazos.

Dan se rió, agachándose a recoger el balón.

-Estás mejorando, eh.

-Solo no quería que me humillaras —respondió Alex, jadeando.

Jugaron unos minutos más, entre risas, empujones y bromas. Hasta que Alex miró la hora.

-Tengo que irme. Fue divertido.

-Siempre lo es —dijo Dan, chocando su puño con el de Alex.

🍬 El detalle inesperado

Alex caminaba de regreso a casa cuando pasó frente a una dulcería. En la vitrina, vio el dulce que tanto le gustaba a Nicole: unas bolitas de chocolate con relleno de fresa que ella siempre mencionaba.

Se detuvo. Pensó. Sonrió.

Entró a la tienda. Los vendedores lo saludaron con amabilidad.

-Buenas tardes, joven. ¿En qué podemos ayudarte?

-Hola. Quería saber cuánto cuesta ese paquete de dulces —dijo Alex, señalando la caja decorada con cintas rojas.

-Ese cuesta 250 pesos. ¿Es para regalar?

-Sí. Para mi novia. ¿Podrían ponerle un detalle?

Los vendedores se miraron, conmovidos por la ternura del gesto.

-Claro que sí. Vamos a hacer algo especial.

Mientras preparaban la caja, le agregaron unas rosas pequeñas y escribieron "Para Angela Nicole" en letra cursiva, con marcador dorado.

Alex pagó, agradeció y salió con el regalo en las manos. Antes de seguir, les escribió a sus padres.

"Voy a llevarle algo a Nicole. Vuelvo en un rato."

Ellos respondieron rápido.

"Está bien. Sabemos lo feliz que sos con ella."

🧹 Perspectiva de Nicole — El timbre que trae amor

Nicole estaba suapeando la casa, moviendo muebles, limpiando esquinas. Quería que todo estuviera perfecto para la cena de mañana. El olor a cloro y canela se mezclaba en el aire.

Hasta que sonó el timbre.

Se limpió las manos en la camiseta y caminó hacia la puerta con una sonrisa. Al abrir, lo vio.

-Hola, mi amor —dijo Alex, sosteniendo la caja con ambas manos.

-¿Qué es eso? —preguntó Nicole, sorprendida.

-Un obsequio. Para vos.

Nicole tomó la caja, la abrió con cuidado… y al ver sus dulces favoritos, se llevó las manos a la boca.

-No puedo creerlo… ¡son mis favoritos! —dijo, emocionada.

-Te amo —susurró ella, abrazándolo fuerte.

-Y yo a vos —respondió Alex, besándola en la mejilla.

Nicole cerró los ojos un segundo. Era solo una caja de dulces. Pero para ella… era todo lo que necesitaba para creer que el amor sí se siente en los detalles.

💝 Después del regalo

Alex se despidió con un beso en la mejilla y una sonrisa que parecía promesa. Nicole cerró la puerta despacio, como si no quisiera que se fuera del todo. Caminó hasta el sofá, todavía conmovida, y se sentó abrazando la caja de dulces.

Sacó uno, lo miró como si fuera un tesoro, y lo probó con los ojos cerrados. Luego guardó los demás con cuidado, como si fueran cartas de amor.

Luisa pasó por la sala justo en ese momento y la vio guardando la caja.

-¿Quién te compró eso? —preguntó con curiosidad.

-Mi novio —respondió Nicole, con una emoción que no podía esconder.

Luisa sonrió, cruzando los brazos.

-Es una buena persona.

-Sí… lo es —asintió Nicole, abrazando la caja como si fuera parte de él.

👗 Hengely y la vieja confiable

Mientras tanto, en otra casa, Hengely estaba frente al espejo con tres blusas sobre la cama y cero decisiones tomadas. La cita con Carlos era esa noche, y no tenía idea de qué ponerse.

Se miró al espejo, suspiró, y tomó el celular.

-Voy a llamar a las expertas —dijo, marcando el grupo de videollamada.

Nicole contestó al instante.

-Hola, ¿qué pasó? ¡Miren lo que me dio Alex! —dijo, levantando la caja de dulces frente a la cámara.

Michelle apareció segundos después.

-¡Ay, qué lindo! Pero… ¿qué pasa?

Hengely sonrió, sin querer ignorar a Nicole.

-Está hermoso, Nicole. Se nota que te ama. Pero… necesito ayuda. Tengo una cita con Carlos esta noche y no sé qué ponerme.

Nicole y Michelle se miraron por la cámara, y sin decir nada, ambas se levantaron de donde estaban.

-Vamos para allá —dijo Nicole.

-Ya estoy buscando mi cartera —agregó Michelle.

📞 Mientras espera…

Hengely se quedó esperando, con el celular en la mano. Carlos le había escrito hacía unos minutos.

-¿Estás nerviosa? —preguntó él por mensaje.

-Un poco… ¿vos no?

-Sí. Pero también emocionado. Quiero que esta cita sea diferente.

-¿Diferente cómo?

-Diferente como… sincera. Quiero que hablemos de verdad.

Hengely sonrió, tocando la pantalla con el dedo.

-Yo también quiero eso.

Carlos tardó unos segundos en responder.

-¿Sabés qué me gusta de vos?

-¿Qué?

-Que no tenés miedo de ser vos misma.

Hengely se quedó mirando el mensaje. No sabía qué responder. Solo sonrió.

🚪 Las amigas llegan al rescate

El timbre sonó dos veces. Hengely corrió a abrir.

Nicole y Michelle entraron como si fueran paramédicas en una emergencia emocional.

-¿Dónde está la paciente? —preguntó Michelle, dejando su bolso en el sofá.

-¿Cuál es la situación? —agregó Nicole, mirando la cama llena de ropa.

-No sé qué elegir —dijo Hengely, con las manos en la cabeza.

-Tranquila. Para eso estamos —respondió Nicole, ya revisando las opciones.

Michelle se sentó frente al espejo, sacando su estuche de maquillaje.

-Tiene que ser especial esta cita. Por eso te ayudamos —dijo, mientras sacaba una brocha.

Después de probar combinaciones, colores y estilos, eligieron una blusa color vino, unos jeans ajustados y una chaqueta ligera. Hengely se miró al espejo y sonrió.

-Me veo… linda.

-Te ves como alguien que merece ser mirada con atención —dijo Nicole.

Michelle empezó a maquillarla con cuidado, mientras Nicole se sentó en la cama y empezó a contar anécdotas para que el tiempo pasara rápido.

-La vez que fui a la casa de Alex… descubrí que Emilia de 2do B era su hermana. Y que su hermanita se llama Alexandra.

Michelle se detuvo con la brocha en el aire.

-¿Emilia? ¿La que siempre está de Chistosa?

-Sí. Esa misma.

Hengely se rió.

-No puedo creerlo. ¡Conocemos a su hermana y no sabíamos!

Michelle se burló.

-Imaginate que un día te diga que su primo es el profesor de química.

Nicole se rió con ellas. Esa noche, la amistad también se vistió de gala.

👑 La prueba de fuego

Después de arreglarla, Michelle la giró hacia el espejo. Hengely se quedó en silencio, observando su reflejo. La blusa color vino resaltaba su piel, el maquillaje era suave pero elegante, y sus ojos brillaban como si supieran que algo especial estaba por pasar.

-Me veo… linda —dijo, tocándose el cabello con cuidado.

-Te ves como una reina —respondió Michelle, guardando sus brochas.

-Gracias por todo —dijo Hengely, mirando a sus amigas.

-No aceptamos agradecimientos todavía —respondió Nicole, cruzando los brazos.

Michelle se sentó en la cama, con una sonrisa traviesa.

-Ahora viene la prueba.

-¿Prueba? —preguntó Hengely, confundida.

-Vamos a ver cómo le hablarías a Carlos —dijo Nicole, poniéndose de pie y cambiando el tono de voz—. Yo voy a ser él… y Michelle va a juzgar tus errores.

-¿Qué errores? —preguntó Hengely, nerviosa.

-Los que no sabés que cometés —respondió Michelle, guiñándole un ojo.

Nicole se aclaró la garganta y se puso seria.

-Hola, Hengely. Llegaste justo a tiempo —dijo, imitando la voz de Carlos.

-Hola… sí. Me costó elegir qué ponerme —respondió Hengely, con voz temblorosa.

Michelle levantó la mano.

-Error número uno: no digas que te costó. Decí que querías verte bien para él.

Nicole asintió, retomando el personaje.

-Te ves hermosa. ¿Querés que pidamos algo?

-Sí… lo que vos quieras —dijo Hengely.

Michelle volvió a interrumpir.

-Error número dos: no seas tan sumisa. Tenés que mostrar tus gustos. Decí "yo quiero chocolate caliente".

Hengely se rió, tapándose la cara.

-Esta prueba es más difícil de lo que pensaba.

Nicole se acercó, poniéndose seria.

-Escuchá, Hengely. Carlos te invitó porque quiere conocerte. No tenés que impresionarlo. Solo tenés que ser vos… pero sin esconder lo que sos.

Michelle se levantó y la abrazó por detrás.

-Y si se pone nervioso, mejor. Eso significa que le importás.

Hengely respiró hondo, mirando el espejo otra vez.

-Entonces… voy a ser yo. Pero sin miedo.

Nicole sonrió.

-Esa es la Hengely que queremos ver.

Michelle aplaudió.

-Ahora sí, estás lista para tu cita.

😳 Perspectiva de Carlos — Nervios que no se admiten

Carlos estaba frente al espejo, con la camisa aún sin planchar y el corazón latiendo más rápido de lo normal. No quería admitirlo, pero lo sabía: se había enamorado de Hengely. No fue de golpe, ni por una sola cosa. Fue por todo lo que era cuando estaban juntos. Por cómo lo miraba, por cómo lo escuchaba… por cómo lo hacía sentir.

Sacó el celular y escribió a Alex.

-Bro… ¿tenés un minuto?

Alex tardó en responder. Cuando lo hizo, el tono era… extraño.

-Sí, sí, sí. Decime, que yo soy el gurú del amor —escribió, seguido de un emoji de copa de vino.

Carlos frunció el ceño.

-¿Estás bien?

-Estoy celebrando con Dan. Un brindis navideño. Pero igual te ayudo.

Carlos se rió, entendiendo que Alex estaba un poquito pasado de copas.

-¿Qué hago si me pongo nervioso?

Alex respondió con varios mensajes seguidos, algunos con palabras mal escritas, pero el mensaje era claro:

-Decile que te gusta estar con ella. Que te hace sentir bien. Que no querés que sea una cita más, sino una noche que recuerden.

Carlos leyó todo con atención, corrigiendo mentalmente los errores de ortografía.

-Gracias, bro. Me ayudaste más de lo que pensás.

Después de eso, se puso a planchar la ropa. Quería verse bien. No perfecto… pero sí como alguien que se esforzaba por ella.

🍷 Perspectiva de Alex y Dan — Brindis entre amigos

En la casa de Dan, la mesa tenía dos copas de vino, algo de queso, y una bolsa de pan que nadie había abierto. Alex estaba recostado en el sofá, con la camisa medio desabrochada y los ojos brillosos.

-Este vino está fuerte —dijo, sirviéndose otra copa.

-No está fuerte. Vos te pasaste —respondió Dan, tomando con cuidado.

Alex se rió, levantando la copa.

-Por el amor. Por Nicole. Por los dulces. Por la Navidad.

Dan levantó la suya.

-Y por no hacer el ridículo.

Alex se quedó mirando el celular, confundido.

-¿Cómo se llama esto? ¿Videollamada? ¿Mensaje? ¿Nicole?

Marcó sin pensar. Nicole respondió mientras salía de la casa de Hengely.

-Hola, amor. ¿Todo bien?

Alex sonrió.

-Hola mi amor… ¿sabés que sos como una estrella? Porque brillás… y no sé qué más iba a decir.

Nicole frunció el ceño.

-¿Estás bien?

Dan se acercó al celular.

-Se pasó bebiendo vino —dijo, como quien cuenta un chisme jugoso.

Nicole se detuvo en seco.

-¡Alex Nicolás Collado! —exclamó, con tono de madre enojada.

Alex abrió los ojos.

-¿Qué pasó?

-¡Tenés prohibido beber vino! ¡Lo hablamos!

Alex bajó la cabeza, como un niño regañado.

-Perdón… no lo voy a hacer más.

Nicole suspiró.

-Te amo, pero no quiero que te hagas daño. Ni que te pongas raro.

-Lo prometo. Fue solo hoy. Por Dan. Por la Navidad.

Dan levantó las manos.

-Yo tomé con cuidado. Él se emocionó.

Nicole se rió, aunque seguía seria.

-Cuídense. Y Alex… tomá agua.

-Sí, mi amor. Ya estoy buscando una botella.

🚗 Camino a la cita

Ya era de noche. Las luces navideñas iluminaban las calles como si cada poste quisiera contar su propia historia. Hengely bajó las escaleras con cuidado, con el corazón latiendo más rápido que nunca. Su mamá la esperaba en el carro, con las llaves en la mano y una sonrisa curiosa.

-¿Lista? —preguntó su madre, abriéndole la puerta del copiloto.

-Lista… creo —respondió Hengely, acomodando su chaqueta.

Mientras avanzaban por la avenida, su madre no tardó en preguntar.

-¿Y este Carlos? ¿Quién es?

-Un chico del curso… bueno, de otro curso. Pero lo conocí por Nicole y Michelle.

-¿Y es buen muchacho?

-Sí. Es… diferente. No habla mucho, pero cuando lo hace, se nota que lo piensa todo.

Su madre asintió, mirando al frente.

-¿Y te gusta?

Hengely se quedó en silencio unos segundos.

-Sí. Me gusta cómo me mira. Como si yo fuera algo que no quiere perder.

Su madre sonrió.

-Entonces que te vea brillar. Pero no te olvides de quién sos.

-No lo haré —dijo Hengely, mirando por la ventana.

🍽️ El restaurante

El restaurante estaba decorado con luces cálidas, velas en las mesas y un árbol de Navidad enorme en la entrada. Hengely bajó del carro, respiró hondo y entró.

Caminó entre las mesas, buscando a Carlos. Miró a la derecha, a la izquierda, al fondo. Nada. Su corazón empezó a latir más fuerte, pero esta vez por otra razón.

Se detuvo cerca del mostrador, fingiendo que revisaba su celular. Pasaron cinco minutos. Luego siete. Luego diez.

-¿Me dejó plantada? —susurró, sintiendo un nudo en el estómago.

Justo cuando pensaba salir, su celular vibró. Era Carlos.

-Hola… ¿dónde estás? —preguntó él.

-Estoy aquí. En el restaurante. No te veo.

-¡Ay no! Perdón. Estoy en la mesa 3, al fondo a la derecha. No te dije el número. Lo siento mucho.

Hengely suspiró, aliviada pero un poco avergonzada.

-Está bien. Ya voy.

Caminó hacia la mesa indicada, sintiendo algunas miradas encima. Cuando lo vio, Carlos se levantó de inmediato.

-Perdón. De verdad. No fue mi intención hacerte esperar.

-Tranquilo. Solo… me asusté un poco —dijo Hengely, sentándose frente a él.

Carlos sonrió, nervioso.

-Estás… muy linda.

-Gracias. Vos también te ves bien.

🕯️ La cita

La conversación empezó tímida. Hablaron del colegio, de las vacaciones, de lo que cada uno quería estudiar. Pero poco a poco, las palabras empezaron a fluir.

-Me gusta cómo sos —dijo Carlos, mirando su vaso de agua.

-¿Cómo soy? —preguntó Hengely, curiosa.

-Sincera. Dulce. Y cuando te reís… no sé, como que todo se siente más fácil.

Hengely bajó la mirada, sonriendo.

-Yo pensaba que no te caía bien al principio.

-Es que no sabía cómo hablarte. Me ponías nervioso.

-¿Y ahora?

-Ahora también. Pero ya no me da miedo.

Pidieron algo de cenar. Mientras esperaban, Carlos sacó algo de su bolsillo: una pequeña pulsera de hilo rojo con una piedrita en el centro.

-Es para vos. No es gran cosa, pero… la vi y pensé en vos.

Hengely la tomó con cuidado, como si fuera de cristal.

-Es hermosa. Gracias.

Carlos se la puso en la muñeca, con manos temblorosas.

-Quiero que esta cita sea el comienzo de algo… más real.

-Lo está siendo —respondió Hengely, mirándolo a los ojos.

Y por primera vez, no hubo silencio incómodo. Solo una calma bonita. De esas que no se explican… solo se sienten.

🌃 La conversación que no sabían que necesitaban

La comida llegó: dos platos sencillos, pero bien servidos. Carlos había pedido pasta con salsa blanca, y Hengely, una ensalada con pollo. Ninguno tenía mucha hambre, pero ambos sabían que lo importante no estaba en el plato.

-¿Siempre pedís eso? —preguntó Hengely, señalando la pasta.

-Sí. Me gusta lo simple. Aunque… hoy quería algo que no me hiciera parecer aburrido.

-No sos aburrido —dijo ella, tomando un sorbo de agua.

Carlos se quedó mirándola unos segundos.

-¿Sabés qué pensé cuando te vi por primera vez?

-¿Qué?

-Que eras alguien que no iba a hablarme nunca.

Hengely se rió.

-Y yo pensé que vos no querías hablar con nadie.

Carlos bajó la mirada, jugando con el tenedor.

-A veces me cuesta. No porque no quiera… sino porque no sé cómo empezar.

-Pero lo hiciste. Y ahora estamos acá.

Carlos levantó la vista.

-Y me alegro de haberlo hecho.

💬 Las preguntas que acercan

Después de unos minutos, Hengely se animó a preguntar.

-¿Por qué me invitaste?

Carlos se quedó en silencio. No por incomodidad, sino porque quería responder bien.

-Porque me gustás. Y porque siento que cuando estoy con vos… no tengo que fingir nada.

Hengely se mordió el labio, conteniendo una sonrisa.

-Yo también me siento así. Como si pudiera ser yo sin miedo.

Carlos apoyó los codos en la mesa, acercándose un poco.

-¿Y qué te gusta hacer cuando nadie te ve?

-Me gusta cantar. Pero solo cuando estoy sola. Y escribir cosas que nunca muestro.

-¿Como cartas?

-Como pensamientos. A veces me imagino que alguien los va a leer algún día.

Carlos asintió.

-Yo dibujo. Pero no soy bueno. Solo lo hago para sacar cosas de la cabeza.

-¿Y qué cosas tenés en la cabeza ahora?

Carlos la miró directo a los ojos.

-A vos.

Hengely se quedó quieta. No por sorpresa, sino porque no sabía cómo responder a algo tan honesto.

🎁 El gesto inesperado

Cuando terminaron de comer, Carlos sacó otro pequeño objeto de su bolsillo. Era una hoja doblada en cuatro partes.

-¿Qué es eso? —preguntó Hengely.

-Una carta. No sabía si dártela… pero creo que ahora sí.

Ella la tomó con cuidado, sin abrirla aún.

-¿La leo ahora?

-Si querés. O cuando estés sola.

Hengely la guardó en su bolso, tocándola como si fuera un secreto.

-Gracias. Nadie me había escrito una carta antes.

Carlos se levantó, pagó la cuenta, y luego volvió a su asiento.

-¿Querés que te acompañe a esperar a tu mamá?

-Sí. Pero antes… quiero decirte algo.

Carlos se quedó quieto.

-Gracias por esta noche. Me hiciste sentir vista. Y eso… no pasa todos los días.

Carlos sonrió.

-Y vos me hiciste sentir valiente.

Salieron del restaurante caminando despacio. La noche estaba fresca, y las luces navideñas seguían encendidas como si supieran que algo bonito había pasado.

🚖 Esperando bajo las luces

Después de salir del restaurante, Carlos y Hengely caminaron hasta la acera frente al local. Las luces navideñas colgaban de los árboles, y el aire fresco les acariciaba el rostro. No hacía frío, pero sí el tipo de brisa que te hace querer estar cerca de alguien.

-¿Tu mamá tarda mucho? —preguntó Carlos, metiendo las manos en los bolsillos.

-No. Ya viene en camino. Me escribió hace un rato —respondió Hengely, mirando su celular.

Se quedaron en silencio unos segundos, viendo pasar los carros, escuchando el murmullo lejano de la ciudad.

-Gracias por esta noche —dijo Hengely, rompiendo el silencio.

-No. Gracias a vos por venir. Por confiar en mí.

Hengely lo miró, con una sonrisa suave.

-Siento que te conozco más ahora.

-Y yo a vos. Y me gusta lo que estoy conociendo.

🚗 La llegada de Carolina

Un carro blanco se detuvo frente a ellos. Era el de Carolina, la madre de Hengely. Bajó la ventana y miró con curiosidad al chico que estaba al lado de su hija.

-Hola, buenas noches —dijo, con una sonrisa amable.

-Buenas noches, señora —respondió Carlos, con respeto.

Carolina miró a Hengely, luego a él.

-¿Vos sos Carlos?

-Sí, señora.

-Gracias por hacer sentir feliz a mi hija esta noche.

Carlos se sorprendió un poco, pero respondió con sinceridad.

-Fue un placer. Ella… es especial.

Carolina asintió, satisfecha con la respuesta.

-Vamos, hija. Ya es tarde.

Hengely se giró hacia Carlos. Lo miró por un segundo, como si quisiera guardar su rostro en la memoria. Luego se acercó y le dio un beso en la mejilla.

-Nos vemos —susurró.

Carlos se quedó quieto, con una sonrisa que no se le borraría en toda la noche.

🚙 Camino a casa

Ya en el carro, Carolina miró a su hija de reojo.

-¿Y? ¿Cómo te fue?

Hengely apoyó la cabeza en el vidrio, sonriendo.

-Bien. Muy bien. Me sentí… cuidada.

Carolina sonrió, sin decir nada más. A veces, las madres no necesitan preguntar demasiado para entender.

💌 La carta

Al llegar a casa, Hengely subió a su habitación, se quitó los zapatos y se sentó en la cama. Abrió su bolso y sacó la hoja doblada que Carlos le había dado.

La desdobló con cuidado, como si fuera algo frágil. La letra era un poco desordenada, pero sincera.

"No soy bueno con las palabras, pero quería que supieras esto:

Me gustás. No por cómo te vestís, ni por cómo hablás.

Me gustás porque cuando estoy con vos, no tengo que esconderme.

Porque me hacés sentir que está bien ser quien soy.

Y porque cuando te reís… siento que todo va a estar bien.

Gracias por decir que sí.

—Carlos"

Hengely cerró los ojos, abrazando la carta contra el pecho.

Y por primera vez en mucho tiempo… se sintió elegida.

📲 Grupo "Las Reinas del Drama" en llamas

Apenas Hengely se puso la pijama y se tiró en la cama, su celular vibró como si quisiera explotar. Lo desbloqueó… y ahí estaban: 30 mensajes nuevos en el grupo.

Nicole:

¡CUÉNTANOS YA!

¿Te besó? ¿Te dijo algo? ¿Te agarró la mano? ¿Te miró como en las películas?

Michelle:

¡Estoy comiéndome las uñas! ¿Dónde estás? ¿Estás viva? ¿Fue un desastre o fue mágico?

Hengely se rió, escribiendo rápido.

-Chicas… me dijo que le gusto 😭

Nicole:

¡AAAAAAAAAAAAAAAH!

Michelle:

¡ESO ES UN SÍ!

Y como si fuera poco, Hengely mandó una foto de la carta. La hoja doblada, con la letra de Carlos, y una pequeña nota al pie que decía: "No se rían de su letra, que me hizo llorar."

Nicole:

No puedo con esto. Estoy llorando. Literal.

Michelle:

¿Y ya son novios o qué?

-No sé… aún no. Pero lo decidiré después —escribió Hengely, abrazando su almohada.

💬 Un mensaje inesperado

Minutos después, mientras el grupo se calmaba, le llegó un mensaje privado.

Carlos:

¿Llegaste bien?

-Sí. Gracias por acompañarme. Y por la carta.

Carlos:

¿La leíste?

-Sí. Y la voy a guardar para siempre.

Carlos:

Me alegra. No soy bueno escribiendo, pero quería que supieras lo que siento.

-Lo supe. Y me encantó.

Hubo una pausa. Luego, otro mensaje.

Carlos:

¿Puedo pedirte algo?

-Claro.

Carlos:

¿Podemos tener otra cita? Pero esta vez… sin nervios. Solo vos y yo, hablando de lo que sea.

-Me encantaría.

Carlos:

Entonces… hasta pronto, Hengely.

-Hasta pronto, Carlos.

📞 Perspectiva de Nicole — La llamada del "culpable"

Nicole estaba en su habitación, con la caja de dulces sobre el escritorio, cuando su celular sonó. Era Alex.

Suspiró antes de contestar.

-Hola.

-Hola, mi amor —dijo él, con voz suave.

-Sigo enojada —respondió Nicole, cruzando los brazos.

-Lo sé… y tenés razón. No debí tomar vino. Me dejé llevar. Dan me sirvió y… bueno, me pasé.

-Te lo prohibí por algo, Alex Nicolás Collado —dijo ella, usando su nombre completo otra vez.

-Lo sé. Y me arrepiento. No va a volver a pasar. Te lo prometo.

Nicole se quedó en silencio unos segundos.

-Te perdono… solo por los dulces de hoy.

Alex se rió, aliviado.

-Sabía que te iban a gustar.

-Me encantaron. Los guardé como si fueran oro.

-Me alegra. Quería que tuvieras algo dulce… como vos.

Nicole sonrió, aunque no se lo dijo.

-¿Y qué me va a traer Santa Claus este año? —preguntó, cambiando el tono a uno más juguetón.

Alex se quedó pensando.

-Santa Claus… te va a traer algo que no se puede envolver.

-¿Ah, sí? ¿Y qué es?

-Un beso en la frente. Un abrazo largo. Y una promesa: que este va a ser nuestro mejor diciembre.

Nicole se quedó en silencio, con el corazón latiendo fuerte.

-Entonces… que Santa no se olvide de pasar por mi casa.

-No se va a olvidar. Ya tiene tu dirección… y mi corazón.

🌙 Cierre del capítulo — Tres estrellas antes de Navidad

Esa noche, Nicole estaba acostada con la caja de dulces en su mesa de noche, mirando el techo como si pudiera ver el rostro de Alex entre las sombras. Hengely tenía la carta de Carlos bajo la almohada, y Michelle, aunque no lo decía, también sentía que algo estaba cambiando en su corazón.

Las tres estaban conectadas por algo más que un grupo de WhatsApp.

Por algo más que risas y consejos.

Estaban unidas por la certeza de que el amor, cuando es real, se nota en los detalles.

Nicole escribió un último mensaje en el grupo.

-Mañana es Navidad. Y quiero que sea la mejor que hayamos tenido.

Michelle:

Entonces que venga con abrazos, regalos… y cero drama.

Hengely:

Y con alguien que te mire como si fueras su milagro.

Las tres se quedaron en silencio.

No por falta de palabras… sino porque el corazón ya había dicho suficiente.

La Navidad está por llegar… y con ella, todo lo que no se puede envolver.

"Fin del Capitulo 25-T2E1"

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