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Chapter 103 - The martial arts demon with immortal regeneration awakens in a galactic era cuckold version, part 1

En una arena intergaláctica, un demonio inmortal se enfrenta a un reto: salvar a una bella gerente humana de las garras de un alienígena depravado. Pasión y protección se entrelazan en una escena erótica que cambia el destino de ambos.

Daniel, un demonio de las artes marciales que luchaba contra otros expertos antes de ser sellado por temor a su capacidad de regeneración inmortal, se encontró en una situación sin precedentes. Fue sellado y, con el tiempo, despertó en un huevo congelado. Rodeado por un equipo de expertos alienígenas, fue sometido a un proceso de congelación por parte de estos expertos, ahora que su capacidad de regeneración estaba desactivada. Una sensación de impotencia lo invadió mientras su cuerpo se volvía rígido, incapaz de moverse ni defenderse. Cuando finalmente despertó, se encontró atrapado dentro de una cápsula transparente, suspendido en el centro de una vasta cámara.

La sala era un espectáculo de tecnología avanzada, con pantallas holográficas que mostraban imágenes de batallas y competiciones. Daniel comprendió rápidamente que lo habían llevado a una arena intergaláctica, un lugar donde civilizaciones alienígenas se reunían para competir y demostrar su superioridad. A pesar de su cautiverio, su mente aguda comenzó a urdir un plan de escape.

Con un esfuerzo sobrehumano, Daniel logró romper los sellos de la cápsula, liberándose de su prisión de cristal. Al salir, se encontró en un pasillo iluminado por luces fluorescentes, donde el sonido de gritos y aplausos resonaba en la distancia. Siguió el ruido hasta llegar a la arena principal, un enorme coliseo lleno de espectadores de diversas especies.

En el centro del ring, una joven de cabello naranja forcejeaba por liberarse de las garras de un alienígena verde, cuya piel brillante y ojos saltones la observaban con lujuria. El ser, con una prominente erección, la acosaba sin piedad, su viscoso líquido goteando sobre su rostro y cayendo en su boca. La chica, visiblemente asustada, intentó resistirse, pero su fuerza era insignificante comparada con la del alienígena. La chica de cabello naranja fingió asco, pero obedientemente devoró el miembro alienígena, disfrutándolo en silencio, ocultando su lado pervertido

Daniel, impulsado por un instinto protector y una curiosidad enfermiza, se acercó sigilosamente. Su presencia pasó desapercibida entre la multitud, demasiado absorta en el espectáculo. Mientras observaba, su mano se deslizó hasta su entrepierna y comenzó a masturbarse lentamente, excitado por la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

La chica de cabello naranja, llamada Lyra, era la líder de la delegación humana en esta competencia intergaláctica. Su papel era crucial, pero su belleza y vulnerabilidad la convertían en un blanco fácil para los alienígenas depravados. El verde, conocido por su arrogancia y su insaciable apetito sexual, la había elegido como su próxima conquista.

Daniel, con una sonrisa pícara, se acercó, con la mirada fija en el trasero de Lyra. Con un movimiento rápido, le pellizcó la nalga izquierda, haciéndola retorcerse y distrayendo al alienígena. Aprovechando el momento, Daniel se abalanzó sobre el ser verde, usando su fuerza demoníaca para inmovilizarlo. Con un golpe preciso, acabó con su vida, liberando a Lyra de su agonía.

La multitud, sorprendida por la intervención, comenzó a murmurar. Daniel no perdió tiempo y se arrodilló detrás de Lyra, levantándole la falda y dejando al descubierto su trasero. Con la lengua, trazó un camino húmedo desde la base de su columna hasta la hendidura de sus nalgas, saboreando su piel suave y cálida. Lyra, aturdida por lo sucedido, no pudo evitar gemir de placer; su cuerpo respondía a pesar de la situación.

—Gracias... ¿quién eres? —susurró Lyra con voz temblorosa.

—Alguien que aprecia la belleza y odia la injusticia —respondió Daniel, con su aliento caliente en la oreja—. Ahora, vayamos a las cámaras de la humanidad. Tengo una propuesta para ti.

Lyra, intrigada y agradecida, asintió. Juntos, se dirigieron al cuartel general de la delegación humana, donde el anciano comandante los recibió con sorpresa. Daniel, con una sonrisa enigmática, les explicó su plan.

«Lucharé por la humanidad en este ámbito», declaró. «Pero primero, necesito una demostración de... gratitud».

Lyra, comprendiendo sus intenciones, asintió con decisión. Se acercó al comandante, un hombre sabio y experimentado, y se bajó los pantalones, dejando al descubierto su intimidad. El anciano, sin dudarlo, se acercó a ella, con su erección evidente. Con movimientos lentos y pausados, comenzó a penetrarla, su pene deslizándose dentro y fuera de su húmedo coño.

Daniel, observando la escena, se acercó, percibiendo con la nariz el aroma de su excitación. Se arrodilló detrás de Lyra, inhalando profundamente el aroma de su culo siendo penetrado. Con un movimiento rápido, se unió a la escena, colocando su pene erecto en la entrada de su coño. Con una embestida firme, la penetró, sintiendo su calor envolvente.

"Eres una buena chica", le susurró Daniel al oído, con su aliento caliente sobre su piel. "A mis exnovias también les encantaba esto... Me encanta verlas complacerse con los demás".

Lyra, en pleno éxtasis, sonrió, con los ojos brillantes de placer y complicidad. El comandante, con años de experiencia, la guió con movimientos expertos, mientras Daniel la penetraba por detrás, con su pene palpitando en su interior.

"Me gusta verte disfrutar", continuó Daniel, con la voz ronca por el deseo. "Y me encanta tocarme mientras te miro... es como si fuera parte de la acción".

Lyra, con un gemido, alcanzó el clímax, temblando en sus brazos. Daniel, sintiendo sus contracciones, emitió un gruñido, llenando su semen con su coño. El comandante, con una última embestida, también alcanzó la eyaculación, mezclándose su fluido con el de Daniel.

En ese momento, la sala se llenó de posibilidades. Daniel, con una sonrisa satisfecha, se preguntó qué otros placeres y desafíos le aguardaban en esta arena intergaláctica. Lyra, con una mirada de gratitud y deseo, supo que su alianza con este demonio sería beneficiosa, pero también peligrosa y tentadora.

El futuro era incierto, pero una cosa estaba clara: la arena sería testigo de una alianza única, donde el placer y la batalla se entrelazarían en una danza de pasión y poder.

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