Ficool

Chapter 17 - Capítulo 3.14 — Silencio tras la Puerta

La grieta comenzó a abrirse sin sonido, como un tajo blanco rasgando la neblina eterna.

Zhu Xian y Yun Yun estaban juntos, sentados sobre la piedra cálida por el fuego extinguido, pero el silencio entre ellos era diferente.

No era tensión.

No era miedo.

Era el tipo de silencio que sabe contar los últimos latidos de algo precioso.

Ella supo, antes de que el resplandor apareciera, que la Puerta la había llamado.Su tiempo había terminado.

El juicio… cumplido.

Él la acompañó sin hablar.

Sus pasos resonaban con calma, pero su mirada ardía.

Habían compartido combates, silencios, carne y alma.Y ahora, sólo les quedaban palabras que ya no podían decirse.

Porque si las decían… romperían algo.

Yun Yun sentía la vida agitarse muy suavemente dentro de ella.Una chispa que apenas comenzaba a latir.

No sabía si era niña o niño.No sabía si sobreviviría.Pero sí sabía una cosa:

No podía decírselo.

Aún no.

No aquí.

No cuando él aún debía cargar con su propio camino.

Frente al umbral de luz, Zhu Xian se detuvo.Sacó un lazo de cuero oscuro, y ató en su extremo un colgante de jade verde con un loto grabado.

Lo ajustó en su muñeca con sus propias manos.

—Es una brújula —dijo.

Ella lo miró, confusa.

—¿Tiene dirección?

—No. Pero sirve para recordar que te buscaré, sin importar dónde estés.

Yun Yun bajó la mirada, tocó el colgante con dedos temblorosos.

Zhu Xian alzó su rostro, con suavidad.

—Te encontraré, Yun Yun. En cualquier rincón del Continente Dou Qi. Aunque tengas otro nombre, aunque no me recuerdes… sabré que eres tú.

Ella apretó los labios.Quería responder.Decirle todo.

Pero en su lugar, le besó la palma de la mano.

Un gesto suave, mudo, eterno.

El vórtice brillaba cada vez más fuerte.

Su tiempo se agotaba.

Zhu Xian no la detuvo.

Sabía que no debía hacerlo.

Yun Yun caminó hacia el resplandor.

Y justo antes de cruzarlo, giró una sola vez, para mirarlo una última vez.

Sus ojos decían todo lo que su voz no podía.Sus dedos rozaron su vientre, apenas… como si acariciara algo que aún no era.

Zhu Xian no notó el gesto.

Solo vio la forma en que ella desaparecía.

Y cuando la Puerta se cerró, lo único que quedó fue el eco de su presencia… y una flor blanca, brotando entre las rocas.

Una flor que no debía crecer allí.

Una flor que no quería marchitarse.

Zhu Xian se arrodilló frente a ese lugar.

Cerró los ojos.Apretó los puños.

Y en voz baja, firme, dijo al vacío:

—Donde estés… te encontraré. No importa cuántos reinos ni cuánto tiempo. Si aún respiras, Yun Yun… yo te encontraré.

El viento sopló suavemente.

Y entre la niebla… el eco de su promesa se desvaneció.

Pero dentro de ella, en algún lugar del mundo exterior, ya latía una nueva vida.

Una hija.Un lazo.

Un secreto.

Que solo el tiempo revelaría.

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